wereyes W. E. Reyes

Un accidente desencadena una serie de desaciertos en una trama que devela el posible e inquietante futuro de María.


Science fiction Interdit aux moins de 18 ans. © (C) 2020

#futuro #asegurado #ford #ciencia #ficcion #humor #ficción #androide
Histoire courte
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Futuro asegurado

Futuro asegurado

(c) 2020, 2021 W. E. Reyes

I

Mi papá, reparaba por… no sé, por… ¿este cómo era?, sí, enésima vez ese pedazo de porquería…

—María , traeme el café que dejé por ahí… hija, por favor.

Asentí de mala gana y se lo llevé.

—¡Puaj!, está muy dulce y frio.

—Estaría caliente si lo tomases a tiempo —observé que el gato hidráulico estaba como siempre: puesto de manera precaria, y el resto del vehículo apoyado sobre tablones y ladrillos, meneé mi cabeza— ¡Nunca te tomas la seguridad en serio, papá!, todo por reparar ésta mugre de Ford modelonoseunamierda de nomeacuerdo que año.

—He hecho esto desde antes que, tú, nacieras… además si supieras esta es una verdadera joya del sesenta y cinco, de tres litros, culata doble, con amortiguadores helicoidales… —Estaba, él, todavía hablando cuando un fuerte temblor sacudió el garaje.

—¡Papá, cuidado! —exclamé muy tarde... el cacharro de dos toneladas le había caído encima de la cabeza y se la había reventado. Un líquido oleoso, maloliente y negro proveniente de ella, se escurría bajo el capó del vehículo.

—¡Mamá! —grité, pensando en los cryptocreds que nos iba a costar esto— ¡Papá murió!

—¡No es posible, otra vez!, María llama al seguro.

II

Llamé a la aseguradora NoTears4mePlease y empezó el embrollo: agendé una reunión con ellos en su oficina central.

—Señorita, su padre, William Poor estaba reparando un automóvil del tres mil sesenta y cinco con dispositivo antigravitatorio. ¿Por qué no lo activó, él, cuando estaba haciendo las reparaciones?

Porque era un pinche cabrón descuidado, pensé.

—No lo sé —además estaba bebiendo cerveza, whisky… y vino... y quién sabe que más—. Tal vez estaba tenso, preocupado... ¿¡Por la falta de oportunidades para gente de su edad!? —contesté, seguramente no se hizo su mantenimiento a tiempo por ahorrarse unos creds para el trago, ¡que cabronazo!

—Entonces me temo que el seguro no puede cubrir este incidente…

—¿¡Perdón…!? Epa mire bien el contrato es “a todo evento”. El Terremoto, acá en Los Ángeles, fue de siete punto uno... y está cubierto por el seguro, ¿están seguros? —pregunté convencida

—… Eso es verdad, pero debe cumplir con el inciso cinco numeral ocho, en donde dice que “a todo evento, siempre y cuando no haya sustancias estimulantes y el asegurado tenga sus mantenimientos al día...”, y sí, estamos seguros somos una empresa de seguros.

Ja, ja, ja, te falto decir: LOL, pelmazo, pensé con desgano y cabreada, y agregué:

—¿¡Cómo!?, ¿mamá, tú sabías?

—El nunca me decía nada de estas cosas… —dijo sollozando.

—Por la presencia, que detectamos de forma remota, de etanoles y fenoles nos hemos dado cuenta que se ha incumplido el contrato, sin embargo la ley estatal nos obliga a responder por resurrección básica: pueden elegir entre restituir su completa capacidad cerebral con capacidad física mínima o capacidad cerebral mínima y el cuerpo con capacidad fully equiped. De todas maneras deben pagar algo más, nos lo cobraremos con su hígado que era un modelo con triple filtro y duración extendida, un artículo de lujo para alguien tan… de… su condición. Pobre Mr. Poor.

Ja, sí ese chiste es nuevo, lo he escuchado cientos de años: pobres Poor. Maldito vampiro.

—Pero... ¿después se puede restituir lo que le falte?

—Por supuesto, cuesta cien mil cryptocreds que pueden pagar en setenta y dos cómodas cuotas anuales.

