salvatio Salvatio Probabilis

Nuestra historia comienza en los cielos, en donde encontramos a un piloto amateur de aviación que solo buscaba extender sus experiencias viajando en su propio avión para ver las maravillas que las personas no notamos desde la tierra. El se encontraba volando, le encantaba volar, sentirse como la libertad de pasearse; como si perteneciera al aire, todo esto gracias por poseer su propio vehículo aéreo. Y su nombre es: Jean Behra.


Crime Todo o público. © Salvatio Probabilis

#crimen #matanza #Viajero #pueblo #Diamantes #HistoriaTragica #tragedia #Rehenes #Mercenarios #avaricia #delito #sangre #violencia #suspenso #viaje #misterio #Maleantes #valentia #miedo
Conto
0
5.5mil VISUALIZAÇÕES
Completa
tempo de leitura
AA Compartilhar

Mercenarios y Diamantes

Nuestra historia comienza en los cielos, en donde encontramos a un piloto amateur de aviación que solo buscaba extender sus experiencias viajando en su propio avión para ver las maravillas que las personas no notamos desde la tierra.


El se encontraba volando, le encantaba volar, sentirse como la libertad de pasearse; como si perteneciera al aire, todo esto gracias por poseer su propio vehículo aéreo. Y su nombre es: Jean Behra.


Jean:-Sera mejor que busque un lugar en donde poder recargar combustible para mi avión. ¡OH! ¡Dios! (mostrando desprecio) como desearía que la energía de los aviones fuera ilimitada, uno se inspira y cuando está en el clímax pasa esto.


Jean buscaba un lugar en donde poder aterrizar y buscar combustible para su avión, veía y trataba de no gastar lo suficiente hasta encontrar una zona libre y despejada. Voló durante unos cuantos 20 minutos hasta que llego a un puerto donde a su lado se encontraba un barco carguero.


Y fue ahí donde descendió para buscar combustible para su avión. Jean apago el motor del avión notando que solo le quedaba el 10% de combustible y que necesitaría llenar el tanque en su totalidad para seguir viajando.


Jean noto que en el puerto no se encontraba ninguna persona cerca para pedir ayuda. Pensó que tal vez tenían un festejo ya que a lo lejos se veía un pequeño pueblo. Se le ocurrió la idea de ir hasta el pueblo para encontrar personas que le pudieran vender combustible.


Mientras Jean se adentraba notaba que en la tierra había marcas como si hubieran pasado frecuentemente camionetas y cajas arrastradas que se dirigían al puerto. A él le pareció normal por el barco carguero que vio antes.


Cada vez que se acercaba al pueblo veía algunos rastros de sangre, esto lo preocupo mucho y se dirigió corriendo hacia él. Cuando llego al pueblo la expresión que puso su cuerpo fue la de temor, ya que veía que dentro de un establecimiento se encontraban mujeres y niños como rehenes y 4 hombres estaban armados.


Jean corrió hacia atrás de donde vino, pero recordó que no podía huir de ahí sin combustible para su avión. Jean se encontraba en aprietos. Su respiración se empezó a calmar. Jean no sabía qué hacer, tenía miedo de que lo hirieran o que lo mataran pero que había de esas mujeres y niños ahí. Jean se puso a pensar ¿Desde que día empezó su infierno?


Unos cuantos minutos se escucharon unos 2 disparos. Esto puso en histeria a Jean. El solo quería correr lo mas lejos de ahí y no entrometerse.


Pero en el fondo Jean sentía que él era su única salvación para los rehenes, pero había 4 hombres armados. Momento el cual regreso a su avión y todo lo que pudo tomar para defenderse siendo unas llaves de mecánico.


Jean temblaba y tenía nervios ya que en la vida real los que quieren ser héroes terminan asesinados. Después se escucho otro disparo.


Jean:-¡Pobres personas! ¿Cómo los ayudo? Solo tengo estas llaves. Señor si estás ahí por favor dame la valentía de ayudar a esas pobres personas. ¡No las dejes desamparadas!


Jean tenía miedo pero equipado con sus llaves se dirigió al establecimiento de los rehenes. Jean espero ahí, él deseaba que ya no hubiera más disparos. Hasta el momento que salió un hombre armado que se dirigía a unos baños cercanos. Jean lo siguió con miedo repitiéndose en voz baja.


