jose-breide1573411625 Jose Breide

Una joven freelance amante del Jazz busca algo más que lo establecido


Conto Todo o público.

#romántico #feminismo #política #lucha
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JAZZ

- JAZZ -


Viernes por la tarde, la temperatura había descendido, y se vislumbraban nubes de lluvia. El cansancio del trabajo y de las peleas cotidianas tenían a Lucila agotada. Llegó a su departamento, estaba sola, puso un disco de jazz y, comenzó a sonar la música.

Se quitó los pantalones y el corpiño, tuvo un gran alivio; luego se acostó en la cama con los pies contra la almohada y las piernas flexionadas formando un triángulo, rodillas mirando el techo, cabeza sobresalida, sus largos cabellos azules colgaban y rozaban sobre el suelo de su habitación. Había arrugas en la cama y, un cigarro encendido en su mano derecha. Dio una bocanada inflando las mejillas y soltó el aire, liberando tensión.

La lluvia había comenzado y, las gotas tamborileaban en el cristal de su habitación.

Ella se dedicaba a sacar fotos, y contar historias en blogs. Una freelance. Su pasión era el arte visual, aunque también las letras. De alguna manera quería trascender en esta vida. Aunque sus frustraciones económicas la tenían bloqueada últimamente.

Se despertaba con terribles pesadillas, siempre a las 3:00 am.

Se sentía muy sola, había dejado a sus padres atrás, era hija única.

Sus amigas habían podido viajar, casarse y, tener hijos.

La vida estaba muy estancada hasta este momento para ella.

Pedía pizza siempre, no porque le gustaba tanto… sino porque le gustaba quien la traía.

“¿Qué decisiones estúpidas y efímeras pensaba la mañana siguiente?; ¿Y sí un día quedara embarazada de este hombre, todo por un simple calentón?”

Treinta cumpliría próximamente. Y lo único que había logrado era a duras penas irse de su casa. La vida es muy injusta para muchas personas, a sus amigas las quería, pero sentía que eran unas mimadas, que nacieron en cuna de oro. Y por sus circunstancias particulares dejaron de verse.

La vida social se había reducido a las redes, y en las noches un disco de jazz, un vino y, el teléfono; bueno, más bien una aplicación. De alguna manera tapaban un poco su situación. El problema es que las penas nadan en las soluciones efímeras. Las penas se ríen de ella, la dejan sin respiro y sin salida.

Todos los libros de autoayuda… ¿qué ocurre?; lucro de los que viven del dolor ajeno.

Pero había algo sí, la fotografía; el arte de contar historias a través de imágenes y palabras. Tal vez allí estaba la solución, dedicarse a ello, a pesar de quedar en la ruina; podría ser mejor estar en la calle y con los sueños intactos, que apenas llegar a fin de mes y sueños totalmente destruidos.


- FERNANDO -


En la calle había visto un perro, sacó una foto y siguió, tierra, pasto, árbol, un trabajador cortando el pasto, gente caminando. Una pareja… eso la distrajo. Baldosas; adoquines, y edificios; las hojas de los árboles. Estaba describiendo el otoño. Metida totalmente en sus pensamientos y pasión, qué otra cosa podría pedir.

- Hola –

Frente a ese sorpresivo “hola”, Lucila levantó la cabeza. Era un hombre, robusto, agradable. Una linda sonrisa pensó ella.

- Estuviste sacando fotos a mi perro, se llama Bilbo –

- ¿Como el personaje del Señor de los Anillos? –

- Así es, antes tuve otro, y se llamaba Beorn, era enorme –

Ambos rieron.

Fue una conversación casual, que no hubiera pasado a más sino fuera porque Fernando estaba interesado en Lucila y, a que su hábil lengua lo fue llevando a la posibilidad de concretar una cita. A tomar un café y, seguir hablando de fantasía literaria.

Allí en el café la pasaron muy bien.

Pero no fue hasta la tercer salida que ella se enteró que él la estaba viendo desde antes de ese día; que algo en ella le había gustado, y que recién el día de las fotos en la plaza se había animado a hablarle.

Que una y otra, y otra vez había ensayado entradas en el espejo de su departamento. Hasta que al final salió un “Hola” no preparado, y naturalmente se fue dando todo.

