Blina trae una capa de algodón que apenas la cubre del frío, se recoge el pelo en un peinado muy alto y usa collares protectores. Nunca me ha mirado mientras habla conmigo pero su voz me toma por completo. Conjura con un amor tan tierno que casi parece un espíritu y no una mujer de carne y hueso. Habla con los animales y sus ojos piadosos arrebatan el miedo. Dan ganas de cuidarla, de permanecer a su lado. Ella es libre y vuela ligera. Es la inspiración de los viajeros que pasan por los valles.

El cielo negro y sin luna crujío con relámpagos intermitentes. Las dos artesanas se cazaban a la distancia enviándose tempestades y maleficios. Ambas conjuraban con piedras, hojas y ramas a los ejércitos de ancestros y espíritus que surcaban el perímetro en busca de la enemiga. Tres días de intensa tormenta culminaron con un gigante de hojas que alcanzó a una artesana oscura de la tribu Bajra y la convirtió en un cedro marchito listo para morir y fertilizar el valle en nombre de Altera.

En Altera los funerales no son como fuera de las tribus. En Altera se honra la ascensión a lo sagrado con honor y respeto. Se hace una lectura del cielo y se busca paz. Pero el cielo anunció más muerte. Aquel ancestro no subiría a la bóveda ni retornaría jamás. Su muerte se iba a castigar. Altera caerá por no proteger a los suyos.

Que error enamorarse de una Artesa. Que suplicio amar a quien ha rechazado la carne y lo humano para dedicarse a una guerra de magia tan alejada de los mortales. No soy creyente de su amor a la tierra porque yo soy tierra, polvo, carne huesos y lodo. Soy la sangre y agua que ella juró proteger y aún así me abandonó en nombre de Altera y las tribus malditas. No somos los desertores de la magia. Somos los protectores de lo humano.

Tres dientes de un niño muerto y ramas de Mejura con agua de un río donde vivan Triocos. Todo bien triturado hasta que quede una pasta uniforme, luego al fuego hasta que se deshidrate por completo y con lo que quede de ello se hace un té. También lo ponen en la comida como si fuera una especia. Las brujas de Bajra han creado está poción tan demoníaca para alimentar viajeros y desamparados y hacerse de ellos como esclavos y guerreros. Han violado el mandato sagrado de la voluntad.

En el cielo brilló una estela fugaz. Era un pájaro blanco volando a toda velocidad. En su pico llevaba una rama de Mareal rojo y sus alas batían una corriente helada. Tras él una bandada surcó el prado. Eran miles de aves volando al unísono cual nube en movimiento. Llevaban un ancestro de guerra y el aviso de Altera. La belleza del ataque solo se compara con la desdicha de quien recibió el golpe. Las artesanas de la tribu Barja no esperaban que en pleno día cayera esa tempestad de hojas.

Se perdió una hechicera. Una joven artesana de 9 años. Recién había iniciado su camino mágico. Era una tarde muy tranquila, la niña recogía flores muridrias para practicar su hechizo de fuego. No oyó nada en la lejanía, ni una sombra, ni un ancestro, ni siquiera el viento. Se sintió a salvo y feliz como cualquier niña de su tribu, pero debió desconfiar. Nunca el valle está tan tranquilo y el hechizo de silencio trajo consigo a una oscura artesana de Bajra. Jamás volvimos a ver a la pequeña.

"No olvides mi beso" El hechizo susurró un sello en mi memoria y jamás la olvidé. Sus mejillas estaban enrojecidas y sus labios me robaron el miedo y el olvido. Perdí mucho de quien era pero gané el valor de no quedarme sin luchar. El beso de una artesana siempre tare un hechizo.

Nos llamaran brujas, conspiradoras, mujeres malditas. Somos artesanas, somos las mujeres que toman ramas y viento y con sus manos lo transforman en magia. No distinguimos entre negro, blanco, hombre o mujer. Nosotras vemos el espíritu y el aliento de vida. Respetamos el verbo y lo divino y antes de la guerra de tribus mantuvimos la paz con lo natural y lo sagrado. Si alguien escucha nuestra voz en su tiempo, sepan que somos un eco desde el futuro, que los llamamos para restablecer la vida.

