jeremy-freire Jeremy Freire

el pueblo de sisa en Ecuador es un pueblo que vive de forma antigua, sin nada de tecnologia, pero es un lugar turistico, un dia llega un sujeto enfermo que contagia a dos del pueblo provocando sus muertes, luego mas personas enfermas llegan y ahora el pueblo de sisa tiene que defenderse de todo aquel infectado que quiera entrar.


Ação Impróprio para crianças menores de 13 anos.

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el pueblo de Sisa

El pueblo de Sisa en el noreste del Ecuador era pequeño con una población de 200 habitantes y alejada de las grandes ciudades, aquella comunidad vivía de la caza, pesca y agricultura; y estaba completamente rodeada de flores, gracias a su estilo de vida y sus alrededores se convirtió una un lugar turístico.


Vivian de forma rutinaria, en las mañanas todos se saludaban, en las tardes todos trabajaban en los campos, guiando turistas, reparaban lo que haya que reparar y durante las noches todos convivían y disfrutaban de buena comida. Pero un día, durante la mañana algo interrumpió su rutina diaria, un extraño hombre aparece en el pueblo lleno de manchas negras por todo el cuerpo y con pedazos de piel que colgaba o se desprendían de su cuerpo pidiendo ayuda, pero lo que veían los pobladores los dejaba sin habla; el hombre intenta avanzar, pero su cuerpo colapsa y cae muerto en el suelo.


El miedo los había consumido en ese momento a todos y dos sujetos se llevan el cuerpo hasta el pequeño cementerio que se había construido hace algunos años y cavan una tumba donde sepultan el cuerpo. A su regreso algunos preguntan si alguien que no fuera del pueblo los vio y contestan que no. Al día siguiente los dos hombres que se llevaron el cuerpo amanecen enfermos, se les ordena que permanezcan en aislamiento hasta que les pase la fiebre; el resto de la población pasó su día con la misma rutina de siempre, pero con una sensación amarga.


Uno de los hombres que se sentía enfermo despierta con una comezón insoportable, se levanta de la cama y al verse en el espejo nota las mismas manchas negras que aquel hombre que enterró, en él. Grita y pedazos de piel comienzan a caerse de su cuerpo; lo mismo estaba pasando con el otro sujeto aislado.

El poblado entero reacciona ante los gritos desesperados que oyeron, y los dos hombres que se suponía que tenían una fiebre estaban en medio de la calle gritando que los ayudaran; sin embargo, los ciudadanos notaron que lo que les estaba pasando era lo mismo que el sujeto que apareció hace unos días.


Utilizando algunos palos largos, obligaron a los dos sujetos estar encerrados en una sola habitación hasta que se encontrara una forma de ayudarles. Ese día evitaron visitas de turistas. La confusión se apoderó de las mentes de las personas y el temor, de sus corazones. No sabían con cuantas personas ellos habían tenido contacto así que todos intentaron evitar tocarse unos a otros. Al día siguiente, cuando les llevaban el desayuno, los encuentran muertos. No podían sacarlos ni enterrarlos o también terminarían como ellos.


Ese día ninguno decidió ir a trabajar, preferirían estar con sus familias; pero alrededor de las 2:30 pm de la tarde se oyen voces fuera del pueblo, eran unas 20 personas en las mismas condiciones que los 3 sujetos que fallecieron. Algunos tomaron cañas de bambú y las utilizaron para impedir que entraran al pueblo, aquellas personas gritaban del dolor y por ayuda, pero los pobladores entendían claramente que no podían ayudarlos.


El jefe del pueblo llega hasta la entrada de la ciudad y les informa que no tienen los recursos para tratar sus enfermedades, pero les ofrecía comida. El pueblo se mantenía muy distante de los forasteros. Las 20 personas alrededor de las 3:30 p.m. comenzaron a convulsionar, era algo que no experimentaron los 3 sujetos anteriores, se retorcían como si no tuvieran huesos y escupían sangre, algunos se levantaron e intentaron entrar al pueblo, los que hacían de guardia en la entrada impedían su avance, pero era tanto la desesperación de los enfermos que utilizaban todas sus fuerzas para entrar mientras gritaban que los salvaran.


