vandark Aleen V.

El Universo, especial y atractivo, nunca tuvo más opción que hacer todo lo posible por hacer que dos chicos (con ideas y aficiones en común) se conocieran las veces que hiciera falta, aún si eso significa tener que interceder tres veces en sus vidas. El tiempo pasa rápido, monótono y ellos, bueno ellos no tendrán el suficiente.


Fanfiction Bandas/Cantores Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#SpacialEmotions_Bingo #llanto #teenromance #romanceadolescente #TeenAngst #TeenDrama #UniverseReferences #strangerstolovers #FamiliaDisfuncional #familyissues #vandark #universoalternativo #kimtaehyung #minyoongi #taegifanfic #yoontaefanfic
2
122 VISUALIZAÇÕES
Completa
tempo de leitura
AA Compartilhar

Parte I | flare

“Espero que la sombra de tu recuerdo se entierre en el baúl de anécdotas que te olvidaste de llevar contigo cuando me dejaste esperando.”


[ - ]


«Me preguntaba a quién podría llegar mi pequeña y dulce voz. Tus preciosas palabras

¿En qué dirección debería ir? Me levantas mi corazón y lo llenas, me das esperanza, me haces sonreír.

Tienes mi alma. Tienes mi corazón.»


[ - ]

Es curiosa la forma en que percibimos las coincidencias en esta vida.


Algunos creen que es obra divina de algo que escapa de nuestro entendimiento, y eso está bien. Pero hay otros que creen que simplemente pasan las cosas de esa forma porque queremos que pasen, lo cual también está bien. Y por la razón que sea, muchas personas eligen creer en sí mismas antes de que alguien les ayude, este tipo de pensamientos suelen acosar a Taehyung por las noches. Ya sabes, esas noches donde sólo lloras por todo y sientes que es insuficiente. En esos momentos donde dices “basta” pero el llanto es tan… desbordado, que no hay forma de parar. En ese momento cerca de la medianoche cuando sientes que tu alma te ha abandonado y todo, absolutamente todo, es tan seco y gris.


Taehyung pensaba en muchas formas de irse. De dejar todo. Pero al final no lo hacía y nunca sabía el por qué.


Y del otro lado de la calle, a unas tres casas de la suya, en la misma posición, se encontraba Yoongi. Quien pensaba exactamente lo mismo que Taehyung.


Ambos chicos se despertaron a la misma hora, por la misma razón: gritos. En las casas de ambos abundaban los gritos a todas horas del día. La casa de Tae era de color verde menta por fuera, atrás estaba un pequeño cuarto donde se guardaban un montón de cosas. Y la casa de Yoongi era de color azul marino, de dos pisos y un patio en la parte de atrás y por delante estaba la cochera. A simple vista, podrían pensar que vivían cómodamente, pero sus familias eran un desastre.


La madre de Taehyung era una de las doctoras neurocirujanas con un talento innato, siendo graduada desde muy joven y con un futuro brillante. Profesionalmente podría decir que se sentía realizada. Su hijo y sus relaciones eran lo que no la tenían satisfecha, ella misma se lo dijo a Tae.


Su padre los abandonó, tiene una esposa nueva e hijos, con quienes Taehyung se lleva bien. Y fácilmente podría tener la estabilidad doméstica que se espera tenga el hijo de un matrimonio fallido con buenos términos. Pero Taehyung perdió la cuenta de todas las veces en que deseó que eso fuera real. Su madre metía continuamente hombres nuevos a la casa y por alguna obra de cualquier Dios que lo mantuvo bajo su manto, ni una sola vez lo atacaron.


Perdió la cuenta después de haber visto a diez “papás” entrar y salir por su puerta. Su madre nunca ha sabido cómo mantener una relación, siempre lo ha culpado a él de que se fueran. Hoy era otro de esos días donde el novio en turno se iba; ella gritaba. Siempre gritaba todo lo que Taehyung ya se sabe de memoria, aunque desde que creció. Y cuando creció y se volvió un adolescente, empezó a decirle a sus parejas que si todo era por el niño, ella era capaz de dejarlo.


Pondría música para dejar de escucharla por un rato, pero en cuanto el hombre cierre por última vez la puerta de entrada, su madre se iría contra él. Siempre se iba contra él.


Los gritos en la casa de Yoongi eran muy diferentes, al menos los motivos por lo que sus padres peleaban eran diferentes. Su padre le gritaba a su madre y ella respondía cada vez más alterada e igual de alto. Seguramente todo el vecindario podía oírlos a la distancia si sufrían de insomnio. Al parecer esta vez es su madre quien regresa muy ebria de algún lugar en un torpe intento de olvidar sus malas decisiones; sus padres parecían turnarse las salidas a bares por las noches entre semanas, regresaban de madrugada oliendo a quien sabe cuántas bebidas junto a perfumes de otras personas.


Ellos realmente hace mucho dejaron de ser una familia.


—¡¿Dónde estabas?! — repitió su padre a gritos por… ¿tercera? ¿Quinta vez? Tal vez era la novena vez que preguntaba sin obtener respuesta concreta.


