En su mirada se reflejaba la pena y me vi forzada a huir. Corrí tanto como pude al punto de sentir mi corazón desfallecer, pero no lo logré. Su imagen se dibuja en mi memoria, tan hiriente y cruel como la última vez que le vi. Ya no había amor, solo compasión y eso me dolió más que una traición. El deseo por mí se había ido, sus besos ya no sabían a lo mismo, su abrazo era el de una liebre cuando antes era el de un oso y aquel brillo en su mirada ya no estaba. Me arme de valor, le dije adiós

Eres el nombre que mis labios dejaron de pronunciar, Eres el recuerdo más duro de eliminar, Eres quien dejó un corazón herido, Eres todo y no tiene sentido, Eres mi karma en este universo, Eres el dolor de mi alma vacía. Eres el amor que nunca volveré a pronunciar y que mi memoria se niega a olvidar. Eres recuerdo en mis desvelos, Eres todo aquello que yo quiero, Eres la razón de mis labios partidos.

Su fragancia recorría mi piel y eso me hacía enloquecer. Sutil y elegante acompañante sabes cómo coquetear me. Tus manos se vuelven el instrumento más extraordinario que yo he podido conocer. Sigiloso, atrevido y versátil, mi querido amante. Quédate un rato más y sigamos bailando bajo la oscuridad, haz de mi cuerpo escenario y con tus dedos maquilla mi vestuario. Corramos juntos en el deseo y no me sueltes mientras te beso, toma mi cintura y demuestra me que soy tuya. Solo tuya.

Hay besos que desnudan sin necesidad de quitarse la ropa

Sra. Luna sé mi cómplice está noche y permite que a través de tu reflejo pueda verlo. De mi parte dale un beso de aquellos que hacen vibrar el cuello. Que la luz de tu reflejo sea un coqueteo para nosotros poder bailar al ritmo de nuestro deseo. ¡Oh, Sra. Luna! Vuelve mi angustia en alegría, que mis brazos rodee su cintura y sentir la calidez de su grueso pecho. Permite que está noche nos encontremos y poder bailar al ritmo del viento. Sra. Luna, un último deseo, dile que aún lo extraño.

No necesité del inmenso azul del cielo, ni del profundo verde del bosque; solo bastó tu mirada café para enamorarme y jamás olvidarte.

De nada me sirvió amarte, al final me abandonaste. Mis lágrimas te persiguieron y tú no lo notaste.

Tomé su mano y lo besé, por primera vez robé, sí, robé. Me llené de valentía y toqué sus labios, mi corazón se aceleraba como nunca antes me había pasado. Lo abracé porque no quería que se marche, lo extrañé tanto que parecía desmayar en el intento. Puse mi cabeza sobre su pecho y su palpitar hacía tic, toc..., jajaja, era su reloj, lo había puesto cerca de mi oreja. De repente, escuché un estruendo y me vi en la necesidad de abrir los ojos y todo había sido un sueño. Un hermoso sueño

Entre mis contactos te tengo porque aún te quiero, pero tus publicaciones ya no veo. Ilusionar me con ellas es en vano porque sé que para ti ya no valgo. Entre las insólitas tinieblas veo tu recuerdo y me queda claro que todas tus promesas eran una triste falacia.

“Si algo me enseñaste es que el sexo es un acto muy rico cuando hay amor y deseo”. Fragmento de Diario de una plebeya ☺️ basada en la realidad de una Cenicienta.

El amor no es un arcoíris, puede herir y matar. El amor es como una rosa hermosa y frágil, pero con espinas que debes aceptar. Me aferro al dolor porque antes hubo amor, me ahogo en la melancolía mientras veo tu fotografía y justo ahí me pregunto dónde estás amor. Pensarás en mí como yo lo hago en ti, me pregunto si eres ladrón de mis fotografías y si sonríes con ellas.

Me vuelvo loco imaginando la en brazos de alguien más, pero cómo quedarme después de tanto mal, no tengo cara para regresar, sin embargo, la extraño con el alma y no la supe valorar. La amo entre canciones, entre recuerdos y desvelos, siempre está en mi memoria.

Me pide a gritos que lo odie para tranquilizar su inquietante corazón, pero, no, no lo haré. Te amaré a pesar de la amargura. Te amaré a pesar de tu mal proceder. Te amaré a pesar de tu tonto desengaño. Te amaré a pesar de tu cobardía. Te amaré a pesar de las lágrimas; y, sobre todo, te amaré porque yo así lo decidí.

