saley Sabely Leyva

¿Alguna vez has cruzado miradas con una persona y sientes que tu corazón se derrite como mantequilla? ¿Has sentido esa entrega en la persona que te gusta? Es como si la frase “El amor a primera vista existe” cobrara vida. Atem/Yami un guapo egipcio entró a la universidad con el único propósito de terminar sus estudios, sin embargo, el primer día de clases fue cautivado por Perla Bennet una chica normal que le robó el corazón en el instante que la vio, tenía pocas esperanzas de que le correspondiera, pero las primeras impresiones, aunque imposibles de borrar no siempre son adecuadas o verdaderas. El amor es cosa de dos y a pesar de que nadie elige de quien enamorarse ni a quien corresponderle, ellos se enamoraron perdidamente al verse. No tenían esperanzas de ser correspondidos, pero la vida da giros extraños. Una historia de torrencial amor empieza, sin importar los retos que les ponga la vida ellos lucharán hasta el final por permanecer juntos y demostrarse que su amor es verdadero y que todo lo que vale la pena no es fácil. El amor triunfa aún en las circunstancias más adversas. Esta historia es mía, los personajes de Yu-Gi-Oh le pertenecen a Kasuki Takahashi y los demás personajes y los escenarios también son míos.


Fanfiction Anime/Mangá Para maiores de 18 apenas.

#amor #yu-gi-oh #yami #yami-yugi #erótico
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Capítulo 1: Conociéndote

«Era un día común y corriente en la escuela, debo aclarar que la universidad no es aburrida, siempre hay algo que hacer; es un constante estrés todo esto, no puedo ni imaginar conforme esto avance como se pondrá. Sin embargo, los chicos siempre son los mismos, nada que me llame la atención de ellos, a veces me pregunto si seré asexual, creo que todos se ven iguales, además tienen esa actitud osca y típica de los todas mías, hasta ese día... El día que todo cambió... El día que un chico guapísimo llegó a la escuela.

Su cabello es lo más sobresaliente de él, rojo, negro y dorado, sus rizos dorados caen por su rostro dándole ese aspecto angelical, tiene los ojos más bellos que haya visto: color violeta, con tintes morados de diferentes tonos, una mirada sexy y atractiva, labios que invitan a besarlo, su rostro parece haber sido esculpido por los dioses, sin mencionar que su voz enamora, es tan sexy, firme y varonil, tiene una voz tan seductora, su figura es tan sexy, delgado, no muy alto, sus manos son tan varoniles y ni hablar de sus poses dramáticas.

Todas voltearon a verlo y a curiosearlo, pero a pesar de esa seguridad que emana de él, es tan retraído con las chicas».

Perla estaba tan perdida en sus pensamientos sentada en la biblioteca incapaz de mirar el material que tenía ahí para su tarea, solo se preguntaba una y otra vez si algún día ella estaría con ese enigmático muchacho.

Corría la segunda semana de clases Atem se inscribió tarde al curso, el cambio de escuela le había costado prácticamente medio mes de clases, estaba harto de la electrónica, pero ahí había quedado en el proceso de selección de campus, hizo todo en su poder para entrar a Turismo como quería.

Ese día al entrar en el aula miró a todos y se quedó impactado, había una chica preciosa que capturó de inmediato su atención, entró con firmeza y se sentó junto a ella, para todos era una chica normal, su cabello era castaño oscuro, ligeramente ondulado, largo hasta la cintura, sus ojos carmesíes que parecían brasas ardientes, una figura esbelta que cautivaba y la piel blanca con ligeros tintes rosados que la hacían ver como una efigie, pero para Atem era la mujer más bella que había visto.

Ella estaba muy concentrada en la clase y no notó que alguien se sentó a su lado, escribía mucho en su cuaderno y de a poco se iba desesperando ni siquiera notó cuando el profesor dijo que había un chico nuevo en la clase y lo invitó a presentarse, todos sus compañeros se presentaron uno tras otro; las chicas le sonreían coquetas y buscaban llamar su atención de una u otra forma, pero él esperaba que ella se presentara para saber su nombre, cuando llegó su turno levantó la mirada y lo vio, se quedó impactada por la belleza del muchacho él se presentó con ella y los demás lo vieron raro.

—Mi nombre es Atem Aranki, vengo de intercambio de Egipto, me gustan los juegos y espero hacer muchos amigos.

—Mucho gusto Atem soy Perla Bennett, bienvenido a la escuela y a la clase si te puedo ayudar en algo con toda confianza dime. —Se inclinó para hacer una reverencia y él hizo lo mismo.

