1566617928 Francisco Rivera

Razones que en esta etapa pueden ser un inicio de cambio de mentalidad, de decisiones y de orientaciones para la vida...


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Púberos millennials

I.- Jose Roberto (José Rob') y sus historias...


Cierta mañana de julio, me pregunto sobre esa maravillosa planta llamada: "maíz", consumo de varias maneras y de sabrosos preparados salados, dulces, picantes y aún en bebidas locales...

¿Por qué ahora repito con insistencia esa palabra?

Sin acertar alguna pregunta, me veo sorprendido de pronto por la proyección de un punto amarillo que aparece de la nada frente a mi horizonte visual.


Empieza a crecer y a alcanzar un tono intenso.

Sin acertar qué ocurre, se vuelve dorado y se agranda de tal manera, que en su fondo ya aparece emergiendo una figura en movimiento: viene aproximándose hasta donde me encuentro.

Me parece extraña, pero a la vez empieza a revelar algo familiar.


Recuerdo lo ocurrido un día antes... cuando termino el último remanente de porciones de hojuelas de maíz industrializado, contenidas en esa caja de cartón reciclable, que se adquiere en la compra ritual, quincenal, del centro comercial de nuestros últimos tiempos, donde el clan y la Hermandad "surtimos despensa".

Pues bien, sin mayores objeciones, la figura visualizada es sin duda alguna, la de un dios mexica, pero no acierto a saber si es el dios del maíz.

Esperé a tenerlo a una distancia prudente.


Como a metro y medio de mí se detiene y se planta, suspendido en el aire, a treinta centímetros del piso.

Su presencia, con ser fuerte y noble, no me atemoriza.

Algo en él transmite serenidad y determinación y me auto dispone a escucharlo... y, en efecto, cruza sus brazos, abre el compás de sus piernas y me mira detenidamente; abre su boca y soy testigo de lo que empieza a relatar...


Y se abre un diálogo a pausas:

— ¡Sé quién eres, pero no temas, no te hago daño!

—Tengo claro que te gusta conducir los carritos de cestas metálicas para depositar las necesidades alimenticias de tu familia, en compañía de Gela, Memo y, Tina como también revisar estantes de productos que ofrece el equivalente a nuestros tianguis y que ustedes nombran como: "centro comercial" en una práctica que, en esencia, es la misma en todas las culturas que me invocan...


— ¿O, me equivoco? —, dice en su intervención inicial.

De inmediato le contesto:

— ¿Oh, sí!


— ¡Y, de acuerdo a lo que cada quince días nos permite el dios: "presupuesto-dinero-plástico"! —, agrego y ya despojado de alguna inhibición, pues su fisonomía tutelar es evidente.

Luego, el dios sonríe y separa sus brazos.

Gira ciento ochenta grados y señala a la caja semivacía de hojuelas de maíz.


Mueve la cabeza en señal de desaprobación y sin que medie palabra alguna, la aparta de nuestra vista.

Y tras ese silencio, agrega lo siguiente:

— ¡Es una manera de consumir maíz un tanto extraña!


—En mi tiempo no imaginamos esa forma de hacerlo y consumirlo; mucho menos en horarios de mañana o "desayuno" y, de "cena" por la noche, antes de dormir...—, e inmediatamente se acomoda en posición de flor de loto, sigue suspendido en el aire, sin mostrar aparente contrariedad.

Pasada esta intervención, me percato del reloj de pared que distorsiona su cronicidad al moverse en sentido contrario en minutero y segundero.

Y, de verdad, no siento encontrarme alterado ante esa muestra de regresión de tiempo.


Como advirtiendo ese detalle, el dios me solicita que lo deje hablar con extensión, pues tiene una misión qué cumplir a través mío.

Sin responderle, ni siquiera asentir, hago lo que me pide, entonces, escucho lo siguiente:

— ¡Soy el dios del maíz!


— ¡Patrón de la ebriedad y de la bebida en rituales donde se me invoca, no sólo desde el pasado, sino aún, hasta el presente...

— ¡Aún en estos tiempos en el que vives, el maíz tiene significado, no sólo para lo que ahora llaman: "México", sino para lo que está fuera de lo que han denominado: "Mesoamérica" en sus libros de texto, cuando describen el pasado nuestro, y ahora, nombran esta región hasta el confín del resto del continente llamándola: "América Latina"...! —, expresa esto con gravedad y gran autoridad.

Y, prosigue diciendo:


—En ocasiones, en determinadas circunstancias, soy un dios dual.

Poseo identidad masculina y femenina...

— ¡Y, no me consideres otra cosa, eh! —, acota esto y vuelve a guardar silencio...


Una vez expuesta su primera intervención, trato de llamar a mis hermanos (Memo, Tina y Ángela) para desengañarme y no suponer que la imaginación me juega una mala pasada o tomadura de pelo por falta de alimentación.

O, quizá, todo lo contrario.

Algo raro e inusual ocurre, porque Memo juega con Tina en el Nintendo de mis padres y Ángela sólo habla con su novio, tratando de ponerse de acuerdo para salir juntos y con cubrebocas, impidiendo todo beso de por medio, que ya hace falta a cada uno, pues la pandemia ya no se ha de ir de nuestras vidas, como de hábitos arraigados, a como lo tenemos para mal acostumbrarnos en ese hacer y volver a hacer lo mismo, tal y como se hizo el año anterior...


II.- José Roberto y su urgencia de contar a la Hermandad lo ocurrido, justo en el día de la celebración de la "toma de la Bastilla", en Francia


Me parece que grito muy fuerte a los tres, pues en ese momento mis padres se encuentran, en esta ocasión, de compras, pero no en el centro comercial, sino en el "tianguis", donde deciden optar, de modo preventivo, dejarnos en casa.