Su madre, cansada de repetir el mismo “Por ahí” entre hipos, le gritó que se callara por “el niño”. Mientras estaba ebria pensaba que su hijo seguía siendo un niño pequeño. El hombre decía que ha de estar escuchando para poder seguir diciendo en la escuela que se avergüenza de ella, de ellos. Yoongi muchas veces ha dicho que él no inició ese rumor.


—¡Es que yo no pedí conocerte! ¡NI A TI, NI A ÉL! — gritó ella desde las escaleras. Sabía que estaban en estas porque pudo oír cómo sus padres se quedaron en silencio después de dar un suspiro de sorpresa.


Esas palabras le calaron hondo, tanto que empezó a temblar de pies a cabeza al tiempo que sudó frío. Se sintió demasiado. Sus ojos se cristalizaron en un segundo y no lo ocultó. Se quitó las sábanas de la cabeza y se levantó de la cama. Tomó su ropa del suelo, se cambió rápidamente, tomó sus botas negras y se calzó quitando de por medio las lágrimas sin orden que se le empezaron a escapar. Tomó su celular, las llaves de la moto y salió de su cuarto.


Sus padres seguían en las escaleras, tratando de digerir lo que ella dijo, su padre fue el primero de los dos en verlo e inmediatamente intentó acercarse a él.


—Yoongi, hijo…


—¡No me toques!


Yoongi se pregunta en qué punto de su vida estaba como para tener que empujar a su padre a un lado y bajar corriendo por las escaleras mientras lloraba.


Entonces sale de la casa. Abre y cierra de un portazo, aunque eso no le importa demasiado. Ya nada lo hace. Camina en dirección al garaje, enciende la moto, se coloca el casco y sale de ahí tan rápido como puede.


Agradeció haber tomado su chaqueta, afuera comenzaba a sentirse demasiado frío. Se puso el casco y arrancó en dirección a ninguna parte, no tenía lugares que sean su lugar favorito, tampoco contaba con amigos que le dieran espacio en su casa. Yoongi se pregunta porque hay padres así, porque tiene padres tan desastrosos. Y ruega para que los suyos sean los peores y el resto de los niños del mundo sea más feliz que él.


Pide deseos a la luna que llora junto a él esta noche, a sabiendas de que nunca se cumplen los deseos.


En su moto se olvida de casi todas sus preocupaciones, empezó a llover en cuanto pasó la segunda calle, se dirige hacia el puente que está sobre el lago. No cometerá una locura. Al menos, no aún. Y estaba pasando justo frente a la estación de tren cuando un chico se atravesó a media calle, con una mochila en la mano.


—¡Maldita sea! — gritó antes de apagar precipitadamente su moto, la soltó y salió corriendo a auxiliar al hombre que casi pasa por encima.


Taehyung huyó de su casa cinco minutos antes de que Yoongi saliera de la suya. Exactamente cinco minutos con veinticuatro segundos. Tomó su mochila (que siempre tenía lista) y corrió a pesar del frío que estaba haciendo o de la lluvia tormentosa que empezó a caer.


Como es lógico, corrió a la estación de trenes, aunque sólo un idiota como él (o alguien que está huyendo) olvidaría que la estación está cerrada de madrugada. Estúpido. También pensó que nadie pasaba a gran velocidad a esas horas (y menos con tal clima), pero una vez más pensó sin ver. No se detuvo en el semáforo que estaba en verde e intentó atravesar la calle.


Intentó porque a mitad de esta se tuvo que detener frente a una moto que venía directo hacia él. Lo único que atinó fue a quedarse parado y abrazarse, esperando que no fuera tan doloroso su huida de este mundo; pero, una vez más, el universo hizo de las suyas e hizo que Yoongi parara a centímetros de él, casi saltando de su moto sin ningún problema y acudir a Taehyung.


La lluvia caía ruidosamente, haciendo eco en cada superficie que tocaba; caía sobre la acera, volviéndola más resbalosa, y caía sobre dos chicos que estaban en mitad de la calle, esperando que todo estuviera bien.


—¿Estás bien? ¿Te duele algo? — le preguntó Yoongi al sujeto que casi mata.


Taehyung soltó un quejido, sosteniéndose el pecho. Tal vez debió de haber pensado un poco mejor las cosas, pero había cosas que no se podía pensar dos veces cuando huyes de casa por los gritos de tu madre donde te acusa de lo peor. De hecho, hay pocas cosas que pensar en situaciones así. Yoongi siguió a un lado del chico, pensando en qué demonios debería hacer primero.


¿Llamar a la policía? ¿Una ambulancia? ¿Llevarlo a urgencias? ¿Preguntarle su nombre?


Sobre ellos, la lluvia aumentó de ritmo.


—Déjame aquí — pidió Taehyung al cabo de unos segundos.

Se acostó a mitad de la calle, con la intensa lluvia cayendo a enormes chorros, empapando todas sus cosas. Yoongi lo miró como preguntándose a sí mismo si el chico estaba en sus cinco sentidos.


