Hay personas que tienen energía de sobra. Son capaces de trabajar sin descanso hasta lograr sus metas. Óscar es una de esas personas. Sin embargo, un poco de paciencia no le vendría mal para evitar perder rápido la cabeza, sobre todo, cuando la vida parece poner en tu camino mil y un obstáculos distintos.

Óscar estuvo en mil y una veces a punto de dejarse caer en el abismo, pero no sé lo permitió. Por muy difícil que fuera la situación, él jamás sería del tipo de personas que se sientan a llorar sin hacer nada por cambiar sus vidas.Sabía que la única forma de seguir adelante es no tener miedo a volar

Sí, su rostro estaba completamente cubierto de maquillaje, usaba zapatos enormes y pantalones bombachos. Aún así, la muchacha sintió que el sol le iluminaba el rostro cuando el payasito le regaló una flor. A veces, la felicidad viene en formas inesperadas.

No sé si puedas leer esta carta, o si el día en que la misma llegué a los manos, te encontrarás a kilómetros de mi. De cualquier manera, me gustaría aprovechar la ocasión para decirte lo mucho que significó nuestro tiempo juntos. Desearía que esta enfermedad no me estuviera carcomiendo por dentro, para poder soñar con verte una vez más, pero ya es demasiado tarde para soñar

Estaba mirando hacia el limpio cielo veraniego. La culpa había quedado muy lejos de allí. Nunca jamás, se permitiría ser encerrada en un sitio tan lúgubre como del que por puro milagro había escapado.

Ya no lloró más. Ese día se dió cuenta de que no era una mariposa frágil. Un sólo aleteo tenía el poder de mover la tierra. Se había transformado en una fuerza de la naturaleza.

Siguió flotando en esa nada tan dulce hasta caer suavemente en un campo cubierto de pasto fresco. Flores espaciales que parecían sacadas de un lejano sueño cubrían tan peculiar campiña. Todo se encontraba impregnado de un aroma tan dulce como la miel. No habia espacio para sentir miedo por la propia existencia. ¿Había llegado al mismo cielo? Mil ideas le pasaron por la cabeza, como que tal vez le había caído mal la cena de anoche o que habia tomado demasiado de ese té para los nervios...

Deseó que las manchas rojas en su vestido fueran sólo salsa de tomate. Deseó con su alma que él jamás le hubiera rechazado ese baile. Pero su alma sabía lo que la sed de sangre la había hecho hacer. Ahora bailaría con el diablo eternamente.

Ese "Te amo" se le quedó atorado en la garganta. Su orgullo pesó más que cualquier sentimiento noble. Una bella historia de amor se perdió en el viento.

Con el más dulce de los besos, su corazón volvió a sentirse vivo. Las lágrimas desaparecieron de su rostro. Sus temores se evaporaron.

No durmió en toda la noche. Su mente estaba demasiado ocupada viajando por otras galaxias lejanas. La Tierra era únicamente un recuerdo lejano.

Su corazón volvió a latir con nuevos ánimos. Su piel reseca se despertó ante la dulce humedad que dejó ese ardiente beso. De nueva cuenta estaba viva.

No era una ilusión creada por una mente ociosa. La luz que emanaba de él, finalmente se había materializado en el mundo terrenal.

Un brutal estruendo sacudió la Tierra hasta su centro, haciendo que un estruendo rompiera la calma matinal. Ni siquiera Dios, con su infinito poder, fue capaz de frenar tremenda sacudida. La locura se había esparcido por todo el planeta

Finalmente tenía a su amado entre sus brazos, y con algo de suerte, sería para siempre. Le habría gustado jurarle amor eterno con un largo y bello poema, pero no había tiempo para eso. La policía ya estaba buscando buscando el cadáver.

En un instante, recorrió el universo de punta a punta. Se desprendió de su cuerpo y permitió que su alma se llenara con gotas de luz pura. Lágrimas humedecieron sus mejillas. Finalmente era libre, aunque fuese en el mundo de los sueños.

