axel-garcia1647110738 Axel García

Esta historia es relatada por un joven de catorce años mexicano: Christian Martínez. Christian ha estado enamorado de su mejor amiga de la secundaria, llamada Mónica. No ha dejado de pensar en ella desde que dio comienzo el año 2015. Tras varias relaciones previas de Mónica, Christian empieza a proponerse como objetivo principal en hacerse novio de ella, esperando con mayores ansias de que empiece el tercer año de secundaria, ya que de momento se encuentra en vacaciones de verano. Una vez que el comienzo de otro año escolar se encuentra a la vuelta de la esquina, Christian intentará tomar el valor necesario para cumplir su meta, aunque ponga en juego su amistad estrecha que ha tenido con Mónica desde hace casi dos años atrás. ¿Logrará Christian su meta establecida o terminará fracasando?


Romance Contemporâneo Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#drama #juvenil #rock #baladas
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Discutiendo con mi hermano

23 de agosto de 2015

La noche había caído finalmente en la ciudad de Querétaro, mostrando un cielo despejado con varias estrellas decorando aquel azul marino tan intrigante.

El día de hoy no había ningún rastro de la propia Luna, y eso fue debido a que su ciclo apenas estaba en la fase inicial. Tendrían que pasar algunas semanas para que hubiera de nuevo Luna Llena.

Yo me hallaba en mi propia habitación, acostado boca arriba mientras navegaba en mi celular, completamente ansioso de que ya fuera mañana, lunes 24 de agosto.

Mi razón era simple. Mañana daba comienzo a otro ciclo escolar, el último en mi caso debido a que estaría en mi tercer año de secundaria antes de cursar el bachillerato.

Yo me llamo Christian Martínez, y tengo catorce años de momento, ya que dentro de cinco meses aproximadamente estaré cumpliendo los quince años, ya que yo nací el 2001 según mi acta de nacimiento.

Mi mamá se llama Alma y tiene treinta y seis años, mientras que mi papá se llama Oswaldo y tiene cuarenta años, ambos originarios de esta ciudad. Según lo que me han contado ambos, mi nacimiento fue el más complicado de todos debido a que tardé un poco más de lo estimado a la hora del parto, aunque al final todo salió a cómo se tenía planeado, o de lo contrario yo no estaría hablando en este preciso instante.

Por eso es que he mis padres han sido un poco más atentos conmigo desde que tengo uso de razón, o al menos eso es lo que creo, ya que por lo general no hemos tenido mucha oportunidad de comunicarnos, eso debido al trabajo que ambos tienen.

Mi mamá tiene trabajo en una tienda de ropa ubicada en Plaza Galerías, un centro comercial ubicado sobre la autopista de 5 de febrero, a un lado del Hospital General De Querétaro, lugar donde yo nací. Ella trabaja ahí desde las 11:00 horas hasta las 21:00 horas.

Por otra parte, mi papá trabaja en una empresa de autos como el administrador, teniendo un horario desde las 08:00 horas hasta las 17:00 horas.

A pesar de que casi no me hablo mucho con ellos, yo tengo la firmeza de que ellos me quieren mucho, al igual que el resto de mis hermanos.

Tengo en total tres, uno varón y dos hermanas.

Mi hermano varón se llama Eduardo, quien es mayor a mí por una diferencia de seis años. Y mis hermanas se llaman María y Dulce, ordenándolas desde la más mayor hasta la menor. María tiene dieciséis años, los cuales acabó de cumplir apenas el 7 de julio pasado, mientras que Dulce tiene nueve años, siendo ella la menor de nosotros cuatro.

En fin, dejando de lado aquello, decía que me encontraba en mi cama navegando en mi red social, encontrando algunos vídeos graciosos y algunas imágenes graciosas.

Cuando llegó el momento en que me comencé a aburrir, intenté tratar de hacer una recapitulación de lo que pasé durante el segundo año de secundaria, pero por alguna razón no pude, quedándome en blanco de momento.

Por eso fue por lo que me dirigí hacia mi teclado musical, el cual estaba apoyado sobre un atril en una de las paredes libres de mi habitación.

