El tiempo se detuvo. Instantes después, el tiempo comenzó a retroceder. Primero parecía en cámara lenta, después acelerado. Volví a despertar en mi departamento, en la mañana del doce de diciembre… otra vez.

El charco de sangre reflejaba la luz que venía de una lámpara. Sentía el corazón dando martillazos, aunque estuviera apagándose su fuerza. Hacía frío. Me miraba directo a los ojos mientras caminaba hacia atrás, regresando a su vehículo. El presagio. Por seguir aquél señuelo, por permitir que me distrajera, no me fijé en lo que debería.

El tiempo se detuvo. Instantes después, el tiempo comenzó a retroceder. Primero parecía en cámara lenta, después acelerado. Volví a despertar en mi departamento, en la mañana del doce de diciembre… otra vez.