Como insisto varias veces, sin tener la más mínima contestación, me armo de valor y pregunto a dicha deidad compuesta si le nombran siempre así, pues recuerdo que también lo invocan como "Centéotl".

El dios abre aún más sus ojos y expresivo, no menos severo, contesta lo siguiente:


— ¡Sí! "Cintéotl" y "Centéotl" o "Centeocíhuatl"...

—Me invocan como la deidad del maíz...

—Y, para tu mejor conocimiento, te digo que, "Cintli" o "máiz seco aún en la mazorca" y "teótl", "deidad", se relacionan...


— ¿Estamos...? —, y hace una reverencia dirigida a su madre, la que, aún, desde mi vista, no alcanzo a ver, excepto él, quizá por ser un dios.

Luego, agrega y aún solicita que permanezca en silencio.

Yo continúo de pie, pero ahora me encuentro más relajado, y sin la tensión de uno o dos, o no sé cuantos minutos se suceden.


Es como si el tiempo está estático desde el momento en que este dios aparece en medio de la sala, flotando y sin ningún asomo de sorpresa o temor...ni desde él, ni mío...

Se mueve hacia el lado derecho y al levantar sus poderosos brazos, dice así:

—Mi madre es la diosa de la tierra llamada: "Tlazoltéotl" y mi padre es el dios solar llamado: "Piltzintecuhtli", que es, en tu conocimiento escolar, el planeta Mercurio...


—Nazco el día 1 "Xóchitl" ó 1 Flor...

—Para quienes me investigan, soy hijo de la diosa: "Xochiquetzal"...

—Me ves ahora, ante ti, como joven, con esta piel amarilla...


—Otros estudiosos me nombran en femenino, como diosa del maíz, y me denominan: "Chicomecóatl"...

—Entre los mexicas o aztecas, soy, para mis antecesores, una deidad importante...

—Como ahora observas, hay maíz en el tocado que porto, y tengo esta línea blanca bajo una ceja, la cual corre a través de la mejilla y termina bajo mi mandíbula.


Son marcas faciales sagradas...

—Se me asocia a la subsistencia y se me señala como diosa de la agricultura...

—En mi culto, a través del calendario sagrado de doscientos sesenta días llamado: "Tonalpohualli", este es usado con sentido ceremonial por una mayoría de culturas que ustedes nombran en gentilicio plural, como: "mesoamericanas"...


—También me asocian como: "Señor del Día para los días con numeral Siete y como "Cuarto Señor de la Noche"...

—Lo que tú llamas "maíz" o "Cintli" en idioma náhuatl es obtenido para la humanidad por medio de Quetzalcóatl, ese héroe legendario y sacerdote elevado a numen o dios.

Gracias a su entereza, sagacidad, valentía y generosidad, entrega a los seres humanos esta planta maravillosa.


Salvo que, ahora, esta planta nutricia de pueblos y culturas, pese a que se disfruta todavía, encuentra riesgos muy graves, desplazando, además, su trascendencia divina y cósmica...

—Este dios o "Serpiente Emplumada", es en el pasado, pero continúa siendo en el presente y lo seguirá siendo en su futuro infinito, asociado como un grupo de estrellas llamado en tu lengua "Las Pléyades"... —, y, al llegar hasta esta parte comunica la conclusión de su segunda intervención.

Se despide de mí y promete volver para encontrarnos, cuando las circunstancias le sean favorables, como las del momento en que se manifiesta de esa manera ante mi sorpresa...


De pronto, me percato que estoy en pérdida de la noción del tiempo y del espacio mientras él habla.

No siento estar en casa, y mis hermanos continúan haciendo sus asuntos, completamente ignorantes de lo que, en mi caso, ocurre y presencio.

Luego, en un ademán de silencio, el dios del maíz me revela otro secreto.


Una real preocupación divina que quizá sale de sus fuerzas de numen y me hace reflexionar y sorprende por varios aspectos, que a continuación enumero:

Primero, su gran conocimiento del pasado sin ignorar lo que ocurre en el presente y, además está: ¡Muy... y recontra... a-c-t-u-a-l-i-z-a-d-o!

Segundo, en lo revelado comenta que, pese a ser adolescentes, es necesario informarse para tomar debidas reservas, pues el maíz tiene un significado muy especial para México como también para sus habitantes.


Tercero, también para lo que llamamos en la geografía del mundo contemporáneo, como: "continente americano".

Cuarto, debemos estar mejor informados por nuestra parte respecto del maíz y principalmente, de algo que no tengo por costumbre escuchar: la existencia del maíz "criollo"...

Quinto, no debemos olvidar que el maíz tiene un significado especial dentro de las comunidades y pueblos indígenas en México, pero también en América Latina.


Sexto, debemos estar informados sobre el maíz llamado "transgénico" y aprender bien para establecer criterios de conocimiento antes que de su aceptación total.

Para eso, lo ideal es buscar información que salve toda laguna que existe en nuestras mentes, pues de esa manera podemos estar en posibilidad de establecer mejores juicios para hacerlo saber a nuestros familiares, amigos y a cuantos sea necesario comunicar.

Así lo solicita este dios, y que se haga a la brevedad.


Esto me sorprende, pues considero que no pide en ningún momento algún sacrificio ritual sangriento.

No, no es así...

Séptimo, debemos intentar conocer el problema en el que se encuentra el maíz "criollo" y compararlo con el maíz "transgénico".


Luego, establecer sus características y comparar los resultados.

En este aspecto me dice que lo que vamos a descubrir, si lo intentamos de principio a fin, no va a ser de nuestro agrado.

O lo que es lo mismo:


— ¡Hacer de tripas, corazón! —.

