¿Dónde está? ¿Cómo sobrevive? ¿Qué es eso? ¿Por qué lo persigue?
¿Es su realidad o es sólo una horrible pesadilla?
Hace unos meses el chico se mudó de la ciudad. Dejó todo lo que conocía, sus amigos, la universidad, su trabajo demedio tiempo, incluso sus padres. Decidió tomarse un tiempo para sí mismo, para relajarse, enfocarse en vivir lo que le gusta. Explorar sus ideas, explotar sus talentos y darle tiempo a su mente de sanar.
Así que se mudó a un pequeño pueblo, es más una cabaña, a kilómetros de la civilización.
La naturaleza del bosque es simplemente hermosa.
El lugar a primera vista le pareció perfecto. Tranquilo, callado, solitario, y aislado. Nada le pareció raro, se aseguró de que todo en la cabaña estuviera en perfectas condiciones antes de pagarla, y por suerte todo estaba en muy buen estado.
Pero después de dos semanas, algo empezó a molestarle en las noches. Al principió creyó que estaba soñando, pero después de unos minutos, tal vez 5, no podía conciliar más el sueño. Ese ruido parecía venir desde afuera de la ventana, una ventana pequeña sobre el lavamanos del baño.
No pudo dormir más por lo que se levantó y decidió ver qué era, mas cuando entró al baño, el ruido desapareció como si jamás hubiera estado ahí. El muchacho se acercó a la ventana y la abrió, hacía frío por lo que el viento sopló fuerte en su cara y un poco de polvo entró en sus ojos, y tuvo que parpadear varias veces para aclararse la vista, mas cuando volvió a abrir los ojos... Algo, o mejor dicho, alguien, estaba observando a su ventana.
Observándolo
Fruncio el ceño y entrecerrolos ojos, trataba de enfocar la vista en la persona parada en el puente, un pequeño puente sobre un pequeño río, a unos metros, pero cuando parpadeó, fue sólo un segundo, un milisegundo, había desaparecido.
El miedo invadió su cuerpo, dejándolo congelado, un escalofrío le recorrió el cuerpo entero y casi corrió de nuevo a la habitación y se metió a la cama. Estuvo pensando en ello por casi una hora, ya que el reloj en la pared frente al televisor marcaba las 3:23 a.m., el sueño volvió, arrullando hacia él para después dejarlo caer en un profundo sueño.
Al siguiente día, no pasó nada, aunque estuvo esperando unos minutos por si ocurría algo, mas no sucedió nada. Así que optó por dormir, ya que el día siguiente tendría actividades por realizar.
Eran exactamente la 1:20 cuando volvió a despertar, el reloj de pared marcaba esa hora, por el mismo ruido proveniente de la ventana. El chico se levantó rápido y corrió al baño, abrió la ventana, y esa persona estaba ahí.
Estaba muy oscuro, así que no pudo ver su cara, pero por lo que sus ojos captaban, logró deducir que era un hombre por su compostura. Siempre ha sido buen visualizador y los hombros anchos, la silueta de la ropa que llevaba, lo arrojaron a la conclusión de que se trataba de un hombre, bastante alto. Los recuerdos de las primera vez que lo vio, helaron la piel del pelinegro, lo sintió como un ligero viento que rozó su cuello. Fue tan sutil que casi pasó desapercibido, pero se sintió... Y cuando volteó tras de sí...
*Meses antes*
"El lugar es genial. Perfecto para lo que estaba buscando" el pelinegro dice, sonriendo. Está sentado con las piernas cruzadas en el sofá de la sala, sostiene en una mano su celular y en la otra una copa de vino a la mitad.
Bebe un sorbo y la voz tras la línea ríe en voz baja.
"Me alegra que te guste. Veré si puedo ir a visitarte, ¿vale?" dice, la dulce voz suena risueña y entusiasmada. Sigue diciendo al no recibir respuesta. "Tengo muchas tareas por hacer y la universidad me está matando"
Jungkook se ríe en voz alta ante el otro quejándose, Jimin le gruñe ofendido pero no se queja, dejando que el pelinegro diga cuando hace amagos de hablar.