No sabría decirlo.


—No voy a dejarte aquí sin saber si estás bien. ¿Necesitas que te lleve a un lado?

Entonces, Taehyung empezó a llorar.


—P-puedes… ¿Podrías pasarme por encima con tu moto? — río sin alegría y siguió llorando, no se cubrió ni le importo que un desconocido lo viera en uno de sus estados más lamentables, se sentía tan… Tan algo.


Ni todas las palabras ni todos los sentimientos de tristeza podrían definir lo que estaba sintiendo en este momento, su corazón estaba tan roto y destrozado que lo único que podía pedir era terminar con todo. No sería la primera vez que lo piensa. Si pensamos en una lista con lo que podemos nombrar su estado actual podría empezar con Soledad, Angustia y Depresión, El Abandono iría después, luego la Decepción, seguida de Enojo e Ira.


Lloraba por quien es, no por quien será. El futuro dejó de importarle hace mucho.


Y Yoongi sintió como se le movía el piso, pues lo que el chico hacía era lo mismo que él quería hacer.


—No, no puedo…


—¿Por qué? ¿Por qué te doy pena? ¿Por qué no puedo ser malditamente egoísta por una vez en mi estúpida vida? — Taehyung se cubrió la cara con sus manos — Bien ¡Genial! Alguien pasará en algún momento y terminará con todo esto.


¿Por qué era tan abierto con un desconocido? Ya le daba igual, nada le importaba en este momento.


—No dejaré que eso pase — Yoongi se recostó en el suelo de la calle, boca arriba mientras la lluvia seguía cayendo de manera furiosa y con rayos alrededor de ellos.


Taehyung lo ignoró en todo momento, sólo veía al cielo, con su espíritu destrozado, intentando buscar las fuerzas para… Para seguir. ¿De verdad quería seguir? Volteo al chico a su lado, parecía estar en el mismo hoyo azul que nunca tenía fondo, puede que incluso sepa lo que es estar en su lugar pero ¿de qué le serviría preguntarle?


—Si nos quedamos por más tiempo, puede que nos dé pulmonía — comentó Yoongi, que sentía la mirada de Tae sobre él pero no le dijo nada, después de todo esta podría ser la última vez que se ven.


O la última noche en la Tierra.


—Qué me importa — respondió brusco —, yo no te dije que me pusieras a mi lado.


Yoongi se hecho a reír.


—Lo sé.


—No parece.


Y Taehyung también se rio. Si alguien se para y los ve en medio de la lluvia y bajo un cielo estrellado, quisiera saber si podía verse como un pequeño astronauta, como en sus sueños de niño. En los sueños de ambos.


La situación era de lo más inexplicable posible. Pero, por primera vez en ese rato, no se sentía tan solo. Si, seguía sintiéndose la peor mierda del mundo, con ganas inmensas de llorar y gritar a todo pulmón, pero sentía que alguien lo detendría de algún acto estúpido que tuviera en mente. Una especie de apoyo.


Un apoyo que el universo (o su maldita suerte) le hizo conocer.


[...]


Dos chicos fueron detenidos esa noche, cerca de la madrugada. Una patrulla pasó por el reporte de un árbol caído en el hogar de un hombre mayor de edad. El señor los vio tirados en medio de la calle, no le pasó desapercibido que ambos tenían una pequeña sonrisa en sus rostros, por lo que supuso que estaban drogados o algo; sólo se les dio un reporte y fueron enviados a sus casas. Taehyung se subió en la parte de atrás de la moto de Yoongi, pero no hablaron en el camino a sus respectivos infiernos. No se presentaron, con la esperanza de tener este encuentro como un secreto de los dos.


Lástima que el Universo era demasiado impertinente.

[ - ]


«Tu sonrisa me ayuda a levantarme. Incluso si no sabemos lo que está delante de nosotros.

Las veces que pensé que estaba perdido. La ansiedad me marea.»


[ - ]


Un día, Taehyung despertó y se sintió como el día más feliz que ha tenido en años. Se atrevería a decir que de toda su vida.

Hoy se graduaba. Saldría de la ceremonia de graduación con su certificado y luego se iría de ahí, se iría en su auto de la década pasada al centro de la ciudad, todas sus cosas ya estaban adentro del auto, se iría solo. Su madre no estaba en el mismo continente en ese momento, tal vez lo hizo intencional o puede que no, no le importaba, lo dejó solo en su día. Huyó con su nuevo amante a unas vacaciones en quien sabe dónde, ni siquiera le avisó a donde, sólo se fue. Así que estaba solo. Y no podía ser más feliz.


