marekmakaniverse Marek Makani

En la nueva serie creada por la mano de Marcos Marín cubierto por el pseudónimo de Marek Makani nos trasladamos al día en que las naves se posaron sobre la Tierra para dar comienzo a un infierno sin precedentes en su historia, es rápido pero doloroso para todas las vidas que la habitan, sin embargo, los autores de tal masacre toman cincuenta individuos de la especie dominante de todo planeta que destruyen, en este caso la humana, pero uno de esos cincuenta es diferente y su nombre es Markus...


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TODO FINAL ES EL PRINCIPIO DE ALGO

Aquel Domingo a las doce de la tarde comenzaron a sonar las sirenas, los avisos, el colapso de internet, la explosión de los televisores, el derrocamiento de todos los gobiernos, la muerte de la mayoría de vida en nuestro planeta, la llegada de aquellos titanes de hierro que escupían llamaradas de fuego inimaginables, eran naves tripuladas por seres que jamás antes habían tratado de contactar con la Tierra, simplemente querían hacerles el regalo de la destrucción de su mundo como si careciese de cualquier tipo de valor, al fin y al cabo solo se trataba de una mota de polvo más en el cosmos.

Esto no evitó que los susodichos recolectasen aleatoriamente cincuenta humanos para hacer uso de ellos como conejillos de indias, deseaban conocer su anatomía, su genética, todo su universo biológico interior, el porqué de su llegada a la cúspide como especie en su planeta, así lo hacían con todas las especies dominantes de los cuerpos celestes que arrasaban.

El planeta azul era historia, la duda infinita de la raza humana acerca de si estaban solos había sido contestada con la peor de las respuestas, la pesadilla de muchos que, por suerte o por desgracia, no duró demasiado como para detenerse a sufrirla. Los sujetos seleccionados en cambio ascendían en columnas de luz hasta las masivas máquinas voladoras que trataban de devorarlos mientras eran testigos de la desaparición en cuestión de tan solo segundos de sus familias, sus recuerdos, sus logros, sus fracasos, sus planes, sus pasados, presentes y futuros, todo ahora era nada.

Una vez llegaron arriba trataron de defenderse, pero sin demasiado éxito ya que se les inyectó justo en la parte superior de la cabeza un suero que les sumergía en un estado permanente de inconsciencia hasta que aquellos que se lo administraron decidieran que era suficiente, cosa que obviamente no sucedería porque probablemente todos fueran a morir tarde o temprano.

Ya no podían sufrir más, no podían reflexionar acerca de todo lo que les acababan de robar hace horas, eran simples trozos de carne que todavía respiraban. Días transcurrieron hasta que la tripulación de la nave creyó conveniente que los individuos estaban listos para las pruebas. Primero les inyectaron más sustancias para comprobar la respuesta de sus cuerpos a estas, después quemaron o congelaron partes de varios de los ejemplares humanos para observar la reacción dérmica a dichas temperaturas extremas, introdujeron nanobots en ellos para navegar por todos sus órganos grabando todo con las cámaras que portaban, inseminaron a algunos de los sujetos femeninos con esperma de los masculinos para observar el desarrollo durante el periodo de gestación, y después ejercieron sobre aquellas personas que ya creían haber exprimido casi al completo todo tipo de mutilaciones, extracciones de muestras o incluso torturas manteniéndolos conscientes para monitorear simultáneamente los fenómenos sucedidos en el cerebro al sufrir dichos daños o alteraciones corporales.

Todo iba según lo previsto, los alienígenas tenían pensado llegar a la base espacial Kondrem en tres días tras haber navegado durante más de cinco meses a lo largo de los cuales tuvieron lugar estas atrocidades. El plazo finalizó, de los cincuenta humanos apenas sobrevivieron tres, Markus Krimson, Pauline Straker y William Garmind, aunque lo cierto es que en condiciones deplorables. Los embadurnaron en la sustancia conocida como Takresis, que se introduce por todos los poros y orificios del ser al que le es aplicada para que inicie una destrucción paulatina desde dentro hasta fuera.