Octavo, debemos hacer un esfuerzo adolescente para acercarnos al problema que deja establecido el Tratado de Libre Comercio (TLC) a nuestro país, pues ése primer documento deja en claro lo que le espera al maíz ante la postura de naciones como Estados Unidos de Norteamérica y Canadá.

Si se logra ese objetivo, entonces debemos conocer lo que espera para esa planta sagrada ante el nuevo Tratado -T-MEC, donde se involucran los mismos países en nuestro presente.


Pero el problema del maíz transgénico no concluye ahí, como la pandemia.

Tendremos que vivir y convivir con sus derivaciones y problemas en nuestra salud...

Y, en la propia salud animal, la cual depende también de ese consumo, al usarlo como pienso de animales de ganado: — ¡Oh, por mis bisteces...! —.


Noveno, debemos conocer la situación que enfrenta esta planta sagrada ante empresas de peso mundial, y confieso que no tengo ni idea de Bayer y Monsanto.

Luego, analizar a cierto nivel el papel del maíz "transgénico" ante el maíz "criollo" y cuestionar si sabemos lo que ocurre cuando comemos maíz, como...

— ¡Las hojuelas que me gustan tanto!


— ¡Y, esto es tema de alimentación y salud, tanto humana como animal!

— ¡Jamás lo he imaginado! —.

Décimo, debemos empezar por informarnos respecto a qué organismos nacionales (públicos y privados) tienen información de esto y el riesgo, cierto o falso, sobre la salud de la población que consume el maíz, tal y como lo conocemos y que, quizá...


¿Comemos ahora?

¿Pero también importa saber, si pasa lo mismo con el maíz transgénico como insumo convertido en tortillas y pozole y tamales y demás?

¡Por Monsanto!


El dios "Cintéotl" reserva una sonrisa que apenas dibuja, como queriendo darme un entender posible, si he captado bien su motivo de aparición y misión personal a resolver.

Luego, tras una pausa de varios segundos, da graciosos ascensos y descensos pero sin perder su aire de gravedad y señorío, se planta nuevamente frente a mí.

Estira sus poderosos brazos y con sus pesadas manos sujeta mis hombros.


Me transmite una carga extraña: un zumbido perceptible de calor agradable que me hace interpretar que está haciendo una carga de energía incomprendida, transmitida a mi ser, a como lo hago con el cargador del móvil, cuando es necesario.

Luego, me invade una tranquilidad insospechada y por primera vez no pienso en que deba tener efectos secundarios en lo sucesivo.

Aún más, después de lo ocurrido en horas posteriores a este encuentro ya considera tomar otras y nuevas decisiones insospechadas...


Me mira fijamente...

Me pregunta, ¡Por telepatía!, si estoy dispuesto a lanzarme dentro de esta misión.

Si lo requiero, pueden auxiliarme mis hermanos siempre y cuando compartan lo que me ocurre en este intervalo de tiempo y ante su manifestación como deidad presentada ante mí...


Me dice que no me preocupe.

Está pendiente de que no ocurra nada de peligro durante esta misión.

No obstante, y estar en julio, haber experimentado la primera parte de esta pandemia incierta, y aprender a cambiar, de ahora en adelante, todo lo que hasta antes de esto no hacía en lo personal, en familia, en la escuela y con los amigos que frecuento, es un verdadero compás de espera y, a partir de este momento, mis actos próximos reclaman atención, reserva y cálculo en decisiones que han de ayudar o complican esta misión.


Me pide que no inicie la misión, si no está hecha una decisión bien pensada en mi conciencia, pues es condición indispensable para llevarla a cabo.

Me comenta que ante cada titubeo presente en mi, debo recordar las "pistas" que contiene su intervención ante mí persona.

Y desde el modo extraño como se presenta, de ese modo se desvanece del aire.


Después de esto, vuelvo a preguntarme si no sueño o si duermo mal y si el sueño de la noche anterior es muy corto, resulta interruptor o "mal dormido":

— ¡Qué sé yo...! -—.

¿O, en verdad, algo sé...?



III.- José Rob' y lo ocurrido: callar o no callar.


Desde ese momento, y luego del saque de onda, intento, tibiamente al principio, luego, con voz más fuerte y, por último, gritando a todo lo que dan mis pulmones, para convocar a la Hermandad, a la sala y a la brevedad.

En el acto se presentan, no sin alarma: Ángela y Tina, pero con Memo...

¡Vaya, la cosa, chintete!


¡Él, como siempre, a lo talegas!

¡Y a las quinientas!

¡Llega hasta nosotros con un dedo a profundidad en un orificio nasal, como buscando el momento preciso para extraer una roca lunar...!


¡Hermandad!

¡Una nueva misión! —.

Digo así e inmediatamente dejan de moverse.


Ellas, como siempre, abrazadas y con sonrisa nerviosa de:

— ¿Y, ahora, que...? —, mientras el ingeniero de minas forma una roca verde y dura para lanzarla al espacio, en su ya clásico:

— "¡Caiga, donde caiga...!" —, en tanto nuestras caras de asco cómplice nos conciertan a hacernos a un lado, y presenciamos ese meteoro lanzado con tino y fuerza que cae, eso sí, con tino, dentro de la pecera, propiedad de Tina, y en el acto, la pequeña tortuga que nada en un ir y venir, engulle rápido el objeto invasor de su territorio.


Luego, regresa a su eterno trepar sobre la superficie lisa de vidrio transparente, como cámara abierta que da cuenta de cuanto hace y deshace en su mundo, como es el caso... por querer estar en ese otro mundo externo, paralelo y diferente al de su interior.

Entonces, desde ese momento, narro cuanto me ocurre.