Le quité la funda protectora para el polvo y conecté el instrumento a un contacto de corriente eléctrica.

Minutos después comencé a tocar con un volumen moderado una progresión de acordes en la tonalidad de Do Sostenido Menor, empezando desde la Tónica para dar paso a tres acordes de Sub-dominante y finalmente terminar con dos acordes que funcionaban como las Dominantes, para finalmente culminar mi progresión en mi acorde inicial.

Me había gustado lo que había tocado, por lo cual iba a volver a tocar otra progresión armónica, aunque alguien me habló en voz alta que incluso provocó que me diera un sobresalto.

— ¡CHRISTIAN, BAJA AHORA MISMO!

Aquella voz era masculina, lo que me llevó a darme cuenta de que mi hermano Eduardo había sido el responsable en soltar tales gritos, ya que mi padre tenía una voz más gruesa a la de mi hermano.

Sabiendo lo que significaban aquellos gritos por su propia esencia natural comencé a emprender mi rumbo hacia mi hermano antes de que las consecuencias fueran peor, pues de por sí ya estaba él enojado conmigo por alguna razón que de momento yo desconocía.

Cuando llegué a las escaleras bajé lo más rápido posible, llegando en tan sólo unos cuantos segundos a la sala de estar, en donde logré dar con él.

Eduardo estaba de pie junto al mueble que tenía la tele. Su rostro furioso no me daba buena pinta, para nada en absoluto, por lo cual comencé a sentirme un poco nervioso al respecto.

—Mira hermano, sólo déjame avisarte que nunca, jamás en la vida vuelvas a meterte con mi programación de televisión favorita, ¡mira lo que pasó! ¡MIRA! —Enseguida mi hermano me mostró su programación de televisión y vi que no estaba uno de sus programas favoritos— ¡Ya viste! —. Me dijo mi hermano que ya estaba a punto de estallar a como se veía su rostro en este preciso momento.

Yo me sentía como un tonto, aunque yo tenía la certeza de no haberlo hecho en ningún momento.

Quería decir algo al respecto, pero algo me lo impedía en mi propio interior.

— ¿Y qué tienes que decir en tu defensa? —. Me preguntó Eduardo con un tono de voz más controlado, aunque su mirada permanecía más furiosa de lo que aparentaba en su voz.

A pesar de que sabía de mi propia inocencia, lo único que se me vino a la mente para poder hacerle frente de momento fue:

—Yo no fui Cuatro Ojos.

Mi hermano Eduardo, quien usaba lentes por cierto desde hace un tiempo considerable, arqueó las cejas sorprendido.

— ¿Cómo me llamaste? —. Me preguntó Eduardo con un tono de voz mucho más amenazante.

—Lo que te dije, ¿o es que acaso eres sordo? —. Le respondí con mayor valentía.

Mi hermano se quedó mudo ante lo que le dije mientras yo estaba con mi corazón palpitando a todo dar dentro de mí.

Poco a poco mi valentía adquirida estaba desvaneciéndose, volviendo a sentir algo de nerviosismo y cobardía. Era consciente de que yo mismo la había regado.

— ¡Ahora escúchame escuincle! ¡A mi nadie me falta el respeto! ¡Por ningún motivo! ¡¿Te quedó claro?! ¡¿O no?! —. Me gritó Eduardo completamente furioso.

Yo simplemente lo observé con cierta inocencia, hasta que por algún motivo desconocido le respondí:

—Deberías de traerte un megáfono, porque no se te entiende nada con esa voz de pito que traes.

Sorprendido conmigo mismo por lo que dije, mi hermano Eduardo simplemente soltó:

—Te lo advertí...

La última palabra sonó muy anti sonante por toda la casa, aunque fue el comienzo de una persecución dentro de la misma.

Yo me encontraba huyendo hacia mi habitación para refugiarme ahí dentro hasta que el peligro con mi hermano pasara.

Una de mis ventajas era que él era un poco más lento que yo, así que él se retrasó en las escaleras mientras que yo corrí saltando de tres en tres escalones.

Al llegar arriba corrí lo más rápido que pude y me metí a mi habitación en un abrir y cerrar de ojos. Acto seguido le puse seguro a la puerta antes de que fuera demasiado tarde.

