Imponente, salvaje, mortalmente irreverente, se alza la luna indecente sobre el cielo nocturno junto a su legión de estrellas fugaces, poderosa, inalcanzable se deja ver ante sus sirvientes y más fieles amantes, provocativa seduce con su luz de plata a los pobres de espíritu y débil de voluntades, majestuosa e intocable observa desde su trono al ser que se hace llamar humano pero que se cree Dios encarnado,

Imponente, salvaje, mortalmente irreverente, se alza la luna indecente sobre el cielo nocturno junto a su legión de estrellas fugaces, poderosa, inalcanzable se deja ver ante sus sirvientes y más fieles amantes, provocativa seduce con su luz de plata a los pobres de espíritu y débil de voluntades, majestuosa e intocable observa desde su trono al ser que se hace llamar humano pero que se cree Dios encarnado,

Quizá; cuando el impetuoso oleaje sucumba al pasmoso anochecer o cuando el astro mayor que despunta sobre el alba, arrebate sin clemencia el renacimiento de un nuevo crepúsculo que inmarcesiblemente fallece para dar paso a un trascendente arte... quizás allí, comprendas que el amor, no comprende de metáforas; es una fuerza que doblega hasta la más ferrea de las voluntades, el motivo de batallas interminables, por lo tanto amado mío, ésta será la razón por la cual te amaré en mis mil eternidades.

──Crees que quiero lidiar con toda ésta mierda que llevo dentro? Acaso piensas que te dejaré amarme con el alma tan rota como la tengo? ... Por supuesto que no, no puedo darte amor si todo lo que llevo dentro es caos y destrucción, y no, no te atrevas a intentar hacerme cambiar de opinión, no puedo ofrecerte algo que no tengo, ni siquiera puedo con el peso de mi mundo, como puedo arrastrarte a este infierno del que, nisiquiera yo he podido salir...

─Ojalá pudiera confesarte en palabras simples el caos que genera una de tus traviesas sonrisas dentro de mí, mis cimientos se tambalean con una de tus miradas y mis entrañas, se atestan de mariposas que inquietas aletean ante tu cercanía; pero ello no bastaría para describir a plenitud el como mi corazón eligió amarte en esta vida y todas las venideras.

Te deje ver mi alma demasiado pronto, no es así? Acaso viste con aquellos bellos ojos tuyos mi necesidad de amor? O fueron mis heridas las que te dieron el derecho de clavar tu puñal? tal vez dejé a merced de tu voluntad mi vulnerabilidad y no fui consiente de ello hasta que vi mi corazón desangrándose en tus manos, Quizás ha sido culpa mía el que pudieras lastimarme y hacerle más heridas a mi alma.