Decís estar ahí para mí, pero ¿dónde estás ahora que estoy sola? Decís hacer lo mejor por mí, pero me has quitado todo lo que más amaba. Decís ser justo, pero de las millones de personas que caminan impunes de sus actos despiadados, me elegiste a mí, que sólo trato de vivir el día a día como puedo. ¿A cuántas personas más les prometiste acompañarlos? ¿Cómo creer en vos, si desapareces luego de romperme a pedazos?

—Olvidemos los dolores, las angustias y las presiones que tenemos en el pecho...olvidemos porque de alguna manera es mejor que vivir con el recuerdo. —No puedes solo olvidar lo que te lastima, debes de vivir con esos recuerdos aunque te destrocen. —Es porque estoy destrozado que quiero olvidar, a veces la superación nunca sucede y eso está bien. —Ya veo... tú manera de sobrevivir es olvidar la herida, olvidar lo herido que estás, olvidar...simplemente olvidar.

Despertar un día después de haber corrido un mundo y ver que no haz llegado. Es triste levantarse y curar una herida cuando te has quitado la venda de los ojos. Revivir esos momentos y darte contra esa pared una y otra vez que no te permitía ver. Sólo sabes que existes y que debes hacer algo por ello. Cuando ni te imaginaste tan siquiera, que hiba a doler tanto y cuando olvidar no se consigue. Vez todo extraño y a la misma vez no entiendes nada, todo fue un engaño.

"La Herida no se cierra...... solamente nos adaptamos al Dolor"

Intentas complacerla de todos los modos, pero no te das cuenta que aunque le des un anillo, nunca vas a poder terminarla de complacerla porque ella sigue con heridas muy profundas del pasado.

Como cuesta dejar ir a esa persona que te lastimó y que puso tus sentimientos en segundo plano, a pesar de que diste todo por amarla. Es un proceso difícil. Te preguntás que hiciste mal, llorás, buscás su atención de alguna forma, te inunda la bronca y la angustia. Hasta que finalmente soltás y ya no es más tristeza, sino felicidad y tranquilidad, la que abunda en tu interior. Y ahí es cuando te preguntás, ¿realmente valió la pena todo ese dolor?

¿Hay, realmente algo que haga más daño que las armas? Sí, todos lo sabemos, todos lo olvidamos. Las palabras... Y peor aún, los silencios.

Tal vez no era el amor de tu vida, pero te quise ayudar para que veas el amor de otra forma, tal vez solo fui la chica del proceso, me pregunte tantas veces si era necesario despertarse dos horas antes para arreglarse o estar una hora viendo que ropa ponerme, pensé que no era lo suficientemente bonita para ti, tal vez yo solo era una chica con demasiadas grietas intentando ser amada

¿A qué tanto le temes? Recuerdo que preguntaste. Nunca respondí. Ahora sé a qué le temo. Miedo, a olvidar cada bello recuerdo que tuve contigo. Miedo, a no recordar lo que llegué a sentir por ti. Miedo, a lastimarte a pesar de que yo esté más herida que tú. Pero a lo que más le temo, es a seguir confundiendo el dolor con felicidad, el llanto con alegría, a no saber soltarte con amor...

Estoy muy seguro de que yo le hago honor a mi apellido, porque yo soy ese último Guerrero en pie cuando la batalla se ha terminado y todos han muerto; mi victoria se debe a que el Jinete Negro no logró acabar conmigo, ni una gota de mi sangre derramó. Y es que con toda la mierda que me ha lanzado la vida, sigo aquí, sin rendirme, sin caerme de mi caballo y con la espada más afilada en la mano para acabar con el que me quiera lastimar, porque sí, yo soy ese último Guerrero. David Blum Guerrero

Hay heridas que duelen, unas que no tanto y otras que surgen en buenos momentos. Una herida no es exactamente un raspón, una quemadura o un corte, es también un dolor en el pecho, el sentimiento de impotencia o en otros casos el sentirse incompleto. Hay heridas que son provocadas, otras que son un accidente,la pérdida de alguien es una herida,el sentir que no tienes nada es una herida, existen muchos tipos de heridas. Por eso es que algunas sanan y otras simplemente siguen y siguen sangrando.

Para cuándo la razón entiende lo sucedido.. las heridas en el corazón ya son demasiado profundas

Que duro dejar que el alma vuele allí donde quiere estar y que las heridas no la sigan.