"Me imagino. Ven cuando puedas, hyung. Puedes quédate aquí si gustas, me vendría bien un poco de compañía" murmura lo último, soltando una risita pícara. Escucha al otro suspirar fuerte y tragar, se queda callado y sacude la cabeza ante los pensamientos que invaden su mente.
La imagen del rubio se le viene a la mente y Jungkook traga apenas cuando imagina a Jimin pasar saliva, la manzana en su garganta siguiendo el movimiento cuando traga, le hace apretar las piernas y fruncir las cejas.
El rubio tras la línea raspa la garganta y vuelve a decir.
"Supongo que a tu novio no le importará...él se divierte mucho por aquí. ¿Lo sabes?" Jimin susurra, mas no suena sarcástico como otras veces cuando saca a flote la relación del pelinegro.
Jungkook cierra los ojos y se frota los párpados ante el sueño que empieza a hacerse sentir. Suspira cansado ante el rumbo que la conversación toma, y parece que es demasiado predecible porque el otro rechina los dientes, ya sabiendo que el tema de su relación, no es algo que al pelinegro le guste hablar.
Son las 11:45 p.m., las luces están apagadas, sólo la lámpara junto a él en la mesita de noche, es lo único que le permite ver afuera.
A la ventana enfrente de él, el viento arremete contra las ramas de los grandes árboles y algunas hojas golpean el vidrio haciéndolo rechinar.
"Lo sé. Prefiero no hablar de eso" vuelve a suspirar y se pone de pie para caminar hacia su habitación, llevando consigo la copa vacía y la deja en la encimera de la cocina cuando pasa por ahí. "Es tarde, mañana quiero ir a pescar, así que iré a dormir. De verdad me alegró que me llamaras, hyung"
Jungkook frunce las cejas al escuchar al otro resoplar por la nariz, mas no dice algo. Éste último dice.
"Te estaré llamando de vez en cuando porque tú te olvidas de mí. También me alegró que respondieras, como casi nunca lo heces" éste se ríe suave, parece cansado cuando bosteza. "Ve a dormir. Tal vez llegue de sorpresa, así que no te relajes mucho. Te veo luejo, Jungkookie~"
"Adiós Jimin hyung~~"
Ya en su habitación, Jungkook está sepillando sus dientes, el agua del grifo corre sin importancia, enjuaga la pasta mental al terminar. Mas cuando levanta la vista se queda estático al ver algo a lo lejos, en el puente que pasa sobre el río.
Parpadea un par de veces para asegurarse de que lo que ve es verídico, pero cuando enfoca la mirada, no hay nada.
"Qué mierda" murmura, frunce el ceño, confundido. Deja su cepillo de dientes en el contenedor destinado a ello y se lleva el cabello hacia atrás, traga fuerte, apenas pudiendo llevar saliva a su garganta y decide cerrar la ventana y bajar la persiana.
Vuelve a la habitación y se tira a su cama para cubrirse con las mantas y cuando menos siente, se deja tragar por un profundo sueño.
1:20 am.
Tac, tac, tac...
El tenue sonido de algo golpeando sobre la madera lo trae a la realidad de nuevo.
Jungkook abre los ojos, parpadeando un par de veces para enfocar la vista y la oscuridad de la habitación le permite despabilarse y ponerse de pie, tiembla en los hombros cuando sus pies descalzos tocan el piso frío.
Prende la lámpara sobre su escritorio y voltea a sus costados para tratar de hayar de dónde proviene el ruido, el reloj marcando la una y veinte de la madrugada, pero lo único que capta, con sus sentidos aún un poco dormidos, es el baño. Camina a este y abre la puerta, mas cuando prende la luz, el ruido desaparece.
Observa a sus alrededores para percatarse de a dónde fue el, ahora, suave y casi, inaudible murmullo, pero cuando trata de afinar su oído, hay sólo silencio. Cuando está a punto de volverse, el sonido aparece, aunque es más bajo, pero es como si algo, como un una uña golpeara la pared, la madera hace un suave eco y se atreve a subir la persiana sólo para encontrarse con... ¿Nada?
