Comenzaban los preparativos y la familia estaba muy intranquila, la hija menor acude a su cuarto de tanta presión, se tumba a la cama con boca abajo, el ruido abrumador de la cocina se logra escuchar, su quejido empieza a entornar su habitación, por un momento quería escuchar el silencio, aunque sentía que era imposible. Pasada la medianoche se levanta con una extraña sensación, los gritos desaparecieron, su anhelo se cumplió, tenía paz entre el silencio, su sonrisa volvió y cenó con ella misma.

No tenía la intención, solo llevaba a servir café a mis clientes, estaba exhausto de todo el trabajo de la tarde a esta hora de la noche. Fue tan solo un ligero derrame en crear esa alineación perfecta de miradas, fue la ocasión más lenta que pude presenciar, la circunstancia más penetrante; fue como si cayera en un absorviente agujero negro; era la combinación perfecta para denominarla más que una nebulosa, sus colores relajaban y sus ojos te invitaban a un increíble universo para explorar.

El registro planetario mostraba un solo aterrizaje con el 70% de éxito, el más alto en lo visto, y era aquello a dónde ibamos. El hecho que los múltiples descensos y aterrizajes de diferentes naves no tuvieran éxito se debía a sus grandes corrientes de vientos ubicadas en el gran cielo, el comportamiento climático del planeta podría considerarse un paraíso en el espacio, alterando la percepción de su interior. Fuimos afortunados de sobrevivir, pero maldecidos a perecer aquí.

¿Cómo empezarías tu día? Tal vez te suene una pregunta muy simplista. Más allá de lo que lleva la pregunta esto es algo inconcurrente en estar pensando. Uno descansa y despierta, no hace planes de por medio y mucho menos controlamos la forma en despertar. A mi gusto, me gusta empezar preparándome un ligero desayuno ya sea café americano o toddy acompañándolo de un pan francés o unas tortillas.

Fue lo único que recibí de la señora de la comida. Estaba atónito, sorprendido, exasperante. Cómo esa desvergonzada mujer se atreve a faltarme el respeto, ¿qué acaso no le importa mi hambre? No importa, aún me da tiempo para esperar por ese lomito de 10 pesos de la casera. Sinceramente es increíble cómo las cosas suben en el centro de la ciudad. Ojalá también le pasara al precio de la gasolineras igual.

Ya me había preparado. El trabajo temporal había acabado. Tengo mi masita y un pilfrut en mi mano, en la otra le doy el uso para rascar mi cuello, qué esta polera me está escociendo. Con el dinero preparado me dí la oportunidad para renovar mis prendas y añadir cosas nuevas en mi cocina, pero no controlé y ahora no tengo para comprar algo grande. Les dejo un feliz año nuevo porque yo estaré acabando mi pilfrut y este paquete de masita.

Tenía la intención de comprarme más ropa, pero de mis bolsillos no alcanzaba, tampoco quería sacar préstamo, estuve largo rato sin saber qué hacer, pero pronto me dió hambre y con la noche acercandose, preparé un ají de fideo, tan lindo a mi estilo que, no podía disfrutar más sino fuese la herencia de mi madre dejada en mis manos. Qué lindo se siente llegar a tener su sabor aún cuando ya no están con nosotros. Feliz Navidad, amigos.

Tres puntos suspensivos faltaban para que mi historia no quedara en falta de coherencia, desbordando faltas de ortografía y mala redacción entre los versos. Crean o no, tomar un lápiz y empezar a dibujar tiene mucha semejanza a cuando tomas un bolígrafo y comienzas a escribir. Dos puntos seguidos y con esto diría que termino, dejando de lado el cinismo, no, debo retomar mi hábito. Un punto final para todo lo escrito publicado en la biblioteca propia entre toda la mente y sus letras plasmadas.

