De a ratos estoy bien y de a ratos me entristezco,
De a ratos veo blanco y de a ratos percibo negro.
Me hace sentir mejor si veo definido,
en los ratos del gris me ahogo.
Si algo sé, es que no soy la que fui hace un rato,
ni seré, del todo, la que pienso que soy ahora.
Enfoques, nada más.
Por ratos me conozco y por ratos me desconozco.
¿Quién soy en verdad?
Creo ser un segundo, un suspiro, una pila de momentos.
Momentos que, en ocasiones, se distorsionan, en manchas borrosas.
Transitamos
La que ves en mí es en parte, y hasta me pregunto si ves, un poco, a la que pienso
que soy.
¿Sera que es importante?
Nada es como lo vemos, y en parte lo que vemos es lo que creemos ver.
Te hablo y pienso en otra cosa, que ahora ni me acuerdo.
De a ratos… digo si…de a ratos digo…no….de a ratos me pierdo.
¿En dónde me quede?
Para cuando me respondas, ninguna lo sabrá
Te confieso que me cuesta andar y estar entera.
Me voy desperdigando
Desgastando
Nadie lo ve, pero yo así lo siento,
Como un pan que se va desgranando,
como un cometa que se va consumiendo,
con luz por el frente, en un océano oscuro, por delante y por detrás.
Tengo en mí una fuerza que me impulsa,
que ni me pregunta,
y me arroja hacia un destino que de incierto,
está marcado.
No elijo, aunque lo haga,
no me desvío aunque, por ratos, hago el intento de salirme de la línea.
El espacio oscuro sigue ahí,
y me pinta mil mundos a los que nunca puedo llegar.
Estoy como de paso. Y llego siempre a los mismos rincones.
Voy de una a punta a la otra, y lo único que percibo es mi desgaste.
Me estoy quedando sin luz. Sin energía. Pero sigo corriendo.
Y tú, amiga, eres mi rincón favorito,
siempre me gusta pasar por aquí.
Me gustan estas pausas, y más me gustan los paréntesis,
son como islas en las que descanso, en las que me siento comprendida,
tal vez porque rescatas algo de mi esencia.
De a ratos y por ratos, seremos hasta la mitad,
y en la otra se acumula lo que reprimimos.
Como la luna, pienso.
De media menguante a creciente,
De entera a oculta.
No es más que un cumulo de piedras desiertas, dicen los que carecen de
imaginación.
Pero su alma poderosa y su misterio ambiguo nos retiene en su regazo,
para hacernos soñar y volar.
Nosotras somos como almas gemelas:
Venimos, errantes, de ese trajín monótono y de la compañía de las estrellas frías y
distantes,
que vigilan nuestro rumbo, y se mofan de nuestra inquietud,
y nos quedamos aquí, solo por un rato.
Un instante para reencontrarnos, y reconocernos en la otra mitad. La que no le
mostramos a nadie.
Como aprendimos de la diosa lunar…nuestra madre.
Por eso, te confieso que …
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