Su vida estaba mejor, para bien o para mal; después de aquella noche donde se mostró tal cual era a un desconocido, intentó alzar su vida, entendió que aún si se sentía en medio de una tormenta podía tener el control de cómo hundirse. Mejoró en la escuela, consiguió empleo y dejó de pelearse con su madre; como no tenía grandes amigos ni multitudes que lo siguieran se podía permitir mejorar tanto como pudiera. Y hoy lo logró, consiguió comprarse un auto en un viejo depósito, ahorró lo suficiente para rentar un buen departamento en el centro de su ciudad y consiguió una pasantía como asistente dentro de una sede editorial global. Todo lo que está logrando lo está haciendo solo y no podía sentirse más feliz, estos eran sus propios logros.


—Kim Tae Hyung.


Fue llamado al podio y se levantó totalmente orgulloso de sí mismo. Contrario a sus compañeros, él sólo recibía aplausos de padres que aplaudían a todos y de maestros, nadie lo conocía mucho para estar feliz por él y no le importaba, él sería suficiente. Suficiente siempre.


Yoongi, por otro lado, estaba perdiéndose su graduación por culpa de sus padres. De nuevo se estaba perdiendo algo que sólo le pertenecía a él, y sus padres encontraron la manera de echarlo a perder. ¿De qué servía que ahora se divorciaron? ¿Ahora que ya podía irse de la casa? ¿Él sólo fue su pantalla a los demás? Ellos dicen que no pero puede ver la verdad en los ojos de ambos, solo fue una excusa para que nadie los insultara.


Toda su infancia fue un infierno, su adolescencia y ahora su presente estaban manchados por la sombra de sus padres. Los odiaba. Su maldita auditoría fue media hora después de la ceremonia de entregas, pero “no podía ir porque necesita ver a sus padres felices”. Palabras de su abuela materna.


¿Y qué hay de su estúpida felicidad?


Ya iban de regreso a la casa, sólo su padre y él.


—Lo lamento mucho, hijo — ahí va de nuevo, disculpas que parecían sinceras pero no hicieron nada al respecto.


—Ya, como si pudieras hacer algo.


—Sé que debí haber cambiado la fecha, pero tu madre y yo…


—Sé lo que son ustedes y sé cómo son conmigo — le interrumpió bruscamente. Estaban en un semáforo en rojo, detrás de autos llenos de adornos y globos de felicitaciones —. Yo sé perfectamente lo mierda que son y la alegría que les da arruinarme la vida, así que solo cállate todo el camino a casa.


¿Por qué se sentía un adulto? Largas noches haciéndose cargo de sus padres ebrios, recogiendo las cosas que se arrojan en medio de las discusiones, ayudando a mantener la mentira perfecta. Se sentía peor de lo que en realidad parecía.


Y entonces lo vio.


Vio de perfil al mismo chico con el que compartió secretos en silencio y promesas tapadas por lluvia.


Estaba alado de ellos, su puerta justo frente a la de Yoongi, con una sonrisa enorme de lado a lado; si lo piensa un poco más esta podría ser…No puede ser.


Es la misma calle.


¿Qué tanta suerte tiene como para que sea el mismo…?


Oh, Dios. Lo es. Es el mismo espacio.


¿Y qué tanta coincidencia será que fuera la misma…?


Misma hora. Pero qué mierda.


No lo tuvo que pensar demasiado, no después de aquella noche donde estuvo con aquel chico, pensando en que era una suerte encontrarse en un momento malo. Todo el mundo debería de tener a alguien cerca en un momento malo. Este era el momento malo de Yoongi.


Por eso salió del auto, sin importarle que el semáforo cambió a verde, pasó corriendo por enfrente del auto del chico, entre gritos de su padre que no podía quitarse el cinturón de seguridad para ir por él. Tocó la ventana del copiloto para que le abriera. A Taehyung le tomó cinco segundos reconocer a Yoongi. Le abrió y se subió rápido, Taehyung arrancó de nuevo, en medio de todos los cláxones enojados y los gritos de los conductores más enfadados. Piso el acelerador, dejando atrás al padre de Yoongi, quien también tuvo su buena parte de insultos.


—Gracias — agradeció Yoongi y Tae le respondió con un asentimiento.


Se sumieron en un silencio demasiado... algo. No era incómodo ni cómodo, solamente eran dos sujetos con un recuerdo en común que ahora crearán otro. Y puede que un par más.


—¿Necesitas que te lleve a algún lado? ¿Te acerco a la casa de alguien? — le preguntó Taehyung mientras detenía el coche a un lado de la carretera principal que es la única que sale de ahí para conectarse a otras principales y le sirven para olvidar este lugar de una vez por todas.


—Y-yo… — pensó rápido, tenía amigos a los cuales podía pedirles asilo de una noche pero sus padres irían por ellos. El resto de su familia es tan hipócrita que no le ayudaría en nada. Puede que, al final, su decisión no fue la mejor de todas; pero en estos momentos preferiría morir antes de regresar a la cuna de sus pesadillas — Creo... qué puedes dejarme aquí. Gracias.


Le dedicó una sonrisa sincera (de esas que sabes que nunca volverás a ver en personas que solo has visto una vez en la vida y fue en situaciones donde más necesitabas compañía) y salió del auto. Tae se alarmó y también salió, ambos estaban en una zona verde, completamente solos en aquella carretera. Yoongi empezó a caminar de regreso a casa, pensándolo mejor no sabía a qué casa ir pero por mientras iré a la de su madre, detrás de él Tae corrió para detenerlo. Lo tomó de la mano e hizo que volteara.


