La luz del atardecer cubría el enorme maizal que recorría toda la ruta quince del estado de Kansas, las sombras hacían juego con la luz rojiza dándole un aspecto tranquilo; pero tétrico a la vez, al enorme maizal donde descansaba, en el medio de aquel campo, un enorme espantapájaros de casi dos metros de altura. Siendo sujetado por unos palos en forma de cruz, a la distancia no se podía distinguir su figura y sus ropas eran muy llamativas: una camisa roja a cuadros junto a un pantalón vaquero de color azul, unas botas negras de agricultor y un enorme sombrero vaquero castaño oscuro que cubría su rostro siendo incapaz de ser visto por los transeúntes que estuviesen lejos… o cerca de él, al menos no si alguien se atrevía a tocarlo para corroborar su rostro y nadie se atrevía a hacerlo debido a que aquel espantapájaros tenía toda una leyenda urbana a su alrededor: todos en el pueblo de Green Daner decían haberlo visto moverse cuando la luz del sol se ocultaba y la noche comenzaba.
El primer testigo de tal suceso, irónicamente, no fue durante la noche sino durante el día cuando uno de los recolectores que trabajaba para MC Sternan notó que aquel espantapájaros tenía una ropa diferente a la que llevaba el día anterior y que se encontraba en otra posición. Aquel recolector dijo, durante una ronda en un bar del pueblo, que había visto el día anterior al Espantapájaros estar viendo al norte; pero a la mañana siguiente tenía otra ropa y veía al sur, muchos de los juerguistas que lo acompañaban se rieron de él creyendo que estaba contando un chiste o que estaba más ebrio que una cuba; pero aquel recolector les juró y re juró que había visto a ese espantapájaros mirando al norte con una ropa distinta la tarde anterior.
Por otro lado la reputación de MC Sternan dentro de Green Daner también era demasiado controvertida debido a que aquel granjero era excesivamente antisocial con todos los habitantes del pueblo. Se sabía que él, en el pasado, solía ser un orgulloso padre de familia con dos hijas preciosas y un varón que era su orgullo hasta que un día el muchacho tuvo un terrible accidente con el tractor que lo llevó a la muerte tras pelear por varias horas en la terapia intensiva. Después de la muerte de su hijo, MC Sternan cambió y se volvió una persona fría, poco comunicativa y demasiado colérica que no tenia deseos de hablar con nadie, no pasó mucho tiempo antes de que su vida de ensueños se destruyera cuando su esposa e hijas abandonaron la granja para nunca más volver. Muchos de los trabajadores de aquella familia hablaban de que escucharon discusiones que implicaban la culpa, la negación, la ira y ¿Libros de magia negra y otras cosas que estaban relacionadas al ocultismo? Había quienes decían que escucharon a la mujer de MC Sternan señalar aquello más de una vez acusando a su esposo de ser un satánico blasfemo y cuando huyó de la granja no parecía una mujer en sus treinta sino una mujer en sus sesenta años de edad. Sus hijas, por otro lado, se veían demasiado perturbadas, como si hubiesen pasado por algo más que una simple tragedia familiar, parecían haber pasado por el mismísimo infierno.
Las historias sobre la extraña actitud de MC Sternan fueron incrementándose conforme pasaron los años: en un principio contrataba recolectores; pero tras haberse dado aquella visión del espantapájaros, MC Sternan decidió despedirlos a todos y no contratar mano de obra extra nunca más. Durante las noches varias personas vieron que aquel espantapájaros no se encontraba en su lugar dentro del maizal, volviendo a estar en su puesto al día siguiente, otros dijeron haberlo visto moverse y hubo un relato de una muchacha de unos dieciocho años que juró haber sido atacada por aquel Espantapájaros, pudiendo salvarse de milagro ante la guadaña con la cual la perseguía cuando se metió a su auto y, dejando de lado aquel viejo estereotipo de los autos que no arrancan en las películas de horror, lo puso en marcha pudiendo huir de su agresor. Algunos le creyeron y otros no; pero ella no necesitó de creyentes a su palabra para abandonar el pueblo a la mañana siguiente del ataque.
Los relatos crecerían hasta que, durante ese mismo atardecer, un grupo de seis jovencitos irían a festejar en las cercanías de la granja de MC Sternan queriendo probarles a todos que las historias del Espantapájaros viviente eran solo eso, historias… o al menos eso creerían hasta que comprobaran con sus propios ojos durante aquella tétrica noche de otoño que habían leyendas a las cuales eran mejor dejarlas en paz.
Axel Melgarejo