Solamente fue en cuestión de segundos en que empecé a escuchar los porrazos que mi hermano lanzaba a la puerta de mi cuarto.

Obviamente yo no cedí a ninguna de sus amenazas que me lanzaba cada vez que soltaba un porrazo a la puerta, esperando que el tiempo hiciera su propio trabajo para que el peligro se desvaneciera por su propia cuenta.

Mientras hice eso, me dediqué a tocar un rato más en mi teclado musical, en el cual toqué una de mis canciones favoritas: Bohemian Rhapsody, de QUEEN.

Después de ello me dediqué a tocar la canción de November Rain, de GUNS N' ROSES, cuya progresión de acordes me gustaba bastante, ya que por lo general hacía uso de muchos acordes relacionados a la tonalidad de Si Mayor y Si Menor, lo cual se me hacía una maravilla armónica.

Sé que sueno raro hablando de mucha música, pero es inevitable debido a que desde que era un niño siempre me sentí atraído por la música en general, según lo que me ha contado mi hermana María las veces que tengo oportunidad de charlar tranquilamente con ella.

Si tuviera que elegir a alguno de mis hermanos forzosamente esa sería mi hermana María, con quién he tenido mejor relación desde que tengo uso de razón, obviamente sin menospreciar a Eduardo y a Dulce.

Hasta donde he tenido la oportunidad de recordar, si supe que hubo un momento en mi vida en que me decidí a la ejecución de música contemporánea. Solamente hasta ahí.

Como lo dije anteriormente, ha habido algo que me ha impedido recordar con claridad mi pasado, me especial mis recuerdos del año 2010 y 2011.

Cuando salí de mis propios pensamientos, me di cuenta de que los porrazos en la puerta se habían detenido, por lo cual sonreí a modo de victoria, dirigiéndome con confianza a la puerta para abrirla.

En el momento en que lo hice, pronto me di cuenta de que todo había sido una trampa bien ejecutada por parte de Eduardo, quien me lanzó un puñetazo en la barbilla, dejándome seminoqueado de momento.

—Nada mal para alguien que estudia una Ingeniería en Informática —. Comenté yo mientras me tocaba mi propia barbilla.

—Te dije que lo lamentarías tonto —. Me dijo Eduardo mientras se tronaba los dedos para continuar con mi masacre.

Yo al ver aquello sentí que no tendría escapatoria, hasta que mi hermana María hizo aparición para interponerse entre nosotros dos.

— ¡Eduardo detente! —. Escuché a mi hermana María hablar.

—¡Él fue quién empezó! —. Exclamó Eduardo furioso.

— ¿Y por eso tuviste que usar la violencia?

Eso lo había dicho mi mamá, quien había hecho aparición por detrás de Eduardo.

Éste último mencionado se dio media vuelta y supo que estaba en muchos problemas.

—A la cocina, ahora —. Fue lo único que dijo mi madre amenazante.

Dicho aquello, Eduardo comenzó a caminar cabizbajo y callado hacia la cocina. Mi mamá comenzó a seguirle el paso para soltarle una regañadiza, según parecía ser.

Yo me quedé a solas con mi hermana María, quien estaba vestida con su propia pijama morada.

— ¿Qué fue lo que pasó? —. Me preguntó María.

—Eduardo me mandó a llamar debido a que su programa favorito había sido borrado de la tele, culpandome claramente, aunque yo en vez de responderle debidamente, le empecé a decir varias cosas groseras —. Relaté a mi hermana.

— ¿Y cuáles fueron esas cosas groseras? —. Volvió a preguntarme.

—Le dije Cuatro Ojos, además de decirle Voz De Pito —. Respondí con cierta culpa.

Mi hermana María se me quedó viendo molesta por un momento, aunque luego se calmó un poco y lo único que me dijo fue:

—De acuerdo. Solamente ya no te metas en más problemas.

Dicho aquello, ella me acompañó a la cocina, ya que mi mamá me había mandado a hablar también.

Una vez que me encontraba presente, mi mamá me preguntó enojada:

— ¿Es cierto que le dijiste a tu hermano Cuatro Ojos?

