Mi timidez es malinterpretada. Disfruto la calma y el silencio, vislumbrar el panorama y la hermosa vista que tenemos frente a nuestros ojos y que solemos ignorar. Prefiero callar y dejar de escuchar palabras, para enfocarme en eso, en la preciosidad de la vida, aún si esta va desmoronándose con cada vez menos esperanza.

No sabía a qué le temía. Era un ser lleno de brillo, pero esa capa era tan delgada que si te acercabas lo suficiente, podías vislumbrar la oscuridad de mi interior. Y esa capa la destruyó alguien que no temía mostrar su oscuridad. Los dias fueron oscureciendo, mostrando mi verdadero ser, y lo aceptaba porque muy en mi interior estaba segura de que lo merecía. Merecía enceguecer de tanto negro. Merecía quedarme con mi única amiga. La soledad.

Te quise antes de siquiera entenderlo, pero supe que me lastimarías y aún así no me detuve. No encontraba la manera de detener mis sentimientos, y estos solo terminaron desbordándose al punto de mostrar una parte de mí que llegó a asustarme. Te quise tanto como me lastimé, pero aún así seguí. Y cuando empecé a quererme, te fui superando. Prometo no volver a querer a nadie más así, solo a mí. Ahora soy feliz, sin ti, junto a él.