—¿A dónde mierda vas? — preguntó agitado Taehyung.


—¿A casa? — Yoongi no lo entendía ¿por qué le importaba demasiado?


—Si vas a casa, ¿por qué demonios me hiciste traerme hasta acá? ¿Qué mierda te sucede?


—Lo siento, cuando estoy ansioso suelo ser muy impulsivo.


Taehyung lo miró demasiado confundido. ¿Pero qué mierda?


—¿En serio? No me digas.


—So-sólo perdón, ¿de acuerdo?


Yoongi reanudó su camino en dirección contraria, dejando a un Taehyung demasiado confundido respecto a lo que acaba de pasar y lo que se espera que pase, entonces decidió que no era su problema. De hecho nunca lo fue, no tenía ningún tipo de responsabilidad en todo esto.


O al menos eso pasó hasta que empezó a llover intensamente.


—¡Oh, vamos, debes de estar bromeando! — gritó Yoongi al aire, se detuvo y miró al cielo.


Taehyung a sus espaldas se rio. Llegó a su auto y por el retrovisor vio al chico lanzando maldiciones al cielo, volvió a soltar una risita y puso la reversa, a paso lento llegó a un lado del chico con quien estaba viviendo toda una aventura. Esta podría ser la aventura de sus vidas.


—¡Hey! ¡Súbete! — le gritó desde su lugar por la ventana del copiloto, Yoongi seguía caminando en dirección contraria a Tae.


Yoongi volvió a verlo, algo confundido, miró una vez más el cielo y terminó por encogerse de hombros y subirse de nuevo al auto. Fue así como terminaron de nueva cuenta en el mismo auto yendo a la misma dirección, Yoongi estaba tan empapado que había dejado de preocuparse; reposo su cabeza contra el asiento y Tae lo veía de reojo de vez en cuando.


Ni siquiera la radio podría distraer de alguna forma ese sofocante silencio.


—¿Te encuentras bien? — tuvo la valentía de preguntar.


—¿Parece que lo estoy? — respondió bruscamente.


Taehyung se quedó en silencio, no había cabida para más plática y Yoongi se encargó de entorpecer cualquier intento. Pasaron un par de horas con ellos en total silencio, la lluvia terminó antes de que ellos volvieran a hablarse. Por un lado, Yoongi iba a disculparse pero simplemente se sentía vulnerable. Irónico que se sintiera así cuando el contrario ya lo ha visto en más de un momento malo (por el momento); y Taehyung pensaba rápidamente en otra forma de romper el hielo pero… Simplemente no puede.


Corrección: no quiere.


Por mucho tiempo siempre ha hecho las cosas fáciles, yéndose por el camino simple que muchos elogian y llaman “social”. A la mierda con eso, él ahora quería ser quien siempre ha querido ser.


Finalmente, tras un rato más en completo silencio, Yoongi se arma de valor:


—Mira, perdón por todo esto. Te juro que no siempre soy así de insoportable — Tae se volteó un segundo con una ceja arqueada, Yoongi rodó los ojos —. Bien, si, puede que lo sea. Pero tengo… tenemos…. Una suerte del demonio que cada que nos topamos estoy huyendo de mis padres, así que no, no estoy en mi mejor momento. No pienso las cosas, así que perdón. Tú no tienes la culpa de nada.


“Huyendo de mis padres” Al igual que yo, pensó Tae. Y dejó a Yoongi en espera de una respuesta.


La carretera se extendía al frente de ellos, grandes extensiones de asfalto ahora los separaban de los padres de ambos; Tae se sentía más feliz a cada momento y Yoongi se estaba quedando dormido. No fue hasta que iban atravesando por las primeras hileras de edificios y zonas concurridas que sonó el celular de Taehyung desde la guantera. Yoongi se espabiló de inmediato, pensando que era el suyo pero él tenía otro tono. Además de que lo dejó en el auto de su padre.


Sonó por completo unas dos veces y a la tercera Yoongi pregunto:


—¿No vas a contestar?


Taehyung negó de inmediato.


—No quiero y no lo haré. Es mi madre que seguro empezará a gritarme nada más oírme.


—¿Y…?


—Y pues no, no lo recomiendo.


Ambos se rieron, ya fuera lo completamente absurdo de la situación o algo, sin embargo, el celular siguió sonando. Y sonando. Y sonando. Y sonando.


Nueve llamadas eran ya y Yoongi estaba fastidiado.


—Con tu permiso — anunció, abrió la guantera, sacó el celular y vio que efectivamente, era la mamá de Taehyung.


A Tae le importo muy poco que Yoongi tomará el celular, pero sin duda tenía que estar al pendiente de lo que su madre dijera, así que se orilló y apago el motor mientras Yoongi esperaba a que el contrario se negara. Pero al no ver negativa pucho contestar en el altavoz.


