Estaba en el restaurante italiano de la esquina, hace horas que la espero. La he llamado un par de veces y ninguna contesto, le he enviado un mensaje.
Me canse de esperarla, termine por ordenar y comer solo de nuevo.
Al terminar de comer fui a mi departamento. Subí en el elevador.
Al entrar me lance en la cama, tome mi teléfono y llame a mi mejor amiga Bailey Osbourne. Al tercer tono me contesto.
- Hola torpe –dijo ella en su tono usual.
- ¿Qué hay, Bailey? –salude, se podía notar la tristeza en mi voz.
- ¿Paso algo?
Le conté lo del restaurante.
- Ya veo –dijo ella-, veámonos en nuestra heladería favorita.
- Voy para allá.
...
Bailey es mi mejor amiga desde la primaria. Recuerdo que la habían apartado un grupo de niñas, entonces me le acerque y me miro con sus ojos de cachorro color miel con azul. Desde ese día hemos sido amigos.
Llegue a la heladería y la busque entre la gente. La encontré vestida con su ropa de bailarina, unas licras negras, una camisa de tirantes azul, y su cabello, rubio oscuro, amarrado en una coleta de caballo.
Ella es bailarina, según yo, creo que es una de las mejores bailarinas del mundo. Baila Ballet, Hip Hop, y Break Dance.
- ¿Qué cuentas? –dije al sentarme frente a ella.
- ¿Y esa mirada? –me pregunto-, te ves deprimido, ¿Rebecca de nuevo?
Me limite a responder. Rebecca es mi novia, salimos desde hace un año, aunque últimamente salimos poco, ya casi ni hablamos.
- Morgan, tienen un año saliendo –decía Bailey-, te trata como porquería. Ya te lo he dicho, así no funciona una relación.
- Ella es mi novia, nos amamos, por alguna razón decidimos ser una pareja –dije soltando un suspiro-, cada vez que hablo de Rebecca me vienes con esto.
- Eres mi amigo, y no quiero que te lastimen. Tal vez no sepa mucho de relaciones pero eso es ida y vuelta.
Me quede callado.
- Sabes que tengo razón –decía, aparte mi mirada de sus imponentes ojos-, cada vez que hablamos surge Rebecca solo porque tu la nombras.
Me levante de ahí y Salí del lugar, Bailey me perseguía. Me detuvo tomándome del brazo.
- ¡Morgan, detente! –lo hice.
Me volví a verla directamente a sus ojos.
- ¿Qué?
- Te daré un consejo como siempre que me lo pides –me dijo aferrando sus uñas a mi camisa-, habla con ella. En las relaciones hay comunicación, y en la tuya no la hay.
- ¿Por qué quieres que termine con ella? – le espete.
- No quiero que terminen –soltó mi camisa-. Solo quiero que no te lastime, y que seas feliz, así que tómalo o déjalo.
Me miro un momento, luego se fue.
Yo volví a mi casa. Al llegar vi a mi hermano, Calvin, sentado en el sofá. Mi hermano y yo nos mudamos juntos hace una semana, el se mudaba de Boston para San Francisco. Ahora vivimos juntos. Siempre fuimos hermanos muy unidos.
- Hola, llegas temprano –le dije.
- Si, no pude conseguir empleo –dijo señalando un periódico en la mesilla del centro.
- Ya lo lograras –le dije sentándome junto a el.
- Solo lo dices porque eres mi hermano mayor –me golpeo en el hombro- y porque eres un diseñador gráfico talentoso.
Me reí.
Luego ordenamos comida china y cenamos en pijamas. Nos fuimos a dormir luego de jugar videojuegos.
Me acosté en mi cama, daba vueltas y vueltas, no podía dormir. Las palabras de Bailey retumbaban en mi cabeza, tal vez ella tenga razón, pensaba.
Luego de tanto girar me quede dormido.
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