Espero a que sus reacciones prosperen:


— ¡Ya, de cuál fumaste! —

— ¡´Ora sí!, ¡Te la prolongaste hasta Reforma! —

¡— No marchantes! —


Y demás repertorio de ocasión, lo que permite acomodar el tamaño de su azoro al tamaño de cada quien.

Ni modo, no quiero esperar a que se les pase el gusto de celebrar la caída de la Bastilla.

En verdad, no logro entender porqué los tres se pasman y entusiasman.


A mí, por lo general, el cinco de mayo es una fecha histórica que me enorgullece a medias pues tras haber ganado la batalla de Puebla en 1862, me entristece saber que el general Ignacio Zaragoza no vivió de más por causa de la tifoidea que corta su carrera...

Bueno, las burlas de Memo, Tina y Gela, hechas en su mirar de pichón de ambas, recuerdan que, si en efecto, se gana esa lucha, la guerra no, pues a los franchutes no se impide tomar la Ciudad de México, poco después de su descalabro, lo que les da oportunidad de titiritear a la pareja del Segundo Imperio, representada por Maximiliano y Carlota, movidos los hilos, claro, por el famoso "Pepe botella": Napoleón III.

Pero, a partir de este momento, decidimos no volver a ofrecernos diferencias de tal o cual tipo, así que les digo en concreto, si le entran al asunto del maíz.


Cierto que hay titubeos míos y quieren regresar a lo que me encuentro haciendo en una permanencia solitaria y lejos de su vista.

Terminante, lo impido y llevo a cabo un dictado de razón personal para ayudar a ese dios.

Cada uno se vuelve a mirar entre sí y, en especial, entre cada una de ellas.


Espero sentado a un costado de ellos tres... y, mientras, silbo...

Tras unos dos minutos, hacen conjeturas rápidas y yo, nomás guardo silencio.

Gela dirige su mirada gatuna y sonríe a no sé donde, pero sonríe.


Eso basta para que se inicie un breve diálogo, cuando pregunto lo siguiente:

— Bro´....

¿Algo esperas de esto?


O, bien:

— ¿Qué tramas o qué te ocurre? —, dice así Gela.

Pasa a sentarse a lado mío.


Se voltea y da su consentimiento, pero alarga su "clásico":

— ¡Chismosito, eh!

¿Por qué escuchas lo que no debes, cuando hablo con Claudio, ¿Eh?


¡Menso, te quiero, y sí, estoy contigo! —, luego, me da un beso en la mejilla y pasa su brazo debajo del mío.

Ahora sumada ella, Memo y Tina sonríen uno frente a la otra.

Juntan cachete con cachete y eufóricos levantan los brazos y exclaman su ansiado:


— ¡Is-barniz-codorniz, bro´! —.

Ahora, está hecho el asunto y los cuatro colocamos manos cruzadas y sumamos el ocho de ocasión, en señal de aprobación.

Siento ese nuevo rumor sobre mis hombros y sé que el dios "Centéotl", está contento.


A su vez, preparamos unos bocadillos y a tramar la trama... la hermandad tragaldabas, vuelve a la acción...

Mientras estamos en ese refrín, la plática inicia de buen modo y mejor ambiente:

— ¡No manches, José Rob'!


¡No manches...!

¡Qué historieta te cargas...!

¡No manches! —, dice así, Tina, con extraña emoción.

En tanto que Memo, exclama:

— ¡Oye!

¡Te pasas, mano!


¡Qué pato-aventura, ni qué nada!

¡Ah bárbaro!

¡Qué ingenio, bro´!


¡Y yo, sin ser dibujante...!

¡Para ilustrar cuanto has dicho! —, e inmediatamente Gela pide a todos no apresurarse con los bocadillos:

— ¡Óra!


¡No más sin atragantarse...! —, a lo que Tina comenta:

— ¡Pato Aventura o no, el choro es bueno!

¡Bastante bueno José Ro, me late...! — e inmediatamente Memo vuelve a decir, lo siguiente:


— ¡No manches, José Rob´!

¡No manches!

¡Te distes toques de corriente alterna o qué! —, y de inmediato le contesto:


— ¡Bien saben que, no!

¡Cálmex!

¡Cálmex!


¡Verdad que ahí, donde ustedes ocupan ese espacio, aparece el punto amarillo y todo lo demás! —, y apenas dice esto último, de pronto, la hermandad guarda un silencio extraño.

Y quedan estáticos por unos segundos...

Con independencia de cada quien.


Como si se encontrasen separados y colocados en otra dimensión, pero con los pies asentados de manera firme en el piso.

Siento nuevamente la reverberación sobre mis hombros y el espacio es invadido por un intenso color dorado, mientras aprecio una tranquilidad armónica en cada uno de ellos...

Centéotl nos da el visto bueno sin presentarse, sólo deja manifestarse en la mente de ellas y de Memo, como lo cuento a continuación...

En un rápido coloquio de Hermandad pasamos a comentar muchas cosas, como las siguientes:

José Rob':

— Me pregunto qué hacer con la tecnología y el control sanitario, así como con la precaución general sobre la amenaza al maíz nuestro...


Gela:

— ¡MMM!

¡Preguntas para un Aquí...!

¡Y para un Ahora, bro...!


Memo:

— ¿De qué alimentarse...

¡E este presente...!

¡Cuando el futuro nos rebasa, luego de esta pandemia?


Tina:

— ¡Vaya!

¡Hasta este momento no soy consciente de los tipos de alimentos que llegan hasta nuestra mesa y hasta nuestras bocas y estómagos, Hermandad!

¿Ustedes...sí?


Todos, al unísono:

— ¡Noo!

¡Para nada!