Su hermana mayor le había ofrecido alojamiento permanente en su casa, pero Julia había rechazado educadamente la oportunidad. En el fondo de su alma, tenía fe de volver a ver a la que un día voló sin destino conocido.

Vidas empiezan y terminan frente a mis ojos. No hay nada que pueda hacer para evitarlo. El infinito demuestra su grandeza entre mis manos.

Levantó la cabeza, y miro hacia el cielo infinito. Estaba kilómetros de casa, y sin embargo se sentía en el más hermoso de los hogares. Aunque le habían dicho que había nacido como humano, su corazón siempre había sabido que el pertenecía al reino de las estrellas. Su verdadera familia la esperaba con los brazos abiertos

Él no quiso ser parte de toda la locura a su alrededor. Mientras los demás gritaban, él reflexionó en silencio. Ningún tipo de violencia lo iba a sacar de su centro. Había aprendido la lección

Sonreía de la misma forma en la que lo hacían sus compañeros provenientes de hogares tradicionales. En apariencia no era feo. Esos grandes ojos verdes tenían un encanto al que las chicas del colegio no resultaban inmunes. Las cicatrices de su alma, nadie las podía ver.

Sin proponérselo siquiera, ella se había encaminado hacia su propia prisión. Había elegido al celador de los labios más dulces y los brazos más fuertes para que la mantuviera encerrada tras esos barrotes de fuego. Francamente, no le importaba cumplir una cadena perpetua, ya que finalmente había encontrado su sitio en el mundo.

En su piel comenzaron a aparecer marcas que tenían apariencia similar a la de antiguos jeroglíficos. Sus ojos se pintaron de un carmín similar al de la misma sangre. El secreto de su corazón, comenzaba a escapársele por los poros. La bestia tenía hambre.

Los doctores pensaron que se trataba de un extraño caso de histeria, ya que no había nada malo con sus ojos. Pero él sabía que un ángel lo había curado. No lo pudo ver, pero su piel sintió el suave toque. Desafiando a la razón, él sabía que desde lo más alto, le habían abierto los ojos a la luz.

Unos segundos de lucidez. Una explosión de sentimientos que sacudió dos corazones. No tuvo caso sentir miedo. Era natural. Sus almas se deseaban desde antes de encontrarse.

No le importaron las miradas llenas de odio de los demás. Saltó al vacío y se decidió a recuperar el sueño anhelado por tanto tiempo. La muerte no la alcanzaría tan fácil.

Una lágrima cayó al piso. De ella comenzó a brotar una pequeña flor. La esperanza seguía viva.

Marie había empezado ese fin de semana de la manera en que muchas chicas sueñan, siendo invitada a una linda fiesta con chicos de su edad. Lo que ella jamás se imaginó, es que iba a terminar su día luchando por sobrevivir. Su hermoso vestido, cubierto con sangre. Su alma, rota, por haberse teñido del color de la venganza. No había término medio. Era matar o ser matado

Sé que sigo viva, pero dudo que aquellos de los que me alimenté, lo estén. Trato de fingir algo de humanidad al sonreír, pero estoy conciente de que únicamente es una máscara. De mi alma y de aquellos que me amaron, sólo quedan cenizas.

Un par de enormes cuernos le habían brotado en la cabeza a Fermín. Su morena piel se volvió del color de la sangre. Cuando abrió los ojos, después de recibir sendo golpe al caer, se vió rodeado de criaturas similares, todas ellas observándolo con una cierta lujuria. Había llegado a casa.

No le era ajena esa mirada. La había visto en los ojos de su padre antes de que él decidiera partir. Pero ella ya no era una niña. Iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para evitar otro desastre. Había alguien más cuidándole las espaldas.

Le gustaría pensar que es aceptada a pesar de las heridas. Le gustaría pensar que encaja enmedio de tantos corazones plásticos. Pero entonces ella recuerda que su corazón pertenece a la luz y a la libertad. De pronto, se siente en calma.

