carpio_pedro1572475307 Pedro Carpio.

Un hombre es devastado por los problemas de la vida, lo ha perdido todo, todo.


Conto Para maiores de 18 apenas.

#psicosis #muerte #tristeza #terror #suspenso
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Hilo Familiar

El día comenzaba y Jimmy se preparaba para su gran asesinato, mataría a la madre de sus hijos, junto a su nueva pareja. Jimmy se había divorciado hace poco, le sorprendió lo rápido que su esposa había conseguido a otro hombre. La recuerda siempre enamorada de él, cumplía sus gustos y le hacía pequeños regalitos cada fin de semana, pero una ola de desastres azotó sus días, un carro en el que iban sus padres y sus hermanos chocó contra otro camión, hubo mucha sangre y la mayoría de los pasajeros murieron, nunca supieron quién era el chófer del camión, cuando revisaron el vehículo estaba vacío, todos vieron el hecho como un acto de negligencia, muy pronto los familiares de las personas que iban en el carro pusieron su denuncia, Jimmy había estado ahorrando una cierta fortuna, pero todo su dinero fue consumido por las medicinas y las operaciones que resultaron totalmente inútiles, los golpes causados por los escombros metálicos acabaron con la esperanza de vida de su familia, Jimmy lo perdió todo, en esos días descubrió que su esposa se acostaba con otro, un tipo pulcro, de gran porte, siempre iba bien vestido, Jimmy no entendió el porqué de esta cadena de tragedias, denunció a su esposa por infidelidad, pero la justicia le dio la espalda, y su mujer terminó quedándose con sus hijos, sus bienes, todo menos su nombre, terminó en un cuartucho de hotel de tercera categoría, un lugar donde había borrachos, prostitutas, inválidos desgraciados, divorciados como él, pasándoles las mismas cosas que a él, era demasiado; su vida, un muro de concreto derrumbado por los problemas. Aun así podía visitar a sus hijos, abrazarlos, besarlos, correr con ellos; pero, el primer día que aprovechó su derecho, frenó en seco cuando vio que la nueva pareja abrazaba a los niños como si fuera el padre, quiso acercarse a sus hijos y ellos lo desconocieron, tenía barba acumulada de hace días, había bebido demasiado, curiosamente en la quinta donde vivía el alcohol aparecía mágicamente, sus hijos le decían papá a la nueva pareja de su ex cónyuge, esto le partió el corazón, lo había perdido todo, sus padres, su casa, su dinero, sus hijos, su esposa, le quedaba sólo su existencia, empezar desde cero y recorrer el camino nuevamente como un viejo lobo que regresa a su antigua montaña, pero las noches lo devastaron, lo extrañaba todo; y ahora, en un colchón de paja se revolcaba mientras trataba de escapar de los gritos de parejas impúdicas, homosexuales, heterosexuales, borrachos. Un día escuchó los gritos de una mujer que imploraba ayuda, nadie salía a socorrerla, cuando al fin juntó el valor, abrió la puerta de su cuarto y encontró el cuerpo de una jovencita ensangrentada con la boca llena de gargajos, el tipo la había acuchillado y hecho tragar a la fuerza una cantidad considerable de diversas drogas, moría en su manos, pidió ayuda pero su pareja había escapado, ni los demás vecinos salieron, no soportó la culpa y cargó el cuerpo de la muchacha, salió a la calle desesperado con el cuerpo agonizando de la joven en sus brazos, pero unos policías lo interceptaron y en vez de ayudarlo, lo detuvieron culpándolo como autor del crimen, trató de explicarlo, gimoteó todo lo que pudo, lo policías parecían estar ciegos y sordos, la muchacha falleció a los pocos minutos de que lo encerraran en una pequeña cárcel donde llevaban a los beodos y drogadictos, y ahí estaba él junto a un tipo vagabundo que olía a orina y mierda, dormía plácidamente con la boca abierta y de allí expulsaba la hediondez de unos intestinos en descomposición, de un hígado acabado. Pasó la noche ahí sin mostrar ningún gesto en el rostro, la policía lo sacó al amanecer después de que le hicieron lavar los baños, no había dormido, pero estaba muy cansado. Luego de que descubrieron que la jovencita que murió por sobre dosis y hemorragia era integrante de una banda, una de las más buscadas, lo dejaron en libertad y aquellos policías que lo agredieron se llevaron el crédito. A ojos y oídos de todos todo lo hicieron ellos. Lo sacaron con la excusa de que esta vez se salvó y que para la próxima no lo soltarían, por supuesto Jimmy ya no escuchaba parecía estar durmiendo con los ojos abiertos y su rostro impávido permaneció inmutable durante todo el camino al cuartucho, ni siquiera cambio de humor cuando subía las escaleras, ni cuando, al llegar a su cuarto, encontró la puerta abierta al dar unos cuantos pasos adentro y ver todo su espacio vacío, las pequeñas pertenencias ya no estaban, su poco dinero, su ropa, todo era desierto, por un momento su rostro quiso cambiar, trató de sonreír al pensar en la sangre, en la espuma de aquella boca, en los policías, en los golpes, en los gritos, en sus hijos, en su ex