axel-melgarejo1625109491 Axel Melgarejo

Las puertas que contenían a ese gran mal se encontraban cerradas y abandonadas en el desierto, nadie deseaba estar allí durante la noche debido a que decían que los fantasmas de quienes combatieron en una guerra de proporciones bíblicas en el pasado aun rondaban por allí, al menos así fue hasta que un mal peor que el que estaba encerrado en aquella cajita apareció, ese mal se llamaba la ignorancia. Simón Tulko, un renombrado arqueólogo que investigaba civilizaciones antiguas y desaparecidas, se encontraba en búsqueda de los restos de la perdida ciudad de Barkur, una tierra muy temida en el pasado y que muchos decían fue la capital de un gran imperio más corrupto que las ciudades de Sodoma y Gomorra. Durante su búsqueda, Simón se encuentra con una cajita musical cuyo aspecto era demasiado llamativo: de color azul con decoraciones babilónicas doradas y una cruz invertida en el centro que servía como llave para abrir dicho cofre musical. Su asistente le implora que deje aquella caja en donde lo encontró pero Simón, siendo un hombre ateo cuya única fe es la ciencia, se niega ante sus pedidos y la abre. Abriendo consigo las puertas hacia los peores horrores jamás imaginados, hacia un mal tan antiguo y temido que el mundo olvidó, no por pereza sino por necesidad para poder seguir adelante. La puerta hacia el interior del palacio del Rey Oscuro se ha abierto.


Horror Literatura monstro Para maiores de 21 anos apenas (adultos).

#demonios #Cultura-Mesopotamica #criaturas-mitologicas
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PRIMERA PARTE: LA EXCAVACIÓN

La puerta se abre


CAPITULO 1: LA CAJITA DE MÚSICA DE MESOPOTAMIA

Las moscas sobrevolaban por la zona, pero el calor del desierto era peor. El joven arqueólogo Simón Gabriel Tulko, o como sus amigos le decían: el vaquero del mediterráneo, traspiraba mientras buscaba algún resto de cerámica de lo que él pensaba podía haber sido una civilización Sumeria perdida llamada Barkur. No creía estar cerca de encontrarla todavía pero sentía que iba por el buen camino. Al igual que un amigo suyo de nacionalidad inglesa, Simón era una especie de buscador de civilizaciones desaparecidas. La única diferencia era qué él sabía cuando tirar la toalla mientras que su amigo sería capaz de llegar hasta el final del mundo con tal de encontrar a la cultura Maya.

Simón era de cabello castaño claro con una barbita de tres días y de no ser porque faltaba un año para que la película de los “cazadores del arca perdida” se estrenase entonces todos lo compararían con el personaje de Harrison Ford, de momento solo lo comparaban con los personajes de Clint Eastwood, también era comparado con el legendario actor de westerns llamado Smith Wesson. Su dura actitud y su masculino modo de dirigirse a todo el mundo ayudaban mucho con esa comparación.

Actualmente se encontraba en una expedición arqueológica para descubrir esa civilización perdida y cuando sus recursos se acabasen, él iría a Israel a abastecerse una vez más. Las distancias de donde se encontraba a Jerusalén no eran largas y estaba convencido de que pudo haber una civilización en ese punto, una civilización que en el pasado fue atacada por las tribus de Judá, junto a los ejércitos de varias naciones de medio oriente, hace milenios atrás. Sin embargo, de momento, lo único que había encontrado fueron muchos huesos de animales y humanos pero ninguna casa o palacio siquiera. El guía de Simón le había contado que haría milenios atrás hubo una Gran Guerra en esas tierras y un mal antiguo fue derrotado en esa batalla. Simón encontró como algo curioso lo que su guía mostraba como prueba completa de sus relatos: muchas calaveras de machos cabríos que guardaban en su interior cráneos humanos. Sin importarle en lo absoluto aquel relato de dioses, criaturas mágicas y demás entes de fantasía que pelearon contra aquel Rey Oscuro, Simón continuó con su investigación hasta el anochecer. Cuando el sol se estaba ocultando en el horizonte, su guía se empezó a mostrar demasiado nervioso… otra vez.

