maeda M. A. Mero

En una sociedad donde lo que te define como persona es tu posición social, es difícil hallar el camino a la felicidad, pero es fácil encontrar la manera de que todos te odien. En una Academia que se encarga de formar a las nuevas generaciones y prepararlas para el futuro, Reyna Leon, una chica linda, torpe y especial, con una forma diferente de ver el mundo, iniciará su vida escolar. "Antes de que acabe mi vida escolar, yo Reyna, haré que...". Es la curiosa propuesta que dará inicio a una historia de amor única. Aunque no harán falta quienes hagan su objetivo mas difícil. ¿Logrará cumplir su meta?


Romance Suspense romântico Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#comedia #escolar #drama #romance #harem #shoujo
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I

Cuando el otoño llega, las hojas secas de los árboles caen al suelo. Una temporada perfecta para una confesión de amor. ¿Qué mejor escenario hay que un bello atardecer y las hojas bailando alrededor con el viento agitando el cabello con delicadeza?

—Kira... hay algo que debes saber...

Ese bello y mágico momento es algo que no suele suceder a menudo. La chica, reuniendo coraje, se acerca al chico con la intención de abrir su corazón. Arrugando su falda con sus manos por los nervios mientras el chico espera...

—¿Qué sucede, Hana? —preguntó él, confundido por la extraña expresión de Hana.

—La verdad es que... desde hace un tiempo yo... estoy... e-e-ena-...

—¡¡Oye!! —gritan las otras chicas, quienes se acercan corriendo hacia él.

—¿Chicas? ¿Dónde estaban? —preguntó, volteando la mirada hacia ellas.

Tch...

El rostro tímido y avergonzado de Hana cambia drásticamente cuando el resto de las chicas llega a interrumpirla.

—¡¿Qué creías que estabas haciendo, Hana?! —preguntó ella, furiosa—. Encerrándonos en el almacén.

—No sé de qué hablas —replicó Hana, mirando en otra dirección con una falsa expresión de inocencia mientras tiene sus manos en su espalda.

—O-Oigan —interviene Kira—, ¿Qué está pasando, Rin?

—Kira...

Ella se pega a su pecho como una gata.

—Hana nos amordazó y luego nos encerró en el almacén...

—¡Oye, no mientas, no te amordacé! —dice Hana—. Ah, q-quiero decir... no sería capaz...

—¿Ves lo mala que es?

—Bueno, bueno —dijo él, sonriendo—, por ahora cálmense un poco... ¿no tienen hambre?

—¡Si, mucha! —exclama Rose.

—Tú siempre tienes hambre, Rose.

Una historia donde el chico es amado por varias chicas. Avanzando en su camino por un mundo desconocido y lleno de peligros. En esta ocasión, nuestros héroes van a una taberna del gremio de aventureros para descansar de su jornada. Ordenar algo de comida y bebida para aliviar la fatiga y, de paso, pasar tiempo con sus amigos aventureros.

—¡Disculpa! —exclamó él, frente a la recepción del gremio—. Terminamos una misión hace poco, pero tuvimos un retraso...

Al llamar y no tener respuesta, mira alrededor.

—¿Dónde se habrá metido? —preguntó para sí entredientes, mientras rasca su nuca.

Voltea su mirada al frente y logra ver a la recepcionista, apenas asomando un ojo mientras se oculta detrás de los estantes.

—Ya te vi.

—¡¿E-Eh?!

Ella reacciona y tropieza con sus pies hacia atrás. Cae sentada con las piernas abiertas y mientras ella se recupera de la caída, toda su ropa interior queda expuesta a los ojos de Kira.

—S-Son... blancas...

—¿Hm? —ella se detiene a pensar y cierra las piernas de inmediato—. ¿L-Las viste? —preguntó con voz temblorosa.

—Ah, n-no —respondió con nervios, y aparta la mirada—. No vi nada...

Un momento después, ella se pone de pie y atiende a Kira. Parece incomoda, actúa nerviosa y, por alguna razón, sus mejillas están sonrojadas.

—B-Buen trabajo... cumpliendo la misión...

—Ah, gracias...

—Dentro de poco ascenderás a aventurero clase A. Sigue esforzándote...

—Por supuesto... aunque...

Gira el cuello y voltea a ver a las chicas que lo acompañan.

Ahh —suspira—. Ellas me dan más trabajo...

—Como comprobante de "Misión cumplida", he sellado tu hoja de encargo. Ahora puedes retirar tu recompensa.

—Si, gracias como siempre, Neko...

—Es un placer serte útil, Kira...

—Un día de estos te invitaré algo... nos vemos.

—¡¿I-Invitarme?!

Su imaginación vuela al escuchar esas palabras que hacen eco en su cabeza.

—Una invitación... de Kira —balbucea—. Invitación... una... ¡una cita!

—Esto... ¿disculpen? —habló otro aventurero, mientras ella sigue perdida en su imaginación.

Luego de retirar la recompensa, regresa a su mesa con alimento para sus compañeras. Luego de tanta espera, finalmente cenan juntos.

