kkairy Kai

''Navidad En Inskpired''. Que sus dulces ojos no te engañen. Que su tierna voz no te endulce, pues Timothee Blonde, era el mismísimo infierno. Con sus pequeñas manos te quemaría, y con un tierno puchero te engañaría; cuando menos te lo esperes, el joven Blonde te llevará con él. Si escuchas pasos, no te levantes. Si escuchas que él te llama, no contestes. Si oyes un niño llorar, no le creas; hará de todo para poderte engañar. Vete, vete lejos. Corre lo más que puedas, porque él quiere algo de ti.


Paranormal Impróprio para crianças menores de 13 anos.

#CategoriaAnsiosa #paranormal #pacto #niño #suspenso #NavidadEnInskpired
2
1.3mil VISUALIZAÇÕES
Completa
tempo de leitura
AA Compartilhar

Timothee Blonde

En el año 1423, era una época donde la magia negra existía, las brujas caminaban en la noche y los demonios eran las sombras de los bosques. Era invierno, uno de los más fríos toca decir; una densa capa blanca reposaba sobre las chozas de un pueblo a las afueras de una pequeña ciudad pobre.


Era lo alejado de lo más alejado. Lo oculto, detrás de lo oculto. Y lo pobre comparado con los mas pobres. Hell-Blonde se llamaba, nombrado en honor a una mujer, quien tenía fama de bruja, y había sido de las primeras en haber llegado a tal olvidado pueblo.


Entonces, sucedió un día, antes de navidad, que una chica en una desecha choza daba a luz entre gritos y sudores a pesar del frío.


Su cuerpo, recostado en una cama improvisada de madera y andrajos, se retorcía de dolor. Sus ojos de un azul claro, se salían de sus órbitas cada vez que la invadía un pujo que dejaba salir con un grito cargado de desesperación.

Unas cuantas mujeres del pueblo la ayudaban en su labor.


— ¡Vamos Eleanor! — gritaba una de ellas mientras le tomaba de la mano.

La joven, asustada y negada a seguir, fue perdiendo fuerzas cada vez más. No quería, ni con el menor de los deseos, que su hijo naciera. En más de una ocasión se encontró, en aquella misma cama desecha, pidiéndole a Dios, a los angeles, al diablo, a los demonios; que su hijo naciera muerto. Pues no toleraba, en lo más mínimo, las circunstancias en las que fue concebido. Aborrecía con cada célula de su cuerpo al ser dentro de ella.


Trató, muchas veces, de crear un aborto natural. Tomó hierbas, se envenenó; visitó a una vieja con fama de bruja y oró cada noche a quien sea que pudiera concederle aquel deseo tan siniestro.


Después de varios pujos más, Eleanor sintió como algo dentro de ella se desprendía para luego caer de espaldas agotada sobre la cama. No miró, ni por el rabillo del ojo, el estado de su hijo. No le interesaba en lo más mínimo. No fue hasta que una de las mujeres que le acompañaba, soltó un grito ahogado que posó sus ojos sobre el cuerpecito innerte que cargaba aquella dama.


En sus brazos estaba la pequeña criatura, con su piel gris y sus pequeños ojos cerrados. En el pequeño rostro le caía una melena rubia, como la de su madre, y sus pequeños labios pintados de un color morado. Él niño, como tanto Eleanor lo había deseado, estaba muerto.


— Dios me escuchó — dijo cerrando los ojos y soltando un suspiro de alivio. No mucho después, una pequeña carcajada salió de sus labios a la cual le siguieron muchas más.


Las señoras que con ella estaban la dieron por loca. "Es por la perdida de su hijo" dijeron. Pero ¿Era así?


Un pequeño funeral se le fue celebrado a la criatura que no había dado su primer grito al mundo siquiera; un funeral al que su madre siquiera pensó en asistir. Allí, en el cementerio de Hell-Blonde, bajo la fría y abundante nieve, enterraron al pequeño con una cruz de madera sin nombre alguno.


— ¿Qué nombre le han puesto a la criatura? — preguntó el sacerdote que dirigía la ceremonia a las señoras que se encontraban allí para despedir a quien horas antes habían traído al mundo.


— Ninguno, padre. La madre no le ha puesto ninguno — dijo una con tono de desaprobación.


El sacerdote negó, y después de dar un respiro habló — Le llamaremos Timothee Blonde — una de las señoras, la más joven de todas, abrió los ojos de la sorpresa.


— ¿Acaso no es eso un mal presagio, padre? ¿No era ese el nombre de aquel niño que la bruja siempre decía tener en su casa? — el padre, a su vez, la miró con incomodidad y regaño.


— Hija mía, no puedes andar por ahí hablando tales blasfemias — bramó —. Esos no son más que inventos viejos, nada que ver — la mujer calló ante el regaño y el padre siguió con el ritual para que el espíritu de esa alma pura viajara en paz al más allá.


Sin embargo ¿Era aquella un alma pura?

7 de Dezembro de 2020 às 22:31 0 Denunciar Insira Seguir história
1
Leia o próximo capítulo El niño que vuelve

Comente algo

Publique!
Nenhum comentário ainda. Seja o primeiro a dizer alguma coisa!
~

Você está gostando da leitura?

Ei! Ainda faltam 2 capítulos restantes nesta história.
Para continuar lendo, por favor, faça login ou cadastre-se. É grátis!

Histórias relacionadas