José Ro:

— ¡Me pregunto si ese:

No rotundo!"-, es del conocimiento de los productores de frutas, verduras y legumbres, y, eso, en el caso de nuestro país!


Gela:

— ¿Como también de...?

¿Ls productos orgánicos y...?

¿De quienes se encargan de producirlos...?


José Ro:

— ¡Hermandad!

¡En verdad tenemos un desconocimiento de quiénes nos alimentan con tales productos en el país...!

¡Y, ahora, ya me preocupa respecto de cuánto llega hasta nosotros por vía de: centros comerciales, tiángüis o mercados públicos...!


Tina:

— ¡Y, no se nos olvide...!

¡De las nuevas franquicias a las que se ha autorizado distribuir...!

¡Hasta la casa...!


Memo:

— ¡Oh, Pizza mía!

¡Oh, botanas y chatarrerías de ésas...!

¡Que me gustan hasta el suicidio...!


Gela:

— ¡José Ro'!

¡Hermandad!

¿Se dan cuenta de la necesidad de empezar y entender las diferencias existentes entre productos agroecológicos y producciones orgánicas?


¿En verdad, debe ser necesario?

¿O qué piensan...?

¡Los escucho...!


José Ro:

— ¡Bueno!

¡Cómo tardan en hablar!

¡Miren, si relacionamos esto, que ahora comentamos con algo que suele gustarnos en familia, no todo mundo puede comprar, consumir con preferencia a como lo hacemos nosotros...!


Bueno, eso creo...

¿Estamos dispuestos por empezar a reducir el consumo de ingestas chatarras...?

¡A la que somo tan inclinados como familia y como personas...!


Memo:

— ¡Oh, Botanas mías!

¡Oh, pastelitos industrializados, que me gustan hasta el delirio...!

¿Tengo el suficiente remedio que hace falta para dejarlos ir, así nomás, a la brava...? —, e inmediatamente miramos la mesa de centro y nos dirigimos una mirada cruzada: concluir con esos "snacks" y dar borrón y cuenta nueva al asunto.


Y, de pronto, justo en ese momento se abre la puerta y aparecen nuestros padres, quienes contentos nos dicen a un mismo tiempo:

— ¡Chicos!

¿Qué creen?


¡Papá y yo vamos a preparar pozole al estilo Guerrero!

¡Listos!

¡A ver, Gela y Tina, a la cocina!


¡Memo y José Rob', a limpiar esa mesita centro y a barrer y a trapear la casa!

¡Papá y yo, vamos por algo más que hace falta!

¡Ah, se me olvida algo: toda la familia va a estar en la pozoliza, faltaba más, faltaba menos...! — , concluye mamá, y deja bolsas de mercado de manera súbita sobre la mesa del comedor.


Luego, sale con papá, de nuevo, diciendo que tarda sólo un poco más, pues han de pasar a dar un pésame a una familia conocida, llevando unas flores para una despedida de vida...

Diciendo y haciendo, Memo y yo nos disponemos para afanarnos, pero continuando nuestra plática, separando con intención de esto toda reserva con nuestros padres y con ellas, nuestras hermanas, pues mientras, hacen ya, lo que menos les gusta hacer: preparar cada elemento del pozole.

La limpieza y cocción de pollo y cerdo...


Tener listo el agregado de sardina, huevo cocido y aguacate...

Fregar loza, elaborar salsa y todo aquello requerido para la ocasión...

Es decir, divertida ocasión de comensales que se colocan en el patio interior a distancia, en tandas de servir ésa exquisita sobrevivencia mesoamericana, mezclada con elementos culinarios que le dan el "toque" criollo a tan socorrida degustación.


Cada uno de nosotros, después de llevar a cabo esa reunión de familia, decidimos concentrarnos para dejar en claro lo que debemos de tomar en cuenta.

Gela, la más centrada y la mejor en receptividad ante Memo y Tina, comenta lo siguiente:

— ¿Cuáles son los resultados alimenticios al consumir lo que la tierra produce en nuestro país, Hermandad?


Es decir, dicho esto por encima de la producción natural del mar y de todo lo que vuela...

En cierta manera, y que una y otra resulta aprovechable, sin arriesgar con exterminio cruel...

De la fauna y, claro, no me olvido tampoco de la flora... —, e inmediatamente José Rob, agrega:


— ¿Les parece bien que hoy indaguemos sobre la manera convencional de producirse frutas, verduras y legumbres?

Luego, ¿Veamos en qué consiste la producción agroecológica y lo comparemos con la producción orgánica? —, y al terminar de comentar esto, Gela y Tina asienten.

Y, también levanto mi mano, pues no queda de otra a Memo más que sumarse a la causa, pues quiere revancha con Tina, por haber ganado ella más juegos que de costumbre en el Nintendo del Clan...


En vista de que Memo le juega al "occiso", le encomendamos buscar información de lo dicho por mí parte.

No gustando mucho de esta idea, solicita apoyo con Tina, a lo que ella se suma de inmediato.

Una cuestión clave tiene por alcance, lo siguiente:


¿Somos conscientes...?

¿Del uso empleado de agrotóxicos...?

¿Y sus efectos, en la salud humana...?



IV. A la caza del dato del dato perdido... problemas e incertidumbres sin fin...


Hoy, amaneciendo y muy temprano, por cierto, todos estamos en la búsqueda de información.

Memo vuelve a cuestionarse qué hacer y cómo preguntar respecto de la tecnología sobre el control sanitario y la precaución de las autoridades alimentarias del país, al momento de introducirse frutas, verduras y legumbres provenientes del exterior.

Tina, por su parte, elabora su cuestionario de preguntas: "Para un Aquí y Para un Ahora", que aplica en otro momento, con las amigas del grupo escolar.