¡Taehyung, maldita sea, al fin contestas! — La mujer del otro lado gritó y se escuchó que algunas cosas cayeron.


—Eh, no soy Taehyung — respondió Yoongi con una sonrisa, al saber por fin como se llamaba el chico a su lado.


La mujer no respondió de inmediato.


¿Entonces quién eres? No suenas como los amigos raros que dice tener.


Tae estuvo a punto de tomar su teléfono, con intenciones de colgar pero Yoongi lo esquivó y le hizo una seña de que le diera un minuto.


—Aún si no lo fuera no creo que esa sea la forma de dirigirse a los amigos de su hijo — respondió mordaz y ella bufó.


¿Quién te crees para hablarme así? Sólo pásame a esa pequeña escoria y terminemos con esto.


—No.


¿No? ¿Me dijiste "no"?


—Así es, dije que no le voy a pasar a Taehyung si se dirige a él en ese tono — sonrió, sintiendo que tenía librada esta batalla pero la persona al lado empezó a tener miedo.


Él ya presentía que pasaría, ha tenido sólo una plática con su madre de esta forma y todo terminó mal. Demasiado mal para su salud, por lo que de nueva cuenta intentó quitarle el teléfono a Yoongi pero volvió a esquivarlo y pidió un minuto más.


¿Y quién me lo va a impedir? ¿Tú?


—Si hace falta.


Ah, ya veo por dónde va la cosa — la mujer chasqueó la boca, Taehyung se tensó y, por algún motivo, Yoongi seguía calmado —. Eres de esas porquerías de hombres que se meten el pene por dónde sea, ¿verdad? Seguro tú le contagiaste a mi hijo esa mierda. Y creo que por eso huye de mí, tú le llenaste el culo de ideas erróneas y ahora se va para tener una vida llena de enfermedades raras que se evitaría si fuera normal, ¿no es cierto?


—Oiga esa no es forma de hablar de...


Me importa un comino si es forma o no de hablar de mi hijo. De ese pequeño bastardo... — se escuchó como dio una exhalada a un cigarro — Sabes, dile a ese muchachito desviado que se ponga al teléfono o se olvida que tiene madre o una familia para siempre. Y a ti más te vale que no te conozca porque te encuentro y te hago miserable el resto de tus días, imbécil.


Taehyung estaba a nada de llorar, esto apenas era una mínima parte de todas las frases que le dijo aquel día. Aquel que prefirió olvidar.


—Imbécil usted, que me está amenazando — contestó ya más alterado Yoongi — Y su hijo no le va a contestar porque a partir de ahora va a poder a escoger a la familia que necesite, puedo notar que usted nunca cumplió su rol como madre así que mínimo respete las decisiones de su hijo.


—¿Quién demonios crees qué eres para juzgar mi papel de madre? ¿Eh, maldito bastardo? No sabes con quién estás hablando.


—Y usted tampoco, así que vaya cuidando su boca de mierda y homofóbica que tampoco sabe con quién se está metiendo.


Mira estúpido, no estoy par–


Y colgó. Yoongi colgó, más por Tae que por él. No le importaba recibir todos los insultos del mundo por un chico que recién conoce, ni tampoco le importa ser el desquite de una mujer envuelta en un papel de madre a la fuerza; fue el hecho de que su compañero estaba intentando no clavarse más las uñas en sus palmas, pasó también que se veía que estaba por llorar y fue por eso por lo que colgó. Le hubiera gustado decir un par de cosas más pero ¿para qué? Si al final del día, fue Taehyung quien decidió irse de todo eso, Yoongi no era nadie para traer de vuelta toda su carga. Pero sí que podía estar junto a él en momentos así, incluso cuando no tenían a nadie podían permitirse abrir sus corazones y dejarlo fluir.


El auto volvió a tomar la modalidad de silencio, demasiado concurrida estas últimas horas. Por fuera estaba atardeciendo, lo que significaba que iban a tener que descansar en el auto por esa noche, todavía faltaba mucho para llegar al centro de su ciudad y a su departamento.


Sin pensarlo mucho, Yoongi rompió (de nuevo) el silencio.


—Yo me llamo Min Yoongi, pero siendo sincero tú nombre es más bonito.


Eran contadas las veces en la vida de ambos en que alguien les decía cosas lindas, cumplidos, y cuando pasaba eran acompañados de frases condescendientes. Nunca habían sido elogiados sin segundas intenciones. Por eso Taehyung sintió un extraño sentimiento cálido en su interior que lo hizo llorar y sonreír a partes iguales.


—¿Gracias?


—Cuando lo necesites.


Ambos se vieron a los ojos y se sonrieron como bobos.


Dos bobos con preocupaciones que se evaporaron en cuanto uno pronunció el halago más sincero que diría nunca.


—Lamento lo que te dijo mi madre, ella… — Taehyung no supo cómo continuar. ¿Cómo se termina la frase donde te disculpas por el comportamiento de alguien más?