"Ah, no, no, no. No iré afuera, no soy estúpido" se dice a sí mismo cuando su mente le sugiere salir y averiguar qué es o qué era ese sonido afuera. "Está muy lejos. Nop, no iré hasta el puente" se repite cuando su mente trae los recuerdos de la persona que vio en el puente.
Y vuelve a su cama, cubriéndose con sus mantas, pero cuando trata de conciliar el sueño, el pensamiento de que algo entre los árboles lo está observando, le martilla la cabeza hasta hacerle perder el sueño. Sale de la cama y se pone sus crocs, toma su chaqueta junto con su bufanda para cubrirse del frío y camina hacia la sala, Jungkook toma la linterna sobre el mueble donde guarda sus libros y abre la puerta saliendo.
Las ráfagas de viento le congelan las mejillas y le aguan los ojos, su nariz se torna roja en la punta y aspira un poco, Jungkook alumbra con la lámpara hacia los arbustos y árboles, pero no logra ver algo más que hojas y ramas. El agua del río corriendo le hace temblar y, es un cobarde, lo tiene claro, no se atreve a seguir caminando y adentrarse en el bosque, aunque su casa no está tan lejos.
No tiene las agallas de realmente averiguar qué era eso entre los árboles, ese ruido que pareció conducirlo a donde está parado ahora. La hamaca sujeta a dos grandes árboles a su costado derecho, le golpea las pantorrillas y Jungkook se sobresalta al sentir un par de hojas caer sobre su cabeza cuando voltea a su costado derecho.
"No hay nada, no hay nada" pero debería saber de antemano que eso no lo va a convencer de lo que se repite, al contrario, sólo le hace sentir peor. "No, no, no, no. No hay-"
Pobre Jungkook, se asusta con el más mínimo ruido, aunque eso sea sus propios pies pisando las ramas el la tierra. Sacude la cabeza para no distraerse y se vuelve para atrás, con el objetivo de regresar al refugio de su casa, pero parece que sus planes no serán concretados con éxito.
Tac, tac, tac, tac...
Se-detiene-abruptamente cuando escucha tras de sí el mismo ruido. El pelinegro se da vuelta lentamente, con la lámpara en sus manos temblando, su corazón latiendo imposiblemente rápido, su cabeza dando vueltas, sus pies sintiéndose de piedra, él mismo sintiéndose de papel.
Jungkook aprieta los labios y tensa la mandíbula, pero cuando alza la luz, sólo ve la hamaca moviéndose por el viento, las hojas siendo arrastradas por el mismo, el aire haciendo eco, un eco profundo en el espeso bosque.
El ulular de un búho se escucha repentinamente entre los árboles, el pelinegro suspira aliviado, como si eso le estuviera impidiendo respirar con normalidad. Alumbra entre las ramas buscando en ellas al dueño de ese bonito ulular, pero...
¡Mala idea!
Tan ágil, puro instinto, rápido como el aleteo de un colibrí, todo color deja su cara y sus pies se mueven por sí solos, sus manos dejan caer la lámpara en la tierra del suelo, su cabello se sacude en armonía junto con el viento.
Jungkook ve su vida pasar frente a sus ojos al percatarse de que está volviendo... Lo están abrumando de nuevo, eso lo quiere torturar otra vez.
Corre, corre, y sigue corriendo tanto como sus pies se lo permiten porque lo que sus ojos vieron entre esas ramas, no era un maldito búho. Eso entre los troncos de los árboles, no era un maldito animal, hubiera preferido un maldito oso gigante a eso que vio.
¿Por qué su cabaña parece tan lejos? Se pregunta al ver que aunque corre con todo su ser, la puerta parece tan lejana. ¿Tanto fue lo que caminó? ¿Tan lejos llegó? Jungkook no halla respuesta, su respiración está agitada, el gélido frío le hace doler las manos, las articulaciones de sus piernas duelen por lo que ha corrido, pero aún así, no parece que su cabaña esté cerca.
"¡Mierda!" grita, agitado, asustado y al borde de un desmayo. Sudor corre por su frente, y parece que los 18 grados no son suficientes para detenerlo de entrar en calor.