- Señor Tulko, la noche nuevamente se acerca. Por favor volvamos al campamento. La hora en que los demonios recorren este desierto esta cerca- le rogó su guía, un hombre de grueso bigote negro, piel morena y vestido con las tradicionales ropas árabes

- Aun faltan algunas horas para que anochezca Alim, creo que puedo encontrar algo más antes de que nos retiremos- se negó Simón continuando con su excavación

- Señor Tulko los demás ya se retiraron, solo quedamos nosotros dos y si no me preocupase por usted entonces ya me habría ido desde hace mucho rato- protestó Alim queriendo insistir en su postura

- Se agradece tu preocupación Alim, pero temo mas a los ladrones de tumbas que a los demonios de fantasía- continuó Simón, cavando con su pico en búsqueda de algo, fuese una estructura, una lanza o lo que fuera

- Como sea, igual me quedare- se resignó Alim volviendo a mirar el ocaso mientras sentía como las gotas de frío sudor recorrían su frente

- Que amable, gracias- sonrió Simón retirando un gran montículo de arenosa tierra con su pico de excavación

- Es que siento deseos de subir al cielo y reencontrarme con mi familia, pero no podré hacerlo si le dejo a su suerte en este valle maldito- le explicó Alim manteniendo su postura de largarse, largándole fuertes indirectas a Simón esperando de que desistiera

- Bien de nada, Alim- le agradeció Simón con un tono de sarcasmo. Tras retirar una pequeña lata de Drizz- Cola que se encontraba enterrada en el desierto, Simón dio un fuerte suspiro de cansancio y continuó con la búsqueda. No pararía hasta encontrar algo que le dijera que se encontraba cerca, lo que fuera

La excavación continuó hasta ya muy entrado el ocaso, en ese momento Simón se estaba por rendir hasta que encontró algo. No era un hueso sino un objeto, esto reanimó al vaquero del mediterráneo para que continuase excavando hasta que pudo desenterrarlo por completo.

Alim empezó a gemir al ver lo que Simón había desenterrado: era una caja con la forma del cofre de un tesoro. Era pequeña y estaba hecha de madera, se encontraba cubierta en algunas zonas con oro. Las partes doradas se encontraban talladas con imágenes demasiado inquietantes porque estas representaban a los Sátiros. Aquel detalle le llamó la atención a Simón debido a que esa especie mitológica no era originaria de la Mesopotamia y sus alrededores. El cofre se encontraba cerrado y tenía como candado una cruz invertida. Otro detalle mucho más llamativo para Simón debido a que las cruces no eran originarias del Medio Oriente sino de la misma Europa, Roma particularmente. Sintiendo una repentina curiosidad por saber lo que había dentro, empezó a tratar de enderezar la cruz, cuando Alim le gritó:

- ¡No lo toque!

- Alim ¿Qué es lo que te sucede? Si solo es una cajita musical o quizás un cofre, nada más- rió Simón al ver la reacción de su guía, aunque en el fondo se encontraba molesto por las chiquilladas de aquel hombre adulto que se interponía en su investigación una y otra vez

- ¡No! No lo es señor Tulko. Sé que usted no cree en mis leyendas y en parte eso está bien. Los occidentales creen saber mucho al escudarse en la ciencia pensando que esta los protegerá de seres malvados. Pero, por favor, escúcheme con atención: lo que usted posee en este momento es un articulo sagrado, una prisión que contiene a un ser demoniaco y poderoso que se encuentra encerrado en ella. Por favor suéltela ahora mismo, vuelva a casa y evite un horror innecesario que solo se resolverá por medio de una masacre en la que moriran cientos de inocentes- le rogó Alim sosteniéndolo del brazo derecho con todas sus fuerzas

- ¿Me amenazas Alim?- preguntó Simón soltándose con facilidad de su agarre y levantándose del suelo dispuesto a descargar toda su ira contenida contra ese ignorante

- No, solo le advierto para protegerlo, pero si lo que quiere es condenarse y condenarnos a todos, entonces me lavo las manos de esto- le respondió Alim resignándose y entendiendo con pesar que de nada servía pelear contra él, la caja ya había sido encontrada, solo era cuestión de horas para que volviese a serlo si llegaba a esconderla otra vez. Simón se molestó y exclamó

- ¡Por todo lo sagrado Alim! ¡Esto es un objeto antiguo con valor histórico! Tienes que entender que no nos hará ningún daño ¿dices que la ciencia es usada como un escudo? ¡Es cierto! Pero no nos protegemos de demonios o monstruos sino de algo más peligroso y real: la ignorancia. Ahora observa mi buen amigo te voy a demostrar que no hay nada que temer

Alim vio con impotencia como aquel ateo intentó abrir el cofre al tocar la cruz y esta empezó a moverse sola mientras emitía una música completamente escalofriante, parecía una canción de los Rolling Stones aunque no estaban del todo seguros.

Con un grito casi inaudible por parte de Alim, la cruz se enderezó y la caja se abrió dejando salir una nube de polvo que se esparció en el ambiente para después desaparecer.

En días posteriores Simón no podría olvidar ese momento y compararlo con el mito de la caja de Pandora. La mujer que liberó a todos los males que se encontraban sellados en esa caja, esparciéndolos por el mundo.

2 de Fevereiro de 2022 às 22:33 0 Denunciar Insira Seguir história
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