mr_riz_rhymer Riz Rhymer

Las cosas pueden dar un giro inesperado en cualquier momento. La vida va a cambiar de rumbo cuando más lo esperes pero menos te convenga, y estar preparado nunca es suficiente.


Histoire courte Déconseillé aux moins de 13 ans.

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Histoire courte
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Disparo Nulo

Perfecto, calmado, soleado, sin ápice de alteración negativa. Así se veía el día de hoy. Empecé este bonito día yendo a desayunar a una cafetería con mi mamá. Ella pidió un sandwich de atún con queso y una malteada de fresa, mientras que yo pedía una torre de hot cakes y una malteada de chocolate extra grande. ¿qué puedo decir? Estoy en mi fase de crecimiento. A mis quince años de edad yo soy una chica que devora todo lo que le ponen en la mesa.


Tras desayunar, fuimos de compras. La verdad es que nunca había notado esa tienda al fondo del centro comercial. Pull & Bear. Me llamó la atención, al igual que a mi madre, así que fuimos hasta ahí. Comenzamos a ver qué tenían en existencia en la tienda. Yo no estaba muy interesada en comprar más ropa nueva. Yo soy de esas chicas que se comportan como los hombres en ese sentido: me importa veinte kilos de rábano que la gente me vea utilizando el mismo atuendo dos veces en la misma semana.


Como no encontré nada que me gustase en la sección de damas, caminé hasta el otro lado del local y comencé a buscar algo para mi novio en la sección de hombres, aprovechando que hoy era su cumpleaños y quería darle algo especial. Tomé un conjunto de tres piezas y se lo mostré a mi madre. Camiseta, camisa y sudadera.

–¿crees que le guste esto a Isaac, ma?

–apuesto a que le encantará. Se ve muy a la moda. Anda, llévalo a la caja. Ahora voy. Estoy escogiendo una chaqueta de cuero para tu padre.


Llegué hasta la registradora y esperé a que mi madre llegara con la chaqueta. Pagó, nos fuimos y proseguimos nuestro recorrido consumista por el centro comercial. Tras un par de horas de nuestra aventura, decidimos volver al auto y llevar todo a casa. Eran ya las doce del día, así que teníamos algo de prisa. Papá iba a estar cocinando el almuerzo y se suponía que le íbamos a ayudar, cosa que hicimos apenas llegar y dejar las cosas sobre la mesa de centro de la estancia.


Para comer tuvimos una deliciosa pizza de Domino’s, pues papá accidentalmente quemó la lasaña que estaba cocinando en el horno y eran las tres de la tarde. Creo que ya hemos comprobado que a él no se le da eso de cocinar, y mira que lo intenta. Tras comer, corrí velozmente escaleras arriba y me encerré en mi cuarto. Tenía sueño de tanto andar en el centro comercial, así que caí dormida sobre mi cama inmediatamente.


Mi mamá me despertó tres horas después, apurándome para que me arreglase rápido para ir a la fiesta que Isaac iba a hacer en su casa por eso de su cumpleaños. De la bolsa de las compras que mi mamá dejó en la cama junto a mí, saqué el vestido que había comprado y me lo puse. Un hermoso vestido “corto” (justo arriba de la rodilla), de color azul aqua. Aunque no soy para nada de usar maquillaje, decidí usar un poco de base y labial. Solo eso. No me gusta cómo se ven las chicas de mi edad todas maquilladas.


Cuando estuve arreglada, comencé a preparar mis cosas. Tomé mi celular y lo metí dentro de mi bolso de mano. También guardé mi navaja debajo de mi vestido, por la parte del escote. ¿qué quieren que diga? Mi padre quiere que yo siempre esté a salvo, y yo no me quejo de esta medida preventiva. ¿Qué va? tengo una que me regaló Isaac y otra que me dio mi padre. La que llevaba en ese momento era la de mi padre: una balisong negro mate con un mensaje gravado que decía “más vale prevenir que lamentar”.