Debido a que yo era una persona honesta, asentí con la cabeza.

— ¿Al igual le dijiste Voz De Pito?

De nueva cuenta asentí con la cabeza.

— ¿Y por qué se las dijiste? —. Su voz se escuchaba muy furiosa.

—Perdón, fue solamente un impulso porque me sentía nervioso...

—Eso no me interesa, ambos están en muchos problemas. Nada más dejen que llegue su padre y tomaremos cartas en el asunto. ¿Entendido? —. Habló furiosa mi madre.

Tanto Eduardo como yo asentimos con la cabeza y quedamos en silencio, dirigiéndonos el uno al otro miradas asesinas, aunque pronto nos calmamos al respecto.

Aún así no fue lo suficiente para calmar a mi mamá, quien ya estaba muy enojada con nosotros.

Así permaneció mi mamá hasta que llegó mi padre de la calle debido a que fue a hacer unas compras al súper.

Cuando él hizo presencia en la casa, mi mamá fue directamente al grano y le dijo a mi papá lo que había pasado entre Eduardo y yo.

Fue obvio que su reacción no fue positiva, sino todo lo contrario, llegando al punto de castigarnos a ambos durante dos semanas sin poder ver televisión y salir a la calle.

Él terminó igualmente furioso que mamá, si no es por decirse que peor.

Por ello fue por lo que María decidió desaparecer de la escena antes de que ella también fuera parte de nuestros problemas.

Cuando mi padre nos mandó a ambos hacia la habitación, Eduardo se me acercó y lo único que me dijo:

—Ni creas que te perdonaré esto. Por tu culpa me he quedado sin televisión y sin poder salir con Samanta por dos semanas.

Yo simplemente decidí quedarme callado, aunque le dirigí una mirada asesina a mi hermano antes de dirigirme por completo a mi habitación.

Antes de cruzar la entrada de mi habitación la puerta vecina se abrió.

Me di la vuelta y vi a Dulce asomarse con algo de complicidad.

— ¿Por qué estaban furiosos mamá y papá? —. Me preguntó mi hermana menor.

—Porque Eduardo y yo nos peleamos a raíz de su programa favorito, el cual fue borrado de la programación de la televisión —. Respondí con algo de indiferencia.

Pronto me di cuenta de que Dulce estaba con una mirada nerviosa.

— ¿Por qué esa mirada? ¿Acaso viste un fantasma? —. Le pregunté todavía indiferente.

Ella me negó con la cabeza.

— ¿Entonces?

Estuvo unos cuantos segundos en silencio, hasta que finalmente me respondió:

—Porque fui yo la que cambió la programación favorita de Eduardo.

Me quedé atónito por lo que Dulce me había dicho.

Gracias a ella fue que yo terminé envuelto en un castigo de dos semanas, además de haber recibido regaños de parte de mis padres.

Debido a ello fue por lo que me puse molesto con Dulce.

— ¿Y por qué no lo dijiste? —. Le pregunté molesto.

—Porque entré en pánico. No sabía cómo excusarme —. Me respondió Dulce a la defensiva.

Ahora yo era el furioso, más que nada con ella por lo que me había acabado de suceder.

A modo de respuesta, simplemente cerré la puerta de mi habitación con algo de fuerza, queriéndome olvidar del asunto lo más pronto posible, viéndome en la necesidad de tener que acercarme a mi celular.

Una vez teniendo el objeto entre mis manos simplemente abrí mi perfil de la red social y busqué entre mi lista de amigos a la persona que me hizo recordar el por qué estaba ansioso de que finalmente diera comienzo al nuevo ciclo escolar.

En mi celular estaba la foto de una joven cuyo rostro era hermoso, eso debido a sus pestañas que estaban chinas, además de que su sonrisa era completamente hipnotizante.

Estaba apreciando una foto de Mónica, una amiga mía que había conquistado mi corazón desde...

Me sacudí la cabeza y dejé en paz mi celular, dirigiéndome a mi cama para poder descansar toda la noche, olvidando de paso aquel enojo que sentí contra mi hermana Dulce minutos atrás.

26 de Abril de 2022 às 03:55 0 Denunciar Insira Seguir história
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