esposa, en el accidente, en la podredumbre de la cárcel. Vio sus manos aún estaban manchadas de ella, vio su camisa le faltaba sujetar los primeros botones, entonces lo intentó, sus manos temblaban mucho, cogió el botón y lo trató de meter por el agujero, el silencio era insondable, todos los pequeños escombros perecían tener ojos, ojos que volteaban hacia Jimmy para mirarlo con atención, y tras un pequeño sonido una risa desesperada continuó la cadena rompiendo el silencio, el botón que Jimmy intentaba colocar se había roto, manchando de sangre cerca del bolsillo de su camisa, con las manos temblorosas, no pudo más y comenzó a reír, tanto que parecía el intento desesperado que hace un hombre al querer respirar, al tratar de sentir con fuerza las cuerdas vocales de su cuerpo. Y tras la risa vino el grito, y tras el grito el llanto, y tras el llanto con las manos en la cabeza y las uñas impregnadas en el cuero cabelludo, destrozando parte de su piel, llenándose de su propia sangre, tras esto volvió la risa, una risa mezclada con el llanto y el grito de dolor, había quedado arrodillado en el suelo con los ojos rojos y húmedos, con los dientes apretujados, con las encías rojas y las lágrimas y el gargajo cayendo juntos a la apestosa tela que fingía como alfombra, y su visión, que buscaba una desesperada figura perfecta, se oscureció, pronto vería todo como efímeras visiones borrosas en su mente, escenas rápidas de él acercándose a la puerta, bajando las escaleras. Era de día y el sol empañaba con sus rayos, caminó por la calle como un ensombrecido, escuchó pisadas, gritos, peleas, continuó caminando con aquella ropa ensangrentada, con hilos de sangre recorriendo su rostro, todos se daban cuenta y todos esquivaban su mirada, al cabo de unas cuantas horas de caminar entre infinitas sombras y callejones, llegó a su antigua casa, tenía una estructura bonita, de pintura blanca y rosa, un pequeño jardín y puertas de cristal, nadie lo vio entrar, penetró en ese verde campo, se quitó los zapatos, sus pies estaban hinchados, el suave césped consoló por unos segundos el dolor, se adentró en la cocina, los niños veían televisión, buscó a su ex esposa allí y no estaba tampoco su nuevo marido, entonces abrió uno de los cajones sacando el cuchillo que más le convenció, y caminó con la mirada perdida dirigiéndose a su antiguo cuarto conyugal, escuchó a su hijos reír, lo ignoró enseguida, siguió caminando, el cuarto estaba un poco abierto, trató de ver por la rendija y ahí estaba la madre de sus hijos disfrutando del placer que le daba su nuevo hombre, encajaban en una posición de manera perfecta, un movimiento tras otro, otro gemido, aún la amaba y miraba con cautela cómo otro tipo la hacía suya, sus ojos no podían estar más rojos, esperó y esperó el momento, los segundos pasaban como punzadas en su cabeza, como un martilleo en la sien, y su mujer acurrucada, y aquel hombre jadeante rosándole la piel. No resistió más, entró suavemente cuando los dos amantes tenían la mirada distraída y con el cuchillo en la mano lo apuñaló por la espalda, se logró escuchar un fuerte grito de dolor, la mujer buscó el por qué y también gritó del horror, Jimmy no dejó de apuñalar una y otra vez, su ex esposa no podía apartar el cuerpo pesado del agonizante hombre, cuando se cansó de hacerlo la acuchilló a ella, en el rostro, en el cuello, en el pecho, aprovechando la ventaja de que la tenía atrapada con el cuerpo de su amante muerto, sus hijos no escucharon nada, estaban pendientes en el programa de televisión ensordecidos con su volumen. Minutos después Jimmy bajaba las escaleras, en cada grada dejaba una gota de sangre, un hilo que recorrería del cuarto hasta la sala, allí donde se encontraban sus hijos que, ahora, ya no eran sus hijos sino los hijos del fallecido amante de su muerta ex esposa. Los niños no le fueron ningún problema, les cortó el cuello uno por uno como a pequeños animalitos sin fuerza, su rostro no reflejaba nada, su cuerpo estaba cansado, tenía los ojos llenos de lágrimas, apagó la televisión, y se abrió paso hacia el jardín haciendo más grande el hilo familiar, una mezcla entre el amante, su esposa, sus hijos y sus lágrimas, ahora muertos por la misma hoja, por la misma mano. Llegó al centro donde dejó sus zapatos, se tiró al césped completamente acabado con el cuchillo en la mano, sintió la suavidad de la hierba y el sereno, aun podía escuchar las risas de los niños, el placer de los amantes, los tocaba, aún estaban ahí, frente a sus ojos, no lo soportó y comenzó a gritar, comenzó a reír, a llorar, a gritar y a reír otra vez… Pronto lo haría todo al mismo tiempo, pronto las personas se aglomerarían viéndolo con una curiosa culpabilidad, entonces ahí quedó, un maniático sobre el césped esperando pacientemente la llegada de la justicia, la ayuda que tanto quería.

Fin.

3 de Novembro de 2019 às 15:56 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

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