¡Claro!, solo: setenta y dos cómodas cuotas... ¡hijo de la puta que te parió!

—Este, sí... bueno, más adelante lo pensaremos —sonreí de manera falsa como un billete de veintitrés quintos y cínica como político en campaña—, ¿cierto mamá?

—Ahí veremos que podemos hacer… hija –Y volvía a sollozar: “Willy, Willy...” —decía— “porque siempre fuiste tan cabezota”… y sí, volvía a llorar.

—Gracias señores BloodSucker ahí nos las apañaremos

—Señorita Poor se equivocó, nosotros somos la NoTears4mePlease, si quiere la contacto con ellos con los de la BloodSucker, tenemos convenios cruzados con esa aseguradora…

Sentí unas imperiosas ganas de salir corriendo de ahí.

—No se moleste…

—No es ninguna molestia —dijo, y me apresuré a abrir la holopuerta— ellos incluso le pueden ofrecer ciento cuarenta cuotas anuales con el interés usurero convencional máximo estatal —tomé a mamá de un brazo y emprendimos carrera— sólo debe firmar el holopaper donde se compromete a trabajar dieciocho horas diarias por un cuarto del sueldo mínimo con garantía de venta de órganos en caso de no poder cumplir…

Estábamos en la calle ya y solicitamos un Rubber Taxi por nuestras interfaces telepáticas, y el agente de seguros seguía gritando por esteorófono virtual multizonal:

—Es una oportunidad que no se volverá a repetir, señorita, señorita… ¡Está joven aún, podría pagar un crédito a quinientos años si quisiera!

III

—¡¿María?! ¡¿Hija, que mierda es esto?!

—Papá tú te lo buscaste —me miró con cara de perro arrepentido—, el seguro podía pagar legalmente solo esto.

—¿Y la cláusula..?

—No sirve —le interrumpí— no cumpliste con la letra chica. Solo pudimos hacerte la resurrección básica.

—Y mi Liver3000 Filter Plus —dijo sollozando.

—¿Ah...? tu hígado especial, se dio en parte de pago, pero que pretendías ¿querías que yo vendiera mis órganos naturales que me quedan por salvarte a ti? — respiré hondo entornando los ojos— Además decidimos —decidí yo, en realidad—, que la mejor opción era que tuvieras tu capacidad cerebral completa, para...

—¿Y Martha? — Interrumpió.

—...Para— continué— que te dieras cuentas de tu… como decirlo, ah sí torpeza y deja a mamá fuera de esto… en todo caso tampoco queda nada natural en ella, hasta cuando me lo iban a tratar de ocultar, han vendido todo para seguir viviendo y lo único que crece son las deudas… ¿estuvieron cuanto? ¿quinientos años pagando la casa?, para después venderla y te gastaste la mitad en ese hígado tuyo mas un cuarto en el cacharro volador ese.

—Es que era necesario hija.

Seguro era necesario seguir de juerga, lo mire bien y solté una carcajada.

—Alegrate papá ahora estás flaco —dije, era casi pura cabeza: un globo de material polisintético cubría el cerebro digital que almacenaba su yo. El resto del cuerpo estaba compuesto por tubos entrelazados de un material parecido al aluminio que vagamente recordaban una figura antropomórfica, parecía un dibujo de palotes que hacen los niños de primaria—, te insisto te lo buscaste con tu descuido. —Volví a carcajearme— Al menos estás “vivo”, ¿no?, ¿un traguito?

—Deja de burlarte, este cuerpo es completamente mecánico el alcohol ya no me hace efecto —gruesas lágrimas artificiales rodaron por las sintéticas mejillas del infortunado bebedor—, además no tengo pipi.

—Hum, aún te quedaba una parte del cerebro ¿verdad? Por eso ya no te sirve el alcohol. Como el cacharro Antigrav te aplastó el coco..., no te quedo nada. Por seguridad todas las conciencias de los ciudadanos están copiadas, en el cúmulo de nubes de crédito, para poder seguir pagando sus obligaciones...

—No necesitas recordármelo, ¡todos sabemos eso!

