Todo era bello y maravilloso, sin nada que contar en el calendario ni humores que predecir en mi interior, tan sólo de un momento a otro llegó el momento de madurar, crecer, y de esta manera empezar nuevos retos también... durante ese tiempo llegaron los días de extravagancia que se presentaron con poder, y siendo así, los momentos dulces se volvían penosos, todo se volvía un carrusel de calambres descontrolados y un sabor insípido que estaba conmigo todo el tiempo, por lo que siempre intentaba de todo, desde consumir en lo natural unas famosas especias pozoleras que me calentaban como un volcán, hasta algunos fármacos que me daban tranquilidad, claro, sin dejar de lado esos grandes paracaídas que me proporcionaban protección. Estos episodios se repetían una y otra vez hasta que un día me hice amiga de ella, ¡Sí!, llegó el día de volverme una verdadera sangrona...
A veces, quisiera contarte que llegaba sin tocar la puerta y ¡zas! con una desesperación lo hacía como para que no la olvidara en los próximos días, me hacía llorar, gritar y aún con desafino cantar sin llegar a formar una fiesta nacional, por lo que mecía mis pies para tranquilizar a esa dominante señora que vivía en mí, de un carácter terrible, horrible conjugado con destellos de ternura que no llegaba a comprender. Sabía que al no hacerle caso, gruñía y sonaba un eco en mi ser, por lo que le mandaba un relajante para que no pensará más en mí y se dejara impresionar de mi complejo organismo mientras que yo lograba continuar con mis actividades, - ¡Shhhh! - no la podía despertar, y las dos unidas fluíamos como peces en el agua, con mucha felicidad y cada sueño se hacía realidad.
Temo confesar que cuando algo no le gustaba en su visita, me llevaba a rastras al doctor, quién amablemente me proporcionaba diminutas pastillas para que la señora extravagancia se sintiera equilibrada y yo mientas, un globo terráqueo en mi exterior. Así anduvimos juntas toda una vida, ella y yo...¡La misma persona sangrona!
Después de tanta pastilla, regresé a las andadas de enojos y tristeza, por lo que decidí darle un poco de deporte que la motivaba pero no lo suficiente. Entonces comprendí que tenía que entenderla a tan misteriosa y fría señora con muchos dulces y resistentes cojines.
Un día me cansé, y decidí que esto tenía que cambiar, por lo que le hice una visita a través del doctor, y ¿Qué creen? La señora tenebrosa, malévola que yo creía tener... ¡Era una artista!, sí, ¿Pueden creerlo?, creó sus propios diseños sin permiso de nadie, buscó la manera de adquirir más tejido, ¡Tenía una artista en mi interior! Durante la revisión, esa artista alcanzó a escuchar al doctor cuando dijo que con sus diseños no podía haber cabida a nada, ¿Cómo es eso?, si a nada, ni a un ser humano siquiera. Era una noticia triste para mí sin poder hacer más, por lo que la señora extravagancia y yo nos pusimos a pensar, crucé mis manos y luego abracé mi vientre con tanta ternura que ella lo alcanzó a sentir y al cabo de un tiempo, algo mágico pasó... ¡Pasó!, ¡Pasó!, ¡Presencie un milagro!, ¡Un bebé! ¡Sí!, le dio espacio a mi bebé, y mientras crecía este bebé, ya contaba con una fiesta en su interior, adornada de globos, rosas y rojos que lo acompañaban, con esos globos con forma de deditos que lo acariciaban hasta que nació.
Después del tiempo recomendado se quitó la creación de mi ser artista interno y las dos siendo una perfecta sangrona, seguimos como las viejas amigas, y ella sabía que crear tanto arte no era tan bueno, por lo que se dedicó a visitarme mes a mes, hasta que llegó una niña, ¡Sí, una niña!, y como un buen equipo, continuamos como siempre. Tanto así ... tan así ¿Qué creen? volvió a diseñar su último grito a la moda, esta vez con una bola de estambre gigantesca y no podía dar crédito a tanto cambio que lo empecé a descubrir a tan insignificante y necesario antojo, ¡El hielo!, hielo en frío, en el calor, en el tráfico, en mi agua, en mi mente, hielo escarchado, trituras de ese sólido de H2O.
