—Todos preparados, el viaje comenzará dentro de poco.
Se escuchaba afuera de la cabina, todavía lo recuerdo como si fuera ayer. Yo un joven de 22 años, en un proyecto secreto por la Nasa, hasta ahora, mi familia había muerto en un viaje de avión y yo me quedé solo sin familia, así que varios gerentes de la Nasa vieron mi expediente y les gusté ya que yo me especializaba en historia, de hecho era profesor pero dejemos eso de lado, el caso es que al ver mi información me reclutaron para participar en un proyecto que era, meterse en una cabina y esta mandaría tus neuronas y ¨Alma¨ (por así decirlo) a un cuerpo nuevo que tu puedes elegir.
—Bueno, todo listo. ¨T¨ menos:10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, 0.
Todo empezaba a iluminarse en la cabina, se escuchaban varios ruidos y al pasar unos segundos la máquina empezó a girar, en eso yo me estaba mareando casi llegando al vómito, la máquina se detuvo. Por la ventanilla de la máquina se empezaba a ver un campo muy verde, salí y me di cuenta de algo ¡No tenía ropa!, que chistosos, cuando vuelva van a ver, pero bueno a lo que venía, empecé a caminar para ver si encontraba civilización pero encontré un río y empecé a tomar agua de éste, al terminar de beberla seguí caminando y después de varias horas me encontré una hermosa casa de madera y piedra, y en ese momento me empecé a preguntar ¿En qué año estoy?. Decidí ir a la parte trasera de la casa y encontré un balde con ropa, que alivio, pensé que estaría desnudo todo el día, fui a tomarla y en un pequeño rincón me la puse, cuando termine de ponérmela vi por la ventana de la casa y parecía que alguien me miraba y cuando voltee a ver este rostro se esfumó, yo toqué la puerta y al esperar unos segundos me abrió una hermosísima joven.
—Bue... buenos días. Se le ofrece algo.
Preguntó la joven con algo de miedo.
—Si, quería saber si hay un trabajo cerca para conseguir dinero.
Pregunté.
—Perdone no hay trabajos por aquí cerca.
Dijo la joven.
—Gracias, me retiro.
Dije, en eso cuando doy la vuelta ella me jala demasiado fuerte del brazo y los dos caemos al piso ella encima de mi.
—Pe... perdón.
Dijo sonrojada.
—Disculpe ¿Qué año es este?.
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