―Gerard, la comida ya está en la mesa. Date prisa.
―Voy, me estoy lavando las manos.
Deberías lavarlas pero muy bien para limpiarlas como Dios manda, pensó Patty para sí, aunque se limitó a contestar con un frío silencio.
―¿Qué hay para cenar, cariño?
―Filete de atún con verduras hervidas― respondió Patty sin mirar a su marido.
―¿Te pasa algo amor? Te veo algo molesta.
―¿Yo? Que va… Estoy bien. Estoy muuuy bien.
Patty había llevado los vasos y una jarra de agua a la mesa, luego hizo ademán de sentarse, mientras Gerard le agarró suavemente la muñeca.
―¿Estás segura?
Patty ahora le miraba con un ceño bastante más fruncido y arrugado de lo habitual. Se sentó y añadió:
―Ahora sentémonos a cenar porque si no se va a enfriar la comida. Olvídalo Gerard, no me pasa nada.
La cena transcurrió sin mucho intercambio de palabras aparte unos comentarios positivos del hombre acerca de lo fresco y sabroso que según él estaba el filete de atún, mientras en la televisión pasaban unos de esos programas sobre casas de empeño. Mientras Patty despejaba la mesa, su marido seguía sentado tomando en pequeños sorbitos lo que le quedaba de agua en el vaso.
―Diez mil dólares por ese cachivache… ¿Te lo puedes creer, Patty?― exclamó Gerard comentando lo que pasaba en el programa que estaban dando la televisión.
―Ahora ya verás qué el tío va y le suelta “te doy dos mil por eso”. ¡Son unos malditos estafadores!
Patty se limitó a levantar la mirada unos segundos hacia la televisión y luego volvió a sus quehaceres sin decir ni una palabra. Seguía trastornada. No podía sacarse de la cabeza lo que le había contado su amiga Nancy sobre Gerard, apenas unas horas antes de la cena. Ahora solo necesitaba pensar cómo vengarse del cabrón de su marido. Mientras se preparaba una tila, se detuvo un instante observando el agua que hervía en un pequeño cazo. Miró hacia su marido que ahora se había sentado en el sofá y le daba la espalda. Apagó el hornillo, se puso un guante de cocina, agarró el cazo por el mango y caminó hacia él con una sonrisa macabra que le iluminaba la cara.
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