Jean:-Hazlo por ellos, hazlo por ellos. Si tú estuvieras en su lugar también desearías que alguien te salvara.


Jean noto que el hombre dejo su arma en el lava manos y entro al baño. Jean sabía que no podía dispararle porque llamaría la atención de los demás. Tomo sus fuerzas, abrió la puerta encontrado al hombre en una posición indecente y Jean le golpeo la cabeza con sus llaves, el hombre quedo noqueado del golpe que le dio Jean.


Jean tomaba control y empezaba a calmarse después de pasar por el momento de adrenalina.


Jean:– Por el momento uno menos, solo faltan 3 mas.


Jean tomo el arma del sujeto que golpeo y se dirigió a un lugar donde pudiera ver a los rehenes y a los hombres restantes. Al parecer notaron que él que salió tardaba mucho en regresar de modo que salió otro a su búsqueda.


Jean aprovecho el momento de que el segundo hombre se dirigía al baño. Con su llave en la mano corrió con toda su alma encontrándoselo de espaldas y sin piedad alguna lo noqueo en la cabeza. Este cayó como un árbol cae cuando es cortado.


Jean:-No puedo creer que me este jugando la vida de esta manera. Desconozco si es suerte o mi plegaria fue escuchada. Solo faltan otros 2 hombres.


Jean pensaba la forma de cómo hacer salir a los otros 2 hombres. Pero parecía estar de racha, otro hombre salió hacia los baños pero este iba en cautela. Jean sabía que tenía que ser cuidadoso. Jean tomo una piedra y la lanzo hacia unos arbustos para llamar la atención del hombre y dirigirse al baño para noquear al siguiente.


El hombre armado fue hacia el arbusto mientras que Jean aprovecho esa oportunidad para ponerse detrás de la puerta del baño y noquear al siguiente. Jean sabía que tenía que calmar los latidos de su corazón.


El hombre entro al baño y vio que los otros 2 se encontraban  tirados debajo del lavamanos. Jean volvió a tomar fuerzas y golpeo al hombre en la cabeza, solo que este cayo contra el lavabo y lo rompió.


Al parecer este ruido se escucho hasta el establecimiento donde se encontraba el último hombre armado. Este a su vez tomo a una mujer cerrando la puerta para dejar a los demás rehenes encerrados llevándose la llave con él.


Jean salió del baño corriendo hasta esconderse debajo de unos vehículos que estaban por ahí.


Hombre armado:-¡¿Quién anda ahí?! Se supones que todos los hombres del pueblo están trabajando en las minas. (Mientras forcejeaba con la mujer que llevaba como rehén)


Jean tenía por suerte las armas de los otros hombres armados, no le quedaba de otra que utilizarla contra ese. Su tono de voz demostraba que estaba dispuesto a matar. Jean con lágrimas en los ojos pidió que le perdonaran por lo que iba a hacer. El hombre grito que si no se mostraba empezaría a matar a la mujer que tenia.


Jean al escuchar esto no le quedo otra que dispararle por la espalda. Cuando el disparo se escucho, el hombre armado cayo mientras su cuerpo caía lentamente temblando y la mujer solo gritaba por lo ocurrido.


Jean salió de su escondite, se dirigió con la mujer y le dijo que se calmara, él los estaba ayudando. Que él no era un asesino.


Mujer:– ¿Tu mataste a ese hombre?


Jean tiro el arma al suelo y llorando le contesto.


Jean:– Yo no tenía otra opción señora, el estaba a punto de matarla a usted.


Mujer:– ¿Y los otros también los mataste?


Jean:– No, los demás están inconscientes en el baño de allá. (mientras apuntaba con la vista)


La mujer recogió el arma del piso que dejo caer Jean y fue al baño donde se escucharon balazos. Después de eso la mujer se acerco al cadáver del hombre que la tenia de rehén y tomo las llaves del establecimiento para liberar a los demás rehenes.


Jean entro y veía como las mujeres se abrazaban las unas a las otras junto con los niños mientras había otras 3 mujeres muertas.


Mujeres:– ¡Muchas Gracias joven! (con voz de alivio y valoración de la vida) Lastima que no llegastes a tiempo para las otras 3 mujeres que perdieron la vida.