Sigue corriendo como si no hubiera un mañana, una maratón consigo mismo porque no se ha percatado de que, en realidad, nadie lo está siguiendo. Es su propia paranoia lo que lo hace correr, y no se da cuenta de que ha tomado el camino equivocado.
Y está muy, muy lejos de alcanzar su destino. Es tan tonto, Jungkook es tan tonto que no se para a darle un vistazo a dónde está yendo, el miedo lo ha sumergido en un juego donde es perseguido por su único enemigo... Él mismo. Su mente defectuosa. Sus pensamientos atormentados. Sus sentimientos reprimidos. Sus sensaciones calladas brutalmente.
Su subconsciente empieza hacer de las suyas otra vez.
Empiezan a cobrarle con intereses el tiempo que las encerró sin permiso de ser expresadas.
Está todo en su cabeza, todo lo que ve y oye, los sonidos extraños que escucha, provienen de su propia mente jugándole una muy cruel y horrible broma.
El hombre, el búho, la hamaca, el río, el puente... La conversación con su viejo amor platónico, todo es obra de su corazón dañado. Desesperado por encontrar algo, alguien, que lo saque del hoyo donde él mismo se ha lanzado.
Ayúdame
Y no piensa en las miles de posibilidades que hay de que la causa de su muerte sea, el mismísimo Jeon Jungkook.
Y está tan, pero tan perdido en el laberinto que él mismo ha armado en su cerebro para seguir perdiéndose y hacerse el mártir sin encontrar una salida de sus propios sueños, que cree que la realidad lo persigue para seguir torturándolo.
El escenario prefecto para una persona demente, lo crea su propia cabeza.
Se ha sumido en el mundo de los humanos por tanto tiempo que había olvidado cómo se sentía que su subconsciente le jugase bromas crueles de nuevo. Jungkook procrastina, ignora, se hace de la vista gorda, pretende olvidar y dejar atrás, pero le jode saber que está consciente que olvidar es algo que no puede hacer. No puede sólo fingir correr lejos de su pasado, esa parte de su vida que ha tratado de olvidar, borrar de sus memorias, él sigue corriendo, ha rogado a la nada que lo ayude a declinar, echar a la basura esos recuerdos que lo atormentan, lo angustian, lo hacen ver cosas que él sabe, está consciente que no son verídicas.
Pero Jeon Jungkook debería estar ya acostumbrado a esa parte de su mente que lo quiere ver llorar hasta ahogarse con sus propios sollozos, esa parte de sus memorias que lo quieren ver rogar con gritos que mueren en su garganta, que lo dejen en paz. Está tan sumido en esos recuerdos de un pasado lleno de odio, remordimientos y mucha mierda, que ya no sabe diferenciar su cruel realidad de sus alucinaciones.
Viviendo a base de un corazón robado y una mente arruinada, sueños divididos por dos personas en un solo cuerpo. Un corazón con millones de suturas, el hombre al que se le fue arrebatado, queriendo tomar venganza por la crueldad que le fue hecha cuando un ladrón de ojos marrones, cabello lasio y negro, negro como la noche, manos frías y pálidas, le robó el corazón cuando lo mató sin piedad en un callejón, exactamente a la 1:20 a.m.
Quiere cobrar venganza por sus propios deseos, los anhelos que el corazón de Kim Taehyung guardan, harán a Jeon Jungkook, el ladrón, buscarse por su cuenta, el final feliz que ha estado buscando desde que lo sentenciaron a una muerte segura si no encontraba un corazón antes del invierno, hacia 4 años.
El humano es egoísta, repugnante, codicioso, repulsivo, y si hay algo que ambos comparten, Kim Taehyung y Jeon Jungkook, es un mismo lema. Su motor vida.
Están perdidos, pero ambos se necesitan para sobrevivir. Uno vive por medio del corazón de un hombre cruelmente asesinado, y el otro vive por medio de la locura en la mente del asesino. Haciéndose daño el uno al otro.
La esencia de Kim Taehyung vive dentro de un cuerpo desconocido.
Pero es que ellos siempre fueron así. Sin darse cuenta, eran tan parecidos en todo sentido. Eran la misma personalidad, en diferentes personas, con un cuerpo distinto, atraídos por el físico, pero ambos se atraían como el azúcar atrae a las hormigas. Ambos tan explosivos como la pólvora y la gasolina, tan necesarios como el oxígeno.