—Ven aquí, Kira... prueba esto —sugirió Hana, acercando un bocado.

—Oh, luce bien...

Él se acerca y abre su boca para probar lo que le es ofrecido. Ella lo mira con sus mejillas sonrojadas y sonríe mientras más se acerca.

—¡No! —exclamó Rin, metiéndose en medio y devorando el bocado—. No creas que te dejaré adelantarte...

Al ver su intento como otro fracaso, Hana pierde la calma. Voltea a ver a Rin y pegando su frente la mira de manera escalofriante.

—¿Quieres dejar de meterte entre nosotros?

—No.

—¿Ahora por qué pelean? —preguntó él.

—Kira...

Siente la manga de su traje siendo halada y voltea a ver.

—¿Rose? ¿Qué sucede, no te llenaste?

—No —niega con la cabeza—, no es eso. Bueno... como no fui de mucha ayuda en la última misión, quería darte esto...

Ella agarra un enorme trozo de costilla de su plato y lo acerca a él.

—Rose... ¿me lo das?

—Si —asiente.

Ella pertenece a una raza en la cual son famosos por su gran apetito. Y el hecho de que ahora quiera compartir su plato favorito con él es una muestra del aprecio que le tiene.

—Gracias, lo comeré —extiende su mano para tomarlo.

—No, te lo daré en la boca.

—¿Huh?

Acercando la carne a su boca, él muerde un pedazo y mastica con gusto la jugosa carne. Y mientras las otras discutían como perros y gatos, ella se aprovechó de la situación para adelantarse. Al darse cuenta, Rin y Hana fijan sus ojos en ellos y miran a Rose de manera amenazante.

—No puedo bajar la guardia ni contigo, eh...

—Dejen de pelear, molestan a Kira —dice Rose, arrojándose a él y abrazando su abdomen.

Al ver eso, los celos se encendieron en ellas y lo siguiente que ocurrió fue un completo desastre. Platos, comida, copas y gatos; todo era arrojado al aire mientras ellas estaban embolilladas. Al ver otro espectáculo, los músicos empezaron a tocar una música más animada y los aventureros levantaron sus platos y se levantaron a bailar.

—¡Kira —prorrumpió otra aventurera, abriendo de par en par las puertas del gremio—, tu querida amiga de la infancia, Rena, está de regreso!

Al ver la escena de desastre, con los demás aventureros riendo, bebiendo y festejando alrededor, simplemente queda paralizada.

—¿Qué es este escándalo? —preguntó Ark, el líder del grupo de Rena.

—No me digas que es otra vez el grupo de Kira —inquirió Ari, sanador del grupo.

La pelea de esas chicas era algo usual en el gremio. Y la razón era obvia para todos, menos para el más involucrado.

—¡Chicas, dejen de pelear de una vez! —gritó él—. ¡¿Por qué están peleando ahora?!

La pelea continuó por un rato más, y el desastre que hicieron fue el mismo de siempre. La recompensa que obtuvieron de su última misión se les escapó de las manos como el agua ya que tenía que pagar por los daños. Cuando regresaron a su posada, el agotamiento de Kira era notorio. En un suspiro se acuesta en la cama y cubre sus ojos con su brazo. «No tenemos dinero», pensó.

—Otra vez tuve que pagar por el desastre que hicieron —murmuró.

—Esto, Kira...

Al ver el semblante agotado y trastornado de Kira, las chicas se acercan a él con semblantes decaídos. Se sienten culpables por la situación.

—¿Hm? —él se sienta en la cama y las ve de rodillas frente a él—. ¿Qué ocurre?

—Bueno —inició Hana, hablando con la cabeza inclinada.

—Estamos arrepentidas por lo que sucedió en la taberna —siguió diciendo Rin.

—Lamentamos que siempre tengas que pagar por nuestras peleas —terminó Rose, levantando la mirada con sus ojos cristalinos.

Las tres se mostraban realmente tristes y arrepentidas.

—¡Cielos! —exclamó él, cruzando sus brazos—. Siempre es lo mismo con ustedes chicas...

—Perdón —dijeron las tres a la vez.

—Pelean por cualquier cosa, no lo entiendo. Debería estar muy enojado con ustedes...

Él habla con un poco de dureza y sus semblantes decaen aún más.

—Pero, creo que eso es lo que hace divertido vivir con ustedes...

—¿Eh? —sobresaltan y levantan la mirada—.

—¿No estás enojado? —preguntó Rose.

—¿Por qué lo estaría? —replicó—. Así son ustedes, mis preciadas compañeras, son animadas y eso es lo importante. No me molesta pagar lo que rompan, aunque preferiría que no lo hicieran...

—Kira...

Al oír esas dulces palabras del chico que aman, sus corazones simplemente dan un salto, al igual que ellas sobre él.

—¿Ch-Chicas?

Hana abraza su cabeza y pega su pecho a la cara de él. Rin sujeta con fuerza su brazo izquierdo y lo abraza mientras Rose se enrolla con su pierna.

—¡Te quiero! —dicen las tres al mismo tiempo.