Esas ganas de comer hielo, aún si nada y de la misma forma me encontraba con esa inmensidad de flujo que destellaba en mí durante 5 hermosos días en cada 30 y no dudé en comenzar las estadísticas con mis amigas y luego ¿Qué? Descubrí que era demasiada diferencia... ¡Una cifra por más sangrona! ¡¿Qué!? accione el botón y dije ¡Basta!, entonces inicié mi diálogo hacia el interior:
-¡Toc, toc! Sra. Extravagancia, ¿Está ahí?
-¡Sí aquí estoy!, ¿Qué deseas?
-Tal como un genio de la lámpara, le pedí un deseo... ¡Mmm! Mi deseo es que ya no teja más sus diseños porque eso me debilita, ¡Miré!, mis resultados están más que reprobados, me falta hierro. Los ojos de la señora extravagancia seguro le brillaron debido a su entretenimiento creativo. ¡Mmmm! no me hace caso, pensé, el doctor ya me dijo que no tengo más qué hacer...o se va a usted o su creación, ¿Qué decide?
-Ja, ja,ja, ¡Piénsalo querida!, yo te veo hasta el mes siguiente, lo que decidas estará bien para ambas, recuerda que tu amor propio te permitirá pensar mejor.
-¡Mmm! ¿Qué hago?.. ¡Llamaré a mis amigos, familia...opciones!, me pregunto una vez más, ¿Qué hago? ya no habría dolores, sólo una tranquilidad absoluta... sí ya lo he pensado, necesito calidad, disfrutar la vida, ¡Estoy completa!
Después de un tiempo...
-Señora, señoraaaa extravagancia tengo una noticia, lo he pensado...
-Sí dime, ¡Ah no me digas! que ya me retrasé un par de días... perdón me había quedado dormida.
- No no no, ¡Ah ya no la sentiré!...
- Pero ¿Cómo? dijo aquella voz...
- Lo he decidido, usted vivirá conmigo, y le estaré agradecida por cuidar de mis pequeños en mi interior, ha formado parte de mi vida, y miré me siento tan...
- En eso interrumpió la señora extravagancia.
-¡Bravo!, ¡Bravo!, dijo la señora sangrona, me siento feliz por lo que has dicho.
-Pero. ¿Cómo? se supone que somos una sangrona necesitadas de aquello que tiramos y requerimos a su vez, ¿Acaso no está enojada, enfadada o triste?
- Me siento feliz ya te lo dije, yo soy lo que eres tú, no estaré contigo pero estoy presente, manifestó la señora.
- ¿Segura?, le pregunté.
- Sí, contesto, aprenderás nuevas cosas en la vida...
- ¿Y usted señora?
- ¿Yo?, ja ja ja, estaré en tus recuerdos...
- ¿Me sentiré vacía?
- ¡No, no lo estás!, estás acompañada, en algún momento terminaría y mi función de desempleada me pondría mal, entonces las dos estaríamos tristes, que no siempre sucede con el resto de tu género, pero tu caso especial, sí, ¡Anda mi niña!, regresa en donde empezamos, que esta sangrona ya está en ti para ti.
- Gracias señora,
- Se escuchó un gracias para ti, también.
- Al pasar de algunas semanas...
- Doctor, ¡Ha llegado el momento!, ¿puede retirar a la señora extravagancia?
- Claro que sí, contestó.
En el momento de la cirugía...
- ¡Aquí está!, ¡Es ella!, ¡Ella es la señora extravagancia!, dijo el doctor.
- ¿Es linda?, me pregunté, y me dije, ¡claro que sí si lo es!...Y al vernos, ambas nos sonreímos, cómplices por nuestra decisión en esta gran aventura...
Merci pour la lecture!
Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
Après l’avoir fait, veuillez recharger le site Web pour continuer à utiliser Inkspired normalement.