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Cabañas de cartón



-¡Y cómetelo entero...y no se te ocurra tirarlo! 

le dice la mamá dándole el bocata relleno de onzas de chocolate, y el niño con cara de bueno, corre a las calles de arena, y mientras la madre lo mira correr como un diablillo, se queda de pie llorando sus sueños, sueños robados de mala manera, sueños de un hijo que se le escapa, sueños de un hombre que no se le espera y sueños de una vida que hace rato ya no es suya.


Y el niño se para en seco y mira a su vieja que es muy joven y ve en su cara, su para él única sonrisa y la ama ese instante como nunca y la ama ese instante como nadie. Y la madre no deja que él vea las lágrimas que se le escapan con alivio y vergüenza.


Y ya en la calle, cuando cree que nadie lo mira ni lo ve, besa el pan, y como si el bocadillo fuera un pajarito herido, lo posa bajo un coche, porque su mamá siempre le dijo que el pan es de Dios, y él le tiene mucho respeto a ese Señor que no conoce, pero al que sabe que su mamá le manda vigilar.


Y hace cabañas de cartón soñando su mundo, y metidito en ellas se siente fuerte, y sabe que el cartón para la luz de las estrellas, pero no sus sueños.


-¡ Ya está bien por hoy, que ya es muy tarde y mañana hay cole !

le chilla su madre con la voz cansada y ahogada.


Y ya de noche cuando los ojos se apagan, el fuerte viento no se atreve a mover ni un solo cartón

13 de Janeiro de 2019 às 13:58 0 Denunciar Insira Seguir história
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