En esta noche de otoño, con el invierno a la puerta acercándose lentamente como una gélida brisa, el cálido abrazo de estas chicas mantendrá a este joven aventurero con fuerzas para seguir adelante un poco más.



つづく

---


¡Hyaaa! —gritó emocionada—. ¡Kira eres el mejor! —añadió, mientras da saltos por toda la habitación.

Y de vuelta a la realidad, hay una chica común y corriente.

—Eres tan amable y torpe, pero eso es lo que te hace atractivo. Mereces más chicas que solo esas tres... aunque la recepcionista también lucía extraña... quizás está interesada en él.

Una chica que está enamorada de las historias de amor, pero de algunas en particular.

—Este capítulo estuvo increíble... ¡Hana estuvo a punto de declararle su amor a Kira! ¿Qué habría pasado si lo lograba? ¡No lo sé!

La emoción luego de ver su serie favorita es incontenible, al igual que sus fuertes gritos.

—¡Deja de hablar! —reclama mirando hacia arriba—. ¡Si, te hablo a ti! Yo seré quien narre las cosas aquí.

¿Pero qué...?

—Largo. Shu-Shu —dice, agitando su mano.

Y así, este narrador es despedido de su trabajo para dar paso a una persona mejor capacitada para narrar lo que será esta linda historia de amor.

—¡Vete ya! —vuelvo a gritar, levantando mi puño—. Bien, parece que ya se fue... empecemos de una vez...

📷

Todos tenemos cosas que nos gustan y amamos. Gustos por cosas raras que no decimos a los demás, pero que hablamos con nosotros mismos. Y se preguntarán: «¿Qué es lo que me gusta?», les diré.

—¡El Harem!

Ya sea en películas, novelas ligeras, libros, series y sobre todo en anime. Amo todo lo que tenga que ver con Harem.

—Ver esas lindas chicas caer enamoradas por un protagonista lindo y amable es lo mejor...

Cada uno disfruta de lo que le gusta. Los amantes del anime que aman a sus personajes se disfrazan de ellos, convirtiéndose en cosplayer. En otros casos, suelen adoptar la personalidad de sus personajes favoritos.

—A esas personas que demuestran su amor por las cosas que aman, las respeto y admiro de todo corazón... sí.

Y en mi caso, algo ha estado dándome vueltas en la cabeza desde hace un tiempo. El periodo escolar está próximo a comenzar, estaré cursando segundo año de secundaria, el tiempo perfecto para llevar a cabo mi plan.

Hehehe~ —río maléficamente—. Esto será perfecto...

Aunque desde pequeña he sido víctima de burlas por el aspecto de mis ojos, ahora que he alcanzado la mejor etapa de mi juventud, soy como una hermosa flor que abre sus pétalos para el mundo. Esa época en la que los niños se burlaban de mis ojos ha quedado en el olvido. Soy una chica especial, en todo el sentido de palabra. Soy única, ya que no conozco a otra persona con esta condición llamada "Heterocromía".

—Por cierto, la heterocromía no afecta en mi visión. Veo tan bien como cualquier otra persona, a pesar de que el color de mi ojo derecho es miel y el izquierdo es verde.

Con la próxima llegada del periodo escolar, he preparado un plan. Un muy arriesgado plan.

—El cual es... "Plan Harem" —digo, con voz de suspenso.

"Plan Harem" es el nombre que he dado a esta operación. Así como los protagonistas de las novelas que tanto amo, yo también deseo lograrlo.

—¡Conseguirme mi propio Harem! —exclamo, levantándome de mi cama con mi pijama de gatitos—. Será difícil, pero lo conseguiré.

Aplicando todos los conocimientos que he adquirido todos estos años viendo, leyendo y observando, podré lograrlo.

—¡Antes de que acabe mi vida escolar, yo Reyna, haré que al menos dos chicos se enamoren de mí! —afirmo, apretando mi puño—. Digo, el número mínimo en un harem son dos. Tampoco es como si fuera a conquistar a tantas personas. Eso no se me da bien... soy terrible para hablar...

Mi inspiración desaparece y decaigo como una papa frita aguada.

—En fin, creo que debería empezar a prepararme...

Me levanto de mi cama y estiro mis brazos, hago sentadillas para estirar mis piernas; y con movimientos circulares estiro mi cuello.

—¡Bien!

Luego, voy al baño para arreglar mi aspecto. Mis cejas están algo descuidadas y mi cabello es un desastre.

—Creo que debería ir al salón de belleza... lo haré después.

Dejo el baño para ir a mi closet. Saco mi uniforme y lo extiendo sobre la cama.

—¿Debería hacerle arreglos? La falda es algo larga, asique la reduciré hasta la mitad de mis muslos... sí.

La Academia Especial Saint Ángelo, Academia St. Ángelo para abreviar, es una institución particular, con nada particular, ya que su sistema de jerarquía es algo problemático para todos. Mis padres, al ser personas importantes, mantienen una posición respetable, lo que me deja a mí en una posición neutral en esta Academia.

—Bueno, al menos el uniforme es lindo... sí.

