erosxx kike villalba

Es la historia de Karen, una mujer trabajadora, pero suelta a sus mas bajas pasiones y al deseo que sentía por su vecino taxista.


Erótico Para maiores de 18 apenas.

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MI VECINO EL TAXISTA

Mi nombre es Karen, una mujer trabajadora, vivo en un lindo conjunto residencial en una vivienda de dos niveles.

Como todo los días trabajo y descanso los fines de semana.

Mi vecino.

Que puedo decir de él, que tiene una mujer dominante y manipuladora.

Pero viéndolo bien mi vecino esta como él quiere, es un hombre de alta estatura, de complexión gruesa y muy agradable.

Su casa está ubicada lateralmente a la mía, es de un solo nivel y justo su entrada principal da con la puerta de mi alcoba en el segundo nivel de mi hogar.

Ah se me olvidaba, mi vecino trabaja como taxista.

Nos conocimos porque muchas veces me ha sacado de apuro, cuando voy tarde para el trabajo o cuando salgo y regreso a altas horas de la noche a mi hogar, solo hago una llamada a su número y él está ahí para responderme, o le envío un whatsapp.

Muchas veces cuando llego de mi trabajo, me siento a descansar en la terraza de mi casa, o las veces que son fin de semana y se me ocurre limpiar mi terraza, las miradas traviesas de mi vecino me esculcan todo el cuerpo.

Creo que ahí nació mi inclinación por el vecino.

Y es que no me daba cuenta, hasta cuando salí un sábado temprano por la mañana a limpiar mi terraza, apenas en pijama de dormir, un short muy corto pegado a mi cuerpo que dejaba ver la tanga brasilera que llevaba puesta metida entre mis dos nalgas, y una blusa trasparente que reflejaba la punta de mis tetas, que pena casi siempre salía vestida ligera de ropa a limpiar mi entrada.

Una mañana me había quedado con una amiga en casa. Sí cansada de estar a solas la invité para que pasar un fin de semana conmigo e hiciéramos cosas de nosotras las mujeres.

Ambas decidimos limpiar mi terraza, y fue ahí que nos dimos cuenta que mi vecino podía ver nuestras transparencias, estábamos empapadas de agua, nuestras pijamas mojadas pegadas a nuestros cuerpos, ese día yo había decidido dormir sin ropa íntima, sí que todo estaba a flor de piel.

Sandra mi amiga que estaba conmigo, me preguntó por mi vecino, ya que él había resuelto lavar su carro en la puerta de su casa, ese mismo día.

Yo le respondí por encima lo que mis ojos podían ver y conocía de él. En verdad no mucho.

Pero fue la primera vez en que aprecie a mi vecino como hombre interesante para mí.

Sabía de antemano que yo no le era indiferente, nosotras las mujeres sabemos cuándo un hombre está interesado en una, pero nos hacemos las difíciles.

En las mañanas temprano antes de salir a trabajar, trataba de vestirme con la puerta de mi habitación abierta y como sabía que frente está la puerta de entrada de mi vecino, sin preocupación me secaba las gotas de agua, y luego de manera lenta me colocaba mi ropa interior, todo para los ojos de mi vecino.

En mi mente se fueron metiendo diversos pensamientos, hasta llegue a soñar con mi vecino.

No! ya no podía más estar así o me volvería loca, y como iba a dejar que se me pasara un hombre con el que yo quería tener sexo. Por el simple capricho de su esposa la dominante.

Basta él iba a ser para mí y así me lo dispuse, cada día daba más muestra de coqueterías de ambas partes, nuestro gusto se fue haciendo más notorio, hasta el punto que mis amigas y mis amigos lo notaban cuando mi vecino me hablaba o yo a él.

Se había convertido en mi taxista preferido, a donde yo estuviera lo podía llamar que él llegaba a la hora que fuese necesario.

Yo sabía que tanto favor se lo pagaría algún día con mi piel.

Un día salí a reunirme con mis amigas, era una reunión donde Mónica, ocho mujeres solas con un acompañante principal una botella de aguardiente.

Reunión de mujeres hablamos de todo bastante, de otras mujeres y de los hombres y un tema que no podía faltar entres mis amigas que todo lo sabían era mi inclinación por mi vecino.

Ellas me estimulaban, me decían cosas de mi vecino; como que estaba muy bueno, que buen trasero tiene el vecino, y que ellas ya lo habían visto que él se derretía cada vez que yo salía a la terraza de mi casa.

De inmediato empezó a prenderse un fuego lento dentro de mí, con tragos encima mi cabeza daba vueltas por montón.

Entrada la madrugada, algunas chicas se habían ido para sus hogares, mientras que yo me espere un poco más, quería estar sola con mi amiga Mónica para así poder hacer la llamada clandestina a mi vecino.

Espere unos minutos y al rato llego mi taxista dispuesto a llevarme a mi hogar.

Me despedí de Mónica con un beso y esta me susurro al oído.