Uno por uno falleció. Los habitantes del pueblo no sabían qué harían con todos los cadáveres en la entrada, no podían tocarlos, el jefe del pueblo ordena dejarlos donde están hasta diseñar un plan para apartarlos del camino y evitar contagios. En ese momento que se disponían a realizar la reunión, un grupo mucho más grande que el anterior se aproximaba al pueblo, pero este grupo había sido dominado por completo por la locura, el dolor y la desesperación no les permitía pensar, casi no tenían piel en sus cuerpos; los ciudadanos quedan petrificados ante el horror que veían, los guardias de la entrada agarran tan rápido como pueden las cañas de bambú e intentan detenerlos, pero era casi imposible frenarlos, algunos ayudaron a empujar las cañar, pero mientras más llegaban más difícil era el hacerlos retroceder.


La fuerza con la que empujaban los enfermos hizo caer a los guardias y a las personas que ayudaban. Uno de los enfermos iba a atacar a un guardia, pero otro logra levantarse a tiempo y toma uno de los machetes y ataca al enfermo, esto provoca una reacción a los invasores haciendo que se detuvieran, pero no dejaban de rascarse incluso algunos se rascaban la carne expuesta. Los guardias se levantan y gritan a los extraños que se vayan del lugar, y estos obedecen.


Los pobladores sabían que no iban a dejar de venir a menos que quitaran todos letreros que guiaran a los extraños hasta su hogar, pero era muy riesgoso salir y todos tenían miedo. El jefe les pide estar calmados y da la orden de cercar la ciudad; envían hombres a cubrir los 4 extremos de la ciudad y crear trampas y armas. Pero un imprevisto aparece, solo había suficientes hombres para cubrir la parte “este” y “oeste” del pueblo y el “sur” donde se encontraba la entrada.


Entonces las mujeres deciden proteger el lado “norte”, no iban a permitir que sus familias e hijos terminaran como las personas que fallecieron en los últimos días. Una vez concluida la distribución de personal para proteger las 4 direcciones de la aldea, cada grupo de las 4 direcciones se divide en dos, uno construye trampas o armas como lanzas de bambú, mientras que el otro los protegía y vigilaban. El grupo del “sur” construye un muro de tierra de 2 metros de alto en la entrada, a los lados del muro estaban los guardias con cañas para impedir que entren, colocan paja seca con aceite a dos metros del muro en caso de que logren pasar y vidrios rotos. Del lado “este” y “oeste” construyeron pequeños cercos de madera para empujar en grupo a todo aquel que intente entrar, lo bueno de sus posiciones era que la tierra estaba plana y rodeada de flores, eso les permitiría empujar sin que el terreno se los impidiera. Del lado “norte” las mujeres excavaron una trinchera de metro y medio de profundidad y un metro de ancho y mientras excavaban aparecieron dos enfermos que ya no tenían piel en sus cuerpos, pero lograron alejarlos; también construyeron lanzas con bambú, incluso construyeron pequeños agujeros con clavos en el interior que cubrieron con hojas en caso de que fallen y logren entrar enfermos.


El sol estaba a punto de ocultarse, todos estaban cansados por el trabajo, pero debían estar atentos a cualquier acercamiento de enfermos durante la noche, llevaron a los niños a la parte central de la aldea donde estarían más seguros. Encienden tantas antorchas como les sea posible para iluminar cada centímetro de los 4 lados y no ser sorprendidos por algún ataque inesperado.


Las horas pasan, todos están tensos y nerviosos, algunos vomitan; lo único que oyen son los sonidos de las cigarras, grillos y el de las hojas siendo movidas por el viento. Las nubes tapaban la luz de la luna, solo podían ver hasta donde las antorchas iluminaban. Mientras más tiempo pasaba más tenso se sentía el ambiente y alrededor de las 12:35 a.m. de la noche, se escuchan sonidos de lado “este”, todos están atentos, pero nada se acercaba y un grito desgarrador se oye no muy lejos haciendo que el miedo se apoderara nuevamente de los pobladores, y uno de ellos les recuerda lo que sucederá si permiten que entren, eso provocó que volvieran a estar en guardia, aunque nerviosos.