Pauline convulsionó hasta fallecer, estaba físicamente destrozada, William, aunque no había sido tan torturado como ella quedó hecho un completo desastre tras la completa explosión que se produjo en él al recibir el mejunje y finalmente Markus, que no respondió ni dejó ver ningún efecto. Los tripulantes retiraron los cadáveres de Pauline y William, pero como las constantes de Markus todavía permanecían activas estaban barajando otros métodos para deshacerse de él, pero fue entonces cuando se produjo el cambio.

En el registro a tiempo real de todos los componentes o sustancias que albergaba en su interior, aparte de añadirse la Takresis también surgió una nueva glándula, de nombre Yoka, era bastante conocida por los científicos debido a su presencia en animales o sujetos alienígenas extraídos de sus planetas recién exterminados y asociando su aparición al cese de la conexión del individuo con el campo magnético de su planeta natal, pero las probabilidades de que alguien o algo la desarrolle son ínfimas, se trata de un suceso prácticamente imposible.

No sabían reaccionar ante la singularidad de lo que estaban viviendo, pero comenzaron a divisar cada vez de forma más explícita que la mezcla de la sustancia con la glándula estaba resultando en cambios significativos en las constantes y la composición íntegra de Markus, cambios que, sin embargo, todavía no se traducían en ningún movimiento externo. Los científicos tomaron varios objetos punzantes, uno por cabeza, y le apuñalaron en treinta ocasiones. Ríos de sangre brotaron del hombre, la mayoría salpicando desastrosamente a los alienígenas quienes no sintieron demasiado asco, pero sí ardor, sus trajes comenzaron a desintegrarse y tras aquello sus pieles, también músculos, órganos, todo de ellos se transfiguró en una abominable masa viscosa con olor a quemado.

En medio de aquel estropicio Markus comenzó a levantarse débilmente, se sostuvo como pudo con tal de no caerse, al encontrarse plenamente incorporado observó el entorno al detalle para controlar la situación de la mejor forma posible. Una especie de energía insoportable ascendía desde sus pies hasta alcanzar su cabeza, percibía como si toda su estructura fuese a reventar en cualquier instante, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los impulsos que aquella potencia producía desde lo más profundo de sí significaban un antes y un después en su vida, lo incalculable de aquel poder acababa de situarlo en la cúspide de todos los habitantes de la ahora extinta Tierra, pero además en uno de los seres más relevantes del cosmos debido a que no cualquiera poseía las capacidades que desde aquel milisegundo él portaba.

No era consciente de dichas habilidades, pero fueron ellas las que comenzaron a canalizar toda su furia controlándole para hacer lo que tanto deseaba, aniquilar a los culpables de la masacre sin precedentes que había sufrido su hogar, su mundo, su pequeño gran universo, por lo que tomó a uno de los tripulantes y lo partió brutalmente en dos mitades. Las heridas ocasionadas por las armas blancas que habían usado sus captores para asesinarle por fin se cerraron más rápido de lo esperado. El resto de la tripulación intentó escapar de su ataque sin éxito debido a que cogió una de las incubadoras donde los habían introducido durante los experimentos y la arrojó contra ellos aplastando a varios en la pared. A los restantes les arrancó las cabezas al alcanzarlos con el mayor de los frenetismos. Descubrió que en la cabina de control permanecían otro par de ellos a los que les sacó las columnas vertebrales sin ningún tipo de escrúpulos. Ellos habían creado una bestia sin saberlo, la mezcla perfecta de ingredientes para que algo de semejantes dimensiones pudiera tener lugar, algo que les quitó la vida y que lo haría con todos los miembros de dicha especie que se topasen con él, o al menos esa era la intención inicial ya que a pesar de dicho cambio, Markus seguía siendo un humano, una buena persona con valores, con principios, que jamás haría daño a inocentes de forma gratuita, lo que acababa de hacer era producto de la venganza, del odio causado por el daño a su existencia ejercido por aquellos infames, era una excepción.

Se quedó solo, todos los que permanecían en el coloso de metal ahora solo eran cuerpos inanimados, inertes, que no podían servir más que para alimentar a Markus durante el tiempo que se hallase allí sin saber cómo pilotarlo, los controles no eran para nada similares a los de vehículos aéreos de la Tierra.

