raymond Sebastián Pulido

Ahora paso las noches sentado en la orilla de la cama, contemplando una rosa blanca marchita. Son los botos de un amor eterno, el eterno recuerdo de nuestro amor. Fue solo un año, pero se sintió como una vida a tu lado.


Conto Todo o público.

#poesía #romántico #desamor
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Las Rosas Viven un Año

No voy a maldecir al tiempo, fue muy generoso con nosotros. Bajaba la velocidad cuando nos veía pasar, acortaba la distancia que nos separaba. A veces te sientes borrosa en mi memoria, otras vienes a mí en mareas de melancolía. Lo que un día nos juramos, el roce de nuestras manos, lo mucho que nos amamos. Fue solo un año, pero se sintió como una vida a tu lado.


Comenzó en enero, el inicio del año. El invierno cesaba, pero el frío perseveraba. Sin darme cuenta, el viento helado de la ciudad congeló mi corazón. Me sentía vacío, caminaba sin importarme el destino. Fue la chispa que encendió el fuego en mi pecho, la fricción que produjo esa fracción de segundo que se rosaron nuestras manos.


Mediados de febrero, dejé flores y una carta en tu asiento. Demasiado tímido para dártela de frente, pero no dejé que morir mi lado romántico latente. No recuerdo que puse en aquella carta, cerré los ojos y dejé que mi corazón la escribiera. Sonreíste con las mejillas rojas, al leer el contenido de la carta. Recuerdo mirarte mirándome con una rosa en mano, nuestros ojos conectaron.


En marzo florecieron las flores, paseamos en el parque. Tomé una rosa caída y la levanté sobre tu oreja, eras mi flor de primavera. Nos sentamos en los columpios como un par de niños, jugamos un rato. No nos fijamos en las miradas de otros o en las indirectas que lanza el tiempo, ese mundo era de los dos. Eras la parte que más me gustaba de mí, cambiaste mi vida cuando te conocí.


Abril fue mi mayor sorpresa, verte la piel expuesta en esa aula vacía. Nuestro corazones se dijeron tanto en un solo abrazo, solo nos besamos. Recuerdo la calidez de tus labios rosando mi cuello, tus ojos aguados y cálidos susurros. Tu espina dorsal sobre el escritorio de la profesora, mis dedos se movían donde terminaba la espalda. No se sintió obsceno, eran cuerpos entrelazados en un acto de amor.


Mayo nos cortó la inspiración, los exámenes llegaron. Fueron menos las oportunidades parte verte, nos buscábamos siempre. Estudiamos tanto que nos alejamos del otro, pero no podíamos cambiarlo. Nos entramamos entre descansos y salones vacíos, pero no era lo mismo. No alcanzaba el horario para amarnos, fue la primera vez que le pedí al tiempo ir más lento.


Junio entra con un lamento, llegan las vacaciones y nos separamos. A más treinta estaba afuera, pero mi habitación se sentía fría. Mis venas se congelaban, el frío calaba mis huesos. Quería tenerte de frente y sentirte a mi lado, la pantalla del teléfono no transmitía tu calor. Estaba a punto de enloquecer en esa habitación, me sentía encerrado en un manicomio. De saber que me tendría tan loco, igual te habría amado.


Julio abre las puertas, rompimos la distancia. Con amistades fuimos a la playa, amontonados íbamos en la camioneta. Mis ojos casi saltan de sus cuencas al verte en ese bikini de rayas. Blanca piel porcelana reluce bajo la luz del sol, sedoso cabello castaño se sacude con el afán del viento. Hicimos castillos de arena, jugamos en el mar y apartamos a la soledad en un rincón apartado de la playa.


Agosto, septiembre, octubre pasaron en un abrir y cerrar de ojos, como vuela el tiempo. Se sentía lento tomado de tu mano, pero tan rápido estando separados. A tu lado me olvidaba de mirar el reloj y de la caída del sol, las únicas estrellas que necesitaba estaban en tus ojos. Tan oscuros y brillantes, regían mis días y noches. Que nadie diga que el tiempo es cruel, me dio lo justo para amarte.


Noviembre llegó, momento de reencuentros. Nos vimos de nuevo en los pasillos, pero había algo raro. El roce de los labios se sentían cambiados, intenté no notarlo. Mi corazón se partió a la mitad, cuando me diste la noticia de tu partida. Te irías lejos, a un lugar apartado de mis manos. No quise desperdiciar tiempo, no me molesté en contar los besos ni los mucho “te quiero”.


Diciembre sube al escenario, es el último acto. Era el final de todo, a partir de aquí tomaríamos caminos separados. Lágrimas desbordaban las represas de tus ojos, me devolviste la rosa que te regalé ese 14 febrero. Era la prueba de que lo nuestro terminó, no quedaba más que aceptarlo. No fue la despedida lo que me condenó, sino la posibilidad de un reencuentro.


No voy a maldecir al tiempo, fue muy generoso con nosotros. Bajaba la velocidad cuando nos veía pasar, acortaba la distancia que nos separaba. Ahora paso las noches sentado en la orilla de la cama, contemplando una rosa blanca marchita. Son los botos de un amor eterno, el eterno recuerdo de nuestro amor. Fue solo un año, pero se sintió como una vida a tu lado.

2 de Dezembro de 2022 às 14:55 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

Conheça o autor

Sebastián Pulido Mayormente escribo poemas y relatos cortos, me gusta el romance, el terror, lo sobrenatural y la fantasía.

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