El amor y el universo son bastante parecidos. Si a una persona le falta uno, no podrá ver con buenos ojos al otro. Ambos están siendo investigados por millones, y no se sabe si son infinitos: algunas personas se aventuran a decir que sí.
Tiene sentido que piensen eso: total, no se sabe cómo se crearon. Ambos son definidos de manera cínica como “reacciones químicas”, aunque no les falta razón por ello. A mí me parece reduccionista, pero tiene sentido que al intentar comprender algo tan enigmático, surjan visiones tan distintas. Incluso hay gente que piensa que ambos son atemporales.
Pero no solamente se parecen nuestras interpretaciones acerca de los dos. Si el amor y el universo se parecen, se deben asemejar también en su forma.
Existen amores habitables y amores inertes. Hay algunos en los que llueven diamantes, y otros que son sólo desierto. Unos amores pueden intentar colonizar en sentimiento a otros.
Todos comparten algún elemento de luz que les da vida; y dicha estrella que los vio nacer, nunca será para siempre. Cada uno tiene sus particularidades que hacen que valga la pena estudiarlos. De vez en cuando, alguno de estos cuerpos se aparece de forma fugaz en sus cielos, a veces en forma de deseo, a veces en forma de más luz.
Si muchos amores se juntan, pueden generar un solo sistema. En ellos, comparten materia y vida; a veces son chocolates, y a veces son trozos de piedra (depende del lugar). En dichos cosmos hay cinturones, sombreros, vías, lácteos, y hasta anillos. Unos son más grandes que otros, pero ninguno es mejor que otro. Todos hemos sido parte de los dos (o de su ausencia) en algún momento. Es descabellado pensar que uno alguna vez ha sido parte de la ausencia de universo, pero créeme; es más fácil de ver de lo que piensas: todo depende de cómo acomodes esas rendijas en tu mente.
Hasta en analogías se parecen. Muchos han dicho que el cerebro comparte similitudes también con el universo. Ahora bien, muchos (para algunos, reduccionistas), hemos igualado el cerebro a la altura del alma, y el alma es lo que veo en sus ventanas, cada vez que le hago un chiste a plena mañana. Tal vez sea esa maraña de sentimientos los que me hagan sentir como un astronauta, cayendo de la estratósfera hacia algún planeta inhóspito, o me hagan sentir como una galaxia: vasto, pero parte de un sistema que lo mantiene vivo; que me mantiene vivo.
El amor, el amor… lo veo cada mañana, y me despido de él cada noche. A veces no lo valoro como quiero, y a veces le regateo por un minuto más en el auto sabotaje. No debería desordenar más estos sistemas. No debería desquitarme con un ente tan bonito y tan inspirador. Y lo feo es que mucha gente ni siquiera reflexiona sobre esto, o ni siquiera sabe hacia dónde van: todo, por desconocimiento de estos conceptos. Y ahí me di cuenta de que ambos los evidenciamos en todo y hacia todo; pero es nuestro deber el saber verlos.
Pero después de darle un par de vueltas, finalmente me quedo tranquilo.
Eventualmente la gente aprenderá a amar: sólo es cuestión de tiempo y espacio.
Obrigado pela leitura!
Podemos manter o Inkspired gratuitamente exibindo anúncios para nossos visitantes. Por favor, apoie-nos colocando na lista de permissões ou desativando o AdBlocker (bloqueador de publicidade).
Depois de fazer isso, recarregue o site para continuar usando o Inkspired normalmente.