—Tranquilo, he oído cosas peores.


Ambos se acomodaron en sus asientos, reposando la cabeza hacia arriba.


—¿Ah, sí?


—Si.


—No es una competencia, pero… Creo que yo gano — comentó Tae con altanería y Yoongi sonrió aceptando el desafío.


—¿Tu madre alguna vez se inscribió a una clase de pilates para no ir a recogerte a la escuela y que regresaras solo, pero terminó faltando a las clases quedándose en casa viendo películas?


—No pero nunca me recogió de la escuela, ni una sola vez, aprendí a hacerlo solo. Dime, ¿a ti te negaron todo permiso de salidas sólo para enviarte a hacer recados?


Yoongi asintió divertido.


—Y me prohibieron tener amigos — volvió a negar divertido, Taehyung notó que esa pequeña sonrisa en su acompañante era muy... linda. Le gustaría guardar ese pequeño pedazo de felicidad en una caja de cristal, Yoongi se veía demasiado lindo para haber sufrido lo mismo que él —. ¿A ti te olvidaron tres veces...


La plática de quién había tenido la peor infancia siguió por un par de horas. Ambos contaron pequeñas anécdotas entre cada pregunta, se asombraron al ver que habían vivido cosas similares pero no sabían si definirlo como algo triste o no. Yoongi debía de destacar que en todo momento sintió que la mirada de Taehyung no lo perdió de vista en ningún momento, tanto que él regresó la jugada; esto claramente terminó mal porque ambos se veían sonriendo. Esta noche han sonreído demasiado, tal vez en una forma de compensar todas aquellas veces que se perdieron en sus intentos de ser personas independientes y fuertes. Quién sabe, tal vez por primera vez en sus vidas pueden decir que están en paz.


Taehyung fue el primero de los dos en querer dormirse, puede que acostarse junto a un perfecto desconocido que vivió igual de miserable que él no sea la mejor de las ideas pero ya era demasiado tarde, además de que estaban en un lugar que no conocían. Fue Yoongi quien le sugirió poner su cabeza sobre su hombro, y aunque Tae se negó al principio, terminó por hacerlo mientras llenaban los silencios vacíos en un intento de reconfortarse entre sí; fue cayendo de poco en poco, cada vez más cerca del mundo de los sueños y Yoon se quedó para sujetarlo. Él evitaría que se cayera al vacío.


Pocos minutos después, él también se quedó dormido, abrazando a Taehyung. Lo interesante de dormir, para ellos, fue que por primera vez en mucho tiempo pudieron dormir relajados, sin tener que preocuparse por el siguiente despertar. Porque si querían despertar al día siguiente. Y así fue como la luna y las estrellas de fondo los cobijaron en este momento, que era un momento de entre un millón.


[...]


Al amanecer, Taehyung se despertó con un espasmo que casi hizo que se cayera del asiento del copiloto. Espera, ¿asiento del copiloto?


—Por fin despiertas — se alegró Yoongi, aunque con tono avergonzado, iba entrando en ese momento con una bolsa de papel que olía a pan y un vaso transparente y enorme, lleno de café —, no quería despertarte pero ya es algo tarde.


—Yo-o... Está bien, no te preocupes — se tallo los ojos mientras se acomodaba mejor y veía hacia afuera. Al parecer estaban en el estacionamiento de una cafetería — ¿En dónde estamos?


—No lo sé — le sonrió pasándole la bolsa —. Cuando desperté conduje en línea recta para encontrar una cafetería, tuve que esperar como veinte minutos para que abrieran y nos compre esto para desayunar. Espero te guste el café, a mí no me gusto, le falta algo de azúcar. Puedes tomártelo todo si quieres, yo pasaré a otra cafetería...


—¿Eso significa que seguirás conmigo? — le interrumpió sin verlo, abrió la bolsa y le dio una mordida al pan. No notó que Yoongi detuvo sus movimientos.


—¿Te molesta? — por alguna razón especial no quería irse de su lado. Quería seguir viviendo la aventura que había perseguido desde que su sonrisa se transformó en una rara mueca.


—No, pero es raro — dio otras dos mordidas al pan, de verdad estaba muy bueno —, quiero decir, tú no eres raro ¿de acuerdo? Sino todo esto: tú, yo, este viaje... Es algo que es muy bueno para ser verdad ¿sabes?


Yoongi asintió, él sentía lo mismo. Cada palabra enunciada era como si describiera su sentir, se sentía... Bien.


—Pero ¿aún puedo seguir viajando contigo? — cuestionó con más timidez de la que pretendía.


Taehyung dejó de comer para darle un sorbo al café, se aclaró la garganta y habló:


—Eres la primera persona que me trae un desayuno que de verdad está bueno, no te dejaré ir.


«Y yo no pensaba irme», pensó y casi dijo un Yoongi apenado. El comentario era sin sarcasmo por lo que se sintió sincero, algo en él se removió con fuerza y sonrió, aunque después tuvo que ocultarse bajo un sonrojo evidente.