Mientras arreglo la falda en mis manos, deslizo mis dedos entre la tela cuadriculada color verde oscuro, rojo vino y crema. Es una linda y suave tela, sobre todo porque combina un poco con mis ojos. Igualmente la camisa blanca, aunque me queda un poco holgada, se ve bastante linda.

—La ropa holgada... no está nada mal... tampoco es como si quisiera que vieran mis pechos por tener una camisa tan ajustada. La camisa se quedará como está.

Termino de ajustar el largo de la falda y me pongo de pie para probármela. Frente al espejo, meto una pierna seguida de la otra e intento subir la falda, pero se atora un poco en mis muslos.

—No puede ser... ¿engordé? Si como lo mismo de siempre... aunque ya no me ejercito como antes... estaré en problemas...

Insisto en subir la falda en mis apretados muslos, pero se niega a hacerlo.

—Engordé... maldición —digo, con mis ojos aguados por lágrimas—. ¡Aun no me rindo!

Me tiro en la cama y levanto mis piernas. Sigo intentando de diferentes maneras, hasta que escucho el sonido de algo rasgándose.

—¿Eh? —miro al techo—. ¿acaso...?

Bajo lentamente la mirada, con pánico de ver lo que estoy pensando. Giro mi cadera y al ver el costado de la falda me doy cuenta.

—El zipper... estaba arriba...

La razón de que la falda no subiera era que el zipper estaba arriba, ajustando la falda. En ese momento me di cuenta de que en realidad soy torpe...

—¡Y también que no estoy gorda! —grito, completamente feliz—. Cielos, que susto me dio pensar que había engordado...

Eso me asustó, no el creer que la tela se había rasgado.

—Bien, arriba...

Termino de subirme la falda y finalmente la abrocho en mi cintura. Me veo en el espejo e inspecciono cada parte de la costura.

—Quedó perfecto... sí.

Con mi uniforme listo, solo me falta arreglarme. Para eso, voy al salón de belleza que está cercano a mi casa y se lo dejo todo a mi estilista.

—Cielo, tu cabello está hecho un desastre...

Risa es mi estilista desde que era niña. Ella siempre ha hecho que mi cabello luzca lindo con los peinados que hace.

—Lo siento... últimamente he estado ocupada y no he podido... en realidad estaba viendo anime y series, asique olvidé bañarme...

—Bueno, no importa... déjalo todo en mis manos...

—Por favor.

Empezando con un lavado profundo con champú y condicionador, ella limpia de la raíz a las puntas de mi cabello. Ya estaba un poco grasoso por no lavarlo.

Rayos, no puedo seguir descuidándome así... mi plan requiere que luzca impecable...

Cuando termina el lavado, ella utiliza una secadora para secarlo. Siento el aire caliente llegando hasta mi cuero cabelludo y me da una sensación extraña.

—Mira esto... las puntas están disparejas y abiertas...

—Risa... ayúdame por favor...

—Si, si... ¿te gustaría teñirlo? Tu cabello naturalmente se vuelve rubio en las puntas.

—Si, eso es por mi madre... su cabello es tan lacio y lindo, pero yo nací con el cabello castaño de papá.

—Tienes algo de ambos, eso es especial.

—Supongo que si...

—¿Lo cortarás? Dejarlo así podría dar a pensar que eres una chica problemática...

¿Una gal?

—Y en esa academia es mejor no buscar problemas.

—No, descuida. Mi cabello es así y he decidido que ahora seré yo misma. Por eso, deja las puntas como están... pero emparéjalo, porfa.

—Como quieras.

Ella mete su mano entre mi cabello y desliza sus dedos hasta las puntas. Acerca la tijera y con mucha delicadeza corta las puntas abiertas. Veo los cabellos cayendo lentamente en el piso y me hace sentir un poco melancólica.

—Oye, no te pongas a llorar otra vez por tu cabello.

—Pero —resueno mi nariz.

—Volverá a crecer.

—Si, pero... como las puntas son como el color de mamá, eso me ayuda a recordarla. Como casi nunca están en casa, a veces me siento un poco sola... sí.

Ella sigue cortando mientras hablo. Cada vez que vengo aquí, termino hablando de mí misma. Es como si Risa actuara de psicóloga para mí, mientras corta mi cabello.

—Digo, sé que están ocupados con sus trabajos, pero... quisiera que alguna vez me llamaran y preguntaran por mi día. Me gustaría hablarles de los amigos que tengo...

—Aunque solo tienes una amiga...

—¡E-Ese no es el punto!

—Si, si, está bien...

—Sé que me aman, pero... quisiera que pasaran al menos un día conmigo...

No recuerdo cuando fue la última vez que pasé un cumpleaños, una navidad o año nuevo junto a ellos. Para esas fechas, lo único que hacen es llamarme y mandarme regalos. Eso lo aprecio, pero un abrazo o un beso no estaría mal de vez en cuando. Cambiaria todos los regalos de cumpleaños por una caricia en la cabeza de mamá.

—Vamos, anímate.

—¿Hm?

—Mira, ya terminé con tu cabello. Quedó lindo, ¿cierto?

Woah...