Hoy, te pido disculpas por haberte dicho un millón de veces que siempre te amaría, lloré y lloré; y no morí como pensé, y por fin de mi corazón he logrado borrar te.

Eres el fantasma de mi memoria, no te veo, pero ahí estás entre recuerdos. No te escucho, pero tu voz la tengo como canción en mis oídos. No te tengo, pero tus caricias están marcadas en mi piel con cada beso.

Soy la espina de su corazón, también el dulce néctar de su alma. Me ama y me odia, porque no sabe olvidar, pero qué culpa tiene el destino; sin embargo, cómo amar algo que jamás estuvo allí. Ahora solo somos un recuerdo que duele a través del tiempo.

Amar en silencio duele. Duele el alma, el corazón y la vida; buscas entre las personas su rostro, su caminar y hasta su sonrisa. Buscas su recuerdo entre las melodías de aquella canción que te hace soñar con un mismo palpitar. Libera tu amor y sé feliz, no hagas de ese sentimiento una prisión.

¡Ay, Dios! Dibujo su sonrisa en mi hiriente memoria, allá; muy lejos de aquí se encuentra con alguien más, feliz y sonriente aunque mi alma este vacía. Con el pincel en mi mano intento dibujar lo, pero mis pensamientos no me dejan en paz. Me inunda los recuerdos y me pregunto, ¿por qué? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué ya no me amas? ¿Por qué me abandonaste? Y mis ojos se llenan de lágrimas y mi habitación se vuelve cómplice de aquel dolor. Mi almohada en testigo y la oscuridad en mi alivio...

Ángeles llegan a las puertas del firmamento, su fila es inmensa, pero su manto los recoge en un arcoiris de flores. El cielo llora mientras los corazones se quiebran en silencio, sin abrazos ni besos. Las lágrimas recorren un mundo vacío que dice adiós ante el infame virus.

Como ave en jaula me sentí, sin volar ni poder cantar feliz. Me conformaba con el alpiste de tu mano hasta que comprendí que merecía volar alto y ver el ancho cielo que me ofrecía la libertad de un amor sincero. Sin miedo alce el vuelo y ahora feliz me encuentro.

Pasaron diez veranos desde que le vi, espere pacientemente en la orilla del mar mientras el viento del horizonte golpeaba mi mejilla con la esperanza de que un beso suyo detenga la fría brisa; pero no, nunca pasó, jamás volví a verlo más que en mi recuerdo; porque aunque su cuerpo estaba su corazón ya no se emocionaba cuando me veía, sus labios se tornaron secos y amarga la sensación de sus brazos. Sus ojos eran de pena y entonces me dejé llevar por la ola muy, muy lejos para no verle más.

Me enamoré de unos ojos tristes que jamás pudieron brillar cuando me veía y sus labios nunca supieron a miel. Marchitando la rosa en el tiempo y con ella mis sentimientos. Intenté volar alto como un cóndor, pero mis alas estaban rotas y el alpiste fue tan poco que jamás logré fortalecer mi ego.

Exclamaba su nombre con sutileza, mientras ella le besa la oreja. Muerde sus labios con dulzura y de pronto sólo lo lanza hacia el sillón y le empieza a bailar. Le acompaña un sexy babydoll de encajes. Su corazón se acelera con sus pequeños movimientos y es que el vaivén de su cadera lo enloquece. Se sube al tubo y realiza un giro dejando notar su fuerza, marca el estilo con un split que lo deja estupefacto. Ella sonríe ante su asombro y simplemente lo hipnotiza con su fascinante movimiento.

Te miraba con toda la pureza que existe en mi alma, pero a ti simplemente no te importó y mi corazón herido quedó.

En la melodía de muchas canciones recuerdo nuestras pasiones, tantas que sueño mientras viajo una escena de telenovela. Sonrío como loca creyendo esas historias, mientras miro por la ventana imaginando que también piensas en mí. Justo en ese momento freno el recuerdo y me doy cuenta que realmente ya no estás, que nunca estuviste ni estarás. Aprieto mi corazón para no llorar, tomo papel y lápiz, y empiezo a redactar el sonido de mi adiós, esperando que algún día mi poesía llegue a tus oídos.

