Esteban entra al local, saluda al vendedor y le pregunta si vende nombres.
—Sí, ¿qué andaba buscando?
—Tenía ganas de un Juan Cruz, o algo por el estilo.
El vendedor revisa una caja llena de papelitos.
—Juan Cruz no me queda, tengo un Juan Manuel... casi sin uso.
—Juan Manuel se llama el hijo de un primo... ¿Y Julián le queda alguno?
—Sí, Julián tengo.
—¿Cuánto vale?
—¿Usted deja el suyo en parte de pago?
—Sí. Esteban, me llamo.
Después de hacer unas cuentas en la calculadora, el vendedor le informa el precio:5.000 pesos.Con tarjeta,10 por ciento de recargo.
—Tengo varios Esteban usados, así que mucho no le puedo dar...
El presupuesto de Esteban no llega a esa cifra.
—¿Y si dejo también el segundo nombre?Es Mariano... ¿Cuánto me quedaría?
—Segundos nombres ya no compramos, casi nadie lleva...¿Cuánto pensaba gastar?
—Unos 3.000.
Se produce un instante de incertidumbre, hasta que uno de los dos afloja.
—Bueno, se lo dejo en 3.000 más los dos nombres—dice el vendedor, yle entrega a Julián su nuevo nombre.
Luego guarda los pesos en su bolsillo y el papelito que dice "Esteban" en la caja de nombres. El otro papelito termina en la caja de ofertas, llena de apellidos que riman con "ANO" y"ULO".
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