Un nuevo día comenzaba, estaba sentado en mi cama y mi alarma sonaba a lo lejos. - ¿Por qué todos los días son iguales? ¿Hay alguna forma de cambiar el destino de los demás? – Me preguntaba. Me levanté y me lavé los dientes, encendí la televisión y nuevamente estaban las mismas noticias de asesinatos, que nadie podía saber con seguridad quién hacia tales cosas, ya que los responsables se daban a la fuga y no podían encontrarlos. – Siempre la misma historia. Si tan solo hubiere alguien que pudiera salvar la vida de estas personas, esto sería genial. –Pensé. Apagué el televisor y me dirigí a mi trabajo. No me quedaba tan lejos pero caminaba por al menos 25 minutos. Al cruzar la esquina estaba la tienda donde siempre hacia mis compras, era muy barato y la señora de la tienda era muy amable. – Buenos días mamá Lenny. – Le dije. – Buenos días hijo. – Respondió con una sonrisa. Todas las personas de la cuadra estaban hablando del asesinato de una joven de tan solo 19 años que habían pasado por la cadena televisiva. – Esto me tiene harto. – Dije en mis adentros.
Llegué a mi trabajo y una larga jornada me esperaba. Tenía que empaquetar 3000 camisetas para un pedido de la tarde. Mi vida era todo un desastre cuando a trabajo se refería. – Un día de estos me retiro. – Pensaba siempre. Mi patrón me llamó al medio día y me dijo que tenía una muy buena noticia que darme. Me emocioné. Luego de unos minutos me dijo que había sido ascendido a jefe de producción. Mi corazón se aceleró a mil. Toda mi vida esperando este cambio y al fin había sucedido. Salí de mi trabajo alegre por el ascenso y no me percaté que se hacía oscurecido rápidamente, cuando estaba a una cuadra de llegar a casa, me detuve a comprar unos condimentos donde mamá Lenny. Ella estaba sentada, triste por no haber vendido mucho ese día y me comentó que tenía que darle la cuota del colegio a su nieto huérfano el siguiente día. Como me habían adelantado un pago por mi ascenso decidí darle una ayuda. – Favor guárdelo muy bien, sí. – Le pedí encarecidamente. – Me retiro, tengo unos proyectos que revisar. – Le dije. Y me marché con una sonrisa. No estaba tan lejos de la tienda cuando de pronto escuché dos balazos en la dirección de la tienda. Solté lo que llevaba en las manos y corrí hacia la tienda lo más rápido que pude. – Oh por Dios! ¿Qué sucedió? – Pregunté a Lenny, quien estaba tirada en el suelo con dos agujeros en su pecho. A duras penas me dijo que ese ladrón le había pedido el dinero que le había dado hacia unos minutos; y que al no lograr encontrarlo se enfureció, propiciando los disparos. Me dijo en sus últimas palabras que cuidara a George su nieto; y que por favor le hiciera llegar el dinero que estaba en un agujero debajo de la mesa de golosinas. – Lo haré mamá Lenny, lo haré dije mientras me levantaba lentamente y dejaba su cadáver en el piso.
Busqué los registros de la cámara de seguridad y me los llevé. Luego de unos minutos la policía llegó e hicieron las investigaciones pertinentes, pero ese suceso no pasó a más investigaciones que la de esa noche. En mi casa aún conmovido por lo que había sucedido, tomé mi laptop e introduje los registros de la cámara en mi computador. Los videos no mostraban nada más que la capucha del hombre y en su brazo una quemadura a la altura de su muñeca. – Pero por qué no sale su cara. – Dije enfurecido, tengo que encontrar a ese hombre. Lenny no tenía por qué morir, todo esto es injusto. – Tiré el computador a un lado de la cama, y me puse a pensar cómo esta persona sabía que ella tenía dinero. Aunque también podría ser que él no lo supiera y simplemente fue un asalto de rutina. No pude dormir toda la noche pensando en dicho suceso. Eran las 3 de la mañana y aún no podía conciliar el sueño. Luego de unos minutos quedé profundamente dormido, tenía todo un día por delante, era fin de semana y podía descansar tranquilamente.
Eran las 10 de la mañana, mi noche había sido un desastre pero pude dormir un poco. Fui a mi refrigerador para hacerme un desayuno pero me di cuenta que las compras que había hecho la noche anteior las había dejado olvidadas en la calle. – Lo que faltaba. – Pensé. Sin ganas de salir, hice un café y me senté a analizar la foto del hombre asesino. - Este man ha de estar en algún lado y yo he de encontrarlo. – Pensé, mientras daba un sorbo a mi café. Encendí mi televisión ya dispuesto a ver lo que había sucedido la noche anterior. El oficial a cargo de la investigación declaró que solamente tenían una foto de un anterior hecho de este mismo criminal. Estaba acostado en mi cama pensando, cuando mencionaron este hecho que me sobresalté para poder ver las evidencias. Una foto apareció en la pantalla, una capucha igual a la de foto que tenía en mi poder pero nada más. – ¿Pero esto es cierto? cómo que solo eso, yo tengo más que ellos aún. – Pensé enojado por los resultados. Apagué el televisor y me dirigí a un cuarto de entrenamiento. Pasé unas dos horas ejercitándome, gritando y desquitando toda la rabia de la semana. Luego salí y me duché. Listo para revisar los proyectos que me habían dado a aprobar. – Esto me ayudará a despejar la mente. – Pensé y me dediqué a trabajar.