Y entre las largas noches de calor, por fuera empezaba a elevarse el polvo de la tierra, por dentro, algunas ollas y objetos de plásticos caían, mediante las ventanas abiertas él ingresaba, su presencia hizo resplandar el cielo demostrando el acompañamiento de inmensas masas de nubes teñidas entre la noche y las señales de tormenta, el presagio de una gran caída se denotaba, el aire cálido permaneciente se retiraba sin consentimiento, alguien invadía, y mostraba rastros en sus trazos del cielo.

Había revueltas por todo el país. Entre la ciudadanía era notorio la división de tres facciones. Dos años de lucha y las consecuencias era representadas en las ciudades, los ciudadanos lo sabíamos, a pesar de todo lo que ocurre, yo me quedé en mi panadería, evitando a que me perjudique todo esto. Errar no era lo mío, pero esta vez me llegó; luego de que una facción desvaneciera, los restantes llegaron a un acuerdo, un pacto acordado; nuestro gobierno es entregado a manos de mentes corrompidas.

Me había estado preparando para ir al encuentro con mi amigo, luego de estar 8 meses sin vernos, planear una buena salida era algo que nos animaría y nos sacaría de la cabeza éstos malos momentos en la economía. Erré cuando al tomar el bus decidí trabajar un poco más y posponer el encuentro, era un momento inestable en mi economía. Desde mi puerta, a dos semanas del día pospuesto, la amiga de mi amigo el cuál era simpática, se encuentra con cero magía para reír, simplemente susurra lo que no ví.

Hemos actuado, hemos resistido, hemos arriesgado; pero cómo saber si nuestros líderes están listos para asumir su cargo ¿como saberlo? ¿cómo? Se dice que fuimos millones, pero entre millones no todos tienen el mismo pensamiento que los representantes de aquellos, quedamos en el olvido algún pensamiento racional y no impulsivo. ¿Creéis qué podremos cambiar nuestro estado en el que estamos? Si tan solo lo que el ciudadano pidiera fuera escuchado, porque no todos estamos de acuerdo, no siempre.

El visitante había llegado, dice investigar un caso de hace 7 años, aunque tenga mis dudas, hoy también viene el hermano de la chica a la que investiga, la paciente Metzia, etiquetada como una persona con problemas mentales, tal vez estar en un manicomio es algo… natural. —Entonces… ¿vamos? —le digo levantándome. Lo llevo donde ella, el cuál él se mantuvo de pie observando las preguntas rutinarias a los pacientes; no había sospechas hasta que ella nombra: "Estelar"; él lleva su mano a su muñeca.

—Mateo está muerto, ¡muerto! —Golpeo la ventana del cuarto blanco—. ¿Piensan que fue Navilia, verdad? —Me dejo caer sentada, ocultando mis lágrimas de la ventana—. Al último con quién hablé fue Rodrigo, sus ojos habían derramado lágrimas por Rebecca. Después encontraran a Navilia muerta, un supuesto suicidio; ni pensarlo. Yo y ella fuimos al paseo porque ella quería ayudar en la ordenanza luego de que Estelar organizara este paseo. Estelar… ¿No fue él quién había discutido con Mateo en la cena?

Veo aves en las nubes. —¿Te he dicho alguna vez que te ves como el sol? —le digo para romper el hielo. Él ríe ligeramente. »—Debí de haberte conocido más… ¡augh! siento que me arde el estómago poco a poco. ¿Rodrigo me estás escuchando? —Veo que mueve sus labios, pero no escucho sus palabras—. Eh… no te escucho. No bromees. Comienzo a tocer y ver mi sangre en mi mano, con mucha preocupación, el me agarra, y entre que lo veo él está llorando, solo alcancé a decirle—: Que bonito se ve el amanecer.

—¡Te he dicho que no, Rebeca! ¿¡Por qué no lo entiendes!? —le sujeto de los hombros y me pongo a llorar abrazandola a ella, ella aguarda en silencio. La tormenta había aumentado, ya ha pasado varias horas de aquella segunda tragedia, la reunión—; ¡Malditasea, por qué! ¿¡Por qué tuvimos que reunirnos!? »—Tranquila, Rebeca, tú estarás bien, estarás bien conmigo, te llevaré hasta el poblado. Veré desde esta altura dónde se encuentra una estación policial. Estaremos bien, no tengas miedo, —le digo.