Todo ese día la imagen de Atem le rondaba la cabeza a Perla, él se fue a sus demás clases y eventualmente sus miradas chocaban por los pasillos. Los días comenzaron a correr tomaban algunas clases en común, él empezó a hacer amigos y las chicas lo seguían como moscas, trataba de ser amable, pero se mostraba reacio a ellas, excepto cuando Perla lo saludaba o le sonreía, sus amigos le hacían bromas pesadas al respecto y él se molestaba demasiado, aunque evitaba el conflicto, en el fondo ellos tenían razón, estaba enamorado de ella.

Un día lluvioso iban corriendo a clase de marketing y cuando de pronto él tropezó al entrar al salón y Perla lo vio, estaba parada en la puerta lo alcanzó a tomar del brazo con fuerza para que no cayera, él muy apenado le agradeció el gesto. Esa clase se sentaron juntos y él le empezó a hacer plática sobre el tema de estudio de mercados y comenzaron a ser amigos al finalizar la clase ella le preguntó. —¿Qué clase tienes después de esta?

—Administración financiera. —Ella le respondió mirándolo entusiasmada, él la miraba como si quisiera besarla, Perla se incomodó un poco y se encogió de hombros—. ¿Y tú, qué clase tienes?

—Comercio internacional —Perla se ruborizó y desvió la mirada—. Me voy, gracias por la charla, cuídate mucho.

—Gracias a ti. —La vio irse a toda prisa y suspiró profundamente.

Al siguiente día llegaron a su primera clase, eran las 7:00 am iban malhumorados, se sentaron juntos como siempre; después de que terminó la primera clase no tenían nada que hacer y decidieron ir a desayunar juntos. En la cafetería estaban ajenos al mundo, tan absortos en su plática que no notaron que entró una chica bajita, de cabello corto y castaños, ojos azules, piel blanca que los miraba atentamente desde otra mesa.

—Y bien Atem cuéntame algo sobre ti y yo te cuento algo sobre mí, que sea muy personal, algo que pocas personas sepan. Será nuestro secreto. —Puso sus manos bajo el mentón y lo miraba con curiosidad.

— Pues —Atem se sonrojó— tengo varios amigos de la High school, uno se llama Yugi y nos parecemos mucho físicamente, lo cual siempre ha sido raro porque pensaban que somos hermanos, pero no. Tenemos una historia muy cercana y difícil de explicar, también tengo una amiga llamada Anzu con quién las cosas se complicaron un poco. —Hizo una mueca de fastidio.

—Comprendo, a veces las cosas no salen como uno espera. Lo justo es que te cuente algo personal también y aunque parezca increíble pues no soy de hacer amigos —empezó a reírse nerviosa, lo miraba y desviaba la mirada cuando él también la miraba—. Ya sé pésimo chiste. Bueno en realidad es que me encanta mi empleo.

— ¿De qué es tu empleo? —Le preguntó con curiosidad mientras la miraba raro, como si quisiera abrazarla.

—Trabajo medio tiempo en un prestigioso hotel, como gestor de comunidades, yo mantengo su sitio funcionando y administro las redes sociales, ya sabes esas cosas que nadie le da valor, pero para mí son muy importantes.

— Vaya, eso suena increíble. —Se inclinó hacia ella para verla más de cerca.

— ¿Tú tienes un empleo? —Se puso nerviosa con ese acercamiento y trató de desviar el tema.

— No, aún no, pero soy el rey de los juegos, me apasiona un juego en particular, se llama duelo de monstruos ¿recuerdas que eso dije en la presentación en clase? Soy duelista y ese podría decirse, es mi empleo. —Sus ojos amatista la tenían cautivada, pero intentó alejarse un poco reclinándose hacia atrás.

— Mira nada más, eso no lo sabía ¿qué tal si me enseñas ese juego y jugamos un día? —Tomó un sorbo de su bebida y le esquivó nerviosa la mirada.

— Suena bien, ¿qué tal mañana en la hora comida te enseño y jugamos? —La miraba de forma especial, Perla lo notó y se relajó.

— Excelente, trato hecho. —Extendió el puño y Atem correspondió con un ligero choque y le guiñó el ojo sonriendo.

Anzu celosa y molesta se acercó a ellos, ninguno lo advirtió hasta que tomó por la espalda a Atem y se le recargó besándole la mejilla, él se sobresaltó con el contacto, pero no logró zafarse; Perla se puso incómoda y quería irse.

