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Alex Harris

Domingo 12:00pm

Abro los ojos lentamente y el sol se penetra de una forma brusca en mis ojos haciendo que inconscientemente lleve mi mano hacia ellos y comience a refregarles.

El dolor en mi cabeza comienza a hacerse presente y un montón de imágenes borrosas comienzan a aparecer delante de mi.

Solo logro distinguir todo el alcohol que ingerí.

Giro mi cabeza hacia la izquierda y me encuentro con una morena durmiendo boca abajo plácidamente y poco a poco un montón de esas imágenes borrosas comienzan a hacerse visibles.

Fiesta.

Chicas.

Alcohol.

Bailes sensuales.

Adam borracho.

Adam borracho bailando arriba de la mesa.

Andrew besándose con una rubia con un cuerpo de infarto.

Austin peleándose con el portero.

Y por ultimo yo.

Besándome con dos chicas y terminando con una en esta cama.

¡Mierda!

Lentamente me levanto para no hacer ruido y poder salir de allí sin que esa chica se despierte.

Agarro mis zapatos y mi ropa que esta tirada por toda la habitación, abro la puerta y justo cando estoy saliendo escucho un gruñido y siento como mis ojos se cierran con la esperanza de que no se haya despertado.

Pasan los segundos y no sentí ninguna voz chillona como suele ser la mayoría de las veces.

De forma lenta y con cuidado cierro la puerta a través de mi y salgo lo mas rápido que puedo en puntas de pie.

Bajo las escaleras mientras voy observando la casa.

Paredes blancas, todo absolutamente en su lug... y Austin durmiendo con medio cuerpo en el sillón y la otra mitad en el piso. La boca abierta y roncando como si no hubiera un mañana.

Una risa ahogada sale de mi garganta y comienzo a negar con la cabeza divertido imaginándome todo el descontrol que hicimos anoche.

— Austin— susurro en su oído haciendo que comience a mover sus manos restando-le importancia y soltando gruñidos inconscientemente.

Tomo aire y le pego una cachetada haciendo que se exalte rápidamente y me mira con una cara de no entender absolutamente nada.

— ¿Que mierda carajo?— dijo soltando gruñidos y sentándose en el sillón.

— Solo necesito que me digas donde están Adam y Andrew para largarnos antes de que se despierten— digo rápidamente y en susurro.

— No se— se refriega sus ojos— lo ultimo que recuerdo de Adam es que me dijo que se iba a tomar un vuelo al país de los unicornios — sin poder evitarlo, me tapo la boca y comienzo a reirme.

— Somos un desastre— digo mientras comienzo a ayudarlo para que se levante.

— Somos el desastre mas sexy que existe en este mundo— ronronea de forma "seductora" y esta vez somos los dos que reímos.

Después de buscar por toda la casa encontramos a Andrew en otra habitación durmiendo con dos chicas y Adam tirado en el piso de la cocina con otras dos.

Hacemos que los dos se levanten a regañadientes y comenzamos a caminar con superioridad hasta la puerta como si hubiéramos logrado una misión imposible.

— ¿Ya se van?— oh mierda.

Nos miramos entre todos y no sabemos si correr o correr.

Misión fallida.

— Si nena— contesta de forma seductora Andrew y se da la vuelta para enfrentarla ya que ninguno lo había hecho— me llamaron de la veterinaria que ya tenían a mi perro curado y tenemos que pasar a buscarlo.

¿Un perro? ¿Enserio?

Todos lo matamos con la mirada haciendo que es solo se encoja de hombros y sonría con disimulo.

— Pero si ni se han puesto la ropa— chilla y todos bajamos a vernos.

Si, definitivamente estamos todos en bóxer.

— Oh, es que...— Andrew nos pide ayuda con la mirada y ahí es cuando toca mi turno.

— Ya sabes nena— digo en forma seductora dándome también la vuelta— urgencias— le guiño el ojo haciendo que inmediatamente se sonroje y desvié la mirada.

— Oh si— dice tímidamente pero con la misma voz chillona— pero nos llamaran ¿Verdad? — comienza a enredar su pelo con el dedo de forma coqueta y muerde su labio inferior.

— Claro, belleza— ahora es Andrew que vuelve a hablar.

— Bueno— sonríe coqueta mente— adiós guapos.

— Adiós— decimos todos al unisono y cuando sentimos que realmente estamos librados, una voz nos hace detenernos.

— Oye chicos — nos llama.

— ¿Si, guapa?— contesta Adam con impaciencia.

— ¿Y sus números? — oh mierda.

— Se los dejamos anotados en la cocina— dice tranquilamente como si esto ya lo tuviera planeado.

— Hmmh... okey— todos suspiramos de alivio sin que ella lo notase y nos despedimos con la mano caminando hacia la salida.

Cuando salimos al exterior volvemos a caminar con ese aire de superioridad como si hubiésemos pasado la misión mas imposible.

— Somos los putos amos— habla Andrew y todos reímos.

Exacto, somos los putos amos.

...