Las personas no deberían irse a dormir después de ver el noticiero. Estrés, insomnio, ansiedad y asaltos nocturnos al refrigerador son la consecuencia de hacerlo. Y sin embargo, para muchos es costumbre.
Eso era justo lo que hacía ahora Clara, por ejemplo, que estaba sentada en su sillón verde musgo, con los pies sobre su pequeña mesa ratona, ocupando todo el espacio de su pequeña sala-comedor, viendo como el odio, la destrucción y las catástrofes se apoderan del mundo desde su
televisor a tubo.
—Esto es horrible—dijo con una mano en la panza de su gata tricolor, Maya, activando el superpoder de ronroneo de la felina —. Cerebro superdesarrollado y destruimos un hermoso mundo.
—Miau…—respondió la gata. Algo que Clara interpretó como un «tenés razón, la raza humana nos va a condenar a todos».
—¿Sabés qué? El mundo estaría mejor dominado por los gatos. Alguien debería hacer algo al respecto.
La gata levantó la cabeza clavando los faros amarillos y suplicantes en Clara.
Ella siempre fue así. Siendo una niña introvertida y con pocos amigos, encontró que era más fácil interactuar con los animales que con otros seres humanos. Fantaseaba con ser alguna especie de Dra. Dolitlle, con un poder telepático proyectado hacia el resto de las especies.
Cuando era realmente pequeña, de verdad creía poder comunicarse con los animales. Pero la adultez le llegó y tales suposiciones acabaron como producto de su imaginación y falta de interacción social.
¡Mirá si su madre no se habrá preocupado en algún momento! Ver a su hija acercarse a un gato o un perro cualquiera, incluso cuando no faltaban niños con quien jugar a su alrededor, y mantener conversaciones con ellos.
Lo peor era que muchas veces, ni le hacía falta hacer nada. Los mismos animales se le acercaban solos. El resultado: un año entero sufriendo en la sala de una psicóloga para que, al final, le dijeran que simplemente era una niña con una imaginación muy activa.
Pero esa pequeña manía no se la sacó nunca y, a sus veintisiete años, seguía conversando con su gata.
—Más fácil dicho que hecho, Maya. —Subió el volumen del televisor, tomó su plato vacío y se acomodó en la bacha para lavarlo—. ¿Te imaginás lo que haría falta? Primero, habría que destruir toda la tecnología actual. Nada de wifi ni teléfonos. Adiós a todo tipo de avance tecnológico. ¡Puff! —Hizo un gesto explosivo con la mano—. No más computadoras de ningún tipo. Habría que llevar a todo el mundo de nuevo a la época de las cavernas… Y tendría que ser algo que causara tal tipo de destrucción que sea imposible de reparar. —Maya se frotaba entre las piernas de Clara mientras la alentaba a seguir pensando con su potente ronroneo —. Eso llevaría a un verdadero caos. En un par de horas comenzaría la destrucción entre los humanos.
—Mrrrr.
—¡Awww, gracias! Yo sé que vos me salvarías. ¿Pero te parece que valdría la pena ver como el resto de las personas se destruyen unos a otros?
—Mra…
—Verdad. Lo primero que harían sería intentar aprovecharse de los demás, engañarlos para robar, abusar o váyase a saber qué más. La humanidad es corrupta y destructiva. La mayoría quizás ni valga la pena salvar.
—Miau.
—Bueno, si la idea es que los gatos dominen el mundo, lo siguiente sería encontrar la forma de que tengan el poder para hacerlo. O sea, los humanos básicamente lo consiguieron por tener pulgares opuestos, después pudimos desarrollar sistemas de comunicación y ser capaces de crear y mejorar diferentes tipos de tecnologías.
—Mrrr. —Maya se sentó junto a los pies de Clara.
—¡No podría usar a Gustavo para algo así! Sí, sé que es superinteligente, ¿pero pedirle que diseñe conmigo una máquina para crear el caos inicial, mientras acelera la evolución de los felinos? ¿No será mucho Maya? Además haría falta una fuente de energía tremenda.
—¡Miau! —Maya clavó sus uñas en el pantalón de Clara.
—¡Auch! —Clara se frotó la pierna — ¡Y no! No tiene nada que ver con el hecho de que Gustavo me parezca lindo. Simplemente es una locura, Maya.
«En otras noticias, —se escuchaba desde el televisor— la estrella Betelgeuse podría estar a punto de morir, según un informe de la Nasa». Clara se secó las manos con el repasador y volvió al televisor. «Los científicos afirman que esto no representa ningún peligro real para La Tierra, pero la radiación que nos llegue de esta supergigante roja, podría afectar los sistemas de comunicación en todo el mundo por varios días».
—Bueno, tal vez sea hora de pasar la dominación mundial a otra especie.
Спасибо за чтение!
Una historia con un concepto muy interesante. ¿Qué pasaría si los gatos dominasen el mundo? La respuesta se encuentra en esta novela. Buena narración. Buena historia. ¡Recomendado!
La narración es muy buena,te mete en la historia. La trama,si bien a simple vista puede parecer rebuscada, realmente me parece muy interesante. Todo eso en conjunto te enganchan a seguir leyendo. Muy bueno.
Buen capítulo,es un poco surrealista que realmente estén haciendo un plan para que los gatos dominen el mundo,pero las historias de ficción no necesitan tener lógica. Lo que si se queda un poco atrás es la cronología,que no la entendí muy bien. De resto está bien,lo único que espero es que en el tercer y actualmente ultimo capítulo se resuelva el tema de la relación de clara y Gustavo.
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