Las nubes seguían su curso, mientras mi vida también corría. Te esperé tanto que el invierno se volvió verano con tan sólo cerrar los ojos. A lo lejos vi tu rostro y me pregunté si realmente, ¿eres tú? Me quedé congelada sin saber hacia dónde correr, quizá un abrazo no sería suficiente para hacerte saber que aún te amaba. Mi universo se volvió vacío cuando veía que te marchabas y mi corazón su forma transformó y ahora es una roca dura de romper.

La persona que yo amaba murió una tarde soleada, justo cuando a mí también me mataba. Duramente me dijo hasta nunca, sin siquiera importarle mis lágrimas, mi pecho un nudo formó y el aire se volvía delgado. Triste y en agonía quedé varias horas después, mientras tanto él voló hacia el cielo. Quedó tan triste mi corazón que no volvió a sonreír y el amor se convirtió en un fantasma duro de eliminar, quise exocitar me, pero mi memoria no lo permitió

El recuerdo me apuñaló por la espalda, mientras vivía en la más bella primavera, de pronto todo se nublo y el invierno llegó inundando mis mejillas, espere y espere; pero el verano no apareció y con él tampoco el otoño, sin embargo, las hojas cayeron a pesar de ver mi mundo negro. La neblina me acompañó todo el duro camino y ha pasado una década desde que inicié la agonía y aquí sigo en espera de la primavera.

Tan dulce como el almíbar son sus besos, me envuelve en chocolate cada que me abraza, su cuerpo es puro néctar de sandía, quita mi sed en cuanto le beso las tetillas. Me enloquece su mirada cual profunda como el pechiche y es que su cabello es una mezcla de vainilla y avena. ¡Qué mezcla tan incoherente! Él es tan tasty que definitivamente lo quiero en mi mesa, en la sala y por qué no también en la cama. Me gustan sus labios cuando los aprieta, porque me indican que es hora de comer la cena.

Escondía mis sentimientos bajo la cobija, en busca de un refugio frío y oscuro me aferraba a la almohada, y justo ahí era cuando más sola me sentía; y aunque intentaba sonreír no podía. Volví la música mi poesía, al canto de otro despecho yo te escribía, pero mis letras jamás llegaron a ti en melodía, no tenía caso susurrar a tu oído, porque mi voz se había apagado por el nudo formado de la desdicha de tu partida.

Los recuerdos por ti se los dejaré al viento, quizá lo alcances a notar cuando tu mirada pose hacia el infinito cielo. Lejos, muy lejos me encuentro y aun así te pienso, aunque me aferro a creer que ya no te quiero, porque mis ojos se cansaron de llorar por quien jamás me amó.

Eres mi triste poesía, tan amarga y dolorosa herida. Fragmentada mi memoria tengo por culpa de tu maldito adiós. Rota tengo el alma desde tu cruel despedida y mi corazón cristalizado quedó ante tu partida y aunque mis ojos te lloraron a ti no te importo.

Su castigo no será verme con otra persona. Su castigo será buscarme en alguien más y no encontrarme.

Hoy, le dedicó a Dios mi alegría, abrió las puertas de mi alma para darme alivio y sanidad ante mi huracán de angustias. Me recordó que el pasado es el aprendizaje del presente para formar un futuro lleno de felicidad. Mis lágrimas se han ido y ahora abro mis brazos ante tu cálido manto, amado padre celestial.

Hay quienes ahogan sus penas a través del licor, otros que gritan su dolor con la melodía de una canción; y, yo me desahogo mediante las palabras, contando mis tristezas a través de las letras. Instagram: marilynrossfc

Sus ojos eran mi poesía cuando él me veía, su sonrisa le traía paz a mi vida. En el lejano cielo busco su recuerdo, quizás allá entre las nubes pueda ver su reflejo vagando en mi triste y ausente memoria. Querido, cuánto te extraño, tan lejano quedaron nuestros besos que ahora no los recuerdo, me hace daño pensar en aquella despedida porque aún te quiero.

El saludo se vuelve mudo, la nostalgia se vuelve lágrima. Para algunos la alegría se vuelve tristeza y para otros la tristeza se vuelve alegría. Diciembre, mes de los abrazos eternos y de aquel "me hiciste tanta falta", aeropuertos llenos de emociones en el intento de un reencuentro donde llano no existe más pantallas, donde el emoji se vuelve real y ya no hace falta redactar un mensaje ni llamar.