Mis recuerdos tienen fragancias, colores y sabores. Una fragancia de un perfume que solía usar mi madre vino a mis fosas nasales y no pude más que ocultarme, mis lágrimas salieron involuntarias, no mi madre no ha muerto, no mi madre no me abandonó aún sigo teniendo una buena relación con ella. Yo usaba su perfume cuando me destrozaron la vida y cuando pienso que ya lo he superado, la vida me da señales que no, aún no, es una herida abierta pese a los años.

La vida es dolorosa. Caminamos con los pies descalzos por un sendero lleno de espinas y agujas. Nos consuela la promesa de que algún día encontrarás las felicidad o el amor. Pero cuando llegas al final del camino, herido y magullado, te das cuenta que fuiste estafado. Nada, al final, valió todo el dolor, las lágrimas, los golpes y las heridas.

Entendí que ya era nuestro fin, entendí que teníamos que curar más heridas, entendí que ya lo que esta roto no puedes volver a arreglarlo, entendí que amar no puede suponer el permitir que seamos dependientes de una persona a nivel emocional.

Podía escuchar aquellas frases hirientes dichas en el pasado, las arrastraba en mi subconsciente, convertiendose en pequeñas voces, recordatorios contantes de aquello que odiaba de mi. ¿Odiaba algo de mi? o en realidad; ¿odiaba aquellas sentencias y conceptos pronunciados que mi mente había catalogado como verdad? Algunas palabras pueden llenar de esperanza, por el contrario otras pueden cortar, herir, dañar, llegando a apagar la luz de otras almas. Tenemos el poder de eligir que hacer con ellas

Era un ciclo interminable. Personas que lastimaban sin cesar, dejando un rastro de dolor a su paso. Pero lo curioso era que su arrepentimiento siempre los perseguía, como una sombra incansable. Volvían una y otra vez, con el corazón en la mano, pidiendo perdón una vez más. Y así, se convertían en expertos en el arte de la disculpa, pero incapaces de romper el ciclo de heridas y lamentos. El perdón se convertía en su única esperanza, pero ¿hasta cuándo duraría este juego de daño y remordimiento?.

¿Si les digo que me llamo Amber adivinarían cuál es mi color? Exacto. El amarillo. Un color que inspira alegría, originalidad e inteligencia. Tengo muchas virtudes al igual que defectos, inseguridad, miedos. Pero siempre trato de sobrellevar todas esas emociones que se mezclan en mi alma. Puedo curar las heridas de todos ignorando las mías propias y quiero que todos a mi alrededor sean felices a pesar de que yo suelte lágrimas de oro. Mis ojos color ámbar y mi alma color amarillo

No pueden pretender que regrese a él como si no me hubiese roto el corazón y pulverizado el alma, no pueden pretender que finja que ya no duele porque lo hace, aún lo hace, la herida aún sangra y el alma aún se alimenta quejica desgarrada, aún se lamenta y lame sus heridas desde la penumbra de su aislamiento, aún llora amargada por haberse dejado conocer, entonces no, no puedo pretender que estoy bien, cuando todo lo que quiero hacer, es arrancarme las entrañas.

Todavía no sano esas malditas heridas que dejaste marcadas en trauma cefálico y te juro que te odio tanto, tanto... Tanto que te deseo lo mejor y que te vaya bien, tan bien que nunca odies a nadie como yo te odio a ti.

Si te dejo que te acerques a mí y conozcas mí locura innetendible me lastimaras, y mí reacción será duplicar tú puñal... entonces terminaremos heridos los dos...

Me enseñaste a caminar para luego dejarme descalza, para perderte y perderme en medio de la oscuridad de la noche. Me obligaste a utilizar otros zapatos distintos a los tuyos, dónde mis pisadas se congelaban en tu frío corazón. Me soltaste sin saber cómo era la caída, si a doscientos metros de altitud o a tres centímetros de tu herida.

Te deje ver mi alma demasiado pronto, no es así? Acaso viste con aquellos bellos ojos tuyos mi necesidad de amor? O fueron mis heridas las que te dieron el derecho de clavar tu puñal? tal vez dejé a merced de tu voluntad mi vulnerabilidad y no fui consiente de ello hasta que vi mi corazón desangrándose en tus manos, Quizás ha sido culpa mía el que pudieras lastimarme y hacerle más heridas a mi alma.

Lo más triste en este mundo es querer a alguien que antes te quería a ti. Los amores no correspondidos, siempre causaran heridas muy profundas, que a pesar del tiempo no llegan a sanar completamente...