Ocho años habían pasado, ocho años sin saber de ella. Ocho años sin abrazos. Y sin embargo, todo eso había quedado en el olvido con un abrazo. Los corazones se volvieron uno. La oscuridad se empezó a disipar. Pronto, ambos tendrían una nueva oportunidad de vivir.

En el momento en el que la vió, sintió que la conocía de otra vida. Al probar sus dulces labios, lo comprobó. Siglos atrás, se habían unido en el más dulce de los abrazos, hasta que la maldad los separó... Hasta el día en el que la vida les dió otra oportunidad.

Su piel era tersa, como el más fresco rocío de la mañana. Sus cabellos parecían estar hechos de oro. Su corazón, ya no latía desde hacía ya tiempo. Pero no importaba. De sus labios se escapaba el secreto de la vida eterna.

No pudo evitar que su cuerpo se sacudiera de punta a punta. Había dado a luz a un rayo de sol encarnado en un cuerpecito delicado

Nadie se dió cuenta que de sus ojos se había escapado la luz desde hacía ya mucho tiempo. El único testigo de su verdad, era su almohada. Nadie lo notó hasta que su corazón se detuvo.

El papel arrugado cayó con furia al piso. Un hombre joven sintió sus ojos llenarse con lágrimas. Hay cosas que es mejor jamás saber.

Lo encontraron vagando junto a la carretera, con la mirada perdida. No podía hablar, pero por los ojos se le escapaba en terror. Había visto al diablo en persona.

Si corazón se seguía estremeciendo cada vez que pensaba en esos dulces besos que él le había dado bajo la sombra de un viejo pino. Su piel seguía añorando sus dulces caricias. En resumen, todo seguía igual.

Tiene que actuar como una persona normal durante el día. Tiene que fingir que no le importa que los demás la miren como un bicho raro. No le importa. La recompensa viene durante la noche, cuando puede ser ella misma entre los brazos de su amo. Sólo él y nadie más sabe llevarla a tocar el cielo. Sólo él la hace sentir viva.

Estaba a kilómetros de suave abrazo, y sin embargo, la sentía tan cerca. Princesa del universo particular de un solitario. Jamás saldría en revistas, ¿y eso qué? Simplemente el pensar en esos labios de rubí era motivo suficiente para que él se sintiera agradecido por existir

Miró hacia el cielo, tratando de encontrar una razón para seguir luchando. El brillo de las estrellas entró por sus ojos, al tiempo que la brisa veraniega acariciaba su piel. Su corazón estaba en paz. Había encontrado lo que buscaba.

—Tranquila, mi vida—Murmuro Antonio con dulzura—Estoy seguro que eso que vimos fue únicamente la sombra de una de los árboles del vecino. —Te juro que me pareció ver la sombra de una mujer que llevaba un vestido largo. —Seguramente no fué nada, descansa, amor. El muchacho sonrió, sabiendo que haría cualquier cosa para proteger a su novia de esa sombra que lo seguía por doquier desde el día en que sus manos se tiñeron de rojo por primera vez.

Su piel era tan suave como el primer rayo de sol de la mañana. No estaba enfundada en hermosas ropas de diseñador, y no le hacían falta para resaltar su belleza. Era sencilla, y al mismo tiempo, una auténtica joya.

No more lonely hours slipping through his fingers. No more fear of waking up alone. The earth beneath his feet shattered. There was no use in praying. The deal was sealed.

Dejó sus armas en el piso, y levantó sin dudar sus brazos hacia el cielo azul. Ya no habría más violencia capaz de empañar sus ojos con los tonos de la violencia. Un nuevo cielo se abrió ante él.

Salió del agua. Su piel brillaba como un diamante. Su teléfono repiqueteaba a lo lejos. Ya no importaba. Si tanto les importaba, que la esperaran horas esas horribles personas. Ella iba a disfrutar de esas hermosas horas bajo el sol, sin importar lo que pudiera pasar.