—¿Ya puedo hablar? ¿Me permiten? —les digo, hartada de cada palabrerías suyas—. Sé que no es momento de hacer chistes, pero seamos sinceros. ¡Dejad el drama, caramba! »—Metzia, o sea yo, he estado con Navilia, y ella agarró el cuchillo porque tenía hambre, nada más. —Agarro mi movil—, saben qué, hagamos tres cosas: llamar a la policía, resguardarnos de la tormenta y… y… Cometí un error, había cometido un error. Mi celular estaba con sangre, Navilia me intentó lavar el cerebro—. Salgamos de aquí…

—¿A mí? —Veo que todos me miran como si esperaran que dijera algo—. (Bien). —Suspiro—. Es mi turno, —susurro. »—(¿Por dios, por qué está lluviendo tan fuerte? Espero me escuchen.) Ejem. —Suspiro de nuevo—. Sucede que, a-a-al llegar acá… pasa que, yo tampoco podía dormir al igual que lo que contó Uvi… pero, la que ella dijo que vió abajo era Navalia, no yo; lo digo porque minutos después, ví que… Navalia traía un cuchillo en sus manos, caminaba con tranquilidad hacía algún lado. —Sentí la mirada.

La intensidad de la tormenta eléctrica provocó apagones en la iglesia al igual que la vecindad de a lado. Observo los nervios que tiene mi amiga al llegar a la habitación—. No te preocupes, Rousy, sólo es un rato. —Me levanto para abrigarla con una manta—. Dime, ¿Viste algo ateurradouur? —le digo en forma de broma, pero lo gracioso duró ahí porque sus ojos abrieron como si le hubiera leído la mente—. ¿Rousy, qué viste? ¿¡Qué viste!? —le digo alterada, me empezaba a preocupar, algo malo sucedió.

Las campanas sonaron—, tal vez sea la medianoche sonando en esta iglesia, —digo, todavía sin alcanzaba a dormir. De pronto, comenzó a llover afuera creando el ambiente perfecto para no levantarse de la cama, sin embargo, el viaje era de tres días; encontrándome en mi cuarto, agarré mi teléfono móvil y comencé a caminar entre los pasillos de la segunda planta, observando a que no era la única despierta a ésta hora, tal vez le este pasando lo que a mí me pasó. Me quedé contemplando la lluvia.

—Tal vez Facu lo argumente con su lógica, pero algo no cuadra en su teoría, pues, verán, el chófer quien nos trajo aquí se sorprendió al llegar a la casa de Yulith, creyendo que ya todos estábamos completos —dije—, tampoco digo que lo que llegó a decir Facu esté mal, o él sea el culpable; mi forma de pensar me llevó a ésto. —Tomo mi muñeca derecha y lo empiezo apretar por los nervios de que pase como en las películas, quedando de acuerdo entre los responsables a echarle la culpa al inocente.

—Desde que llegaron, ninguno de ustedes dos preguntó o habló por Mateo, aún cuando es más que su vecino; es un integrante de tu club, Eduard, y no lo niegues. —Le apunto con mi dedo para continuar diciendo a todo los presentes—: Créanme o no, alguno de ellos dos tiene relación con lo que acabamos de presenciar… Solo espero que… me esté equivocando en juzgar a Yulith y Eduard, —termino de decirlo y llevo mi mano a la boca, poniéndome a pensar y conjetar en algo que no nos lleve al peligro.

Estaba tomando un café dentro de la biblioteca, y con la ansiada lluvia me lo estaba pasando como lo que uno quería. En ese momento llega una persona mayor de edad y me oregunto si escribo—. Claro —le respondo, él queda callado unos minutos y me pregunta sobre como va mi historia; y aunque me choque que alguien desconocido me pregunte, me alegró que haya preguntado, para mí, desapareció el tiempo en ese lapso que le comentaba sobre mi libro, al fin y acabo, es mi creación y me encanta compartir.