Miro asombrada mi reflejo en el espejo. Mientras pensaba en mis padres, ella ha arreglado un flequillo que cubre mi frente y una trenza que va por detrás de mi oreja izquierda y baja a lo largo de mi cabello.

—¡Quedó increíble! —exclamo asombrada, girando mi cabeza para ver los lados de mi cabello—. ¿Enserio es mi cabello? No parece real...

—Lo que pasa es que tú no lo cuidas como se debe. Eres una mocosa...

—Lo cuidaré mejor de ahora en adelante... con esto podré ser el amor a primera vista de muchos... ¡sí!

—Ahora, arreglemos tus cejas y pestañas... de aquí saldrás luciendo como una modelo profesional.

—¡Yes, Ma'am!

Y así, ella empezó a tratar mi cara como una muñeca. Con las pinzas arranca dolorosamente y da forma a mis cejas, y con cera arranca todos los pelitos apenas visibles que unían mis cejas. El dolor que siento es horrible. Quiero levantarme y salir corriendo de aquí, pero debo soportarlo.

Un rato después, cuando finalmente acaba, vuelvo a verme en el espejo. Quedo sin palabras al verme tan diferente. Mi apariencia hace unas horas era la de una ermitaña, pero ahora parezco una niña rica supermodelo.

Ah, pero eso soy...

Finalmente, la tortura ha acabado. Regreso a casa con un gran cambio de estilo. Abro la puerta y al ver mi cama lo siguiente que hago es tirarme.

—Nadie dijo que ser linda fuera fácil...

El día se acerca. Estoy decidida a hacer esto, y lo lograré. Finalmente podré, así como los protagonistas de las series que me gustan, conseguirme un harem.

—Aunque esto no puede saberlo absolutamente nadie.

Los preparativos están completos. Mi uniforme está listo y yo también. Ahora, todo lo que resta es iniciar con el pie derecho.

—Pero... enamorar chicos puede ser más difícil de lo que parece. Bueno, da igual... me las arreglaré.

Al final del día termino siendo una chica completamente diferente. Mi cabello es reluciente, mi rostro es la viva imagen de la juventud... soy hermosa.

—S-Soy... soy... de verdad... ¡soy una desgracia! ¿a quién quiero engañar? ¿conseguirme un harem? Eso es ridículo... es imposible para alguien como yo...

Desde pequeña he tenido muchos problemas para socializar ya que no puedo hablar claramente con desconocidos. En una ocasión, hasta llegué a perderme en la ciudad. Y ahora que mi vida escolar está por comenzar en esta academia, tengo miedo. Miedo de todo, pero principalmente al trato de las personas.

—No, no —palmeo mis mejillas—. Había dicho que esta vez sería diferente. Aunque mis ojos sean de colores diferentes, o que mi cabello parezca el de una chica problemática... tengo que ser segura de mí misma... sí.

Luego de un largo de día de preparación, con mi cabello arreglado y mi uniforme listo, solo queda esperar al inicio de clases. Me pone un poco nerviosa la idea de convivir con personas nuevas, pero eso es algo natural en la vida. Además, no estaré sola, mi mejor amiga está en la misma Academia que yo, asique puede que sea divertido.

Acostada en mi cama, solo miro al techo. Siento emoción, miedo, preocupación, todo acerca de esta nueva etapa de mi vida que estoy por iniciar.

—Ya quiero que sea mañana... sí.

Es difícil para mí contener la emoción y abrazo mi almohada y río mientras doy vueltas de un lado a otro en la cama.

—Ahora, basta de tonterías.

Me levanto de la cama y camino hacia mi escritorio. Abro la silla y presiono el botón para encender mi computadora, esta a su vez, me saluda al iniciar y luego de colocar la contraseña, me pongo los audífonos.

—Ah, lo olvidé...

Empujo mi silla hacia atrás y estiro mi brazo para alcanzar mi daikimakura. Una vez lo tengo en mis manos, regreso al escritorio.

—Es hora...

Mi momento más importante del día. En este momento me preparo para actualizar mi base de datos con las novedades publicadas, o en otras palabras...

—¡Hay capítulos nuevos!

Sí, mi momento más importante, es cuando actualizan capítulos nuevos de mis series favoritas. Nada me molestará durante las siguientes 6 horas. Con mi almohada en mis brazos, le doy "play" al video y me sumerjo en mi pequeño mundo. Cuando siento hambre, simplemente ordeno algo de comer, pocas veces me preocupo por cocinar. Y así son todos los días. En esta casa no se escucha más que el sonido de mi voz. Y durante las siguientes horas, se escucharon muchos gritos más.


Al día siguiente...


Cuando el sol empieza a calentar mi ventana, me doy cuenta de que finalmente ha amanecido.

—Esto no es bueno...

Y, al ver el reloj, me doy cuenta de que yo también amanecí.

—Otra vez... no puede ser...

Me levanto de la silla y voy hasta la puerta. En el espejo, veo mi reflejo y las ojeras que tengo tras una noche sin dormir son horribles.

—Tengo un problema...