La miró directo a los ojos y allí, entre esos dos calmos océanos, comprendió mil y una cosas. Tal vez su historia no estaba destinada a terminar como un cuento de hadas, pero eso ya no importaba. En sus manos, él había crecido como hombre, y había aprendido a ver con los ojos del corazón.

Marcela lentamente abrió los ojos, motivada por el lejano canto de los pájaros. Podría haberse quedado en la cama, pensando en lo que le había sucedido, pero la alarma de su reloj le recordó que era hora de ir a trabajar. Se enfiló hacia la ducha, tratando de no quebrarse la cabeza tratandole de encontrarle sentido a su aventura. Sin embargo, se dió cuenta que de su pecho todavía parecía emanar un pálido brillo. Al parecer, la aventura todavía no había terminado...

La sensación tibia en su pecho continuaba, y ella se sentía de nueva cuenta, tan ligera como una pluma. Se siguió elevando más y más, hasta dejar atrás el planeta tan peculiar en el que se encontraba. Esta vez, no la invadió ningún mareo. Sintió que la más dulce paz llenaba cada rincón de su cuerpo, y entonces, cerró los ojos. Después de tanto vagar, su mente finalmente había quedado en santa paz. Los murmullos de acallaron.

Su cabeza pareció llenarse de suave humo en cuestión de unos segundos. Frente a los ojos de la joven mujer, pasaron difusas imágenes de su infancia. Pudo ver con los ojos entreabiertos a sus padres abrazándola con ternura. Pareció recordar en un pequeño lapso de tiempo el dulce aroma del pay de manzana de su abuela. Por un instante, la joven mujer deseó quedarse eternamente allí, pero un pálido rato de luz le recordó que todavía no era su tiempo de quedarse allí.

Como si la conociera de toda la vida, la pequeña criatura sin dudarlo dió un gran saltó hasta llegar a la altura del pecho de la joven, y allí, desapareció dentro de ella. — ¡Qué demonios!—exclamó la pelirroja con toda la fuerza de su corazón. Casi al instante, una sensación dulce y muy cálida, la recorrió de punta a punta. Sus pies se levantaron un poco del suelo. Y se comenzó a elevar. El destino, al parecer, seguía insistiendo en llevársela a otro sitio.

Podría haber fingido que no le afectó. Podría haber seguido viviendo en una mentira. Pero ella quería liberar a su corazón de un cruel yugo. Al sentir el viento acariciar su rostro por la ventanilla del autobús, supo que había hecho lo correcto al alejarse de ese amor que casi la llega a matar.

No sintió miedo del amanecer. Entre sus brazos estaba un fragmento del mismo cielo. Sin que la joven lo supiera del todo, con su inocente desnudez, había logrado pintar de mil colores distintos a un corazón casi agonizante.

De cualquier forma, lo que le importaba era recorrer tan extraño lugar. Como pudo, y haciendo caso omiso del fuerte mareo que de golpe la aquejó, se puso de pie lentamente y observó en detalle todo lo que se encontraba en torno a ella. Todo era verde, salpicado con pequeñas flores de diversos colores. "¿Hay alguien aqui?", grito la joven, obteniendo como unica respuesta el fantasmal sonido de su propia voz.

Su cuerpo se sentía cada vez más liviano, como si estuviera a punto de transformarse en un puñado de plumas. Ella sabia que seguía viva, pero no podia evitar sentirse como si se encontrara en una dimensión alterna. Su corazón seguía latiendo, pero sus ojos se encontraban fijos en la pálida estela de colores que rodeaba su pequeño cuerpo. ¿Estaba dormida o más despierta que nunca?

La joven mujer acomodó su rojiza cabellera para ver mejor su entorno. Y de pronto, algo la sorprendió. Una criatura aparentemente pequeña, ágil como pocas, pasó corriendo junto a sus ples. En lugar de espantarse, una extraña fuerza la hizo perseguir al escurridizo ser. Pasó corriendo entre grandes árboles, verdes prados y siguió hasta toparse con un pequeño riachuelo rodeado de piedrecillas blancuzcas. Alli, la criatura se detuvo y miró a la pelirroja muy fijamente...