Dicen que si fueran de vuelta jóvenes harían ciertas cosas que no pudieron hacer, harían actividades o se inscribirian en algunas academias a lo que de jóvenes no lo hicieron, ¿Pero por qué? Porque conocen que detrás de eso, detrás de aquello, existe una recompensa que los puede sacar de algo en el que han querido salir. Yo soy joven, y ojalá de pequeño hubiera aprendido más idiomas, porque de grande no se puede como la tan anhelada facilidad de un niño que un hombre desea. Creé y creará, amén.

A menudo mi padre me miente, diciéndome que apoyamos a la gente y no a los políticos azules. Lo único visto es de que trabajamos en medio de un Paro Nacional. ¿Qué clase de apoyo será éste, acaso no deberíamos de apoyar las medidas? Simple. Mi padre no está en esa clase acomodada, debemos de crecer, debemos de progresar, pero las luchas no son fáciles; a veces actuar como hormigas o actuar como halcones, pero siempre continuar, no nublarse la vista con palabras de líderes políticos o sociales.

Solía pasear por el parque, disfrutando ahí, pasear me relajaba. Me acuerdo bien ver a un compañero de clase ahí. Cuando me acerqué a él, él no dijo nada. Observé en sus manos y las tenía con daños y heridas; observé sus zapatos, embarrados y completos de polvo; observé su ropa, y la mantenía limpia; pero cuando observé su rostro, él me miró, y aunque se tenga rastros de lágrimas, él me miraba como si me tratara de decir—: Me encuentro bien. —Mas lo único que me dijo fue—: Estudiar es divertido.

Por favor, para, ¡para! Ya basta de seguir con lo mismo. Si no lo conseguiste, no lo conseguiste. Detente, porque lo único que haces es perjudicar a otros, porque cuando lo intentas te olvidas de los demás y los dejás atrás, sin ayuda y sin socorro. De pie, porque no te pido que te rindas, solo te pido que ya no sigas con lo mismo. ¿Tu vida y tu decisión? Te encuentras equivocado, porque si tus piernas se cansan, ¿acaso los brazos lo van a reemplazar? Enfócate, ve, continúa y levantate, amigo.

Estaba arto, arto, arto. Arto de estas marchas pacíficas, arto de protestas pacíficas, arto de responder pacíficamente ante un gobierno que suprimía con armas a éstos ciudadanos de mi tierra. Me cansé. Quiero, quiero, quiero tomar un arma y responder de la misma manera que el sucio gobierno nos responde. Tengo las manos con sangre, pero sangre de mis colegas por la puta protesta pacífica. El gobierno debe respetarnos, y si eso conlleva derramar sangre… ya lo hubo, pero esta será con la de ellos.

Era un gran escrito, me esforcé en escribirlo, me quedé despierto toda la noche para completarlo sin ninguna falta de ortografía. La oportunidad que me dió la directora escolar, me llenó de una sensación de alegría, había querido hacer esto, esto de exponer un discurso dedicado a nuestro país. Sin embargo, no sé a qué se debe, pero mis palabras no llegaba a ningún oyente, solo a piedras vivientes. El actuar de los maestros también decepcionaba. La búsqueda de perfeccionar esta Patria desvanecía.

—Veo el sol sin la luna, una noche sin estrellas, el viento sin arena, nubes sin la lluvia. »—Veo piedras en el río, rocas en las montañas, hojas en lagunas. »—Veo viento en los árboles, ramas en cascadas, rayos en las lluvias. »—Veo flores en los árboles, arcoiris en las tormentas, y el ocaso en la oscuridad, —concluye así la niña el poema que le entregó su padre para su biografía del mismo. El público representado por sus compañeros quedaron sin hallarlo, pero su maestra, no lo había olvidado.

Habíamos estado en unas cuantas olimpiadas, no hemos llegado a interactuar después de la última, la cual no fue porque alguno de los dos nos hallamos decidido, más fue porque si no nos hablabamos y no coordinaramos, perderíamos las olimpiadas, pero después de aquello, me siento distinto, quizá con algo nuevo. Sé que ella también siente lo que siento, porque es un sentimiento de agrado, mas no de obsesión, tal vez lo pueda considerar como un amor y un no amor. Pero me relaja su presencia.