Gela, en cambio, prepara su cuestionario de conocidos y yo, por mi parte, preparo el formato de encuesta sencilla, pero que resulte útil para quien se deje entrevistar.

Claro, ese es un problema inicial, pues la gente percibe que se le exhibe como idiota o tonta o, al revés, muy molesta, porque cede un poco de su tiempo al idiota que entrevista o que le ayuda a hacer su tarea escolar, sin recibir algo a cambio...

— ¡XD!


¡XDito Bimbo! —, lo pienso así, al fin que nadie escucha lo que pienso, excepto, claro está, ese dios...

Resulta un primer día sin mucho rumbo...

Decidimos establecer comunicación por Cel, en caso necesario, siempre y cuando existan dudas o necesidad de precisar información.


En esa situación me encuentro camino a la biblioteca pública, cuando el punto amarillo vuelve a ser percibido por mi parte.

Esta vez ya no hay sobresalto.

Considero como: "normal" las veces sucesivas que el dios del maíz quiere comentar o preguntar algo.


Pero, al cruzar por un parque infantil, de esos que ahora llaman: "De Bolsillo", una figura pequeña, que en principio creo, es Cintéotl, resulta ser un: ¡Chaneque!...

¡O un Alushe...!

¡XD!


¿Ahora qué debe significar esto?...

La visión de esa entidad, de menos de metro con veinte centímetros de estatura, tiene color blanco.

Sonríe pero sin emitir sonido alguno.


Extrañado del asunto que lo atrae mi vista y presencia, sé que estoy ante una pequeña criatura mitológica, asociada al inframundo...

Eso me preocupa, pues como emisario de ese submundo, está ante mí un mensaje del terrible Señor del Mictlán, el todopoderoso "Mictlantecuhtli"...


¡Saz!

¡Debo andarme con cuidado, con el asunto del maíz!

Con seguridad, esta entidad sabe bien lo que trae entre neuronas, y no nada más yo, sino también... ¡La Hermandad!


¡En la torre!

¡Y, en su madre!

Al mismo tiempo, una reverberación de ondas doradas circula desde dentro de mi ser hacia afuera.


Esas concentricidades alejan un poco a la criatura, pero no se inmuta.

Aguarda a que deje de emitirse ese rumor concéntrico, yo intuyo de dónde y de quién proviene, pero guardo compostura al límite, y entonces, me atrevo a preguntar lo siguiente:

— ¿Qué onda...ése? ¿Qjais...? —, y al terminar de pronunciarlo, la criatura contesta, con una risa burlona, algo maliciosa:


— ¡MMM!

¡Aquí, nomás, tirantes dominantes!

¡Sepa tu bola...!

¿Noo? —.


Y sonríe de manera prolongada, hasta que de pronto, suelta un grito agudísimo, que casi me revienta los tímpanos de los oídos.

Empiezo a perder algo de compostura liliputiense y exclamo, airado, hacia el cielo, lo siguiente:

— ¡Oh, no!


¡Otra vez sin mis dulces!

¡Otra vez, no! —, e inmediatamente expongo, con furia y mirada más que airada... terrible, y en tono imperativo a urgir que lo atienda de manera pronta o le ha de pesar en el acto...

Pero, me contesta con mucho más coraje que el mío:


— ¡Rápido, móndrigo, rápido!

¡A mí mis dulces, eh!

¡Vamos, talegas, muévete o te convierto en mojón de conejo!


¡Pero ya-starás-jabón-de-olor, órale! —.

Y, ante esa amenaza que no sé si ha de cumplir, sólo acierto por entregarle un puñado de chiclosos blandos que traigo en una bolsa trasera, recordando que Memo los compra por bolsas de medio kilo y los esconde en un lugar del sillón de la sala.

Tengo qué salvar mi honor y reputación ante el dios del maíz, no ante este ser furioso y tal vez mandado-por-quién-sabe-por-qué-o-por-quien-resulte... pues no tengo el gusto de...


¡Montarme en mi caballo y salir de...!

¡Patas para qué las quiero... o a´í les dejo este güey...!

¡Yo merolínes y por mis bolines...!


— ¡Rápido, móndrigo, rápido!

¡A mí no me güeyees, pos ora...!

¡A ver, talegas, ´ónde crees que vas!


¡Engarróteseme a´i...!

¡Qué t´crees, tú..., órale, gallo, galleta! —, dice así y siento como que de pronto media un espacio extenso, impidiendo mi todo correr...

Y extraño que no me sofoque, pese a que casi siento que me orino, ante tamaña sorpresa, pues es algo feo ese ser: toda una creencia popular o mito:


— ¡´áiga sido, lo que ´aíga sido! —, yo me siento como flotando en el aire, sin tocar el suelo.

Entonces esa entidad blanca, perceptible a mis sentidos, no lo es para los transeúntes que van camino a la biblioteca pública, o bien, salen de ésta.

Como por arte de magia, vuelvo en mis cabales y ese pequeño ser me comunica que es enviado por el dios del maíz, pues quiere asegurarse de que estoy en lo solicitado.


Cuando me comunica eso, siento menos aprehensión y suavizo mi gesto de enojo, pasmo, incertidumbre y no sé cuántas cosas más.

Luego, le pregunto:

— ¿Eres entidad blanca, no es cierto?


¿Eres un dueño de la casa, verdad...?

¡Entonces, por qué te manifiestas ante mí?

¿Y, la gente no te ve en este momento? —, digo así, mientras trato de tomar aire y atemperar un calor denso que se regula poco a poco en todo el cuerpo.

La entidad habla de nuevo, y dice así:

— ¡MMM

¡Mira, no te repetiré a cada rato las cosas, eh!