Camino de regreso a mi cama y me acuesto para dormir una siesta. Aún faltan algunas horas antes de que inicie la ceremonia de bienvenida, asique podré dormir un rato. Extiendo mis brazos sobre las sábanas y hundo mi cara en la suave almohada. Todo es tan suave que siento mi cuerpo relajarse hasta el punto de que empiezo a babear.

—Esto es delicioso~... sí.

Y justo en mi mejor momento, cuando estaba por quedarme dormida, suena mi celular. Mis ojos se abren de golpe y, irritada, contesto la llamada.

—¿Quién demonios es? —pregunto, apretando mis dientes.

Oh, te desvelaste de nuevo, ¿eh?

Al escuchar la voz, inmediatamente me doy cuenta de quien es.

—¿Qué pasa? Aun es muy temprano...

Como nunca sales de casa, supongo que no sabes la noticia.

—¿Qué noticia? —inquirí.

Pues, parece que el hijo del rey, el príncipe de la realeza Acasta asistirá a la ceremonia...

—¿Y qué pasa con eso?

Pues que todos debemos estar a tiempo. Ósea que ya deberías estar preparada...

—¿Huh?

Justo en el momento que pensé que podría descansar, tengo que levantarme y prepararme. Sé que esto es mi culpa por desvelarme viendo mis series, pero...

—¿Estás de broma?

Como sea, ya pasé el dato. Nos vemos en la Academia, Ojitos...

Ella cierra la llamada justo cuando estoy por gritarle.

—¡Maldita sea!

Entre refunfuños, rabietas, pataletas y murmullos, me preparo para ir a la Academia. En este momento, siento odio hacia una persona.

—Espero que ese príncipe se ahogue con su saliva... Uwah —saco la lengua con asco—. Mejor no, creo que es demasiado.

Luego de un baño caliente, deslizo mi ropa interior por mis piernas y la ajusto con delicadeza a mi cadera y glúteos. Ajusto mi sostén a mi pecho y enlazo el broche en mi espalda.

—¿No están más grandes? —pregunto, al ver mi trasero y mis pechos frente al espejo—. Nah, no es nada —digo, sonriente y con mis manos en mi cintura.

Finalmente, meto mis brazos en la camisa y luego de abotonar los botones, subo mi falda por mis piernas, dejando la camisa por dentro, y ajusto el zipper. Giro mi torso frente al espejo para verme de ángulos y veo que todo está bien.

—Bien, estoy lista.

Me veo al espejo y veo todo en orden. Mi cabello, con mechones rubios, se ve lindo con el arreglo que me hizo Risa. Mi uniforme me queda a la medida por los arreglos que le hice.

—Todo está lis-...

Un bostezo me interrumpe y vuelvo a sentirme cansada.

Ahh —suspiro—. Quisiera dormir un poco. Me gustaría golpear a ese príncipe en la nariz, pero como sea, ya me voy.

Extiendo mi mano para levantar mi maleta y siento mis dedos temblorosos. Al pensar en ello, puedo sentir los acelerados latidos de mi corazón.

—¿Q-Que me pasa? No estoy asustada, en absoluto... entonces...

De un momento a otro, paso a recordar esos días en los que era el blanco de las burlas por mi aspecto.

—S-Si, eso es, no estoy asustada... ¡Solo estoy emocionada!

Agarro mi bolsa y salgo corriendo de casa. Me despido en la puerta, aun sabiendo que no tendré respuesta, y atravieso el jardín para dar el primer paso fuera del portón.

—Academia St. Ángelo... ¡Aquí voy!

Mi meta será: "Conseguir que al menos dos chicos se enamoren de mí". ¿Podré lograrlo? No tengo idea. Pero daré todo lo que tengo para hacerlo realidad. Mientras camino hacia la Academia, la cual se encuentra en medio de la ciudad, mantengo la cabeza baja por nervios.

Dije que me mostraría orgullosa de mí misma... pero es algo difícil...

Levanto la mirada levemente, y al sentir la mirada de otros, vuelvo a bajar la cabeza.

Todos tienen ojos normales... ¿Por qué no pude tenerlos así? No, nada de eso...

Respiro hondo y, a pesar de los nervios, levanto la mirada. Veo a los demás a los ojos y sigo caminando erguida.

Si, debo ser diferente. Ya no soy una niña. Si no estoy dispuesta a cambiar, jamás lograré mi objetivo.

Al llegar a la estación, abordo el siguiente tren que me dejará en el centro de la ciudad. Las puertas se abren y cuando entro miro alrededor buscando un lugar para sentarme. Pronto encuentro un lugar junto a la ventana y me siento. Al sentir el frio del aire acondicionado más la suavidad de los cómodos asientos, empiezo a sentirme adormitada.

N-No tengo sueño... para nada... no me... dormiré...

Cabeceo y cabeceo hasta que golpeo mi frente contra la ventana. Rápidamente reacciono y aparto la mirada avergonzada de los demás que escucharon el ruido del golpe y me miran de reojo.

¡Qué vergüenza!

Al estar cerca de mi estación, me pongo de pie y cedo mi lugar a alguien más. Me sostengo de una barra y, mientras estoy de pie, nuevamente empiezo a tambalearme.