Habíamos conseguido la libertad y la democracia. Con mi trabajo de periodismo y la lucha civil acompañé a instaurar un nuevo gobierno que nos lleve a lo alto el país; Sin embargo, que ingenuos fuimos, porque su primer acto fue perseguir a periodistas y todo aquél que tenga voz que sea escuchada; La sangre de mis colegas periodistas me había salpicado, ahora mismo me siento una basura, porque cuando podía subir no lo hice por pensar que yo sería ambicioso… Mi patriotismo solo queda en el olvido.

Cuando me había esmerado en rápidamente popularizarme entre la gente, lo había logrado, mis anhelos de obtener un 70% de votos me había motivado, estaba dispuesto a creer en la democracia, quedándome después de las elecciones a el conteo de votos. Sin embargo, el electo fue un vago de mierda que solo ofrecía cosas vanas a quienes les seguían. La historia no me traía la primavera, ella necesitaba de un antagonista, alguien que se deshaga de la sucia democracia alabada por quienes decíanse pueblo.

No puedo hacerlo. Conozco mi profesión, conozco mis valores, pero no puedo. Perdóneme, vecinos, ¿Qué haré yo después si hago lo correcto? ¿Dónde encontraré un trabajo para mí? No quiero perder estás comodidades que se lograron por el trabajo arduo que cumplo durante años, pero de qué sirve, si mis manos están en servicio de corruptos que me exigen en defender lo que no debemos, que me exigen apresar al que solo defiende sus derechos. ¿Hacer lo justo o lo correcto? Es hora de cumplir de policía.

Aguas del techo gotean al suelo durante una noche ocupada, Germana, la joven que vivía ahí ya no volvería. Un largo viaje le espera para llegar al aeropuerto más cercano y acercarse a lo que otros llaman "el sueño euroasiatico" asiendo alusión al "sueño americano". La joven depósita su esperanza en vivir bajo un lugar donde no sea reprimida por un gobierno central, donde un pedido de Censo no sea interpretado como separatista. Ha decidido, después del entierro de sus hermanos, creer de nuevo.

—Pero bueno. Si no quieres hablarme español solo dímelo —lo dice mientras acomoda sus libros desbordados. —Mi ne parolos al vi en la hispana —dice la chica, tomando su mochila y empiezando a guardar rápido sus cuadernos. »—Vi estas mia amiko, sed ne mia koramiko. —Se marcha hacía la puerta. —¡Hey! ¿Olvidas que yo también sé hablar tú idioma? —dice para luego quedar en un dilema y guardar todo rápido—. ¡Espérame! ¡Atendu min, ankaŭ mi amas vin! —Corre trás de ella sin antes cerrar la biblioteca.

Estaba de pie, seguía en pie, mis pies firmes y sereno en mi decisión. El consejo recibido era nunca retroceder, seguir con la cabeza en alto; pero yo, debía de salir de dónde yo estaba, podría arrepentirme si lo hago sin consultarme a mi mismo, mas ten en cuenta que estaba de pie, no pensaba en caer, no pensaba en tumbarme, pensaba en levantarme y no llegar al suelo, entonces fue ahí dónde me ví, ví mi sonrisa, ví mi sombra y fue ahí donde di el salto de fé, tal vez solo eso necesitaba, Fé.

Fuertes vientos chocaban con un árbol, los propietarios de aquella vivienda no se preocupaban, su atención se prestaba en la cena. Antonio, el muchacho que postergó su cena estaba un largo tiempo dentro de su habitación para completar su ensayo; aquél muchacho cuestionaba sus estudios, incluso llegó a repudiarlos luego de haberlos terminado, además no fue la excepción éste ensayo suyo; como recompensa de su labor abre la ventana para posterior ocupar sus manos en limpiar el sudor de su frente.