Ella era fuego, candente como la lava del volcán, quemaba con solo rozarte, pero te curaba con su mirada tibia y llena de amor, te arropaba con sus brazos y desaparecía todo el dolor. El era hielo, tan frío como la nieve, mientras más tiempo lo tocas, más arde cada partícula de tu cuerpo, pero en cuanto te sonríe, te cubre en un manto de ternura, sintiéndose tan acogedor como en casa. Ambos eran la mejor combinación de polos opuestos, cada uno el complemento del otro, así eran calor y frio.

Él la miró, ella lo vio, fuego contra mar, luz contra oscuridad. Pero fue en ese instante, ese único y mágico instante, que todas las canciones, historias y poemas de amor cobraron sentido. Todo cobró sentido...

Una vez me preguntaste porque aun yo te buscaba, la contestación para mi era simple. Sin importar que seamos dos polos opuestos yo te miro y pienso que me haces sentir cosas que jámas he sentido con nadie. Por eso se me ha hecho imposible mirar a otra persona. Justamente por como te miro a ti. Para que quiero a alguien que se paresca a mi cuando puedo tener a alguien que me enseñe cosas que yo no sabia. En ti veo cualidades que no logro ver en nadie más, es como hablar conmigo misma de ti.

El odio no es lo opuesto al amor, no puede serlo, veamos... No puedes odiar lo que nunca amaste, de modo que el opuesto de lo que llaman amor es indiferencia, y duele porque es un nocaut al ego. El odio es la cara anversa, oscura y a veces retorcida de lo alguna vez fue amor, un ente amorfo que corrompió todo.

Y al romperse el cristal del tiempo se encontraron frente a frente, mirándose fijamente. Entonces el hielo comenzó a derretirse y el fuego empezó a apagarse. "La virtud está en el término medio entre dos extremos". (Aristóteles)

Creo que una de las peores tragedias de la vida es cuando te encuentras con alguien que quieres y que te quiere, pero tienen diferentes maneras de querer y demostrar amor, hasta que se alejan pensando que no se querían, cuando en realidad sí lo hacían.