Otra vez... mis piernas me fallan por el sueño. No lo conozco, pero... odio al príncipe de los Acasta...

En un segundo, mis piernas se debilitan y mis rodillas se doblan. Cuando estoy por caer, alguien me sujeta del brazo y me sostiene.

—Vaya, cuidado, señorita... es peligroso dormirse en el tren, alguien podría robarle, o peor.

—G-Gracias —digo y me repongo—. Lo siento, estoy un poco agotada...

—¿Ah, sí? Eso es un problema. Por tu vestimenta, veo que eres una estudiante de la Academia St. Ángelo.

—Si, hoy es la ceremonia de bienvenida...

—Ya veo... eso es interesante.

Este chico, desprende un aroma dulce y adictivo. Casi siento que quiero abrazarlo. Además, es increíblemente apuesto. Al vestir un elegante traje blanco, hace más llamativo el color de su cabello y sus ojos.

—Tienes un lindo cabello —susurra suavemente en mi oído—. ¿Cómo te llamas?

—¿Y-Yo? —titubeo—. B-Bueno... me llamo Reyna...

—¿Reyna? Ya veo... es un lindo nombre...

—Gracias~ —respondo, a la vez que se me escapa un bostezo.

—¿Por qué estas tan agotada?

—No pude dormir bien... además, esta mañana, justo cuando estaba por dormir, supe que debía llegar temprano a la Academia porque el inútil príncipe de los Acasta estaría en la ceremonia...

—¿"Inútil"? —repite.

—Cielos, no pude dormir por culpa de ese tipo. Quisiera golpearlo.

—Y-Ya veo... pues lo siento...

—No es tu culpa, no te disculpes. Apuesto que ese príncipe es un tipo raro. No quiero ni verlo, entre más lejos esté de mí, mejor...

—Yo me bajaré en esta estación.

—¿Eh? D-De acuerdo...

—Entonces, nos vemos pronto, Reyna.

—Sí.

El tren se detiene en la estación, y el sale por las puertas con la cabeza baja, y se pierde entre la multitud. Como para evitar ser reconocido.

—Ah, no le pregunté su nombre.

Finalmente llego al centro de la ciudad y bajo del tren. Camino un poco más y luego de unas calles, veo el portón de la Academia. Veo a los demás estudiantes ingresando, acompañados de sus amigos. En un lado, veo a figuras importantes, algunos políticos y, por otro lado, veo a personas normales. La diferencia social es enorme y yo estoy en medio.

Ahora que lo pienso, pude hablar con aquel chico sin problemas... creo que hay posibilidad de que pueda lograr mi plan.

Camino por la entrada y llego al patio. "Ding, dong", suena la campana y todos los padres se despiden de sus hijos, con abrazos y besos. Al ver eso, solo siento la brisa soplando y levantando las hojas.

Mamá, papá...

Finalmente los padres se retiran y todos pasan al auditorio principal. Al entrar en el lugar, escucho el escandalo de los chicos que están mas alejados del escenario. Son escandalosos, problemáticos y rebeldes.

—¡Oye, lindura! —gritó uno de ellos.

Vámonos, vámonos, vámonos. Corre, corre...

Me alejo rápidamente con pasos apresurados. Más adelante, veo a los chicos que son más tranquilos, están a mitad del auditorio, pero aun hay uno que otro chico escandaloso.

—¡Oye, Ojitos! —grita alguien—. ¡Estoy aquí!

Al voltear, veo a mi mejor amiga moviendo su mano en el aire de un lado a otro en su lugar. Verla me hace sentir segura otra vez.

—Te estaba guardando un lugar, ven aquí.

—S-Si.

Rápidamente voy hacia ella y me siento a su lado. Respiro hondo y suspiro.

—Que linda estas, amiga.

—Gracias —respondo—, tú también te ves genial. Me gusta tu peinado.

—Pues gracias —replica, con una sonrisa.

—Hay muchos ingresados este año —digo, mirando alrededor mientras los demás entran y toman asiento.

—Si... con eso de la reforma estudiantil. Que, mas que reforma, es como una manera de recordarles a todos cual es su lugar.

—¿Enserio es tan malo? —inquirí.

—¿Ves a esos de allí? —pregunta, señalando a los lugares más cercanos al escenario.

—Los veo —respondo—. ¿Qué pasa con ellos?

—Son los más presumidos de aquí. Es la clase A, y más adelante está la clase S, ósea que son hijos de personas VIP. Son una verdadera molestia, ya que tratan a los demás como basura y no podemos decirles nada.

—¿Eh? ¿De verdad?

—Si, asique ten cuidado.

—Está bien...

—Y creo que ya viste cómo son los de la clase C y D

—S-Si—respondo y miro hacia atrás de reojo a esos chicos. Uno de ellos me guiña un ojo y me lanza un beso—. S-Son aterradores...

Un rato después, todos están en sus lugares y las luces se apagan. El telón se abre y el director de la academia aparece para darnos unas palabras. Veo a mi alrededor y noto a las chicas más emocionadas e inquietas.