Por dicha razón pasó las jornadas atrapado en la más atormentada de las soledades, con la memoria llena de momentos inolvidables al lado de sus padres John y Samantha que murieron en el ataque, pero hasta entonces siempre se preocuparon por su bienestar siendo progenitores ejemplares por donde se mire. Pero sobre todo su mente le llevaba hasta Katherine, su esposa, a quien conoció cuando ambos tenían doce años y con quien comenzó a salir a los 14. Ahora comprende el valor que todo aquello tenía a lo largo de todas las minúsculas chispas de tiempo que duró, lo que parecía bueno ahora se veía milagroso y lo que entonces parecía malo, un problema, ahora era insignificante, si le dieran a elegir desearía repetir mil dificultades de aquellas, pero seguir viviendo dicha realidad a encontrarse donde lo hacía ahora, el regalo de la vida es único, debe aprovecharse hasta la muerte, lo cual le otorga un poético, aunque deprimente sentido.

Agarró un trozo de metal que se encontraba en el suelo con la horrenda idea de quitarse la vida, deseaba hacerlo más que nunca, prefería morir que proseguir con una existencia vacía a sus ojos y carente de cualquier motivo para continuar con ella. Y lo hizo, se introdujo el objeto en cuestión centímetro a centímetro en el pecho, pero no le dolía. Creyó que era causa de todo el infierno por el que había de tenido que pasar emocional, psicológica y físicamente, sin embargo, la realidad era que ahora ya no era Markus, sino que tras su conversión anatómico-genética le era prácticamente imposible morir, sus capacidades curativas junto con su compleja biología impedían que aquello sucediera, lo que para algunos sería un regalo para él era la mayor de las condenas. Cargado de impotencia se apuñaló a sí mismo diecisiete veces sin éxito en sus intenciones ni tampoco daño alguno.

Ahí fue consciente de lo que estaba pasando y estaba por pasar, se convenció de que no había forma de escapar de aquella cárcel llamada dolor, tristeza, soledad, o incluso inmortalidad, era su nuevo camino, no existía otro más que ese, era inútil negarse, querer escapar de él o increparlo, solo tenía que aceptarlo, sabía que jamás lo haría, pero sí que tendría que asumir que formaría parte de ello para la eternidad quisiera o no. La medida que tomó entonces fue ponerse a observar, estudiar y analizar a fondo los comandos o direcciones de la nave, tarea cuya dificultad parecía un mensaje de que jamás podría salir de allí, pero entonces alguien desconocido irrumpió en el navío espacial reventando una de las puertas de acceso.

Markus tomó todas las precauciones por si se trataba de alguien o algo enemigo, escuchó cómo lentamente los pasos se aproximaban hacia la estancia en la que se encontraba, pero cuando se topó con el individuo antropomórfico de altura media, piel verde escamosa, dientes afilados, peinado de estilo mohicano, vestido de cuero y los ojos morados sus sospechas parecieron confirmarse, pero parecieron, no lo hicieron porque realmente no podemos juzgar a un libro por su portada, aquel motero galáctico venía en son de paz.

Abajshajua ajdbaydb (¡Oh dios, eres un humano!) – Dijo en su idioma natal al ver a Markus en posición de ataque. Acto seguido se colocó lo que parecía un sistema de traducción instantánea en el que se podía leer un rótulo de su aparente nombre Volka 12V-.

¡No te entiendo, no avances más o tendré que matarte! – Respondió apresuradamente al reptil que solo trataba de entablar una conversación con él-.

Vale. ¿Puedes entenderme ahora? – Preguntó con la intención de tranquilizarle-.

Continuará…

28 de Abril de 2023 às 11:55 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

Conheça o autor

Marek Makani Marek Makani, nacido Marcos Marín Molina, es un autor español especializado en cuento y novela corta. Algunas de sus obras más célebres son sus Narraciones Independientes, Hellands, sus novelas gráficas RUINA o Red for Blue, las series MANIAC o Kosmik Tales y los cuentos de su antología Necrotales.

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