De estas manos torcidas, como las ramas de un árbol muerto
cuelgan versos y gusanos en un códice indescifrable,
soy uno con la sombra en las madrugadas cuando, inerme
pienso en estas cosas que se germinan en mí
transformando mi habitación en un capullo de pesadilla
una a una van marchando todas mis penas
una a una se acumulan en mis ojos las horas oscuras
y el corazón uno a uno manda sus latidos al patíbulo
del tiempo donde mueren llenos de una algarabía sangrienta
que no logro entender nunca.
Así son mis noches de vigilia una marcha interminable
de cosas que me aturden y me envenenan.
Pero a pesar de ello, del lento devenir de la soledad
de las inquietas voces que me despiertan de golpe
que vienen tras de mí como pequeños duendes hambrientos
cuando falta tanto para que amanezca y me libre
de todas estas sanguijuelas tristísimas que me asolan
miro a la sombra una vez más y en ella me contemplo
reconozco mi rostro de mal agüero
reconozco mis cicatrices y mi propia malevolencia
sé que estoy podrido como la oscuridad misma
y que mañana, cuando anochezca
regresaré con mi canto fúnebre y mi estandarte marchito
y volveré a poblar la madrugada con mis versos
ya que por mucho que me duele el desvelo
el sol me espera al otro lado
con un golpe de luz en el rostro...
Obrigado pela leitura!