El mundo no son las artesanas y su ego. El mundo somos quienes aún somos lo que han sido nuestros antepasados por miles de años: Humanos. Animales bípedos con defectos de carácter y con sed de divinidad, pero animales a fin de cuentas. Las artesanas están perdidas en su lucha y los que las siguen están perdidos en un mundo al que no pertenecen. Para nosotros ellas solo merecen fuego. Renunciamos a su magia y su autoengrandecimiento. Somos los que nos negamos a las mujeres malditas.

La justicia, La Paz, la igualdad. Todos los valores son conceptos humanos. El mundo no es justo, la naturaleza no juzga ni condena o encarcela. Para lo salvaje la fuerza es el único medio, la fuerza, el engaño y las ganas de vivir. Pero ninguna artesana de Altera vive estás normas salvajes más que cuando juzga. Ellas no roban ni matan, a menos que se trate de u enjuiciado. En ese momento también son animales. Para Bajra y nuestra labor su hipocresía es imperdonable. Que corra fuego y sangre.

El veneno le hizo negro el brazo entero. La artesana gritaba y se retorcía en el piso, este ataque fue el mejor que Bajra había enviado a Altera. La serpiente de hojas se escondió como una rama entre los arbustos de de moras. Si había una, seguro eran miles ocultas esperando atacar y quemar con su veneno a todas las artesanas. La mordida y la artesana muerta son sólo el pico del iceberg, Altera está cerca del precipicio y puede caer.

Para encontrarla, Aeda tuvo que cambiar su búsqueda, no la iba a encontrar en la tierra, no había huellas ni rastro de los pies de Blina o de su paso por el valle. Para verla de nuevo, debía buscar en el viento, en el agua y los cielos. Tuvo que pensar como si su único amor fuera la libertad y así logró hacerse de un rastro. En el cielo vio el camino de la mujer que amaba: Un camino de hojas flotando en una corriente alta. Esa era Blina volando libre.

La magia de una artesana es la luz del universo. Les fue confiada por ser mujeres y por albergar la vida. Cuando trabajan juntas, el cosmos sonríe y nacen ancestros en las estrellas, pero cuando se besan, cuando se aman y cuando unen sus corazones, entonces hay fuego bajo el agua, hay explosiones en el espacio y los mares se sacuden. Si el amor de ellas se toca la magia estalla entre sus labios y el bien avanza sobre la oscuridad del universo. Su amor lo transforma todo en calidez y ternura.

Tres artesanas de Bajra volaban sobre ramas de cedro. Peinaron todas las veredas. Había un rastro de un joven ancestro de piedra que rodaba lento junto con su artesana. La artesana de Altera no tenía experiencia en combate, había perdido ya dos ancestros en la persecución y no tenía recursos para continuar con la batalla más de cuatro horas. El viento presagió lo funesto. Ninguna de las tres tuvo piedad. Ancestros de fuego devoraron a la artesana desventurada. La tribu perdió otra artesana.

Ella estaba tendida en el pasto. Le habían atado piernas y brazos a estacas en el suelo. Su desesperación era demoníaca y sus ojos blancos derramaban ríos de llanto. El espíritu que la poseía se retorcía en su interior oscureciendo su semblante. Una de las artesanas la había encontrado en el río a punto de quitarse la vida, según ella, por temor a que un espectro la devorara. Esta era la cuarta vez en dos semanas que las artesanas de Altera encontraban campesinos hechizados de esta manera.

Antaño las artesanas curaban con la sal de las lágrimas. Una gota cristalina de sal y humo de salvia blanca. Dos tragos de raíz de liana silvestre para lo amargo del desconsuelo porque saben que un corazón limpio trae consigo la bienaventuranza de todo un pueblo. Curaban los corazones porque sanando uno solo se alivia a la tribu entera. Lloran con los ancestros y ríen con el viento. Ahora que lo sabes llora sin pena y camina ligero sin penas que pesen en tu espalda. Se libre como las artesanas.