—¿Qué pasa con ellas?—pregunto a Sally, mientras miro de reojo a las chicas.

—Te dije que el príncipe de los Acasta vendría a la ceremonia.

—¿Es por eso?

—Bueno, él es como una superestrella. Es increíblemente apuesto. Dicen que si lo ves a los ojos, te enamoras en un segundo.

—¿Ah, sí?... Entonces es como un "rey del harem"... tendré competencia.

Fijo mis ojos en el escenario, pero no veo a nadie más aparte del director.

—¿Dónde está él? —pregunto.

—No lo sé. Parece que no ha llegado.

—¿Es enserio?

Pensar que tuve que levantarme y prepararme para venir, cuando podría estar durmiendo, a causa de un príncipe que ni siquiera llegó a tiempo. Hace que una vena de mi frente sobresalga. Aprieto mis puños y resoplo con fuerza.

—¿R-Reyna?

—Entonces, ese inútil ni siquiera llegó, eh...

—!O-Oye, tu cara es aterradora! Además, no hables así.

—Cuando lo vea, voy a golpearlo en la nariz —afirmo, levantando mi puño.

—¡No lo hagas! —dice, sacudiéndome.

Después del largo discurso del director, en el que estaba cabeceando y luchando para no dormirme, finalmente vamos a nuestras clases. La Academia está dividida en secciones y pisos. En la planta más baja, están los problemáticos de la clase D y C. En los pisos intermedios, están las clases B y A. Y en la parte más prestigiosa, está la clase S.

Ya en nuestros lugares, con Sally sentada detrás de mí, empiezo a sentir las miradas de los demás chicos. Mi rostro se calienta ligeramente por el rubor que me provoca esta situación. Estoy avergonzada.

¿Q-Qué tanto me ven? ¿Acaso es por mis ojos?

Pocos minutos después, entra el profesor y escribe su nombre en el pizarrón. Él es algo anciano y parece caminar con dificultad.

—Buen día, jóvenes —dice, luego de poner su maletín sobre el escritorio—. Soy el profesor Kane y seré quien guie sus estudios los próximos meses.

¡Es un abuelo!

—Me gustaría pasar a las presentaciones, pero antes hay alguien que quiere saludarlos.

Todos sobresaltan y reaccionan confundidos.

—¿Quién será? —se preguntan unos a otros.

—Adelante, por favor.

La puerta corrediza se abre y quien la atraviesa es alguien que me parece conocido. Viste un traje blanco elegante, y el color castaño y café de sus ojos me dan una sensación familiar.

—Oye, oye, ¿es enserio? —dice uno de los chicos a mi lado.

—¡Es él! —grita otra chica.

Él camina hasta el centro de la clase y sonríe para todos. Las chicas enloquecen y los chicos parecen irritarse con su presencia.

—Buen día a todos —dice él, haciendo una leve reverencia—, es un placer saludarlos. Veo que hay muchas chicas lindas este año.

Lanza una rápida mirada hacia mí al decirlo.

—Para quienes no me conozcan, mi nombre es Kurt Leid Acasta... seré su compañero desde hoy.

—¡¿Quéeee?!

Todos gritan sorprendidos y las chicas se levantan de sus puestos. Pero, mientras él sonríe, yo tengo un conflicto tratando de reconocerlo.

—¿Quién es? —pregunto.

—Te estuve buscando, princesa —dice, tomando mi mano y besándola.

—¡¿Eh?! —reacciono y quito mi mano por reflejo.

—¡Oye, maldita, ¿Cómo te atreves?! —gritan las chicas.

—¿E-Eh? ¿Qué?

—Reyna, ¿acaso se conocen? —pregunta Sally, con ojos sorprendidos.

—N-No —digo y volteo a verlo—. Bueno, me parece... ¿Nos hemos visto antes?

—Oh, vaya —exclama y se levanta con cara de sufrido—, son palabras hirientes, princesa. Creí que lo de esta mañana fue un encuentro con el destino.

—¿Esta mañana? Pero si esta mañana yo estaba con...

Finalmente caigo en cuenta y veo mi posición.

—E-Espera, ¿C-Cómo dijiste que te llamabas?

—Yo soy... Kurt Leid...

—…A-Acasta —digo, tragando grueso—. E-Entonces tú eres...

—Así es, soy el "inútil príncipe de los Acasta", princesa.

Aunque mi primer día debía ser inolvidable, no esperaba que fuera de esta manera. Tengo las miradas furiosas de las chicas de mi clase y a este chico, frente a mí, con una sonrisa maquiavélica. El camino para formar un harem es largo y lleno de obstáculos. Y es más difícil si en lugar de aprecio, ganas el recelo de quienes te rodean.

Oh, diab-...

[…]



…Continuará

24 de Maio de 2022 às 20:20 0 Denunciar Insira Seguir história
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Conheça o autor

M. A. Mero Soy una persona que disfruta de la escritura. Crear historias para que otros puedan dejar volar su imaginación mientras leen es algo que me gusta hacer. Si estás pasando por mi perfil, espero que te gusten mis obras. ¡Saludos!

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