Recuerdo que al estar leyendo se me venían ideas de amontones de libros. Pero sólo uno empecé a escribir. Tenía 12 años, y mi ortografía y gramática no eran tan buenas. Pero disfrutaba mucho escribirla. He crecido, y mi amor por esa historia crece cada día más y más. Historia que provocó mi amor por los libros y escritura.

El cielo no para de llover. Al igual que mis ojos. Sus comentarios me lastiman, hacen que piense por qué soy así. ¿Debo de cambiar mi forma de ser, de pensar? No. Tengo que ser fuerte. No por ellos, sino por mí. Sólo por mí. Si quiero cambiar, que yo sea el motivo. Para superarme. Para poder volar.

Madre es la que te ama, protege y vela tus sueños noche y día. Niña es la que sonríe y juega sin importar la edad que tenga. Mujer es aquella que cuida, aconseja y mima. Porque nosotras somos clave para el soporte.

Me es difícil el besarte. No me siento cómoda cuando tus dedos recorren mi piel. No puedo mirarte con los mismos ojos como tú lo haces. Es incorrecto estar contigo. Te diría que lo siento, mas te estaría mintiendo. Pero es que tú no eres él.

Hablar contigo se siente bien. El estar contigo también. ¿Entonces por qué mamá lo hace ver como algo malo? ¿Acaso está mal amarte? Yo siento que no, porque mi corazón se acelera cuando pienso en ti, pero si mamá dice que está mal es porque lo está.

Para algunos, el casarse es lo mejor que les puede pasar, pero para otros es una condena. Para mí fue lo mejor, ¿pero para ti también lo fue?

Si pruebo sus labios, ¿sabrán a ti? Si hablo como ella, ¿me escucharías? Si usara su mismo perfume, ¿me verías? Si cambiara para ser como ella, ¿me amarías? Desearía en otra vida ser ella y tener tu amor.

La carta ya está lista. El chocolate en en mi mano y- oh rayos, se está derritiendo. Debo de darme prisa. Los nervios me invaden cuando te tengo enfrente. Okay, la estás leyendo y aceptaste el chocolate, bien pero, ¿por qué me ves así, con asco? Qué hice para merecer una mirada tuya así.

Todas las noches imagino mi vida junto a ti. En cómo me sentiré al ver tu rostro junto a mí todos los días. Perderme en tus ojos y en tus caricias. Perderme en ti. Pero luego llega el día. Recordándome que no te tengo. Recordándome que no es real, que lo imaginé. Y me da miedo pensar que sólo sea eso, una imaginación.

¿Y qué quieres que haga? Yo no pedí que me gustases tanto. Yo no pedí quedar cautivada por tu persona. Perderme en tus ojos. No es mi culpa, es tuya. Tú y tu mera existencia son los culpables de la estampida en mi estómago.

Hay veces en las que despierto olvidando que ya no estás conmigo. Es triste saber que contigo tenía todo, pero al parecer no me era suficiente. Pero ya es tarde. Ahora estás mejor que yo. ¿Cómo tú puedes ser feliz tan rápido pero yo no? Entiendo... Yo me enamoré, tú no. ¿Pero por qué sabiéndolo no puedo olvidarte?

Al pensar en ti, mis manos hormiguean por tocar tu piel. Al pensar en ti, mis ojos brillan. Al tenerte junto a mí, tiemblo. Cuando te tengo enfrente, mis mejillas se sonrojan al tener tu mirada en mí. Y al mirarte, sólo una pregunta pasa por mi mente: ¿Cómo dicen que nadie es perfecto si tú existes?

Tus ojos brillan cuando le miras. Siempre sonríes cuando está a tu lado. Le haces cumplidos y sonríe. En cambio, cuando estás conmigo, tus ojos no brillan como cuando le miras. No es la misma sonrisa que le das. No recibo tus cumplidos, porque ni siquiera me ves. ¿Por qué sólo yo tengo que sufrir? ¿Por qué te amo, sabiendo que jamás me corresponderás?