Jean:– ¿Qué ocurre aquí? ¿Por qué el pueblo parece fantasma? Y ¿Cómo que todos los hombres se encuentran en las minas?


Una mujer se acerco a Jean y le empezó a contar mientras las demás tomaban a los niños y otras velaban por las mujeres asesinadas.


-¡Gracias a Dios que escucho nuestras plegarias! Me llamo Silvia como notaras éramos rehenes de esos sucios bastardos (con voz de ira y desprecio que no perdona). Asesinaron a las otras 3 mujeres solo porque no querían complacerlos.


Jean:-¿Pero que llevo a que el pueblo este en esta situación?


Silvia:-Hace una semana para ser exactos llegaron esos hombres, venían disfrazados de geólogos y científicos. Mi pueblo les dio permiso de que buscaran nuevos minerales pero lo que encontraron fueron diamantes. El hombre que los representaba nos mintió, en realidad son mercenarios y al descubrir que este pueblo contaba con minas ocultas de diamantes se apodero del pueblo. Dijo que un tal conocido hizo un análisis a estas tierras años atrás y efectivamente era una zona rica.


-Tomando a las mujeres y niños como rehenes para llevarse a los hombres a trabajar ahí. Donde se encuentras los esposos, hermanos y padres de nosotros.


-¿Quién sabe como los trataran? (con voz de nervios y preocupación)


-Los buenos es que son  un grupo de 15 mercenarios y su líder.


Jean:-¿Cuentan con alguna forma de comunicación para que nos auxilien?


Silvia:-Los infelices destruyeron los póster para que no hubiera comunicación. Así que estamos a nuestra propia suerte hasta que tú nos libraste de esos 4 hombres armados.


Una mujer grito diciendo que se acercaba las 6 de la tarde, momento en el cual cambian de turno los hombres armados.


Otras mujeres tomaron las cuatro armas y esperaron a que se acercaran al establecimiento para hacer el cambio de turno.


Así que idearon el plan de meterse   como rehenes y que Jean se pusiera la ropa de uno de ellos mientras que 4 mujeres los esperarían para asesinar.


Llego las 6 de las tarde. Efectivamente una camioneta se acercaba hacia el establecimiento. Jean se puso de espalda cerca de la ventana y se veían las mujeres y niños adentro para que los otros hombres armados no sospecharan.


Uno de ellos detuvo la camioneta y en el momento en que empezaban a bajar las mujeres casi descargan la munición de las armas sobre esos 4 sujetos hasta matarlos.


Jean y las demás mujeres salen para  ver los cadáveres y quitarle sus armas.


Jean:– Bueno al fin ya van 8 de ellos nos quedan otros 8 contando su líder. Que lastima que tengamos que asesinarlos (con voz de piedad)


Silvia:– No te tientes el corazón Jean. Ellos hacían cosas perversas, a algunas de nosotras y si no querías hacer lo que ellos decían, te mataban  o peor a un niño.

Jean:– Tenemos 8 armas y faltan otros 8 de ellos.


Silvia:– ¡Es momento de dirigirnos hacia las minas y liberar a los hombres del pueblo!


La mayoría de las mujeres tomaron piedras y palos y otras las armas de los mercenario. Todas destilaban odio de sus ojos. Sin embargo unas cuantas se quedaron con los niños para cuidarlos.


Jean se dirigió con ellas para ayudarlas a liberar a los hombres de las minas. Pero Jean al ver como las mujeres actuaban tan brutalmente contra esos mercenarios. El se encontraba confundido por si sentirse mal o bien por haber matado a uno de ellos.


Las mujeres junto con Jean tomaron la camioneta, llegaron a la mina. Jean le dijo que debían pensar antes de actuar para evitar más asesinatos. Pero las mujeres no les importaba ellas quieran deshacerse de sus invasores como pudieran.


Jean que estaba disfrazado como uno de ellos buscaría la forma de hacer salir a los otros para no poner a los hombres en peligro.


Jean al entrar notaba que los hombres estaban trabajando sin parar, unos ya moribundos y otros con sus manos ensangrentadas por las ampollas.