—¿Qué guardadito los tenías eh? Ya tienes novia y no me la presentas —el sarcasmo rebasaba fronteras, no lo soltaba del cuello y revolvía su cabello haciéndolo enojar mientras lo miraba con coquetería y le sonreía ampliamente.

—Anzu, no sabía que estabas aquí... Te presento a Perla, es mi amiga y compañera de clases, justo ahora hablábamos del duelo de monstruos. —Se levantó enfurruñado y la miró desafiante.

—Mucho gusto Anzu. —Perla también se levantó, le extendió la mano y Anzu correspondió, se sonrieron forzadamente.

—Anzu, si no te importa vamos a clases, después platicamos. —Atem se dio la vuelta y jaló de la muñeca a Perla para irse, pero Anzu se enojó más y los miraba tratando de disimularlo.

—Hasta pronto Anzu, fue un placer conocerte. —Perla trató de suavizar el momento volviéndose hacia ella.

Atem estaba notablemente molesto, pero se limitó a salir de ahí. Perla que no comprendía del todo que estaba pasando ni el porqué de la reacción de él, se armó de valor y lo confrontó.

—¿Atem?

—¿Si? —La miró sorprendido.

— ¿Por qué trataste así a tu amiga? No es que me meta en lo que no me importa, pero, se sentía un poco hostil el ambiente.

—Bueno, te dije que tenemos una historia. —Estaba molesto y fastidiado, intentó responder con cortesía y una forzada pero hermosa sonrisa.

—OK, disculpa la imprudencia. —Lo miró sintiéndose culpable y siguieron caminando en silencio en dirección a su aula, cuando por el pasillo le salió al encuentro una chica preciosa que lo tomó del mentón y quiso besarlo a la fuerza.

—Eres muy guapo para salir con ella, — miraba con desdén a Perla, lo que a Atem le molestó más que el acoso.

—¡No me toques! Y ten la amabilidad de no ser descortés con los demás. —La apartó con brusquedad, la vio enojado y empezó a caminar más rápido mientras la chica se quedó parada mirándolos sorprendida por la reacción de él.

—¿Estás bien? —Perla estaba preocupada por lo que había pasado y quiso confortarlo, sin aproximarse demasiado.

—Sí, es solo que no me gusta que me agarren así. —Sonrió forzado una vez más y esquivó la mirada de Perla.

—Eso es acoso, podrías acusarla con el director.

—Con que no se repita es suficiente. —Atem se sonrojó ligeramente, ella no lo notó.

—De acuerdo, ¿seguro todo bien? —Perla se preocupó mucho por la situación y también comprendía como eran las chicas en esa escuela, por lo que decidió poner una queja, pero no le dijo nada al respecto.

—Por supuesto, vamos a clases. —Fueron a sus clases y olvidaron el incidente.

Esa misma tarde Perla fue donde el director y le contó lo sucedido con la chica y Atem, también expuso las razones porque los chicos no se quejaban de situaciones así y él tomó son seriedad el caso.

—Comprendo la situación señorita Bennett, haremos algo al respecto. Gracias por su cooperación.

—Gracias señor, por atenderme.

Después de eso se fue a su trabajo como era su costumbre, el CEO del hotel la esperaba ansioso porque resolviera algunos problemas extra, su asistente había renunciado y nadie más quería asistirlo, era un hombre mayor bastante demandante y malhumorado, las asistentes le duraban poco tiempo, sin embargo, Perla tenía una increíble disposición a ayudarle siempre amable, rápida y cortés en los mandados. Esa tarde se apresuró a resolver varios de los asuntos que le pidió, luego continuó con su trabajo y entrada la noche el CEO pidió que un taxi del hotel la llevara a su casa, ella aceptó y se fue.

Los días le eran iguales, pero ese día en particular todo había sido diferente, los mismos paisajes se veían distintos, el aire se sentía distinto, la ciudad que en ocasiones anteriores le parecía aburrida y monótona se había vuelto maravillosa, llena de color y energía, por todos lados solo veía gente feliz y empezó a preguntarse si estaba enamorándose de Atem.

«¿Me estaré enamorando de Atem? No, es una locura, solo somos compañeros de escuela, además él tiene a media universidad tras de sí, ya parece que se va a fijar en mí, ni pensarlo. Solo me hago nubes en la cabeza».

Estaba dando vueltas en pijama por la sala mientras tomaba café, se dejó caer en el sofá y prendió la televisión para tener un poco de ruido mientras completaba sus deberes escolares y pasada la medianoche se fue a dormir.

27 de Julho de 2020 às 04:59 0 Denunciar Insira Seguir história
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