Una vez estuve completamente lista, me marché a la fiesta. Claro, no fui caminando. Papá me llevó. Afortunadamente no era una de las primeras personas en llegar. ¿sabes lo incómodo que es ser el primero en llegar a una fiesta? Bueno, el caso es que llegué en buen momento. Me despedí de papá, bajé del auto y crucé la calle hasta la casa de mi novio, quien me recibió con un abrazo y un beso. Lo que ninguno de los dos notó hasta que nuestros labios se separaron fue que mi padre había presenciado aquella demostración pública de afecto.

Él solo se limitó a sacar la mano por la ventana y darle a Isaac un incómodo y enérgico “like”. Luego de eso, pisó el acelerador y salió disparado de regreso a casa.

–ten –dije yo, entregándole el obsequio, el cual venía dentro de una bolsa de regalo.

–muchas gracias. Luego lo veré. Ahora, quiero que conozcas a unos amigos.


Me llevó frente a un pequeño grupito de cuatro personas que se encontraba en el patio trasero de la casa. Eran dos chicas y tres chicos: Irvin, Joseph, Natasha, Alex y Rick. La verdad es que me cayeron bien desde el primer momento. No tuve inconveniente con ninguno de los cinco, especialmente porque Natasha y Alex eran novias, así que no tenía que preocuparme mucho porque me robaran a mi muchacho.


La noche llegó y más gente arribó, y con la gente llegó la diversión, y con esta el alcohol. He de admitir que si quería tomar, pero tenía un arma en mi poder, y no quería terminar arrestada por hacer alguna estupidez. Me limité a tomar agua mineral con un poco de coca-cola y ya. Pronto cayó la obscuridad total, y a las doce de la noche la verdadera locura comenzó. La gente comenzó a treparse al techo de la casa y a lanzarse a la piscina, empezaron a jugar juegos locos de fiestas con alcohol, como lo es el Beer Pong o Caricachupas.

A las dos de la mañana, yo seguía sobria, al igual que Isaac. Mi mamá me llamó a esa hora para pedirme que regresase a casa, y como no podía pedirle a papá que viniera por mí, pues él había caído dormido hacía tres horas, le pedí a Isaac que me llevase en su auto, a lo cual él accedió. Subimos al auto y nos fuimos, pero no sin antes encargar la casa y todo lo que en ella había a Alex y Natasha, quienes seguían sobrias también.


El día estaba por concluir para mí, y lo haría de la mejor forma posible, pero no fue así.


Ley de Murphy: “si algo malo puede pasar, pasará”.


En la primera luz roja del recorrido, un hombre se acercó al auto por mi lado. Cojeaba un poco, así que pensamos que pediría limosna, pero ese no fue el caso. El hombre abrió la puerta del auto y me jaló fuera. Acto seguido, sacó un arma de debajo de su pantalón. Apuntó el cañón hacia el interior del auto; hacia Isaac. Intenté desviar el arma antes de que disparase, pero fue inútil. El hombre disparó, dándole a Isaac en la cabeza.


Cuando hubo logrado su cometido, se volvió hacia mí y me apuntó con el arma. Mientras estaba en el suelo, pude sacar de mi escote mi navaja, pero no fui lo suficientemente rápida. El hombre había apretado el gatillo a tiempo. Todo lo que les acabo de contar fueron los últimos nanosegundos de “ver mi vida pasar ante mis ojos”. La bala salió del cañón del arma, seguida de una pequeña llamarada, pero no emitió sonido. Fue como… como si…


Como si hubiese sido un disparo nulo.

7 Mai 2020 03:29 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

Riz Rhymer Poeta, escritor, una pizca de filósofo y gran amante de una buena historia. Si, suena muy ñoño, pero es cierto, y me apasiona la literatura, así como me gusta que a la gente le guste lo que escribo.

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