mizore23 MIzore Hirano

James un alfa sin la más mínima intención de formar una manada vive una vida de excesos; Cordelia un alfa criada entre lujos y demasiado mimada no cree que sea de una dama comportarse como un lobo, ambos caminos terminan juntándose en la celebración de la noche de luna azul pero antes de que sus caminos se encuentren la tragedia y la traición tiñe de sangre la noche. Cinco años después por azares del destino sus caminos se juntan develando a un James que no cambio y a una Cordelia totalmente distinta, los rumores de maldición y traición nacen nuevamente y el interrogante nace nuevamente. ¿Pueden dos alfas opuestos terminar juntos?,¿Cuál es la traición?, ¿Sobre quien pesa la maldición?.


Ficção adolescente Impróprio para crianças menores de 13 anos. © Todos los derechos reservados

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Noche de luna azul

HACE 5 AÑOS:

Caían las ocho de la noche y en la mansión Teshinov se encontraba alborotado por la celebración de la luna azul, una ocasión especial en donde todos los jóvenes sin luna se presentaban en sociedad con la esperanza de encontrar una luna para emparejarse.

-Alfa james ya es hora levántese por favor, es hora ya de vestirse. Decía el mayordomo mientras habría las cortinas de una cama isabelina, para solo encontrar a una persona envuelta en un sinfín de sabanas. -Señor… .Dijo sacando de un tirón las sabanas que lo envolvían dejando entrever a un joven musculoso de unos diecisiete años con unos cuantos tatuajes en todo su cuerpo señal de que era un alfa de alto rango entre su manada.

-Ajshh Albert, la fiesta es a las nueve de la noche y aquí. Dijo molesto rascando su cabeza.

-Sus padres son los anfitriones este año tiene que estar a tiempo para recibirlos junto con ellos.

-Vamos idiota levántate. Dijo un joven delgado algo musculoso de cabello corto alborotado color castaño rojizo que se recargaba de brazos cruzados en la puerta.

-Señor Aren, por favor haga entrar al alfa en razón.

-Yo me encargo tu ve. El mayordomo se fue no muy convencido de lo que le aseguraba Alan.

-Solo es el mensajero al menos conténtalo.

-AHhh vamos, en verdad no quiero ir, todas esas mujeres tratando de conseguir algo.

-No veo que te quejes cuando las llevas a la cama… ten ponte esto. Dijo arrojándole un pantalón de jean negro.

-Ni tu tampoco… es solo que me molestan, te acuestas y ya piensan que son de la familia… o sea, no seré célibe hasta encontrar a mi luna. Decía calzándoselos para luego ponerse a buscar unas zapatillas bajo la cama. -Además, están las otras, “te ves bien”, “Me encantan tus tatuajes”, que vienen acompañados de “Quiero hacerme uno”, por dios no aguantan una uña partida menos la aguja del tatuador.

-Tu ablando de tatuajes como si fueses un experto cuando no hace mucho no te gustaban.

-Sip, pero se ven bien y tienen su significado. Decía mientras se admiraba en el enorme espejo de pie colocado al lado del armario.

- ¿Qué me dices de la señorita perfección?. Dijo pasándole un peine.

-¿Qué Cordelia?, por favor primero me mato si ella llega a ser mi luna, te imaginas.

-Huh… no se transforma para no destruir su guardarropas.

-Peor creo que no lo hace, ¿Te imaginas ir al bosque y ensuciarse?, por dios.

-Te ves sexy.

- ¿Es una propuesta?. Dijo en tono burlón mientras le daba pequeños empujones.

-Para tu desgracia aún me gustan las chicas… vamos de una vez o tu madre vendrá a buscarnos.

Eran ya las nueve de la noche y los autos comenzaban a agolparse en la entrada, las más reconocidas familias de Licanos se encontraban presentes para la celebración, en la entrada se encontraba la familia anfitriona saludando a quienes llegaban.

-Podrías haberte puesto algo mejor, esta no es una de tus fiestas. Dijo con seriedad un hombre de mediana edad, de cabello entrecano de razgos marcadamente fuertes.

-Dejen de pelear ambos. Dijo por lo bajo una mujer mientras colocaba sus palmas en los hombros de cada uno.

-Por favor… se de lo que se trata esto.

- ¿Albert están todos?. Pregunto la mujer al ver que la llegada de los autos comenzó a disminuir.

-La señorita Cordelia y su comitiva puede que lleguen tarde, Alfa Merisa .

-De seguro no encuentra los zapatos que combinen. Dijo con una suave risa irónica James mientras al verlo su padre este llevo una mano a su boca.

-Algo debe haberlos retrasado … manda a mis gamas Alden y Vesla… .Había algo en sus ojos que demostraba preocupación, mientras miraba a la lejanía de lo que era su casa.