Con el tiempo se fue dando una relación; ella se mudó con él. Volvieron los problemas, por alguna razón ella estaba sola, sentía que tenía libertad; para irse a otro país a recorrer y estar con alguien sí es que eso surgía; de quedarse estudiando o trabajando fuera; bueno, libertad. Esa palabra que define la vida, llena de energía y positividad. Ella prefería quedarse sola otra vez. Aunque la retenía la idea de que su soledad le daba una gran tristeza con el tiempo.

Fernando le había dicho una vez “Todo pasa”; sí, las buenas y malas cosas; pasan. Todos estamos de paso en el mundo.

Tal vez enamorarse no estaba tan mal, elegir estar con una persona, no lo sé. No me veo casada, con hijos, manteniéndolos; aguantando su adolescencia. ¿Por qué ese es el mandato social de la “felicidad”? Sí no existiera eso, entonces podríamos ser todos más libres; las relaciones sociales se estructurarían de maneras libres… - No divagues tanto mi amorle decía Fernando – Pasas tanto tiempo resistiéndote a la realidad que no podes avanzar con nada – Pero, pero… -

Fernando puso un disco de “Zaz”; abrió un vino y bailó con ella. Ya otra vez nada importaba, el sabía qué hacer para que olvidara todos esos pensamientos.


- “CAMBIAR EL MUNDO” -


Aunque siempre volvían, porque no era algo fácil de quitar.

- ¿No podemos intentar cambiar el mundo?; ¿Por qué eso está mal? –

- Nadie nunca dijo eso. Sabes que nunca diría eso… ¿Qué propones? –

- ¡No sé, no sé!; que las parejas no sean tan exclusivas, el otro día leí algo de la “mono-norma”, de esa obligación de estar con una persona exclusivamente. ¡Eso es el patriarcado! Un invento del machismo para oprimirnos… -

- Gorda, sinceramente yo siempre pensaba que esa “mononorma” – y hacía el gesto de comillas con los dedos – era, en realidad, una conquista de las mujeres que estaban en desprotección frente al derecho que tenían los hombres de estar con muchas mujeres, y ellas tenían que estar con él… en un… justamente, en un patriarcado –

- ¡Te estas burlando de mí! No te das cuenta, el patriarcado está en todo, en la forma en que me hablas; ahora por ejemplo me estas haciendo “mansplaining” –

- Espera, era una opinión… Además ¿Qué es mansplaining? –

- ¿Qué te importa? Googlealo –

Ante esa respuesta, Fernando le dio un beso apasionado. Ella al principio lo rechazó, y con sus manos lo alejó, pero él insistió. Con un control remoto, mientras la besaba, puso Jazz. De a poco fue aflojándose y, mientras afuera llovía.

Revisando su blog, Lucila fue directamente a los comentarios.

Se había armado un revuelo.

Ella había sacado fotos de marchas feministas. Sin texto, simplemente las había publicado. “Imágenes, a veces más que mil palabras”. Consistía en una serie de fotos de mujeres desnudas en una plaza, lo cual era una intervención artística para expresar la matanza de mujeres por su cuerpo. Las matan, y nadie hace nada. Gritan y nadie las escucha.

En el espacio de comentarios ella se encontraba muy agradecida con quienes la apoyaron, pero pareciera ser que había mucha gente con odio pensaba. “Qué tienen que hacer, si no les gusta, no ingresen. Es un blog privado.” Había escrito en respuesta a un comentario que se leía: “El feminismo es cáncer”;

Debajo: “El machismo es cáncer; el feminismo es amor. Las mujeres no hacemos las guerras, hacemos el amor”; “Hippismo moderno. Qué patético. No saben, ni hablar, brutas. Ustedes están llenas de odio”; “Vos estas lleno de odio, fijate tú propia opinión

Lucila sentía que su corazón latía con fuerza, como que iba a escaparse del pecho. Fernando que estaba pasando por detrás de ella, la vio frente al monitor con una expresión que el conocía muy bien.

