Miha Seguir história

Él se encuentra en una habitación vieja. Esta solo, solo se escucha— a través de las viejas y destruidas paredes— el ruido de las pequeñas gotas de agua cayendo. Una por una, marcando el ritmo de esta triste escena.

Miha no parece verte, cubierto de ropas sucias y un poco rotas, notas que es joven, casi un niño. Sus mejillas se encuentran manchadas con pequeños puntos rojizos, sus manos están temblando, crees que tiene miedo.

Aún no logras definir por qué se encuentra en aquella habitación, un cuarto alejado del tiempo, sin localización aparente. Y él, junto al cuarto, parece no guiarse por la lógica humana. Simplemente existen, ambos, en sincronía. Quizás la razón por la cuál él este tan sucio sea porque esas son las condiciones mismas del cuarto. O al revés, por ahí es el niño quien decide lo que sucede en esa habitación. No los sabes, dudas que otra persona lo sepa.

Lo ves caminar, dar pasos y atravesar una puerta que antes no estaba allí. Se dirige hacia el baño, la llave no parece ser la causante del incesante goteo. Se mira en un espejo y deduces que no puede reconocerse en su reflejo. Miha tiene miedo, esta temblando, asustado se limpia aquellos puntos rojizos casi amarronados. Raspa y refriega sus manos hasta que lo único rojo que queda en aquel viejo baño son sus ojos tristes y el agua teñida que gira lentamente hasta desaparecer por completo.

Él, un poco mas calmado, sigue caminando. Lento, dolorido. Se dirige hacia otro cuarto, en este si hay alguien. Una muñeca colgada de las paredes, es joven, casi tan joven como el pequeño Miha sólo que un poco más. No parece querer estar allí, pero no se mueve. No pronuncia ni un pequeño sonido, simplemente existe, junto al cuarto, como él, y a la vez no. Porque su cuerpo esta allí pero ella no parece estarlo. Sus ojos sin brillo permanecen abiertos, desde la distancia aún puedes notar el olor fétido que comienza a desprender.

Y junto al goteo incesante se escucha otro ruido en aquel feo edificio. Sirenas que cantan y asustan al pequeño, que quiere gritar, llorar, sufrir en voz alta. Pero no puede, o no quiere, quién sabe. El ruido no se acaba y gotas pesadas comienzan a descender de los ojos del niño, parece arder en llamas invisibles. Las paredes retumban y luces azules se filtran por aquella ventana que antes no estaba allí.

La frente de Miha quema y su boca esta seca. Abre los ojos y los cierra de nuevo, no puede permanecer consciente. Entre parpadeos la muñeca parece desaparecer, él esta confundido y no sabe que está pasando. Algo espeso se desliza por sus brazos, cae al piso cubierto de tierra con un audible <pop>, y arde.

El ruido de las sirenas parece aumentar a medida que las llamas crecen, Miha vuelve a respirar. Abre los ojos y todo es blanco. Ve todo lo que nunca pudo ver y ya no es ese niño pequeño que lloraba en la habitación. La muñeca desaparece lentamente de su visión, sumergiéndose en una luz que lo ciega, el goteo lo acompaña pero su corazón ya no concuerda con el tranquilo sonido. Esta galopando, corriendo mientras intenta huir de su pecho. La habitación se distorsiona junto con él y todo se pone oscuro.

Miha ya no es Miha, ahora es grande y no entra en la habitación. El silencio ensordece y ya no siente ganas de gritar. La muñeca no está, se fue junto a los últimos rastros de su cordura. Él camina, otra vez, y mira a la nada, directo a tus ojos. Susurra palabras perdidas en la lógica del sueño y despiertas. Estas temblando, sientes miedo, entre borrosas imágenes y el frustrante temor recuerdas todo pero no puedes expresarlo en palabras lógicas. La muñeca, colgada, sin vida, la conoces perfectamente y eras vos. No sabes quién es Miha o por qué soñaste eso, no le buscas razón en la pesadilla. El miedo no desaparece completamente hasta bien acabado el día, esa noche no vuelves a soñar.