_ Amiga, creo que hoy va a haber sexoooooo.

Yo le dije no creo, no digas eso.

José estaba ahí esperándome, abre la puerta de su taxi y me invita a seguir a delante, y me siento en su asiento de copiloto, esa noche llevaba puesto un short ajustado de los que me gusta colocarme para lucir mis piernas contorneadas y una blusa de tela suave.

Me dijo.

_ A donde te llevo.

Yo muy coqueta le respondí.

_ No sé qué quieras hacer conmigo.

Era una propuesta indecente.

El sabia el camino a tomar, así que abrió paso directo hacia un motel, ni el, ni yo podíamos llegar a nuestras casas juntos.

Él iba a poder probar lo que tanto deseaba y yo podía pagar mi deuda de los tantos favores que me había hecho en su taxi.

Cuando llegamos a la habitación no hubo frases, ni consentimientos, sabíamos que no teníamos tiempo de sobra para perder, yo no podía llegar al amanecer a mi casa, ni el tampoco, su esposa se daría cuenta.

Íbamos a lo que íbamos, yo me desnude por completo y el hizo lo mismo.

Mis deseos por probar ese hombre ajeno eran más fuerte que mi razón, sus brazos me enrollaron, me deje llevar por el placer, sentir su miembro erecto rozar mi pequeño cuerpo, encendió mi lujuria.

Ese deseo guardado de ver los fines de semana a mi vecino lavando su taxi, exploto en un instante, me deje llevar de sus besos, sus caricias, mientras que yo agarraba su miembro y lo acariciaba.

_Le dije espera un momento quiero hacerte algo.

Baje mi boca a su verga y empecé a chuparla, ohhhh que cabeza tan grande y que gruesa la tenía.

Yo jugueteaba con ella en mi boca y mis labios arropaban todo su miembro.

El me cargó y me acostó abierta de piernas en la cama, mi flor estaba caliente, si metía un hielo dentro de ella, al instante se derretía.

Comenzó a chuparme labio a labio, mi clítoris estallaba, se puso grande y duro, su lengua y los bozos de sus bigotes me producían un frenesí inimaginable.

Yo esta mojada no podía más, solo quería tener dentro de mí eso que había imaginado todas la veces que lo observaba lavar su carro, la fuerza de sus brazos cuando pasaba el limpión sobre su taxi, su cuerpo fornido en medio de su tarea de limpieza, cuanto me gustaba mi vecino.

En un momento le dije: Ya no puedo más, quiero tenerte dentro de mí, por favor ven y hazme el amor.

Sentí como él se acercaba a mí, sus caderas abrieron más mis piernas, sentí su respiración cerca de mí.

El agarró su verga y la frotaba en mi cuca, la paseo por mis labios vaginales y luego hacia aros en mi clítoris, yo sentía el peso su cabeza en la puerta de mi vagina, de manera lenta fue introduciendo su gran verga, sentí como me penetraba, es difícil explicarlo por aquí.

Solo sentía el abrir paso hacia mí, primero su gran cabeza, luego todo su tronco lleno de venas, que rico placer. Por fin se me cumplía el sueño de comerme a mi vecino.

Lo arrope con mis piernas mientras él me penetraba.

­_ Dale mi amor, más, quiero más.

_ Sigue así, te deseaba tanto.

Él se prendió de ganas y me penetraba fuertemente, para adentro y para afuera, incansable, una y otra vez.

Yo le ayudaba, subía mis caderas para que lo introdujera todo, hasta el fondo de mi lo sentía.

Me siguió penetrando, yo estaba muerta de placer, su boca se pegaba a mis pequeñas tetas, mis diminutos pezones erguidos se ofrecían a sus labios.

Me estaban llegando los espasmos, sentía un rio dentro de mí.

Lo apreté por sus nalgas, para no separarme un centímetro de su cuerpo. Él se estremeció, yo gemía muy fuerte, que rico placer me daba, métela con más fuerza mi taxista bello.

No aguante más, le dije que pronto me vendría, que ya me tenía suya, que mi cuca estaba hecha una charca y que mi sexo cada vez lo chupaba más.

Sentí cuando me penetró hasta el fondo, se puso rígido, él estaba depositando su leche dentro de mí, yo empecé a moverme más y más, para no dejarle ni una sola gota, era mi macho, quien me había generado este placer, grité, no podía contener ni mi respiración, ni mis gemidos, llegamos juntos mis pequeñas caderas se agitaron, con movimientos de penetración, logre sentir toda su verga llegar hasta lo más profundo, un gran abrazo nos enrollo.

Sueño cumplido el taxista era mío y ahora podía disponer de él cada vez que tuviera ese deseo ardiente de tener sexo.

Soy una mujer baja de estatura, pero ardiente en el sexo.

Lo que me quiero comer, lo seduzco y me lo como.

5 de Março de 2019 às 20:46 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

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kike villalba Escritor de relatos eroticos

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