—¿Sí?, después de miles años parece que todavía no lo entiendes, además ¿ para que quieres pipi ahora?

—¡Por Dios, Hija!, tienes suficiente edad para saber que el pipi no es solo para hacer pipí.

—¡Como tendré mi cuchi cuchi! —lloraba desesperada mi madre, escuchando la conversación de metida.

Y ahora viene la historia del “sacrificio”, otra vez.. Hija tú eras el embrión número cuarenta y ocho...

—Hija tú eras el embrión número cuarenta y ocho….

Fuiste el único que sobrevivió...

—Fuiste el único que sobrevivió… y esperamos...

Mil años por ti.

—Mil años por ti, —dijeron a dúo y agregaron—: pagando por ese derecho en mil cuotas. ¡un tremendo sacrificio! —Lloraban exageradamente, casi parecían fariseos rasgando vestiduras, lo que hay que escuchar.

—Como si no me supiera esta historia y como si yo no pagara la mitad de las deudas con mi sueldo... me la han repetido desde que nací. Por su Dios que son caraduras. Ustedes ahora si quieren se pueden morir, la que heredaría sus deudas soy yo, estupendo, realmente estupendo.

—Pero María, consulta, algo se podría hacer —decían al unísono, parecían coreografía de nado sincronizado, ya se estaban casi revolcando en el piso los muy manipuladores.

—¿Qué podemos hacer, hija? —dijo mi padre.

—Que triste será tu vida, Benancio, solo pagar y nada de disfrutar… a no ser que vendas esa mugre de auto, creo que te alcanza para un pedazo de hemisferio derecho y un hígado de cuarta y alguna otra cosa… Veremos, veremos.

Mi madre sonreía, le habían dejado al viejo una funcional parte de su hombría, así que la vieja no se quejaba, al menos, tanto. Mi papá no daba ni sombra no teníamos auto, pero estaba feliz con sus cervezas…

A todo esto verdad que en abril cumplo quinientos veintisiete años, creo que tendré que pensar en empeñar uno de mis riñones para comprarme casa. Terminé de fumarme mi vaponabis.

Miré el atardecer del otoño: el sol se fundía en el mar derritiendo mi melancolía.

¿Qué será de él…?, pensé y volví a sonreír después de mucho tiempo. Me acerqué a la orilla de la playa puse un viejo video musical del siglo veintiuno en mi holopantalla personal y comencé a bailar: ...Aserejé, ja de je dejebe tu de jebere...

Epílogo

—Este Mustang del sesenta y cinco, me salió una ganga, parece que el dueño anterior tuvo algún problema. Voy a consultar —dijo para sí.

Accedió a la base de anónima de compraventa e investigó, pagando por ello, el nombre del vendedor que figuraba en la concesionaria…

—Menuda sorpresa, el vendedor fue William Poor… le dará un ataque a María al verme llegar a su casa en el automóvil que era de su padre, espero no haya olvidado nuestra promesa..., aunque han pasado trecientos años ya —se dijo, Christian Richman.

El clásico automóvil ronroneaba en su éxtasis gravitacional desplegando una ingente capa de polvo en su andar, mientras el sol se ponía en el horizonte.

11 Mars 2020 04:35 2 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

A propos de l’auteur

W. E. Reyes Cuentacuentos compulsivo y escritor lavario. Destilando sueños para luego condensarlos en historias que valgan la pena ser escritas y así dar vida a los personajes que pueblan sus páginas al ser leídas. Fanático de la ciencia ficción - el chocolate, las aceitunas y el queso-, el Universo y sus secretos. Curioso por temas de: fantasía, humor, horror, romance sufrido... y admirador de los buenos cuentos. Con extraños desvaríos poéticos.

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Cami Bengoa Cami Bengoa
¡Genial! Me ha hecho replantearme la idea de vivir más de 500 años jajaja
May 13, 2020, 18:56

  • W. E. Reyes W. E. Reyes
    En mi caso no me gustaría vivir tanto, solo hasta los 499 sería suficiente ;). Muchas gracias por tu comentario y darte una vuelta por acá May 13, 2020, 19:59
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