¡Cintéotl me envía para que des velocidad al asunto, antes de que las entidades negras hagan de las suyas!


¿Qué, no sabes que a todos ellos poco les importa el asunto del maíz y el esfuerzo que deberás hacer para que más gente conozca el peligro de perder esa planta sagrada, que con tanto sacrificio entrega Quetzalcóatl a la humanidad? —.

Y escuchando esto, me quedo...

¡De a Séis! y vuelvo a decirle, ya con más valor, lo siguiente:


— ¿O, sea, que, el dios del maíz no se anda entre las ramas, no es cierto?

¿Por qué me escogió a mí y no a otro?

¿O qué, soy su puerquito? —, expreso todo esto, pero con algo de coraje y cierta indignación.


— ¡A ver, a ver... Zoquetín...!

¡Charritos, nomás sin faltar al respeto a Cintéotl, eh! —, y me ataja en corto.

Me mira serio y requiere colaboración, porque de lo contrario, ninguno de nosotros sale bien librado en esta misión.


Por consecuencia, ni la Hermandad...

¡Y, ahí sí que siento calambres en los alambres...!

Tras declarar esto, hago un esfuerzo y le exijo que me aclare unas cuantas cosas, como las siguientes:


— ¿Eres entidad blanca, no es cierto?

¿Eres un dueño de la casa?

¿Verdad?


¡Entonces, por qué te manifiestas ante mí, y la gente no te ve en este momento, aquí, flotando, nomás flotando...? —, y al instante, pone sus ojos en blanco y se da tremendo manotazo en la frente, irritado hasta el ochenta, pero hace un gran esfuerzo, toma aire de más y dice lo siguiente:

— ¡´Tá bien!

¡Sí, soy una entidad blanca, positiva, buena: estamos!


¡Sí, soy un dueño de la casa, de acuerdo!

¡Entonces, ya ves, me manifiesto hasta títeres como tú comprendes Méndez, por encargo de este gran dios!

¡Sé me encomienda auxiliarte en lo sucesivo, pues tu misión presenta una que otra bronca cabronca!


¿Estamos? —, dice todo esto a modo de advertencia.

Luego agrega:

— ¡Espera, algo más debo aclararte, zoquete...!

Debes de saber que soy un cuidador de montes y de fauna silvestre que, por desgracia, en tu tiempo se continúa depredando, exterminando y ahuyentando de lo que eran parajes silvestres mucho antes, pero mucho antes, pues estos lugares, hora urbanos y de la Ciudad de México, es desde donde nosotros nos "manifestamos"...

Y, aun cuando la gente común no nos percibe por lo general...

¡Sólo una que otra persona que posea ese don de vernos, nos respetan y no se entrometen donde no se les llama...!


¿Así, o más clarínes mandarines, amiguito? —.

Al escucharlo, puedo apreciar su fisonomía, pues su aspecto de niño travieso, impredecible, de poco fiar, es un ser dado al engañar y esconder cosas y ser, con todo, extremadamente chocarrero...

Y, me inquieta algo.


Tras esa declaración, me quedo más tranquilo y mi convicción en vez de disminuir, aumenta.

Le pido que me haga saber cuándo o dónde encontrarlo.

Pero me contesta que es al contrario de lo recién dicho, así, y ante mí...


Y, sin que la gente lo advierta, hace una graciosa reverencia y se despide de momento, entonces escucho un aullido de perro al que se asemeja cuando alguien le jala la cola, nada más por haber pasado a un lado mío, pese a que ese animal lo manifiesta en términos de espanto y ahora ya no dudó por un instante, y entiendo el porqué de esa actitud en ése cánido vulgaris...



V. Cintéotl, Chaneque y Hermandad (parte primera) y saga no concluida...


Cuando comunico a la Hermandad lo que me acontece, no se arredran.

Al contrario, sumamos por segunda vez el ocho e intercambiamos información, pues ahora, para bien, para mal o para peor, el aliado Chaneque está orbitando en proximidad para acelerar la misión.

Queda en claro que no les resulta muy creíble que el aumento de cosechas combata el hambre en general en todo el pueblo mexicano.


Tampoco, que los campesinos dejen de ser pobres y resignados a mejor suerte.

Es fundado el problema de distribución del agua en todas partes y sí, en efecto, la sequía se acentúa por las condiciones del cambio climático, no sólo en el país, sino en el mundo.

A su vez, no tenemos posibilidad de constatar por nuestra parte, que los alimentos transgénicos ya cuentan con vitaminas y minerales integrados, pues no somos agro biólogos o lo parecido para demostrarlo desde condiciones de laboratorio.


Sí, la preocupación de Centéotl y nuestra coincidencia está ahora en las condiciones de transgenicidad en plantas comestibles de consumo humano y aún animal.

Queda demostrado que la ciencia, con apoyo extremo de la tecnología asociada a la biología, ya sobrepasa ciertos límites de la naturaleza, sin que hasta ahora haya una claridad objetiva de, hasta dónde es bueno y/o hasta dónde es malo consumir derivados genéticos o biotecnológicos.

De cara al futuro inminente, hacia el 2050, es decir, a corto plazo, en una próxima generación de los siguientes treinta años, los productos del maíz transgénico en México van a afrontar y abatir a las variedades del Teocintle nativo, por intereses empresariales externos y aún nacionales, esto deriva en interrogantes de este tipo, entre nosotros:


¿Quién va a responder por esto?

¿Hoy, tibiamente, la solución del campo mexicano compete a los mexicanos, sin excepción?

¿Debemos dejar en manos y pases negativos de Chaneques negros, para que hagan cundir desinformación y debate fuera del conocimiento del pueblo consumidor?


