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La Oración del Silencio.

Estar entre el desesperante silencio de la noche no es, sino en menor medida, tan solo una pequeña prueba de que el ruido también ha dejado de ser un consuelo.


Mirar a la muchedumbre y no hallar más que todo aquello de lo que se reniega. Carentes de valor y cargando con la pesadez de su espíritu, tan ligero, paradójico, como amar sólo aquello que también puedes odiar.


Los ojos de los esperanzados han dejado de brillar, ahora arden, como la llama agresiva de un incendio incontenible, de aquél que ha de consumir las conciencias de quienes perdieron la cordura a causa de su necedad.


Estar aquí, lamentando no poder dormir con tranquilidad, no es nada, salvo en algunos casos, que un irreversible deseo de no contemplar ningún amanecer más. Ya la luz del día me ha cansado, y el misterio de la noche tampoco me es grato.


Cuanto deseo tengo de ser eterno, pero lo eterno perece, precisamente por no saber cuál será su destino. No hay fin en la eternidad, como tampoco hay desgracia en el ignorante. Hay angustia en lo que es infinito, como hay desdicha en quienes son verdaderos sabios.

23 июля 2019 г. 22:25 0 Отчет Добавить 0
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