Ivan Caceres
Fue prematuro racionar palabras dirigidas a nuestros fallos.
Aunque es de sobra saber que las agallas nos faltaron.
¿Que pensaría el tiempo de mi?
Si logra siempre predecir,
luego seducir a las hojas que caen en mayo.
El otoño es cómo
la palabra espontáneo
Algo que se inhibe
y concluye demasiado rápido.
Así como las gotas de una nube que se escapó
intentando ser la rebelde de la tormenta que ayer se marchó.
¿Qué es lo que queda?
si solo somos socios de un árbol torcido
al cual el filo del hacha en las palabras ya se le hace conocido.
Ya no somos prohibidos,
las cadenas se fueron con los años.
Arrastradas a otros latidos,
encerrando algo más espontáneo.
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