Lo he visto entre la niebla, hundirse en devenir
Dividido en el mareo que golpeaba su existir.
Soplé en sus ojos de mundo, así huecos,
Y vi sus manos bañarse de profundo receso.
Hombre de llanura acuosa, no te verán regresar
Con gotas de alegre triunfo, saltando hacia el hogar,
no te verán llorar el cuento como en otrora por los muelles
Ya tu voz estacionada la recordarán las viejas noches.
Sobre el plato de la muerte se torna pálido tu rostro
Mas vi tu alma pasearse en la brisa sin reposo.
Sangre dorada, último calor que revelas al tiempo
He venido en voces, reclamando sediento, tu cuerpo.
Pasiones escaparon de Ultramar a la nada
Fueron hombres que ha deriva evadieron la llamada
Voraz tornado, en su venganza ha pesado
El precio ya tributado de huir de lo vano,
Porque no fue estacionario el deseo de escapar
A donde el sol recoge espigas al pasar,
Al espacio azul, color de los recuerdos vivos
No hubo forma de no emprender tal camino,
Que sin medalla o triunfo, serían vencedores
Del sismo terrestre que azota a los menores.
Y menores somos todos, los que paseamos en realidad
Navegando en nuestros pies sobre la “siempre sociedad”,
Que no es otra que la lanza por la que siempre morimos
Y el sustento del viento, que lleva nuestro barco a su destino.
Pero nunca a la deriva…
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