Ambos en un mismo sueño, con diferentes deseos.
Cuando abre los ojos, Jungkook frunce las cejas ante el horrible dolor de cabeza que le martilla los sentidos sin parar. Parpadea unas veces, alza la vista y no reconoce el lugar en el que está, lo que lo desconcierta en demasía. Sin embargo, recorre el cuarto, pues se percata de que está en el suelo, no termina de analizar los pocos muebles y no le da importancia al radio en una esquina del lugar cuando vuelve a bajar la mirada y abre los ojos grandes, y el miedo se viene a apodrar de él.
El dolor incrementando al verse atado en las manos y pies con unas cadenas de acero sujetas al mismo suelo, se da cuenta es de madera, y unos candados impidiendo su escapatoria. Forcejeos que solo lastiman sus muñecas, gemidos de dolor cuando trata de liberarse, es inútil.
¿Cómo llegó ahí?
Gime angustiado y vuelve a tratar de quitarse las cadenas, pero es inútil. No puede. El llanto no se hace esperar y pronto inundan sus bonitos ojos con lágrimas que caen más pronto que tarde y le enrojecen las mejillas, haciendo su vista desenfocarse cuando intenta buscar una salida, aunque sabe que es inútil ya que por más fuerte que sea, es indudable que las cadenas no se romperán con simples forcejeos que dé.
"¡Ayuda!" Jungkook grita entre sollozos, sigue forcejeando pero no da resultado, lo único que logra es hacer sus muñecas doler. "¡Ayúdenme! ¡Auxilio por favor!"
Pero no hay respuesta. El pelinegro supone que aún es de noche, el mismo día, ya que no recuerda cómo llegó a este lugar ni cree que ha pasado tanto tiempo desde que estuvo corriendo. Y los últimos recuerdos del suceso vienen a su mente como los pensamientos que lo atormentan y, trata de deducir cómo fue a parar a este lugar que no conoce. Sus últimas memorias son borrosas y confusas para su pobre mente que todavía está en estado de shock por todo lo que está ocurriendo.
"¿Qué diablos pasó?" jadea, su voz siendo tan baja como un murmullo. Su dolor de cabeza ha quedado olvidado, ahora lo que importa es salir de ahí lo más pronto posible.
Y es ahí cuando sucede.
"Veo que te has despertado"
Y es imposible que no se haya quebrado el cuello, Jungkook alza la vista tan rápido que hasta él mismo se sorprende por lo veloz que es cuando escucha que dicen y, sus ojos marrones se abren en demasía, su mandíbula cae al piso, su palpitar de pronto no controla la velocidad con la que golpea su pecho y siente ahogarse con su propio respirar, el cual es irregular.
Y es atenuar decir que siente miedo, joder, Jungkook siente pánico, pavor cuando sus ojos se encuentran con los ojos oscuros del hombre desconocido, bueno ni tanto.
El aludido se apoya en el marco de la puerta, sostiene entre sus dedos medio e índice un cigarrillo que se lleva a la boca y le da una gran calada, cuando levanta la cabeza sus ojos están encarando al frente, mas cuando dirige la mirada al chico, es tan descarado y, hijo de puta, insolente, sinvergüenza y Jungkook odia, aborrece con todo su ser la sonrisa burlona y sarcástica que éste le da.
Jungkook está completamente fuera de sí, no puede salir de su estupefacción, su pulso cardíaco no es bueno, él lo sabe, ya que siente los latidos de su muy acelerado corazón tras los oídos y es sólo un susurra, inaudible, apenas logra sacar voz para poder murmurar, sonando en demasía desconcertado.
"Kim Taehyung"
Y es lo último que logra decir antes de caer al piso desmayándose, inconsciente y perdiéndose de la risita que el otro suelta. Todo se vuelve negro, como su consciencia, y su persona en sí.
La muerte vela por ambos en una esquina del lugar. Está planeando cómo llevar a cabo su elaborado plan para obtener dos vidas, como dicen por ahí: matar dos pájaros de un disparo.
Continuará...
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