Su cuerpo se rindió ante él como una flor que desea una gota de agua. No pudo huír de él. Sus destinos estaban entrelazados. Sus corazones latían al mismo rítmo.

Lo esperó en el mismo sitio de siempre, pero él nunca llegó. Y en lugar de ponerse a llorar por su ausencia, ella simplemente partió sin mirar atrás. La flama había terminado de apagarse.

Se entrelazaron en un abrazo que parecía no tener final alguno. Ambos seguían siendo mortales, pero juntos,lograron hacer que el tiempo se detuviera. Su deseo, se transformó en humedad pura.

Se imaginó abrazando su desnudez. sintiendo el aroma de su piel impregnando la suya. Por unos minutos, se sintió completamente felíz. Pero el sonido del teléfono lo despertó de su sueño, regresándolo a su soledad.

No importó la distancia. Al mirar hacia la luna, ella supo que aunque no pudiera besarlo, sus almas seguían unidas

Nobody saw when the cage emptied. She has no tome for goodbyes. Her soul finally tasted the flavor of freedom.

No tenía razón para resistirse. Amaba ese tipo de contacto. Su beso quemaba como el fuego, y la hacía sentirse viva.

No lo supo hasta que sintió una descarga eléctrica corriendo por sus venas. Sus ojos se abrieron de golpe, al tiempo que su corazón comenzó a latir. Había desafiado todas las leyes de la ciencia. Su creación estaba viva.

Con toda la rabia de su joven corazón,arrojó el pesado collar de perlas al océano. El agua se llevó en cuestión de segundos todo el dolor del ayer. Sus lágrimas comenzaron a secarse. Había dado el primer paso hacia la luz.

Abrió los ojos muy lentamente. Finalmente había cesado ese agudo dolor de cabeza. Las pastillas, al final, no habían hecho efecto. Extrañamente, en lugar de deprimirse por ello, Liz sonrió para sí misma. Había oportunidad de cambiar el final de esa historia.

Los ojos se le empañaron de momento. Tuvo la oportunidad de tomarlo de la mano y salir huyendo de esa oscuridad. Pero jamás se lo habría permitido. Desde el día en que nació, le era fiel a su soledad

—¿Por qué no me dejas de una vez dormir en paz?—sollozó Julia, sintiendo que un escalofrío le recorría el cuerpo de punta a punta. —¿En verdad no lo sabes?—replicó una voz parecida a la de ella, pero más cavernosa— La respuesta está frente a tí. La joven cayó al piso, como si hubiera sido fulminada por un rayo. El fantasma seguía vivo.

— ¿C-Cómo? — tartamudeó la pequeña, haciendo un esfuerzo supremo para no perder la calma— ¡Vaya si están tontos los dos! Él me quiere así como soy. Y además, ni en un millón de años aceptaría trabajar para un par de rufianes tan horrendos como ustedes. Si tanto les hace falta dinero ¿por qué no se ponen a trabajar, flojos?

— ¡Ya te dije ayer que se fue de vacaciones por un largo tiempo y nos dijo que te cuidáramos! — Le respondió Luis a la pequeña en un tono totalmente gélido, manteniendo su corpulenta humanidad en un rincón— Y si sigues llorando, te juro sobre la tumba de mi mamá que me voy a encargar personalmente de que él nunca te vuelva a ver.

Crimson drops falling from his open jaw. Nobody was able to stop his hunger. His soul was already corrupted by a never-ending bloodthirst. He needed that red liquid in order to be able to keep using that youthful façade.

Cierro los ojos y mi piel se vuelve a incendiar en medio de pleno infierno. Hay personas que huyen de los fantasmas, pero yo me aferró con todas mis fuerzas a uno de ellos. Aunque sea una ilusión, me hace sentir viva.

