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Jardín de los amparos

En el jardín de los amparos las flores nacen y crecen encima de las paredes como por abiogénesis, simientes se desdoblan y germinan sobre el concreto hace un año y medio pintado de damasco, de su brote salen rosas tridimensionales sobre los vestidos de princesas que yo, a los nueve años, pegaba en esa pared. En aquel jardín no hay jardineros, como lo fue su abusivo marido, no son necesarios porque en este jardín las bellas plantas conviven sin dolores con la maleza y pueden existir en la paz que les proporciona descansar en sus cuerpos sin que la mano de un hombre se pose encima y les arranque sin piedad. En el jardín de los amparos mis dibujos son azucenas coloridas y crisantemos que se salen del muro y casi las puede tocar. Está en la cama, tendida, pero en el jardín de los amparos, las penas de la mujer con cáncer son gotas de agua que las harán crecer más largas y fuertes hasta llegar a sus manos. En el jardín de los amparos descansará, cuando su debido momento llegue pronto, su vida que, cobijada en la tierra, se convertirá en vida nueva.

24 de Maio de 2019 às 02:28 0 Denunciar Insira Seguir história
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