Hoy voy a ser distinta.
Buscaré dentro de mí,
la fuerza primigenia,
del poder femenino.
Proclamaré mi independencia emocional,
por los cuatro confines del universo.
Dejaré de adorar ídolos de papel desechable,
que se desintegran en la lluvia.
Dejaré de esperar príncipes volátiles,
que desaparecen con el viento.
Cantaré mi himno de libertad,
en el campo de mis batallas perdidas.
Me cansé de que mi felicidad sea solo
un sencillo acto reflejo,
generado por los oscilantes sentimientos
de algún hombre.
De que mi sonrisa dependa,
del voluble estado anímico de otro corazón.
De ser la pasiva actriz secundaria
y no la autora,
de mi propio drama personal.
De ser la que entrega todo,
la ingenua protagonista,
que siempre muere de amor en el último acto,
de esta tragedia,
la frágil mariposa que vuela extasiada,
alrededor de la luz,
de una impasible llama.
Hoy entraré al reino subjetivo,
de mi indefensa niña interior,
esa que, arrinconada en su casa de muñecas,
aun llora cada noche,
idealizando sus frustrados amores imposibles.
Haré un pacto con ella.
Me comprometeré:
A no permitir que las primitivas leyes del patriarcado,
pisoteen nuevamente nuestra dignidad.
A dejar de obedecer mandatos,
impuestos por misóginos tiranos.
A romper nuestras ataduras de seda fina.
A dejar de sufrir por la desesperada y estéril búsqueda
de nuestra otra mitad
y empezar a vivir desde hoy,
como un ser integral, completo, pleno, libre,
sin horarios, sin dueños,
a empezar a vivir,
como una mujer.
Lydia Isabel Arauz Buitrago.
ESTELÍ NICARAGUA.
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