- ¿Querido que sucede?. Dijo Merisa con preocupación.

-Nada… solo quiero estar precavido. Dijo sin más palabras mientras entraba a la casa, ambos James y Merisa cruzaron miradas sin entender el porqué de la reacción, pero sabiendo que no respondería entraron sin decir más.

-Él está raro madre.

-Lo sé, pero en estos momentos solo porque todo ahora salga bien, a su momento sabremos.

El clima era por demás aburrido, mi madre había insistido en presentarme cada una de las jóvenes de la fiesta, por dios algunas son tan básicas y otras tan aburridas, era demasiado, por lo que opte por escabullirme hasta el jardín dejando a Aren como carnada para cubrir mi retirada, él no se quejaba, por el contrario, estaba más que dispuesto a hacerlo.

En mi desespero por escaparme y no ser visto una conversación de voces conocidas llamo mi atención, decidí esconder mi olor entre las madreselvas y los arbustos de hierbabuena para escuchar con más atención lo que allí acontecía.

-Denian, no está bien. Esa era la voz de uno de los beta de mi padre, pero no distinguía cual, si me acercaba más seria notado.

-Lo sé, pero mi familia esta primero.

-Pero alguno de ellos la pagara por ti.

-Están todos aquí, no hay manera de que pase nada … .

- ¿Qué sucede Denian?. En mi descuido por querer escuchar más, no pude evitar hacer ruido, a medida que mi padre se acercaba mi corazón latía con fuerza ya que no sabía cómo justificar el escuchar aquella conversación, pero también pensaba, en qué clase de problemas estaba metido que involucraba a los clanes; poco a poco escuchaba sus pasos, su respiración enojada como nunca antes la había sentido, parecía un lobo al acecho, esa persona no parecía mi padre.

Pero justo antes de poder ser atrapado las alarmas sonaron con bravura resonando por todo el lugar y un enorme alboroto siguió a ellas, mi padre se distrajo también así su beta quienes corrieron hasta adentro de la casa yo por mi parte aproveche la confusión para reunirme con Aren, quien tenía un mal semblante, su mirada lucia desencajada como quien presencia el Horror más insana.

- ¿Qué sucedió?. Dije yo sumido en el más profundo desconcierto.

-Atacaron la comitiva que traía a Cordelia, todos murieron excepto sus padres y su tía, los están trayendo para aquí.

En ese momento aquella conversación que mi padre tenía en el jardín me dio una aguda punzada en el pecho desde ese momento todo empezó a tomar un color rojo carmesí y las palabras que escuche comenzaron a parecer aún más oscura, el extraño comportamiento de mi padre, su preocupación por que estén todos y esa por demás extraña platica en el jardín.

Ya más hacia las doce de la noche el inconfundible olor a sangre penetro mis fosas nasales terminando de despertar, corrí hacia los pasillos en donde encontré a Aren en la misma confusión en la que yo me había sumido, finalmente fuimos sacados de nuestra confusión cuando vimos pasar una camilla velozmente a nuestro costado parecía llevar algo que difícilmente parecía licano, era solo sangré y era tanta que no podía identificar quien era.

- ¿Qué era eso?. Pregunto Aren.

-No lo sé.

-Dijeron que iban a traer a los padres de Cordelia a ella y a su tía aquí, tal vez es uno de ellos. Decía sin salir de su asombro y desconcierto.

-Ve a ver qué pasa, yo iré a ver quién es. Otra vez esa punzada en mi pecho se hizo presente, por lo que decidí seguir hasta la enfermería de la mansión aquel ser envuelto en sabanas.

Con sigilo me escabullí hasta quedar lo suficientemente cerca mientras el medico hacia su trabajo.

-Tiene laceraciones por todo su cuerpo, las heridas son de variada gravedad sin mencionar que perdió mucha sangre.

-Tiene que … hacer algo. Dijo una voz femenina temblorosa, ella también olía a sangre.

-Sosténgala, lo que le aplicare le causara más dolor del que ya posee.

No pude ver que hizo, pero el sonido desgarrador proveniente de aquel ser me hizo darme cuenta de a quien le pertenecían, era Cordelia, aquella masa sin forma aparente, desecha y doliente y sangrante era Cordelia, después de eso ya no pude irme, me quedé torturándome a mí mismo hasta que solo se hallaban lo que ahora podía ver era su tía y ella envuelta en un sinfín de vendajes.

-Tía… .Dijo con ahogada voz. -Ma…deleine.

- Tranquila ahorra fuerzas.

-Padres… .

-Ellos están bien.

-Tía… .

-Dime… .Dijo ella con congoja en su voz.

Pero ya no pude escuchar más… no había nada solo silencio.

12 de Janeiro de 2018 às 23:37 0 Denunciar Insira Seguir história
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