Ver esto hizo compartir el sentimiento que tenían las mujeres sobre esos mercenarios. Jean se acerco pero manteniendo su distancia para que no vieran bien su rostro, les grito a los otros mercenarios.


Jean:-¡Necesito su ayuda! Acaba de llegar las autoridades y será mejor que escapemos de aquí lo más pronto posible.


Mercenario:-¡Eso es imposible! Destruimos su comunicación. ¡Debes de estar bromeando!


Cinco mercenarios salieron junto con Jean. Al salir Jean se lanzo hacia el piso cuando llego una lluvia de balas la cual puso fin a la vida de esos mercenarios.


Jean:-Esto es muy apresurado para mí y mi  corazón. Espero que no me causen canas.


Una de las mujeres furiosa grito:– ¡Solo faltan 2 perros y su amo!


Silva:– ¿Jean estos eran los únicos mercenarios que estaban en la mina?


Jean:-Son los que encontré, no sé y se preguntamos a los hombres que están en la mina.


Las mujeres entraron para buscar a sus parientes. Unos les dijeron que los que faltan se dirigieron hacia el barco para descansar.


Jean:– ¡A lo mejor en su regreso vieron mi avión y ¿si regresan al pueblo para desquitarse?!


Silva:– ¡Todos los que puedan luchar venga conmigo de regreso al pueblo!


Jean veía como a pesar que los hombres estaban cansados, el odio les daba energía para enfrentar a los mercenarios. Como si estuvieran poseídos, no estarían saciados hasta tomar la vida de todos los que los maltrataron.


Jean tomo una pistola que encontró en la camioneta. Condujo cerca. El bajo y le dijo a los demás que tuvieran cuidado ya que por seguro quieran volver a tomar rehenes para escapar.


Pero por una parte Silvia y otros vieron como las luces de una camioneta se dirigía hacia el pueblo. Estos pusieron en marcha, dejando a Jean. No pensaban, lo que hicieron fue pisar a fondo el acelerador hasta impactarse contra los mercenarios y su jefe.


Jefe:-¡Son los inútiles del pueblo!


El cual este salta de la camioneta mientras impactan con los otros 2 mercenarios. Las camionetas tuvieron una colisión inelástica por suerte, pero provoco que hubiera heridos.


*Se le llama colisión inelástica cuando 2 cuerpos chocan pero sus cuerpos quedan juntos, como si se fusionaran (permanecen pegados entre sí) pero la energía que se proporciono produce la deformación de los cuerpos. Ej.: Cuando chocan 2 automóviles y quedan pegados después del impacto.


Jean veía desde una pendiente de tierra como empezaban a correr los unos a los otros.


El jefe toma su arma y empieza a dispara con odio contra la gente que estaba en la camioneta. Jean veía como el jefe perdía el control y disparaba sin fijarse hiriendo a más personas. Jean con la pistola le apunto desde lejos aprovechando el punto ciego del hombre y le disparo.


La gente al ver que el líder caía muerto, los que estaban ilesos se acercaron para golpearlo a pesar de que ya estaba muerto.


Después de eso los habitantes del ahí cayeron en lagrimas, abrazándose ya que por fin habían escapado de ese infierno.


Jean se quedo unas horas con los habitantes del pueblo. Los cuerpos de los mercenarios y su líder los quemaron ya que no merecían un entierro digno. La gente al saber que su pueblo poseía diamantes decidieron ocultarlo pidiendo a Jean que guardara el secreto no querían perder a más personas del pueblo y sobre todo atraer a más personas malas.


La gente de ahí le regalo combustible a Jean para que pudiera partir y que les hiciera el favor de volar a la ciudad más cercana para pedir ayuda. Eso hizo Jean. Después de esto esperaba no quedar traumatizado.


Fin

24 de Novembro de 2018 às 19:32 2 Denunciar Insira Seguir história
2
Fim

Conheça o autor

Comente algo

Publique!
Salvatio Probabilis Salvatio Probabilis
¡Gracias por tomarte la molestia y el tiempo de leer este pequeño relato Matías! ¡Saludos por parte de este humilde escritor y cuidate mucho!
January 05, 2019, 20:49
Raul apaza Raul apaza
muy interesante la historia, me gusto
December 30, 2018, 04:53
~