¿Pero, acaso, también de los medios de comunicación que ahora conocemos y usamos en la vida cotidiana?

Alimentación precaria y canasta básica insuficiente, como el salario mínimo.

Como las condiciones de salud humana ante la manipulación genética de frutas, verduras y legumbres y desplazamiento de productos del campo ante intermediarios, ha sido puesta en marcha por esa legión de Chaneques negros.


Están a favor de llevar a cabo la primera maduración del tomate obtenido por manipulación biotecnológica.

Ante esta le sigue el algodón, resistente contra insectos y ahora, con el maíz transgénico genéticamente modificado, alterando genes de organismos ajenos a su especie nativa.

Creado en condiciones de laboratorio, con el fin de hacerlo más resistente ante insectos y con mayor tolerancia a herbicidas e incluso extendiendo un producto de alta toxicidad en el combate a plagas con mayores cantidades de herbicidas y adquiriendo resistencia a tal grado que la planta no muere.


En esa lucha desventajosa, Centéotl y la Hermandad junto con Chaneque blanco, se aprestan a resguardar al maíz dada su trascendencia divina y cósmica.

México es el principal productor de maíz blanco a nivel mundial.

No existe compatibilidad alguna entre el primero y el maíz transgénico.


El primero es producido por manos campesinas, herederas de prácticas agrícolas ancestrales.

Su obtención, tras una larga domesticación y cruces naturales alcanzan finalidades alimenticias para todos los seres humanos de todas las edades, culturas, condiciones de sexo y de creencias mágico religiosas y nutricionales.

El segundo se utiliza para alimentación de animales de ganado.


No resulta opcional para generar agrocombustible y no se desea que el pueblo mexicano desarraigue el consumo de tortilla y vuelva a generar crisis y desabasto, como ya ocurre casi al terminar la primera década del presente siglo.

Los esfuerzos de este grupo de lucha en favor del maíz blanco y del respeto al dios tutelar, Centéotl ahora, se orienta a no perder este cultivo, pues durante mucho tiempo se ha adaptado a diversidad de suelos, climas y humedades.

La lucha contra los Chaneques negros representa, para la Hermandad, evitar que las plantas de maíz blanco crezcan con deformaciones, aceleren su extinción en asociación con la propia de insectos benéficos para plantas que deben cubrir funciones de polinización natural.


A su vez, toda manipulación inducida con fines empresariales de enriquecimiento excesivo, sin compartir beneficios hacia las comunidades y pueblos indígenas, como productoras campesinas, resultan atentatorias contra la producción de genes que pueden terminar, de una vez y para siempre, destruyendo este maíz blanco.

Y ya no se permita obtener de manera natural, pues la polinización del maíz transgénico pone en riesgo la contaminación del maíz blanco.

Esta lucha, además, va también dirigida contra empresas de carácter transnacional, interesadas en lo particular, apoderarse del maíz blanco, patrimonio de los mexicanos e incluso del interés de patentar los genes introducidos con propósitos de privatizarlo.


En términos de consumo humano, los riesgos a la salud pueden generar la presencia de alergias, pues la respuesta del cuerpo humano al enfrentar nuevas proteínas, que el sistema inmunológico no reconoce, como es el caso de las esporas bacterianas y sus secuelas, son, sin duda alguna, graves e impredecibles para la vida en términos de calidad de sanidad de mexicanos vivos en esto, y en los inmediatos y posteriores momentos de desarrollo del país y sus habitantes.

En términos de biodiversidad, el maíz blanco es una especie que presenta polinización cruzada, donde el polen, transportado por acción del viento, pone en riesgo potencial la contaminación del maíz nativo, y al contaminarse, puede dar lugar a que existan alteraciones en el crecimiento de esta planta.

Su origen, como "teocintle" se encuentra en cultivos arraigados localmente: en partes altas de la Ciudad de México...


En el Estado de México, Jalisco, Puebla...

Chiapas, Michoacán, Veracruz, Guerrero...

Guanajuato, Tamaulipas y Zacatecas...


¿Qué ha de ocurrir entonces...?

Esta lucha se prepara para dar respuesta, en tanto, amigos lectores, vale la pena difundir acciones a partir de uno mismo y no dejar todo en manos de la Hermandad o de las travesuras del Chaneque blanco.

Aún más, Centéotl libra dura batalla contra la Hermandad Chaneque negra, también en su mundo, donde magia, mito, religión y nuevo sincretismo de la postmodernidad nos confronta con silencios al respecto:


¿Qué tanto sabemos todos, sobre los pasos dados por las compañías trasnacionales en nuestro país?

¿En verdad, será importante conocer lo que quedó plasmado en el Tratado de Libre Comercio, ahora modificado, hasta dónde y en qué forma, y nombrado Tratado México-Estados Unidos de Norteamérica-Canadá (T-MEC) en esta parte del siglo que ahora corre?

Parafraseando al "Oso" Hite del extinto grupo de blues: "Canned Heat", al terminar sus intervenciones musicales, solía decir:


Don´t Forget the Boogie; Don´t Forget the Boogie...!", ahora nos atrevemos decir, en idiosincrasia culinaria, cultural alimenticia, histórica y demás, lo siguiente:

No olvidemos el maíz blanco...!

¡No olvidemos el maíz sagrado...!"


¿Continuaremos...?

18 июля 2020 г. 22:50 4 Отчет Добавить Подписаться
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Продолжение следует…

Об авторе

Francisco Rivera Escritor activo en varios géneros que desea dar a conocer su producción y llegar a público masivo monetizando en debida oportunidad sus creaciones propias, con apoyo de Inkspired.com/es

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José Mazzaro José Mazzaro
Un abrazo!

Roberto R. Roberto R.
Interesante!

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