El bosque florecía a su paso. Ahí donde reposaba para soñar, amanecía un árbol con una fruta imposible o el nido de algún ave de colores nunca antes vistos. Era alto como un sauce y firme como una montaña y en sus venas corría sangre verde como el musgo. Sabía la cantidad exacta de hormigas que marchaban en sus dominios y el día en que los venados nacerían. Por eso fue tan amargo su llanto y tan profunda su pena cuando los primeros hombres llegaron.
#EsperandoElMicroMes #druida #naturaleza