Por eso, las fiestas le resultaban especialmente frías a Julia. En navidad, todos se encontraban en sus hogares, embrutecidos de tanto alcohol y comida. Mientras que ella simplemente sollozaba en un rincón de su casa, sabiendo que otro año estaba cerca de irse sin que se cumpliera su anhelo. En eso estaba, cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta con gran desesperación... ¿Quién podría ser?

La mujer abrió con calma la puerta, y no pudo evitar el llanto al ver quién estaba del otro lado —¡Felíz navidad, mami!—sonrió con los ojos húmedos una joven mujer que cargaba un bebé en brazos —P-Pero yo creí que tú no querías volver a saber nada de mí—tartamudeó Julia, con voz entrecortada —El ayer se quedó en el ayer, y hot quiero presentarte a Mike, tu nieto Las dos se abrazaron en perfecto silencio. Un milagro terrenal había sucedido.

— ¡Me lleva el diablo! — alcanzó a maldecir Luis con todo su corazón, antes de que las descargas eléctricas redujeran a ambos hombres a cenizas. De la peor forma aprendieron que se habían metido con la chica equivocada.

—No. Lo único que sé, es que se les acabó el juego. — vociferó ella, al tiempo que levantaba sus dos brazos hacia el cielo, rompiendo en cuestión de segundos las ataduras. Violentas descargas eléctricas brotaron desde las puntas de sus dedos. Todo se volvió negro para los dos hombres

—Piénsalo de nuevo— sonrió Diana con infinita seguridad, justo antes de escupir con coraje la píldora. La había escondido debajo de su lengua—Ustedes son tan tontos, que todo este encierro sólo me hizo más fuerte. Me callé para ver qué tan lejos llegaban, pero ya no puedo….

—Ya enloqueciste, cariño—afirmó Luis, fingiendo frialdad total, al tiempo que acariciaba con un dedo la pálida mejilla de la niña— Por ser tan mala y respondona, te vamos a tener que dar ahora dos píldoras. Nadie, ni siquiera tú, puede jugar con nosotros ¿Verdad que lo sabes mocosa?

— ¡Ay, preciosa! —Replicó Saúl con una sonrisita burlona— ¿Qué puedes hacer en contra nuestra? Somos dos contra una, y además, de seguro ya lo sabes, pero te recuerdo que es cuestión de segundos para que tu pastilla haga efecto. En medio irónico que lo que alimenta te deje tan vulnerable, ¿no crees? Te vas a quedar fuera de la pelea por lo menos una media hora.

— ¡Idiotas! —Musitó entre dientes la pequeña rubia, ahogando entre sus labios un sollozo— Mi papá me va a encontrar antes de que vengan por mí los tontos de sus amigos. Ustedes van a perder este juego, ya verán. No crean que les tengo miedo a ustedes…Ya lo verán. No tienen ni idea de lo que soy capaz.

— ¡Ay, mi niña! ¡Tan poderosa y tan jodidamente ingenua! —sonrió Luis—No te estamos preguntando. Es una decisión que ya tomamos. Para nosotros, eres solamente una niñita insufrible, pero encontramos a un grupo de personas dispuestos a aguantarte hasta que tu papi regrese. ¡Claro! A cambio de darnos un par de milloncitos.

— ¿C- Cuáles amiguitos? ¿C-cómo que me voy a tener que ir con ellos?— Tartamudeó Diana, haciendo una casi imperceptible mueca de disgusto mientras engullía la extraña píldora con un poco de agua— Yo no quiero irme con ninguno de sus “amiguitos”. No quiero trabajar para ellos. No los conozco y aún así sé que de seguro son unos tipos igual de malvados que ustedes ¡Quiero a mi papi!