Y unos minutos después alguien se acercaba por el lado “este”, caminaba despacio con la cabeza agachada y pidiendo ayuda, le piden que se detenga, obedece, pero pierde la compostura y corre hacia ellos, reaccionan rápido, toman el cerco y empujan con fuerza al hombre y otro con una caña de bambú lo golpea. Celebran con un grito de victoria, pero había un asunto que cada grupo estaba sufriendo, y eso era que, sin importar la situación que estuviera viviendo cada grupo, ningún grupo se podía ayudar entre sí. Enviar refuerzos de un grupo a otro era dejar debilitado a uno de los dos.



3:00 a.m. el grupo “sur” recibe su primera oleada de personas, eran aproximadamente unos 30, gracias al muro de tierra los enfermos solo podían moverse hacia los lados uno por uno, pudieron lidiar con ellos en lugar de pelear con los 30 al mismo tiempo. Las otras tres posiciones también tuvieron que lidiar con algunos, pero no serían los últimos, cada lado detuvo y dispersó a cada persona enferma que aparecía hasta que amaneció.

Todos estaban en sus límites. Cansados, con sueño y hambre; pero tenían previsto esta situación y cada lado se divide en grupos pequeños para así no dejar ninguna posición desprotegida. Pero no pasó mucho tiempo para que llegarán en masa los enfermos, casi nadie pudo descansar, todos volvieron a sus posiciones en estados fatigantes.


Los lados “este” y “oeste” fueron lo que tuvieron una mayor presión, eran demasiados como para detenerlos y empujarlos solo con cercos de madera, lo peor era que no podían recibir ayuda. El lado “este” formó una sola línea de cercos y a los lados había personas con cañas de bambú y lanzas de bambú para hacer retroceder a todo aquel que intente ir por esas direcciones, empujaban con fuerza los cercos al punto de cortarse de forma horrible las manos por mantener firme aquella barrera, desgraciadamente algunos fueron atacados por los enfermos y aquellos que eran tocados corrían entre los infectados para poder apartarlos del cerco. Perdieron a 22.


El lado “oeste” no tuvo tanta suerte, ellos intentaron realizar el mismo método que el lado “este” pero perdieron a 34 personas y los que lograron escapar de ser infectados estaban muy cansados y heridos. El “sur” perdió el muro y prendieron fuego a la paja seca, eso les daría un poco más de tiempo, pero hubo incluso algunos que se atrevían a pasar por encima del fuego, los guardias los hacían retroceder con tal de que no pasaran hacia el otro lado.


Del lado “norte” los enfermos no dejaban de aparecer, pero todos caían en la trinchera, y al caer las mujeres los hacían retroceder con las lanzas de bambú para que la única opción que tuvieran era subir por el otro lado, algunos incluso saltaban, pero eran repelidos por las enormes cañas de bambú y si se resistían a la enorme caña entonces cada enfermo era rodeado por un grupo de 3 mujeres con lanzas de bambú y obligado a retroceder. Gracias a la trinchera que cavaron y coordinación solo sufrieron 2 perdidas, sin eso posiblemente tendrían las mismas perdidas que el lado “este” y “oeste”.


A pesar de haber logrado evitar ser contagiados nadie en el pueblo celebraba y estuvieron luchando por 3 días seguidos, aunque los grupos de enfermos iban disminuyendo con cada día y cuando llegó el 4 día ningún enfermo apareció.


Les pareció extraño, pero se mantenían firmes a pesar de estar excediendo sus límites, y no aparecieron más durante los siguientes 5 días, para el 6 día enviaron a un grupo a quitar todo letrero, señalética y mapa que indicaran donde se ubicaban ellos y así aislarse y darles tiempo para planear y construir mejores defensas en caso de que los descubrieran accidentalmente.


Los días pasaron y el pueblo de Sisa se reconstruyó y volvió a sus días pacíficos, sentían un nuevo comienzo, pero lo que el pueblo de Sisa ignoraba era que lo que ellos vivieron se está viviendo en el resto del país y del mundo, pero… eso ya es otra historia.


@jeremyfreire99

19 de Junho de 2020 às 05:44 0 Denunciar Insira Seguir história
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Fim

Conheça o autor

Jeremy Freire soy un hombre lleno de historias e inspiracion que quiere escribir y compartir lo que su cabeza crea. insta: jeremyfreire99

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