Era un pequeño pajarito de cabeza roja y pecho negro. Su canto matinal mantuvo mi atención todo el camino. Resonaba lejano entre las ramas de las altas copas y me llevo entre veredas perdidas a los ojos del resto. Lo seguí como un enamorado a su amada, me perdí en su canto y lo encontré en un valle. Era un pequeño pajarito, era un ancestro de viento y plumas. Tan mágico como el lugar y tan hermoso como la mañana. Un espíritu cantor del bosque y la montaña.

La artesana tomó tres ramas de su bolsa de hojas, las clavó en el suelo y luego se arrodilló. Hizo un círculo de piedras al rededor de ellas y entonces surgieron tres ancestros. Los tres eran gigantes de hojas. Su presencia batió los vientos y le dio movimiento a los árboles. Los grandes abetos de alrededor la miraron. Ella caminó sin miedo. A sus espaldas el bosque entero caminó siguió sus pasos y se transformó en un lugar completamente diferente. Así se ocultan las artesanas de Altera.

Dicen que parece un gato gigante, que sus patas no hacen ruido al tocar el suelo y que se esconde en el bosque por las noches. Dicen que es un ancestro hermoso, un espíritu de sombras que cuida a los viajeros perdidos y que si lo ves te traerá suerte. Es una criatura mágica que solo aparece ante quienes aún tienen fe. Está hecho del mismo material de los sueños y vaga por la sierra de los vientos desde el río hasta el pico de las maravillas. Es la prueba de que los ancestros nos aman.

El amor es sagrado en toda su pasión y fuego. Quien roba su llama condena a los ancestros, su propio corazón y el deseo. Pero no todas las artesanas están limpias y no todas las que desafían la santidad de los ancestros están interesadas en la guerra, algunas solo son mezquinas y egoístas, algunas solo roban corazones para coleccionar hombres, algunas solo los hechizan por el placer de tener su amor y por la satisfacción de gobernar su voluntad. Esas artesanas enamoran con la magia y ríen.

Ya no es un ancestro, ahora es apenas un demonio. Está maldito como quien profirió el maleficio sobre él. Ahora es una bestia espiritual, un monstruo insaciable. Te va a cazar y lo va a disfrutar, es un animal herido que busca venganza y sobre todo contra las artesanas pues fue una de ellas quien lo condenó. Su tortura será la agonía más profunda,solo puede ser salvado tomando la vida de la mujer que lo hirió. Atenta a quien te acecha en la noche, no todos los ancestros te cuidan.

La artesana de la tribu Bajra invocó a un ancestro animal, parecía un gato montés pero su cuerpo era más de piedra que de carne. El ancestro surgió de debajo de la tierra y atacó a la artesana de Altera, la impactó en el pecho y la dejó tendida sobre el frío suelo de tierra en medio de la noche. La artesana de Bajra atacó a traición, estaba agazapada entre los árboles, oculta en las sombras. No buscaba provisiones, robó el bello ancestro de viento que la víctima guardaba en una rama de pino.

No sé si las estrellas son sus ojos. Veo frente a mí un gigante que se pierde en las sombras de los árboles. Es sombras y madera, musgo y hojas. Me mira directo a los ojos y su presencia me colma con su magia. Si alguna vez te miran entenderás cuando digo que no se puede explicar, que es magia y miedo que te come con sus ojos. Son los espíritus los que te eligen en el bosque, te guían y te otorgan su poder y todo empieza con una mirada. Sal a buscarlos y cuando te vean deja que caminen hacia ti.

La artesana estaba justo frente al río; el rumor era intenso, rugía contra las piedras y cubría el ambiente de su rocío envolvente. El ancestro se elevó desde el cauce, era neblina cristalina moviéndose con la corriente, jamás había visto un espíritu tan hermoso, parecía una gigantesca serpiente traslúcida y reptaba el aire. La artesana lo invocó con rezos secretos. Lo domó con su mirada y lo hizo subir hasta las nubes para iniciar una tormenta. Ese día terminó la sequía del valle al sur del río