—Si pero ¿y entonces qué? ¿Qué haremos después, cuando debamos separarnos? — le daba miedo, debía de admitirlo, y no es que fuera alguien que se aproveche de las oportunidades que tiene la vida, todo lo contrario. Le gustaría saber qué pasaría si sigue dentro de aquel carro y sigue hasta el fin del mundo a Kim Taehyung.


—¿Qué quieres que pase? — cuestiona esta vez con la atención entera en su amigo (acompañante, conocido… Lo que sea que es) — Te aseguro que aunque pienses una y otra vez en lo que sucederá después con nosotros no va a pasar porque tenemos una suerte del demonio que terminaremos haciendo planes sobre planes.


—¿Entonces estoy en tus planes?


—Nunca dije que estuvieras fuera de.

Ambos se quedaron callados en ese momento, Taehyung siguió con su desayuno improvisado y Yoongi esperaba pacientemente a que terminara, de vez en cuando se miraban de reojo muy disimuladamente. Lo más seguro es que fuera demasiado temprano para hacer cualquier cosa, pero para ellos dos, bien podría ser la hora que sea y ellos seguirían sintiéndose parte de un rompecabezas incompleto donde sólo hacen lo que quieran en la forma que quieran. No porque han vivido toda su vida siguiendo un molde, detrás de sombras oscuras, tengan que sentirse con ganas de hacer todo en una rutina apestosa que no les ayudará en nada.


Ellos dos han vivido suficiente de todo, de mundos en el que no debieron vivir con personas que esperan nunca volver a conocer. Parece casi un milagro que con sólo un nombre se permitan confiar después de todo, pero aquí están, deseos y sueños casi rotos. Yoongi se pregunta si todo eso también lo está analizando Taehyung, lo ve concentrado con la vista al frente, de forma inevitable empieza a sonreír con cuidado viéndolo de perfil. La luz perlada del sol se mezcla con el paisaje verde que de a poco se consume con cada trozo de civilización que van cubriendo.


Están tan cerca de su nueva vida. De un Yoongi consiguiendo empleo de medio tiempo para seguir estudiando y de un Taehyung estudiando y trabajando al mismo tiempo en su puesto de practicante; esa vida está demasiado cerca que en cualquier momento pueden atravesar la línea invisible que los mantiene apartados.


—Estoy seguro de que tenemos toda la vida por conocernos — pronuncio después de un rato Taehyung —, también puede que no. Yo digo que lo mejor será que vayamos en línea recta a la vida que nos queda por delante.


Yoongi puede jurar que esas palabras le provocaron cosas en todo su cuerpo. Escalofríos, nervios, ansias, admiración… Basta, puede que se haya desviado un poco.


—Ese suena como el mejor plan que podemos tener.


Le dio vuelta a las llaves y el auto ronroneo para después ser el personaje principal del viaje hacia el lugar de los sueños posibles.


[...]


Esta sería la historia que me hubiera encantado relatar, la que me hubiera gustado que quedara para la posteridad, pero el Universo es también muy vengativo ¿sabes? O compasivo, como le quieras decir. El verdadero final que aguardo en mi memoria es aquel en el que un hombre irresponsable de mediana edad, lleno de alcohol, pasó en aquella misma carretera donde dos chicos estaban disfrutando de una noche lluviosa y donde dejaban sus sentimientos salir a flote. Quisiera decir que sobrevivieron, pero sería una mentira más sobre todas las que ya conté después de aquella escena donde ambos jóvenes intentan tocarse las manos. Esperaba que esta escena donde ambos se reencuentran y deciden vivir juntos plenamente hubiera sido la historia real.


Pero en este mundo, el que es regido por gigantes que mienten, lo mejor es decir la verdad. Este relato se convertirá en uno más sobre la pila llena de polvo de la comisaria y que sale en los periódicos como un ranking de los peores momentos del pueblo. Nadie sabe si aquellos jóvenes del reportaje que ocupo la primera plana una semana fueron de aquí, puede que no, puede que sí. Les he dado el poder de vivir aun después de la muerte así que creo que pueden ser de ninguna y cualquier parte a la vez.


Ambos pueden vivir en mi cuaderno infinito de amores trágicos, historias para llorar y finales reales; creo que vale la pena sentir que Min Yoongi y Kim Taehyung vivieron una plena vida en el centro de la ciudad, con trabajos de medio tiempo y demasiada escuela por cumplir, con primeras veces y sentimientos sinceros. Sus vidas han sido colmadas de cosas malas que prefería se queden en la posteridad como una pareja que venció y no como una que fue vencida.


FIN.

24 de Outubro de 2022 às 00:00 0 Denunciar Insira Seguir história
0
Leia o próximo capítulo Parte II | adrenaline

Comente algo

Publique!
Nenhum comentário ainda. Seja o primeiro a dizer alguma coisa!
~

Você está gostando da leitura?

Ei! Ainda faltam 1 capítulos restantes nesta história.
Para continuar lendo, por favor, faça login ou cadastre-se. É grátis!