— ¿Pues qué demonios crees que estamos haciendo, Dianita? —Replicó Saúl, al mismo tiempo que le ofrecía a la niña el vaso de agua y sacaba de su bolsillo una píldora rojiza de aspecto extraño— Somos tan buenos que te estamos alimentando y dando tus vitaminas especiales para que estés muy bien cuando nuestros amiguitos vengan por ti...Ahora, cállate y bebe.

— ¡Apareciste tú, niñita! —Interrumpió Luis a su socio en tono socarrón— ¡Nos cambiaste la vida, Dianita! Y ahora, durante estos días nos hemos ido transformado en los criados de una mocosa altanera y flacucha. Pero pensándolo bien, no importa. Tengo la sensación de que si todo nos sale bien,  muy pronto tú nos vas a hacer muy ricos…

— ¡Y no podría culparlo! —Interrumpió Saúl, el compinche de Luis, entrando a la habitación con un vaso de agua en las manos—Tus rarezas, Dianita, meten en problemas a cualquiera. Si no me crees, míranos. Hace un pero de semanas, mi socio y yo éramos los delincuentes más buscados de la ciudad. No había nadie en las calles que se atreviera a desafiarnos o a cuestionar nuestro poder. Y entonces…

El corpulento hombre sonrió, dejando entrever una extraña muestra de compasión impregnada de enojo hacia su joven interlocutora— Pues sí, tal vez le atinaste. En parte tienes razón, pero eso no cambia el hecho de que tu papi se aburrió de ti y te dejó con nosotros. Dijo que iba a volver, pero estoy seguro que no va a ser así. ¿Qué vas a hacer al respecto?

— ¡Pero mi papá es bueno en verdad! Por eso estoy segura que ustedes son los que me están mintiendo — Insistió Diana, abriendo sus ojos azules como platos—El tuyo de seguro te mintió porque era un embustero igual de asqueroso y feo que tú. ¿O tal vez eres tú el que me miente al contarme esto, y desde niño eras tan tonto que ni siquiera en la escuela te soportaron?

— ¡Ay, por favor, nenita! No te pases de ingenua—se burló Luis— Las promesas de los padres no significan nada para ellos. A mí, el mío me prometió darme estudios, ¡y mira! Antes de los doce años, ya andaba yo matando cristianos con una pistola en el cinto.

— ¡Mentiroso! ¡Mentiroso horrible! — Bramó la pequeña niña, secando de tajo sus lágrimas y mostrando en segundos cuánta furia es capaz de contener un cuerpo pequeño— ¿Por qué habría él de dejarme encargada con ustedes, si son unos hombres muy feos?— Si él se hubiera ido de vacaciones, no creo que hubiera aceptado irse sin mí

— ¿Papi, dónde estás? —masculló Diana, al tiempo que se enjugaba los ojos con su pequeña manita. Los días habían pasado y ella todavía no se había acostumbrado a permanecer todo el día en ese oscuro cuarto. Extrañaba jugar en el parque con sus amigos, y sobre todo, su antigua vida.

I am nothing but an empty vessel. A canvas waiting yo feel paint's caress. The lost note among a classical tune. I am a piece of darkness filled with light. Cannot deny the fragility of my own shell. One day, I will die as a living paradox.

There were no previous signs. There was no need for them. A broken soul sprouted a beautiful pair of glittery wings. A life was saved.

Fotos rotas yacían en el piso. Diana no podía lucir más descompuesta ni intentándolo. Su castaña cabellera estaba revuelta, sus mejillas enrojecidas por las lágrimas y tenía oscuros círculos bajo los ojos. Era libre. El yugo se había roto.

Su piel volvió a tener la dulce apariencia juvenil de antaño La noche, como buena madre, lo habia premiado con un dulce regalo hecho de carne y huesos. Él no tuvo reparo alguno en clavarle los colmillos como niño goloso.

Lo que un día gocé, lo he pagado con lágrimas eternas. Huyen aterrorizados los que un día corrieron a mis brazos. Saben que está sed de sangre que me hizo aniquilar a los míos, me devorado el cerebro por completo. Mis lágrimas jamás lo limpiarán...