- Te tomas todo esto muy enserio. A esta gente ni la conoces, ¿Por qué te afecta tanto? –

- Evidentemente no estas comprendiendo la situación, no estas teniendo empatía –

- Sí, solo quiero ayudarte a solucionar –

- No. No. ¡No! – Gritó ella – No busques salirte con la tuya tan fácil. Venía para acá. Esto es importante para mí. Realmente me parece importante esta lucha. Vos no la compartís, pero tenes que respetarme – dijo ella con su dedo índice en presión contra la mesa

- ¿No?; ¿a vos te parece que no?; ¿por qué decís que no comparto? –

- Porque no venís conmigo a las marchas, no manifestas. No coincidimos, crees que el feminismo es una causa muerta –

- No creo que el feminismo sea una causa muerta. Sino que ya se lograron los objetivos, tienen el derecho al voto, trabajan… – Ella lo interrumpió:

- Claro, y nos pagan menos –

- Entonces existen los abogados o los sindicatos; o ¿tampoco ellos hacen nada?–

- Vos no entendes porque sos hombre. Sabes lo que es salir a la calle, y tener miedo todo el tiempo. Sentir que nos puede llegar a violar otro hombre. Que tenemos que pensar qué ponernos, para no ser violadas. Los hombres… - Frenó un instante y se mordió levemente el labio inferior y continuó: - No sirve que vos seas bueno, es necesario que el machismo se acabe. Con solo tú inacción, no hacemos nada –

- Te vas a quedar sola – Dijo Fernando en tono de broma. Aunque al ver la cara de ella repuso: - No lo digo en serio –

- Fuera, fuera. No entendes –

Fernando se fue. Ella se quedó sola frente al monitor. Algo había que hacer, no podía quedar impune esto. Así que se puso a escribir sobre la imagen que había posteado de la intervención artística de sus compañeras en lucha:

Con estas imágenes simplemente quería difundir la intervención artística de mis compañeras. Qué es la vida sin lucha, sin el compromiso por el otro; sin el sentirse parte de algo más grande que nosotras, las que sangramos, parimos, y debemos soportar todo el peso de la maternidad, y de la contracorriente cultural de ellos. De quienes siempre nos oprimieron y nos dejaron a un margen.

Quién sino un hombre fue el que detonó la primera guerra mundial; que como no podía ser de otra manera, mató a otro hombre. Y eso provocó la muerte de tanta gente. Y tuvimos que salir a salvarlos y, luego de la Segunda Guerra. Una vez más tuvimos que salir a tapar las maldades de los hombres y… su capitalismo.

Por eso compañeras, es que creo que debemos mantenernos firmes en la lucha, cada una.

No está muerto quien pelea.

Primero vinieron por ellos, y como no era yo, no hice nada; ahora vienen por mí, y ya no hay nadie que me defienda

Terminó de redactor este contenido con una gran sensación de paz en el pecho. Había logrado difundir una idea que tuvo siempre.

Más tarde llegó Fernando y discutieron. Y así se fueron a dormir.

Tal vez Fernando debiera hacer algo más, porque podría ser que su novia tenga razón y el no estaba haciendo nada por el género femenino. No lo sabía bien porque nunca había sido activista político.

Con el correr del tiempo se terminaron separando.

El nunca iba a comprender lo que era la lucha en la calle. El era más bien un hombre que la acompañó en un momento de soledad, a poder fluir en su arte, en su vida.

Fernando iba a caminando a su oficina en la Ciudad Capital del Estado; y al ver una manifestación de mujeres se entristeció, recordó a su mujer y, cómo peleaban hasta por la costumbre que tenía el de decir “su mujer”… Sin embargo la amaba, su pelo largo y azul fantasía; sus ideales, su fuerza, su romanticismo.

La represión policial lo quitó de sus pensamientos, tuvo que salir corriendo y en las corridas pudo verla nuevamente, a ella, a Lucila. Impresionante, qué coincidencia.

Qué tragedia que instantes posteriores a encontrarla en la estampida ella fue alcanzada por un proyectil de goma; el corrió a socorrerla, y la aparta del descontrol. Una vez alejados de la locura, procede a llamar una ambulancia, le permiten ir con ella en la misma. Ella se había desmayado, el tiro había dado en una pierna.

- Soy el novio – dijo Fernando

Pasó a visitarla, a dejarle unas flores. Su parte médico establecía que se encontraba en coma por un traumatismo en el cráneo al caer contra el pavimento. Fernando lloró sobre el lecho, y cantó una canción de Jazz, la preferida de Lucila. Ella giró pesadamente su cabeza con los ojos apenas abiertos y repletos de lágrimas. Ambos sonrieron

9 de Agosto de 2020 às 22:15 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

Conheça o autor

Jose Breide Saludos a todos los lectores que se acercan a mí espacio, espero que guste este proyecto de escritor. Soy una persona que tiene como sueño ser escritor. Transmitir al mundo ideas, sentimientos y objetivos. Con el fin de satisfacer el alma del individuo que lee lo que escribo y/o, de que inspire a otros a hacer cosas

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