Su madre, ah . . . Bueno, ella siempre le dijo que era un joven especial. No era como los demás niños, su vida nunca podría ser como la de ellos, pues él, Raúl Álvarez, era un doncel.
Aquel dulce muchachito era uno de esos escasos hombres que podían otorgar vida, por ello es que era tan valioso para el mundo, y en extremeza alguien precioso.
Un ejemplar como él debía de ser cuidado de la mejor y más delicada manera. Y . . . Demonios, su madre sabía muy bien de esto, ya que esa mujer lo mantuvo encerrado en una amplía habitación, de espesas paredes mostaza, sin la posibilidad de ver el mundo por más allá de una ventana ovalada.
Raúl, en lo que lleva de vida, nunca fue portador de amigos de su edad, ni de un compañero de charla, con quién poder hablar de sus problemas. Más bien, el único que durante años pudo entrar a aquel solitario lugar fue su profesor particular; Jaume o el señor Cremades; como su madre acostumbraba a llamarle.
Así que . . . Sí, básicamente, el único "amigo" que Raúl poseyo, a lo largo de su corta existencia, fue un hombre de veinticinco: por lo que sabe, un tipo soltero y tan solitario como él. Ese buen hombre y una ventana eran su única conexión con el mundo exterior.
"La vida de un doncel es difícil" ; las palabras de su progenitora, tristemente, no podían ser más reales.
(ಠ_ಠ)━━━☆゚.*・。゚Palabras ; 270
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