edobaru Edgar Gasca

Gurr es el más fuerte de su tribu, pero en un mundo lleno de bestias y otros seres peligrosos eso no es suficiente.


Fantasia Fantasia histórica Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#magia #poderes #prehistoria #neolitico
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Gurr

Era día de recolección y caza, para evitar que la tribu sufriera hambre los seis exploradores salieron de la aldea, yendo al territorio de mamuts, unicornios lanudos, huargos, tigres de grandes dientes y otras bestias.

Avanzaron hacia el despertar del Espíritu Sol el cual apenas iniciaba su camino, iluminando la pradera y derritiendo poco a poco la nieve acumulada durante la noche. Hacía frío pero sus prendas hechas de pieles y lana los protegían.

Del grupo de exploradores quien más sobresalía era Gurr, de diecinueve inviernos, pues era el más alto y el más corpulento de todos como nunca antes se había visto en la tribu, si los demás eran pequeños y esbeltos como antílopes, Gurr era grande y fornido como tigre.

—Cautela —comentó Takka, una mujer tres inviernos mayor que Gurr, de piel atezada, pequeña y delgada pero cuya complexión era correosa.

Los exploradores atravesaron el campo, atentos a cualquier posible alimento o peligro. Gurr se acercó a uno de los rastreadores, Ziro, joven de catorce inviernos, de piel oscura, altura casi igual a la de Gurr pero siendo más delgado que Takka.

—¿Ves huellas? —le preguntó Gurr.

—Sí —comentó Ziro y señaló las marcas en la nieve dejadas por sus botas hechas de piel.

—De animales —gruñó Gurr.

—No, esas no —respondió Ziro con una sonrisa jovial.

Gurr gruñó.

—¡Encontré comida! —vociferó Nam, la otra exploradora que sabía rastrear.

Todos fueron hacia ella con inquietud, pues su voz chillona podría atraer bestias devora humanos, pero al acercarse entendieron su felicidad, había encontrado una gran porción de tierra llena de vegetales.

—Bien Nam —la felicitó Takka.

—Carne sería mejor —replicó Gurr—, un mamut daría alimento por días.

—Es peligroso ir por animales grandes.

Recogieron todos los vegetales, los guardaron entre sus pieles de animal y siguieron su búsqueda. Durante la travesía encontraron granos, bayas, algunas raíces comestibles e incluso lana de mamut y unicornio para hacer ropa.

—Es buena recolección —mencionó Takka—, regresemos.

—No, la tribu necesita carne —explicó Gurr.

—Ya estamos muy lejos de la aldea.

—Debemos seguir.

Takka dudó por un momento viendo con severidad a Gurr, pero al final accedió. Avanzaron unos pasos más, diez, viente, treinta, Ziro alzó una mano e hizo señas para que el grupo no hiciera ruido.

Gurr se acercó con sigilo a través de la hierba amarilla.

—¿Qué hallaste? —le preguntó con seriedad esperando que no fuera otra broma.

—Madriguera de jabalí lanudo —murmuró Ziro señalando un agujero en la tierra.

Todos rodearon la madriguera.

—Nam y Yerlo, piquen —ordenó Takka—, los demás, ataquen cuando salga.

Los aludidos tomaron sus lanzas con punta de piedra y pincharon la madriguera. Después de hurgar largo rato el animal emergió con furia.

Gurr levantó su garrote y descargó un golpe vigoroso en la cabeza del animal, el jabalí chilló de dolor, pero acto seguido saltó y huyó a toda prisa, la cazadora Stodla lanzó una flecha y acertó en la pata trasera de la criatura impidiéndole escapar más, Gurr sonrió y fue tras el jabalí, pero Takka hizo lo mismo, corrió más rápido, rebasó a Gurr, alcanzó al animal, le incrustó su lanza en el cuello y lo mató enseguida.

Todos se reunieron con ella.

—Buena caza —dijo Yerlo, un explorador robusto de treinta y dos inviernos.

—Era mi presa —gruñó Gurr.

—Somos un grupo —replicó Takka.

—No los necesito.

—Oigan —susurró Ziro con temor y señaló a la distancia, al cielo.

Un águila se les acercaba, larga como una persona y ancha como cinco, de plumas grises, garras afiladas y pico capaz de perforar carne y hueso.

—Dejen el jabalí y huyan —ordenó Takka.

—El águila es más carne —comentó Gurr con una sonrisa.

—Es peligroso —rugió Takka.

Pero Gurr ya avanzaba hacia el águila gigante. La bestia emitió un chillido feroz y avivó su vuelo, Gurr sonrió más, se preparó para luchar, aferró su garrote y encendió su fulgor, desde el interior de su cuerpo se esparció un intenso calor, su piel oscura brilló de un tono rojo y su fuerza se incrementó de forma sobrehumana.

El águila se le aproximó y lo atacó con sus zarpas tres veces más grandes que unas manos, Gurr esquivó la acometida, el águila se elevó, hizo círculos en el aire, descendió y atacó con más rapidez, Gurr rodó por el suelo, las garras lo alcanzaron y le hicieron cortadas en el hombro, aunque no muy profundas, al instante él realizó un vigoroso mandoble con su garrote, golpeó el ala del ave y la quebró, el águila chilló y voló unos segundos antes de caer al suelo.

La bestia miró a Gurr y soltó un trino feroz. Gurr se le acercó con cautela, el águila brincó hacia él y le lanzó varios picotazos, Gurr se defendió con su garrote pero el pico de la bestia lo despedazó al instante, Gurr gruñó con furia, esquivó un picotazo, abalanzó su brazo corpulento y con su puño realizó un impetuoso golpe contra la cabeza del animal. Se oyó un crujido sonoro. El águila gigante cayó muerta con el cráneo roto.

Gurr deshizo el fulgor pues hacía que sus músculos ardieran. Los demás exploradores se le acercaron.

—No escuchas, fue peligroso —lo regañó Takka con ojos ardiendo como brasas.

Gurr gruñó y le dio la espalda.

Entre dos exploradores cargaron al jabalí y los otros cuatro se llevaron el cuerpo del águila gigante hasta la aldea.



19 de Outubro de 2022 às 00:22 1 Denunciar Insira Seguir história
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ER Espejo Roto
Vaya, fue bueno. :)
January 02, 2023, 22:31
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